REGRESO A LAS ISLAS GRIEGAS, CON ESCALA EN BUDAPEST ✏️ Blogs of Greece

Este es el relato de un viaje atrasado, planeado en el 2015 tras haber estado dos años antes en Atenas, Paros y Santorini en un viaje que resultó inolvidable. Finalmente nos fuimos a Samaná, en la República Dominicana, y decidimos dejarlo para más adelante, hasta que finalmente este año hemos realizado nuestro proyecto, en el que hemos viajado un grupo de 11 personas, compuesto por 6 adultos y 5 chavales entre 15 y 20 años.

Como ya habíamos estado anteriormente en Atenas, esta vez decidimos visitar Budapest ya que no la conocíamos y le teníamos muchas ganas. Han sido 15 noches entre el 18 de agosto y el 2 de septiembre, distribuidas de la siguiente forma:

- 3 noches en Budapest
- 1 noche en Atenas
- 5 noches en Folegandros
- 6 noches en Milos

Los vuelos que reservamos fueron Madrid-Budapest, con Iberia, Budapest-Atenas, con Aegean, Milos Atenas, con Olympic Airlines y Atenas-Madrid nuevamente con Iberia. Todos los vuelos costaron unos 330 eur. por persona, a lo que hay que sumar los trayectos de Ferry, que no son nada baratos, ya que Atenas-Folegandros cuesta 70 eur. y Folegandros-Milos otros 40 eur., ambos en ferry rápido con la compañía Seajets.


*** Imagen borrada de Tinypic ***

Para las islas reservamos coche desde España con la compañía RAC, y pudimos negociar un precio de 44 eur. día, ya que reservamos 3 coches en cada isla por un total de 11 días entre las dos. La verdad es que los coches fueron lo más cutre del viaje, literalmente se caían a trozos, pero cuando llegamos allí los mismos coches los alquilaban en ese momento por 66 eur./día, así que nos dimos con un canto en los dientes.

Y así, tras muchos meses de espera desde que empezamos a preparar el viaje, llegó el día 18 de agosto.

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Aterrizamos puntualmente en Budapest, sobre las 15,00 h. y tras recoger las maletas nos vamos a por los tickets al mostrador de MINIBUD, un servicio de microbuses que te llevan desde el aeropuerto a tu hotel y que habíamos reservado previamente a través de su web. En cada microbús caben un máximo de 8 personas, así que nos dividimos en 2 y llegamos sin ningún incidente a nuestro hotel, el THE THREE CORNERS HOTEL ART SUPERIOR, donde teníamos reservadas 2 habitaciones cuádruples y una triple. El hotel es correcto, está limpio y se encuentra situado muy cerca de la famosa Vaci Utca, la calle peatonal de Budapest llena de restaurantes y comercios.

Dejamos las maletas y en seguida nos vamos a tomar contacto con la ciudad. Hace bastante calor, unos 30º, así que para reponernos del viaje nos sentamos en una terracita cercana al hotel a tomar un buen café.

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Nos vamos paseando a buscar el Danubio, y en seguida llegamos a la calle Vaci Utca, una de las más transitadas de Budapest. Al ser peatonal siempre está llena de gente, con terrazas para comer o cenar y muchas tiendas de recuerdos.

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Recorremos toda la calle, y damos un buen paseo en busca del también famoso Puente de las Cadenas, y por fin lo encontramos, lleno de gente cruzándolo y paseando por la zona, ya que Budapest está en fiestas.

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Cruzamos el puente y llegamos a Buda, a una rotonda preciosa llena de flores y muy animada por un concierto que hay justo al lado de donde se toma el funicular para subir al castillo de Buda.

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Nos encanta el ambiente que hay en esta zona de la ciudad y como ya va cayendo la noche, nos vamos dando un paseo por Buda y encontramos un restaurante para cenar en este lado del río, así que probamos nuestra primera cena húngara, que consiste en salchichas, ratatouille, algunas ensaladas, cervezas y de postre pancakes por la que pagamos unos 15 euros por cabeza.

Tras comprobar que la cocina húngara no es de nuestras favoritas, vamos volviendo a nuestro hotel disfrutando de la imagen de Budapest iluminado, que os aseguro que merece la pena.

