28/12/12 Visita a las entrañas de la isla, Serra do Cume y Praia da Vitoria. ✏️ Travel Journeys of Portugal

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Somos los primeros en bajar a desayunar, parece que la gente se toma estas vacaciones de relax, muy acertado por otra parte, pero nosotros queremos aprovechar la luz solar lo máximo posible. Tras un buen desayuno nos encontramos en el vestíbulo con Escobar, y hacemos un contrato muy rápido para coger el coche, ni siquiera nos pidió fianza; por 75 euros durante 3 días tenemos nuestro cochecito para explorar la isla.

Mi pareja se percata de que una rueda está un poco más baja y paramos en una gasolinera para dar presión. De paso nos encontramos con la plaza de toros y una rotonda coronada con tres imponentes y negros astados.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Una de las tradiciones más arraigadas en esta isla es la pasión por la touradas, que son sueltas de reses por las calles en las que los asistentes se divierten corriendo delante de los toros y llamando su atención con objetos brillantes. En muchos escaparates exponen videos de las touradas, llegando a ser fiesta de gran interés. Foto de rigor y rumbo a la Serra do Cume para ver uno de los paisajes más celebrados de las islas: la manta de retalhos.

Llegamos al lugar sorteando una manifestación de vacas, van a su ritmo, no hay que agobiarlas además, están en su terreno, pero no se asustan porque pases con el coche a su lado. Cuesta pronunciada, aparcamos el vehículo y, al bajarnos, nos encontramos con el espectáculo: una auténtica manta de retales a modo de patchwork de telas verdes, muy verdes. Tanto que parecen de rotulador, pintado con colores intensos y brillantes. Hay un pequeño inconveniente que nos impide disfrutar a gusto de tanta belleza y es el viento que sopla con tal fuerza que, de un momento a otro, parece que vamos a salir volando.

*** Imagen borrada de Tinypic ***


Hace unos años se construyó un mirador desde el que las vistas son soberbias. Pero debemos agarrarnos con fuerza a la barandilla, la ventolera es considerable.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

El arcoíris aparece en un extremo para poner la guinda a este paisaje de postal. Con esa imagen en la retina y en los objetivos de las cámaras nos vamos, con la idea de regresar en otro momento, para verlo con más calma.

*** Imagen borrada de Tinypic ***


Rodeamos la parte de la sierra, con 545 metros de altitud, que pertenece al Ministerio del aire, como indica un panel informativo pero se puede acceder libremente al lugar. En el otro extremo la vista se ciñe sobre verdes prados y, al fondo, la ciudad de Praia da Vitoria abierta al océano, la segunda en tamaño e importancia de la isla.

Continuamos hacia allí parando de cuando en vez, otra manifestación de vacas, muy comunes por aquí y es que dicen, hay tres vacas por cada azoriano. Las carreteras están vacías, tan sólo algún ganadero con sus lecheras nos cruzamos en alguna ocasión. La sensación de serenidad y paz es total en toda la isla, el que busque estímulos repetidos o emociones fuertes no las encontrará, en su lugar, puedes hallar sosiego y conexión con la naturaleza.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Entramos en Praia da Vitoria y dejamos el coche a las afueras, por decir algo, ya que es muy pequeño y todo está cerca. El centro tiene zona de pago y no merece la pena estar pendiente del parquímetro. Exploramos las calles empedradas y con música en el ambiente las canciones navideñas provienen de unos altavoces colocados en las calles y en los comercios. Nos encontramos con el mercado municipal; me encantan los mercados. Aquí la gente apura las compras en la pescadería, donde vemos el pez sable que los portugueses llaman espada y, al que nosotros llamamos espada, ellos le dicen espadarte. Lo probamos en Madeira hace unos años, por confusión, pues lo que queríamos era pez espada, el de la sierra en los morros y rodajas contundentes. Puestos con frutas tropicales y algunas verduras, no era muy grande.

Justo enfrente se encuentra el jardín municipal, también pequeño, donde paseamos un rato. Continuamos callejeando con ambiente navideño hasta llegar a la plaza de la cámara municipal, edificio erigido en piedra mostrando la arquitectura típica de las casas solariegas del norte de Portugal.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Presenta una impresionante escalera doble en la fachada y flanqueada por un campanario en uno de sus extremos y, justo al lado subiendo por las escaleras, se encuentra la iglesia Matriz de Santa Cruz, pintada de blanco y amarillo, como muchas de las casas isleñas que parecen transportarnos a la época colonial. La entrada principal es gótica y la lateral, de estilo manuelino. Ha sufrido varias reconstrucciones debido a los sucesivos daños causados por los terremotos.

Siguiente parada la casa das Tias (parientes de Antonio Nemesio, un poeta local y que da nombre al edificio) reconvertido hoy en biblioteca municipal donde han elaborado un peculiar pino navideño apilando libros unos encima de otros.
Fuera en la plaza, un edificio blanco y azul, con una fachada enorme, se presenta demasiado contundente en una plazuela tan pequeña, se trata de la Iglesia de la Misericordia.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Enseguida llegamos al paseo marítimo, con un arenal en obras, sacos de arena y palas que retiran partes que posiblemente la marea ha desplazado. Localizamos el monumento a los pescadores, la oficina de turismo en la que han decorado el escaparate con un muñeco de nieve hecho con vasos de plástico de color blanco y, en lo alto, el mirador do Facho. Paseamos por la arena, dan ganas de bañarse pero, ni vamos preparados, ni la temperatura acompaña mucho a los poco valientes.

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Cogemos el coche y nos vamos al mirador da serra do Facho desde donde se obtiene una panorámica completa de Praia da Vitoria, montes colindantes y el extenso océano. En el monumento, homenaje al inmaculado corazón de María.

