"Si yo pudiera morder la tierra toda"
Pessoa
Pessoa
Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor sería más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
No todo son días de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña,
con que existan montañas y planicies, y que haya rocas y hierbas...
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la infelicidad.
Sentir como quien mira, pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
recordar que el día muere y que el poniente es bello
y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.
y sentirle el sabor sería más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
No todo son días de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña,
con que existan montañas y planicies, y que haya rocas y hierbas...
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la infelicidad.
Sentir como quien mira, pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
recordar que el día muere y que el poniente es bello
y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.
Era nuestro tercer día en la ciudad y hoy decidimos abandonarla para visitar el edén. Cogimos el coche en el parking del Hotel y salimos a las 08:15 con dirección a Sintra. Después de pasar la IC-19 (uno de los tramos de autovía con más tráfico de Europa; y en obras), llegamos a Sintra a las 09:15. Esta pequeña ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1995. Los antiguos pobladores de esta región la llamaban " Monte de la luna".
Castelo dos Mouros desde el pueblo de Sintra
Nos dirigimos directamente al Palacio da Pena, subiendo unos montes preciosos y con mucha vegetación. A las 09:35 ya estábamos en la entrada al Castillo (conviene visitarlo a primera hora de la mañana, más tarde se llena de turistas y es difícil aparcar el coche, además la cola para coger entrada se hace pesada). En el aparcamiento del Palacio ya había dos coches aparcados (todos españoles), allí charlamos un rato con una pareja de Toledo mientras no abría la taquilla del Castillo.
Palacio da Pena entre la niebla
Palacio da Pena
A las 10:00 cogimos los tickets (5 € entrada al castillo), - si vas a visitar también el Castelo dos Mouros te venden una entrada conjunta que te cuesta 8 €. Nosotros solo compramos para el Palacio da Pena (también puedes coger entrada para ver sus jardines, aunque para mi gusto es mejor ver los de la Quinta da Regaleira - mucho más vistosos y espectaculares).
El autobús disfrazado de tranvía que te sube al castillo da pena
Para subir montamos en un "autobús" que te lleva a las mismas puertas del Palacio (1´50 € el viaje de ida y vuelta). El viaje en este autobús es corto pero vale la pena subirse en el. El Palacio impresionante (con vistas panorámicas excelentes de la región de Sintra). Las obras de este Palacio, concebido como residencia veraniega de la familia real, comenzaron en 1840 y no concluyeron hasta 47 años después. En la construcción se mezclaron gran cantidad de estilos: egipcio, renacentista, gótico, manuelino (se recrea la famosísima ventana del Castillo de Tomar), múdejar y oriental. La visita al Palacio os llevará aproximadamente una hora y media, siempre que no visiteis sus jardines.
Palacio da Pena
Detalle del Palacio da Pena
A las 12:15 ya estábamos bajando a pie hacia el aparcamiento que hay en la entrada al Palacio. Comenzaban a caer unas gotas (Sintra tiene una especie de microclima en el que se pueden dar las cuatro estaciones en el mismo día - además la humedad en esta zona suele ser alta). Por la mañana puede lucir un sol espléndido, y en pocas horas puede haber una niebla que no te permita ver a 5 metros o caerte un gran chaparrón.
Bosques frondosos de camino al Palacio
Cogimos el coche para dirigirnos a la Quinta da Regaleira (entrada 5 €), te dan un pequeño plano del parque para que no te pierdas. Visitamos el Palacio - a mí personalmente no me entusiasmó; lo que merece la pena ver en la Regaleira son sus magníficos jardines; de ambiente esotérico, alquímico y masón, estos jardines están llenos de pasadizos, oscuras y sinuosas galerías y grutas, fuentes, cascadas y una encantadora capilla.
Plano de los jardines de Regaleira
Los orígenes de esta Quinta se remontan a inicios del siglo XVII, pero es a comienzos del siglo XX cuando adquiere el esplendor que tiene actualmente gracias a la mano maestra del arquitecto polifacético Luigi Manini - autor también del Palacio de Buçaco, en el norte de Portugal.
Quinta da Regaleira
Jardines en Regaleira
Comenzó a llover cuando estábamos paseando por los jardines y nos tuvimos que refugiar en uno de los pasadizos - allí estuvimos 1 hora, caía con ganas y no llevábamos paragüas - llevad uno para ir a Sintra porque nunca se sabe cuando va a llover. La recepcionista del hotel ya nos había advertido del peculiar clima de esta zona junto al océano atlántico.
Detalles jardines en Regaleira
Aprovechamos este momento de cobijo para disfrutar de la lluvia en este inusitado paraje lleno de silencio y exuberante naturaleza de los cinco continentes. La verdad es que tuvo su encanto ver llover en estos jardines cubiertos de niebla. Tened cuidado; cuando menos te lo esperes puede aparecer un duendecillo masónico entre los matorrales.
Os recomiendo llevar una pequeña linterna para ver las grutas, nosotros la llevamos pero se nos quedó olvidada en el coche y en algunos tramos de las grutas que no estaban iluminados teníamos que ir a tientas con la llama de un mechero y el móvil encendido.
. . . . . . . . . . . . . . . .
Senderos entre los jardines en Regaleira
Jardines en Regaleira
Como no tenía trazas de parar de llover continuamos la visita medio corriendo para visitar el resto de los jardines (el pozo iniciático – espectacular -, el pozo imperfecto, las grutas que comunican ambos pozos y otros estanques…). La visita a los jardines da Regaleira bien merece un par de horas para disfrutarlos bien. La visita al Palacio se puede hacer perfectamente en poco más de media hora.
