DÍA 1. Málaga-Cabanas deTavira (Tavira)
Es 19 de septiembre y en Málaga hoy huele a otoño. Por la carretera cruzan remolinos de hojas secas y muy pocos coches. Es domingo. Se nos ha hecho corto llegar de Málaga hasta Ayamonte. Aquí estuvimos el año pasado en feria y teníamos muy buenos recuerdos. Decidimos parar a comer en algún sitio conocido de Ayamonte porque no nos dio tiempo a buscar sitios donde comer en las ciudades de Portugal a las que pensamos ir. De esos sitios conocidos había uno muy recomendado pero unas veces por muy lleno y otras por cerrado, no lo pudimos probar el año anterior, y mira por donde, hoy está abierto, Casa Vicente. Primero pensamos ir a la pizeria Pasta Gansa, que se come muy bien, pero decidimos mejor conocer las famosas tapas de Vicente. Nos tomamos un atún encebollado para poner los ojos en blanco, en un plato enorme por 2 euros. Tomamos unas cuantas tapas más y nos salió muy baratito. Todo estaba muy tranquilo y había poca gente por las calles.
Luego llenamos el depósito de gasolina y pá Portugal. Hemos ido por la carretera pequeña, la N125 en vez de por la autovía, para ir más tranquilos y ver los pequeños pueblos del camino. Cabanas de Tavira está unos 5 Km antes de Tavira, y hay que entrar por Conceiçao. Llegamos sin problema.
Lo primero que nos llama la atención es la cantidad de ingleses que hay por las calles.
El pueblo es muy pequeño, en la orilla de una ría que separa las casas del mar por una “barra” de arena de unos 100 metros. El hotel está en el paseo marítimo.
Se llama Casa do Viana. La habitación es muy grande, amueblada con sencillez, cómoda y limpia. Fuera hay una gran terraza frente al mar a la que te puedes subir la bandeja del desayuno y disfrutar del amanecer. La dueña es muy amable y atenta.
Después de una siesta nos ponemos en hora de Portugal, o sea, 1 hora menos, y nos vamos a la playa. Solo hay que cruzar la calle y esperar en la orilla a que llegue una embarcación que te cruza la ría por 50 céntimos, y en dos minutos estás en una larguísima playa de arena blanca y suave, como harina. El agua limpia y transparente y por suerte no hay nada de olas. De gente, ni mucha ni poca. Todo muy tranquilo. El último barco es a las 7, así que nos vamos y nos preparamos para dar una vuelta y cenar en uno de los muchos restaurantes que hay en el paseo.
Todo son casas bajas, algunas con la fachada de azulejos. Me llama la atención que las ventanas no tengan rejas. Como estamos cansados nos retiramos pronto, y además, con el vientecito que soplaba durante el trayecto (de menos de 2 minutos) del barco a la vuelta de la playa, he cogido un buen resfriado.
[align=center]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Es 19 de septiembre y en Málaga hoy huele a otoño. Por la carretera cruzan remolinos de hojas secas y muy pocos coches. Es domingo. Se nos ha hecho corto llegar de Málaga hasta Ayamonte. Aquí estuvimos el año pasado en feria y teníamos muy buenos recuerdos. Decidimos parar a comer en algún sitio conocido de Ayamonte porque no nos dio tiempo a buscar sitios donde comer en las ciudades de Portugal a las que pensamos ir. De esos sitios conocidos había uno muy recomendado pero unas veces por muy lleno y otras por cerrado, no lo pudimos probar el año anterior, y mira por donde, hoy está abierto, Casa Vicente. Primero pensamos ir a la pizeria Pasta Gansa, que se come muy bien, pero decidimos mejor conocer las famosas tapas de Vicente. Nos tomamos un atún encebollado para poner los ojos en blanco, en un plato enorme por 2 euros. Tomamos unas cuantas tapas más y nos salió muy baratito. Todo estaba muy tranquilo y había poca gente por las calles.
Luego llenamos el depósito de gasolina y pá Portugal. Hemos ido por la carretera pequeña, la N125 en vez de por la autovía, para ir más tranquilos y ver los pequeños pueblos del camino. Cabanas de Tavira está unos 5 Km antes de Tavira, y hay que entrar por Conceiçao. Llegamos sin problema.
Lo primero que nos llama la atención es la cantidad de ingleses que hay por las calles.
El pueblo es muy pequeño, en la orilla de una ría que separa las casas del mar por una “barra” de arena de unos 100 metros. El hotel está en el paseo marítimo.
