Hoy era uno de los días grandes de la aventura rusa. Todo buen viaje tiene un buen museo que ver y mejor que el museo del Ermitage - según habíamos leído - poquitos hay. Además por la noche cogíamos la mítica flecha roja dirección Moscú. Tres millones de piezas y una pinacoteca considerada, junto con la del museo del Prado la mejor del mundo.
Nos levantamos a eso de las 8:30 y desayunamos en la cocina soul del hostel. Dejamos hecho el check. Ya nos conocíamos el camino de memoria así que no tardamos en llegar más de lo necesario. Había poca gente en la plaza y el edificio del estado mayor estaba completamente tapado con andamios por reformas así que no perdimos tiempo en verlo.
También echamos un vistazo rápido a
la columna de Alejandro
, que me esperaba más alta y fuimos para la entrada del museo que, hoy si, estaba abierta de par en par. Al entrar al patio interior nos encontramos con una cola de gente mas larga que en el palacio Catalina a pesar de no ser todavía ni las 10 de la mañana. Al igual que el día anterior me fui a dar una vuelta por el recinto mientras llegábamos y vi una especie de cajeros a los lados de la entrada (foto) que nos habían pasado desapercibidos. Eran máquinas para sacar las entradas del museo. En ese momento me surgió una duda, si la cola era para sacar las entradas o toda esa gente llevaba ya las entradas y era la cola simplemente para entrar. Por Internet se pueden sacar entradas con la hora de la visita y evitas la cola. Fuese de una manera u otra saqué las entradas 400Rb por persona, un poco caro la verdad. Una vez con las entradas en la mano y para contestar a mi anterior pregunta mental seguí con disimulo a una pareja de guiris que parecían saber bien lo que estaban haciendo porque con determinación pasaron por en medio de unas vallas que estaban al principio de la cola, enseñaron sus entradas al guardia de la puerta y entraron para dentro. Lo mismo hicimos nosotros no sin antes pedirle a las chinitas de detrás que please, nos guardara el sitio. Aún nos estará esperando…Una vez dentro todo era una locura, montones de gente por todos sitios. Eso si, importante, pedir un mapa del museo en información antes de pasar los controles de la entrada y acceder de verdad al museo. Después os aconsejo dedicar 3 o 4 minutos a situaros con el mapa y en el mapa porque nosotros no lo hicimos y el primer rato hasta que conseguimos hacerlo nos desquiciamos un poco. Empezamos por el segundo piso porque la parte que mas nos interesaba ver era la de pintura europea. Pasamos rápidamente por los interiores del palacio, salas de mucha pomposidad y suntuosas similares a las del palacio Catalina. Mención especial para los mosaicos de madera del suelo, todavía mas impresionantes que este.
Una vez en el segundo piso directos a la parte italiana, de tal manera que nos recibió nada más y nada menos que Sandro Boticelli, en la sala 207. Adoración del infante con santos Bárbara y Martín, San Jerónimo y también en la sala otra adoración del niño de su maestro Filipo Lippi para comparar ambos artistas.
En la sala próxima esta Perugino con un retrato de hombre joven y un San Sebastián bastante mas escaso de flechas de lo normal.
De lejos ya puedes intuir que te estas acercando a la sala “climax” de ese ala del museo, la sala 214 donde están las Madonnas de Leonardo Da Vinci
Para ver la primera madonna sufriréis un poco de agobio, será un similar a la de ver la mona lisa si habéis estado en el Louvre. Montones de turistas (mayoría asiáticos) una cola o masa delante en la que reina un caos y debes avanzar ganando espacios poco a poco con ayuda de los pies, hombros e incluso codos cuando te juntas con algún competidor curtido en los grandes museos internacionales. Una vez conseguida la odisea de llegar a primera fila cambian las partes del cuerpo implicadas en tan grande hazaña. La espalda debe mantener las acometidas y empujones de los demás participantes, os recomiendo flexionar levemente las rodillas para mantener el punto de equilibrio mas bajo de lo habitual. Ir entrenando ya si os queda poco para el viaje.
Disfrutar el momento al máximo, yo hasta discutí con un guía de grupo. Primero se hizo pasar por empleado del museo invitándome a quitar y después me empujó para ocupar mi lugar privilegiado. Obviamente mi postura kung fu del águila repelió su intento y empezó a gritarme que ya llevaba mucho tiempo y que había mas gente que quería verlo. Es curioso como se me suelta la lengua en ingles cuando me cabreo. No me moví hasta que me quedé satisfecho.
Con la segunda madonna tenéis otra oportunidad de practicar las técnicas que os he descrito. En breves escribiré un tratado práctico sobre el tema, ya lo colgaré en el foro…
El guía también se me acercó aquí pero esta vez todo se quedó en un duelo de miradas.
En las siguientes salas están Correggio ( retrato de una mujer) Bernardo Luinni y su San Sebastián también escasito de flechas y un cuadro que no me apunté su nombre pero muy destacado, creo recordar que la del cuadro es Danae. El señor de pelo blanco es el guía sin modales mencionado antes, ficharlo para vuestra visita y que no os engañe nos es trabajador del museo Ojo al llegar al final del pasillo, no os dejéis el otro lado donde hay mas salas pero no conectan con las anteriores. Llevar en todo momento a mano el mapa e incluso ir punteando lo visto
En la siguiente sala empieza ya la escuela Veneciana. La sala 221 es una gran sala. Una piedad de Veronese y el matrimonio místico de St Catalina, completamente diferente al que habíamos contemplado meses antes en el museo de la academia de Venencia.