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Amanecemos temprano y comprobamos que el desayuno del hotel no está nada mal. Iniciamos nuestra caminata de hoy cruzando por el Puente de la Libertad, otro de los preciosos puentes que atraviesan el Danubio y que se caracteriza por el color verde de su estructura metálica.

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Nuestras visitas de hoy empiezan en el Hotel Gellert, el balneario que se hizo conocido por el anuncio de los cuerpos Danone y que está situado justo al otro lado del puente. Es un hotel de época precioso, que merece la pena visitar entrando a su vestíbulo y luego acceder a la zona de baños por el lateral. Nosotros no entramos en sus piscinas, ya que teníamos planeado ir a Schezeny, pero sí merece la pena entrar y ver sus instalaciones.

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Continuamos paseando por Buda camino al funicular que sube al castillo y llegamos a un mercadillo de comida húngara muy animado y colorido.

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Como ya he comentado antes, Budapest está en fiestas y hay mucho ambiente en este lado de la ciudad, incluyendo conciertos de grupos desde primera hora de la mañana.

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Por fin llegamos a la cola del funicular, y nos toca esperar unos 20 minutos, así que aprovechamos ese rato para escuchar la música del grupo que está actuando en ese momento. La subida cuesta unos 4 euros al cambio, y tarda apenas 3 minutos en llegar arriba, pero es bonito ir viendo las vistas del río con el parlamento al fondo y con el calor que hace hoy, la verdad es que agradecemos no subir andando.

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Llegamos al mirador que hay arriba, donde están las mejores vistas de la ciudad y vamos caminando hacia la iglesia de San Matías, ya que decidimos no entrar en el castillo porque hay que pagar y tampoco nos interesa mucho. Cuando llegamos a la entrada de la iglesia vemos que están cerrando y ya no se puede pagar la entrada, pero hay gente que entra directamente sin pagar, así que nos metemos para dentro y vemos la iglesia sin pagar la entrada, ya que disponemos de una media hora hasta que nos echen. . La iglesia es moderna y no tiene demasiado valor artístico, pero es muy bonita y disfrutamos de la visita.

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Cuando salimos nos asomamos a ver las vistas que hay desde el Bastión de los Pescadores, que está abarrotado de gente, pero también decidimos no pagar la entrada para subir a la parte de arriba porque tampoco merece mucho la pena.

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Como se acerca la hora de comer, vamos ya buscando algún sitio donde nos podamos sentar los 11, y os aseguro no es tarea fácil!! Algunos de los restaurantes que vamos viendo son pequeños o están llenos de gente, pero por fin encontramos el restaurante italiano Jamie's, el famoso cocinero de televisión, y la verdad es que fue uno de los mejores restaurantes del viaje. Pagamos unos 20 euros por cabeza, pero comimos pasta con marisco y cervezas frías que con el calor que hacía nos supieron a gloria.

Después fuimos bajando caminando por Buda hasta llegar al puente de las cadenas para cruzar al otro lado, ya que a las 4 de la tarde teníamos reservada la visita guiada al Parlamento. El edificio es muy bonito pero la visita nos decepcionó bastante, es bastante básica, aunque creo que también influyó el hecho de que en mayo habíamos estado visitando el Parlamento de Londres y la verdad es que no hay color.

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Terminada la visita nos vamos por el río a buscar el famoso monumento de los zapatos. Como todos sabéis, recuerda a los judíos que los nazis asesinaron junto al Danubio y que ataban unos a otros por los cordones de los zapatos, de forma que disparaban sólo a uno y al caer arrastraba al otro vivo, para de esta forma ahorrar munición.

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Continuamos nuestro paseo y vamos a visitar la Iglesia de San Esteban, bonita pero tampoco nada del otro mundo, y volvemos tranquilamente al hotel para descansar un rato, que el día ha sido muy intenso.

Por la noche salimos a cenar al restaurante Europa, en la calle Vaci Utca, donde cenamos unos estofados húngaros aceptables y unos postres malísimos por unos 13 euros cada uno y nos vamos a descansar pronto, porque el día ha sido agotador.

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