ETAPA 11. 275 Km.
Esa mañana tardamos más de lo previsto en llegar a Guimaraes. Había obras en la carretera y nos perdimos. Nada grave, pero anduvimos varios kilómetros dando vueltas intentando orientarnos. Entonces no llevábamos GPS y en Portugal, muchas veces crees que vas bien siguiendo las indicaciones que parecen llevarte perfectamente al lugar que buscas, hasta que, de repente, desaparece toda referencia a lo que estás buscando y te quedas con cara de tonto, dando vueltas en torno a un punto de destino que no puede quedar muy lejos. Es algo a lo que terminas acostumbrándote y procuras tomártelo como una aventura más del viaje. Y como tal lo comento.
GUIMARAES es considerada la cuna de la nación y de la lengua portuguesa, ya que fue la capital que eligió Afonso Henriques cuando se proclamo rey de Portugal en 1139. Se encuentra en la zona del Minho y, naturalmente, su casco histórico se alza sobre una colina, y también es Patrimonio de la Humanidad desde 2001. Esta ciudad nos sorprendió muy gratamente. Es bulliciosa y alegre, pero también se puede pasear con pausa por sus calles medievales, sus plazas, sus soportales, sus parques y sus iglesias, como esta de San Gualter con un bonito entorno:
GUIMARAES es considerada la cuna de la nación y de la lengua portuguesa, ya que fue la capital que eligió Afonso Henriques cuando se proclamo rey de Portugal en 1139. Se encuentra en la zona del Minho y, naturalmente, su casco histórico se alza sobre una colina, y también es Patrimonio de la Humanidad desde 2001. Esta ciudad nos sorprendió muy gratamente. Es bulliciosa y alegre, pero también se puede pasear con pausa por sus calles medievales, sus plazas, sus soportales, sus parques y sus iglesias, como esta de San Gualter con un bonito entorno:
Detalle de la iglesia de Nossa Senhora da Oliveira:
Aquí tenemos el Castelo de Sao Miguel:
Y este es el Pazo de los Duques de Bragança.
Aquí tenemos el Castelo de Sao Miguel:
Y este es el Pazo de los Duques de Bragança.
Íbamos casi de paso y nos quedamos toda la mañana y a comer en un restaurante con mesas colocadas en los soportales de la Praça de Santiago. Recomiendo mucho la visita a Guimaraes, pasear por sus rincones y descubrir sus bellos edificios:
Después de ver Guimaraes, BRAGA nos gustó menos, quizás porque es más grande y su centro histórico está como más embebido en la ciudad, aunque tiene bonitas mansiones del Siglo XVIII y cuidados jardines, como este de Santa Bárbara, junto a las murallas del antiguo Palacio Arzobispal.
Luego nos encaminamos al SANTUARIO DE BOM JESUS DO MONTE.
Tiene cierto parecido a Lamego, con una espectacular escalinata barroca que lleva a los pies de la iglesia.
Fue idea del Arzobispo de Braga que inició su construcción en 1722, aunque no se completó hasta 1811. Los primeros tramos en zigzag conforman una Via Sacra, con 14 capillas que muestran las estaciones de la crucifixión de Cristo. Los rellanos de frente blanco presentan elaboradas fuentes y estatuas que ilustran de manera alegórica los Cinco Sentidos y las Virtudes Teologales. En la cima también hay un hotel y unos jardines realmente bonitos y ni que decir tiene que las vistas resultan espectaculares.
A diferencia que en Lamego, aquí existe un funicular que te lleva en unos pocos minutos a una terraza que está junto a la iglesia y que te evita la dura ascensión por la escalera. Evidentemente lo suyo sería ver el conjunto en el orden lógico, conforme se va subiendo la escalera, pero como la vida del turista es agotadora, preferimos subir en el funicular y bajar a pie para ver las capillas, fuentes y esculturas, teniendo además el bonito paisaje de frente. Aunque hace calor, hay muchas sombras y se puede descansar y refrescarse.
BARCELOS es una pequeña ciudad conocida por artesanía, su enorme mercado semanal y, sobre todo, por ser el origen del famoso gallo, uno de los símbolos de Portugal. Por si alguien no lo sabe, esta leyenda se refiere a un peregrino gallego que fue acusado de robar plata a un terrateniente en Barcelos. Fue condenado a la horca pero antes de ser ajusticiado pidió ver al juez, que estaba comiendo un gallo asado. El comerciante dijo que como prueba de su inocencia el gallo que iba a comerse el juez se levantaría y se pondría a cantar. El juez no hizo caso pero apartó el plato. Cuando el reo iba a ser ahorcado, el gallo se levantó y canto. El juez horrorizado corrió al cadalso y logró salvar al condenado gracias a que el nudo de la cuerda estaba mal hecho. Según se dice, el gallego volvió años después para esculpir el Cruceiro del Gallo que se encuentra en el museo arqueológico de Barcelos. Así que ya lo sabéis, hay que visitar este pueblo y comprar el tradicional gallo de arcilla en una de las muchas tiendecitas que hay por el centro (los hay para todos los gustos y presupuestos).
Este es el mío:
Además, se puede aprovechar para ver la iglesia de Nuestra Señora do Treço con su interior de paredes de azulejos, y dar una vuelta por el bonito parque que hay junto al río y tomar un refrigerio.
A sólo 50 Km. de la frontera española, VIANA DO CASTELO se sitúa en el estuario del río Lima. Fue un gran centro pesquero en el medievo y proporcionó barcos y marinos para los descubrimientos del siglo XVI. Damos un paseo por el barrio antiguo, donde destaca la Plaza de la República con el antiguo Ayuntamiento, mansiones y palacetes y una fuente de 1553.
Fuimos a cenar al puerto, tradicional centro de comercio de bacalao, siempre albergando grandes barcos. Nos cogió la puesta de sol contemplando “un mar que parece un río” (según he leído en algún sitio).
Esa noche volvimos a Amarante realmente cansados. Había sido una jornada muy larga y los días y los kilómetros ya estaban pasando factura.
Esa noche volvimos a Amarante realmente cansados. Había sido una jornada muy larga y los días y los kilómetros ya estaban pasando factura.