Tintoretto esta representado con un cuadro de San Sebastián – y ya van unos cuantos – y San Jorge matando al dragón. Las fotos están hechas de lado porque la iluminación del Hermitage es pésima. Ya leímos un comentario en la guía y pensamos que no sería tan grave pero lo es, no se cómo pueden dejar que cuadros únicos como tienen se vean con brillos creados por las ventanas, increíble.
La colección que hay de cuadros de Tiziano es muy buena. Destaca “Danae recogiendo la lluvia de Oro” (Hacerle una foto aunque solo sea para jugar a las 7 diferencias con el cuadro del museo del Prado) Mujer con sombrero – marcado como uno de los cuadros mas importantes del museo – y Venus mirándose al espejo.
Una Judith de Giorgione, una deposición de Bassano y una anunciación de Conegliano dan por terminada la zona veneciana.
Aunque tengáis que volver de propio, como nos pasó a nosotros no os dejéis la sala 227 que es una obra de arte en si misma, os recordara al Vaticano. En la 229 esta la escultura inacabada de Miguel Ángel y sacar vuestra propia conclusión sobre quién es y el por qué de la posición, a ver si coincidís con nosotros.
Pasamos a la zona holandesa que tiene una magnífica colección de Rembrandt.
Entre los más famosos están “la vuelta del hijo pródigo” y “el sacrificio de Abraham que merece la pena unos minutos de contemplación. Hasta 15 cuadros más pueden verse muchos de ellos retratos de personas mayores. Esos retratos que te quedas mirándolos y tienes con ellos una conversación mental
De todas formas el cuadro que mas nos impresionó fue “el descendimiento de la cruz”, que forma parte de la colección de 6 lienzos de la pasión de cristo dispersa por todo el mundo y donde el juego de luz crea una intensidad emocional que absorbe
De esta zona se accede a la sala española, Aquí nos representan 2 cuadros de El Greco (vale, no nació en España) los apóstoles Pedro y Pablo y retrato de un poeta
Murillo, Zurbarán, José de Rivera
Y el plato fuerte de la zona “El almuerzo de Velázquez”. Comparadas ambas versiones me quedo con la de Budapest.
Dimos una rápida pasada por las salas de arte alemán y más rápida aún por la británica sin encontrar nada que resaltar. Satisfechos con la visita de la pinacoteca bajamos a la planta 1ª. Donde se ubican las salas de arte antiguo. De nuevo antes de empezar trazamos el itinerario que íbamos a seguir para no volvernos locos.
La zona de antigüedades griega y romana es circular así que se puede recorrer relativamente fácil sin perderse nada. Hay una buena colección de bustos y estatuas, donde destacan varias Venus. Aún así al terminar la visita nos dimos cuenta que nos quedaba por ver la “Regina vasorum” y tuvimos que preguntar dónde estaba para volver sobre nuestros pasos.
La verdad es que tengo tanto material fotográfico y llegó un momento que me saturé y dejé de tomar apuntes.. buffff.
La sala 100 es la sala egipcia. Pese a tener bastante material no hay ningún objeto que resaltar.
Lo siguiente es las salas de el arte asirio y Babilonio. Contiene piezas que fueron compradas a la National Gallery de Londres, por eso los frisos son muy similares al los que allí se exponen. Por esta zona paseamos prácticamente solos.
Relieves del palacio de Nimrud de Asurbanipal, el último gran rey de Asiria y mencionado en la Biblia.
Llegados a este punto nuestras piernas dijeron basta. Además empecé a encontrarme mal y con algo de fiebre, aparte de que llevábamos 5 horas de visita – eran las 16:00 - aunque leyendo estas explicaciones parezca que no llevamos dentro mas de 2 horitas. Descansamos un rato a ver si recuperaba fuerzas pero necesitaba comer ya i tomarme un ibuprofeno rápido sino la cosa iría a peor seguro. Abandonamos el museo dejándonos la planta tercera para la próxima vez.
Comimos un bocadillo de salchichas que llevábamos preparado en el parque de el Almirantazgo. Este estaba completamente tapado por un andamio y solo se podía ver su enorme aguja.
Descansamos un poco y cargamos pilas porque las horas que nos quedaban eran las últimas que íbamos a estar en San Petersburgo. Consultamos la guía para ver qué quedaba y elegir entre lo mas importante. Decidimos acercarnos hasta el crucero Aurora. La parada mas cercana es Gorgovskaya, la que esta justo al lado de la Gran Mezquita. Cuando salimos el parque tenía una gran vidilla imagino que por el buen día que hacía. Antes de ir para el crucero pensamos en dar una vuelta a ver si con un poco de suerte encontrábamos por allí el monumento a los decembristas que nombraban en la guía y se ubicaba fuera del mapa pero cerca de donde estábamos. No fue así, pero en su lugar encontramos una curiosa plaza con reproducciones de metal a tamaño natural de los principales lugares de la ciudad
Tras las fotos de rigor y una andada de unos 15 minutos nos plantamos delante famoso barco de guerra, el crucero Aurora. Este fue el encargado de empezar la revolución disparando contra el Hermitage.
No pudimos visitarlo porque ya era tarde, sin embargo el flujo de autobuses de turistas que paraban 5 minutos para que los turistas echaran fotos era incesante. Allí encontramos a un señor que vendía matriuskas y regateando más y más conseguimos el mejor precio que nos habían dado: 3 matriuskas pequeñas por 10 euros o una grande por la misma cantidad. Aprovechamos para comprar las de la familia. Incluso yo pensé en comprar una para el salón a pesar de querer una más original que la típica pero me contuve. Hice bien porque encontré la perfecta unos días después…
A pesar de que sobraba mucho tiempo pusimos rumbo al hostel para poder ducharnos y descansar, además de hacernos la cena por última vez en San Petersburgo…