Pozo iniciático
A las 15:30 cogimos el coche para ir al casco histórico de Sintra - está muy cerca de la Regaleira. Comimos en un restaurante cercano al Palacio Real cuyo nombre no recuerdo y que está situado a la izquierda de otro restaurante, el "París"; hay que bajar un pequeño tramo de escaleras para entrar. La comida muy buena, riquísima y a buen precio: tomamos aparte de sopa, dos de los platos típicos de la gastronomía portuguesa; bacalao a las natas y carne de cerdo a la alentejana.
También nos pusieron unos entrantes que pagamos bien - casi 7 € - que consistían en unos patés de sardina y atún, unos miniquesos de la región y unos panes (caros, aunque muy ricos también). En todos los restaurantes portugueses siempre os pondrán estos entrantes aunque no los pidáis. Si no los queréis basta con decirle que los lleven de vuelta.
Palacio Nacional de Sintra
Después de comer visitamos el Palacio Nacional, (cierra a las 17:00), casi no llegamos, entramos a las 16:50 y éramos los últimos que lo visitaban ese día. A medida que íbamos visitando el Palacio iban cerrando las puertas de las salas detrás nuestra dos señoras muy simpáticas. La entrada nos costó 5 €. Me encantó la sala de los Cisnes y la cocina con esas dos torres blancas cónicas inmensas. La visita al Palacio no os debería llevar más de una hora. Me decepcionó el estado en el que se encuentra el Palacio; está algo descuidado y necesita una buena mano de pintura en el exterior así como mejorar el estado de sus pequeños patios y jardines.
Detalle techo del salón de los cisnes en el Palacio Nacional
Al salir del Palacio ya había escampado y lucía el sol. Fuimos a la famosa pastelería Piriquita; probamos los traveseiros y las queijadas - dulces típicos de Sintra. Me gustaron más las queijadas porque me encanta el queso - si fuera un animal seguramente sería un ratón. Los traveseiros - que en portugués significa almohada - son unos pasteles dulces con forma de almohada, con relleno por dentro y son servidos calientes. Las queijadas son pequeñas minitartas hechas con queso fresco, huevos, azúcar y harina.
Se saben los ingredientes pero no las cantidades de cada uno de ellos, que es un secreto bien guardado, transmitido durante muchas generaciones de las familias pasteleras que lo fabrican. Los origenes de la queijada datan del siglo XIII, aunque fué en el siglo XIX del romanticismo, cuando este dulce se hizo famoso.
Me compré un paquete de queijadas (4 € / 6 unidades). Estos pastelitos tienen una fecha de caducidad tardía por lo que puedes comprarlos para regalar o traer para casa tranquilamente, además se mantienen frescos y no pierden cualidades en su sabor con el paso de los días. Si no los comprais en Piriquita no os preocupéis, los venden también en otras pastelerías de la ciudad.
Callejuelas en el casco de Sintra
Seguimos recorriendo el pueblo y callejeando por sus empinadas calles que en ocasiones estaban demasiado llenas de turistas: japoneses, españoles… Hacía calor y quisimos entrar al Museo do Brinquedo (juguetes) pero como era lunes estaba cerrado. Continuamos paseando por Sintra y nos fuimos a ver la fuente morisca.
Fuente mourisca
El pueblo es precioso y el ayuntamiento de los más bonitos que he visto en mi vida. Sintra en general vale mucho la pena. Que le pregunten a William Beckford que exhausto por su belleza decía " Necesito ir a Sintra; si no muero " (1787). Lord Byron denominó a la ciudad como " Glorioso Edén ".
Torre del ayuntamiento en Sintra
Sobre las 20:00 dimos un paseo en coche por Sintra, visitamos por fuera el Palacio de Seteais - reconvertido a Hotel de lujo - y de nuevo fuimos al ayuntamiento. Quería ir hasta Cabo da Roca - el punto más occidental de Europa - pero no daba tiempo y ya era de noche. Después de parar en la estación de tren para ir al servicio - que tuvimos que pagar si no recuerdo mal con una moneda de 20 céntimos -, salimos dirección a Lisboa entrando de nuevo en la IC – 19, esta vez por suerte, con mucho menos tráfico.
Palacio Nacional
Paramos en el Centro Comercial Colombo - el centro comercial más grande de la Península Ibérica. El Colombo está situado en Benfica (junto al Estadio da Luz) y parece una mini ciudad, con sus calles, sus plazas y plazoletas. Está decorado con fuentes, esculturas y hay cientos de tiendas donde poder quemar la tarjeta de crédito. Tiene también un pequeño parque de atracciones, el Fun Center, con montaña rusa incluída. Después de pasear el Centro Comercial (nos gustó una tienda de decoración de diseño “Área &”- tiene otra tienda en el Centro Comercial Norte Shopping de Porto; mucho mejor que el Ikea para mi gusto y con precios similares a éste). Cena buffet en un brasileño de la planta alta del centro comercial (con una gran variedad de restaurantes: desde comida india hasta el típico McDonald’s), comida abundante a buen precio y muy rica - me encantan los restaurantes brasileños.
Centro Comercial Colombo
Centro Comercial Colombo
A las 24:00 - hora que cerraba el Colombo; en Portugal la mayoría de los centros comerciales cierran a las 24:00 - cogimos el coche para dirigirnos al hotel después de buscarlo en el inmenso aparcamiento del centro comercial. Nos perdimos y dimos muchas vueltas por las avenidas de la zona nueva de Lisboa. A esas horas había poco tráfico y era agradable conducir de noche por la ciudad a pesar de que no sabíamos que dirección tomar. Finalmente, después de casi una hora de paseos con el coche, llegamos al hotel a la 01:15 de la madrugada. Nos fuimos directamente a dormir.