Se llama Casa do Viana. La habitación es muy grande, amueblada con sencillez, cómoda y limpia. Fuera hay una gran terraza frente al mar a la que te puedes subir la bandeja del desayuno y disfrutar del amanecer. La dueña es muy amable y atenta.
Después de una siesta nos ponemos en hora de Portugal, o sea, 1 hora menos, y nos vamos a la playa. Solo hay que cruzar la calle y esperar en la orilla a que llegue una embarcación que te cruza la ría por 50 céntimos, y en dos minutos estás en una larguísima playa de arena blanca y suave, como harina. El agua limpia y transparente y por suerte no hay nada de olas. De gente, ni mucha ni poca. Todo muy tranquilo. El último barco es a las 7, así que nos vamos y nos preparamos para dar una vuelta y cenar en uno de los muchos restaurantes que hay en el paseo.
Todo son casas bajas, algunas con la fachada de azulejos. Me llama la atención que las ventanas no tengan rejas. Como estamos cansados nos retiramos pronto, y además, con el vientecito que soplaba durante el trayecto (de menos de 2 minutos) del barco a la vuelta de la playa, he cogido un buen resfriado.
[align=center]*** Imagen borrada de Tinypic ***
DÍA 2.
Me levanto fatal, pero con el super desayuno del hotel me recompongo y ya estamos listos para explorar.
Primero vamos a Tavira. Es una ciudad pequeña, atravesada por el río Gilao. Sobre este río el puente Antiguo es el más famoso. Todas las calles están adoquinadas, incluso las aceras. Llama la atención la cantidad de iglesias que hay. Unas son grandes y otras pequeñas, pero todas muy blancas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tavira (que nombre tan bonito) es una ciudad luminosa, brillante. Las casa son pequeñitas y con azulejos. Me recuerda las ciudades españolas de hace 30 ó 40 años. Todo es muy apacible y aunque hay turistas, hay más “nativos”.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Al otro lado se intuye el mar. También tiene una “barra” de arena que la separa del mar abierto. Toda esta costa es Parque Natural de la Ría de Formosa y las playas son fabulosas. También se coge un barco para ir a la playa, el embarcadero mas cercano es Quatro Aguas, es fácil de llegar y aparcar. Allí hay sitios para comer muy variados, aseos, duchas, sombrillas, etc, y kilómetros de fina y blanca arena. Hay una parte nudista, andando un poco más. También es famosa la playa de Barril, que se llega en un trenecito, y un poco más lejos, la de Santa Luzia o de Terra Estreita, pero a esas no hemos ido.
Como es pronto decidimos ir a Faro, que está a unos 25 km, y comer allí.
Llegamos y aparcamos en zona de pago. En la oficina de Turismo nos dan planos y algunas indicaciones sobre la parte antigua, en la que ya estamos. Aquí hay muchos mas turistas, sobre todo españoles. La parte antigua es bonita pero está llena de casa abandonadas, ruinosas, que dan a las calles aspecto de estar muertas, faltas de vida. Me gusta más la vidilla y el ambiente que hay en Tavira.
Hay restaurantes por todos lados, tantos que no nos decidimos por ninguno y al final nos volvimos a Cabanas y comimos allí.
El plan era de siesta y playa, pero hacía mucho viento y yo no estaba para baños. Tarde de relax.
DÍA 3.
Desde el hotel se ve un amanecer espectacular. Fotos, desayuno, recoger y rumbo a Carrapateira por la autoestrada.
A unos 120 km nos paramos en Lagos. Es una ciudad amurallada, muy bonita. Nos adentramos por una de las puertas de la muralla y llegamos hasta el mar. También están las calles adoquinadas. Todo está muy limpio y cuidado. Hay muchos comercios de todo tipo y también muchos turistas, pero menos que en Faro, es una ciudad más tranquila.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
En la zona del puerto está el Forte Ponta da Bandeira, que hay que pagar para entrar pero estaba cerrado, y a los lados unas playas urbanas que están muy bien. En los alrededores de Lagos también hay muy buenas playas. Las más cercanas son Praia do Pinhao y junto a ella la preciosa Praia de Dona Ana. Después están Praia do Camilo y la famosa praia Ponta da Piedade con sus pedruscos amarillos sobresaliendo del agua. Un poco más lejos están a un lado Porto do Mós y a otro Meia Praia.
Ahora seguimos camino a Carrapateira, buscando los carteles de Vila do Bispo por la N125, dejando atrás sitios muy bonitos de ver como Burgao o Salema, pero no podemos parar en todos, además, así dejamos cosas que ver para un próximo viaje, la excusa perfecta.[/align]