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Es hora de comer y, con algo de apetito, bajamos al restaurante Mar á mesa. Todo un acierto, comemos muy tranquilos, sólo otra mesa de tres y nosotros dos. Con vistas muy bonitas sobre la playa ordenamos, en mi caso, peixiño do día.

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Delicioso oiga: fresco, fresco, y con unas verduritas que también estaban buenas. Mi pareja un bifé á regional, que la carne de esta tierra es una exquisitez, del prado al plato. Como entrante pedimos morcela con ananás, o lo que es lo mismo, morcilla con piña. Tan extraña combinación puede echar para atrás, al menos al principio, a los que no arriesgan mucho con la comida. Pero el sabor es estupendo, lo probamos en Sao Miguel y por eso repetimos. El camarero, muy atento y amable, nos despedimos de él y cogimos el coche para continuar la ruta.

Decidimos subir a la Serra do Cume de nuevo, a ver si había más suerte y el viento amainaba. Elegimos una carretera distinta y con el ascenso nos vimos sumidos en una niebla espesa, muy densa. Casi estuvimos a punto de regresar porque, nuestro cochecito se zarandeaba con el viento, como si fuera de plástico. Pero seguimos y, una vez en la cima, todo estaba bañado en niebla, imposible ver nada.

La siguiente parada nos llevaría directamente a las entrañas de la isla. Entraríamos en Algar do Carvao y la Gruta do Natal, curiosas formaciones volcánicas que bien merecen una visita.
Se puede sacar la entrada por separado pero, si se visitan las dos, se obtiene un descuento. Pagamos 7 euros por persona. No abren durante todo el año por lo que conviene consultar la web de los montanheiros, que se encargan de abrir el recinto y mantener el lugar.

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Algar do Carvao es de las pocas chimeneas volcánicas del mundo que se pueden visitar por dentro. Se trata de una cavidad por la que vas descendiendo con escaleras habilitadas para ello y, al final, hay una pequeña laguna, aunque con profundidad considerable. puede alcanzar los 15 metros de profundidad máxima y llega a secarse en los meses de verano, en años de poca precipitación.
Se entra por una caseta en mitad de un bosque, todo está bien indicado, y se baja hasta el algar. Los helechos cuelgan de las paredes y un montón de plantas diminutas se agarran a las rocas de la cueva. Entre las especies presentes están algunas endémicas de las Azores y de la Macaronesia. Encontramos berro, laurel, urce, musgos o acebo azoriano.

*** Imagen borrada de Tinypic ***


Las estalactitas y estalagmitas, con un color blanco lechoso y venas internas rojizas, revisten una parte importante del techo y de las paredes.
Distintos minerales se pueden observar en la cavidad, hay presencia de obsidiana, vamos descendiendo con la sensación de estar explorando las tripas de un extinto volcán. O eso se supone.
Fotos en el interior, sentimos que la temperatura es más fresca allí abajo y, conviene cubrirse con algún chubasquero o gorro puesto que cae algo de agua que se filtra desde la superficie.
Terminamos la visita y nos dirigimos a la gruta do Natal, donde pocos días atrás, el 25 de diciembre se celebró en su interior la misa de Navidad. De hecho, en el edificio de acceso es posible apreciar una exposición fotográfica de las actividades histórico-sociales transcurridas en esta gruta como misas o matrimonios.

Por el camino, que cae de paso, visitamos las Furnas do Enxofre, unas fumarolas de azufre que brotan de la tierra perfumando el ambiente con un olor muy peculiar, pero tampoco muy intenso, se soporta bien. Es curioso ver cómo sale el gas en pequeños corros en la tierra, una tierra bordada de hierba siempre verde, muy verde.

*** Imagen borrada de Tinypic ***


*** Imagen borrada de Tinypic ***


Carretera y aparecemos en la Lagoa do Negro, un charco de agua junto a un bosque de coníferas esbeltas y desafiantes, casi rozando el cielo.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Bajo esta laguna, se encuentra un tubo de lava solidificada con 697 m de longitud que nos disponemos a recorrer. Se trata de la gruta do Natal. En la entrada nos proporcionan un casco blanco para proteger la cabeza y también un gorro de ducha transparente para colocar, por higiene, debajo del casco. Y yo que veía en el Algar a la gente con el gorro de ducha puesto y pensaba: “mira qué listos, que así no se mojan la cabeza con las gotas que caen”, pero seguro que habían hecho la visita en sentido inverso y no se lo habían quitado.

*** Imagen borrada de Tinypic ***


Entramos en el tubo de lava como auténticos vulcanólogos a explorar la zona. Iluminada de forma tenue y con carteles explicativos, nos detuvimos a leer cómo se han formado las cavidades. Hay zonas en las que tenemos que agacharnos y podemos observar los canales de lava y cómo se han solidificado adoptando caprichosas y retorcidas formas. Hay distintas estructuras geológicas: corrientes de diferentes tipos de lava, estalafitos y pequeños balcones laterales.

*** Imagen borrada de Tinypic ***


La temperatura es muy agradable ahí abajo. Recorremos uno de los brazos que nos quedaba y salimos de nuevo a la superficie. Devolvemos los cascos y ponemos rumbo a Angra do Heroísmo . El sol se oculta y ya no podemos disfrutar de los paisajes hasta que amanezca un nuevo día.

Nos apetecía un baño en la piscina y allá que vamos muy ilusionados. Pero nos llevamos un buen chasco al comprobar que sólo una parte estaba cubierta pero la otra era abierta al exterior y no hacía calor suficiente para ponerse a remojo.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Nos cambiamos para ir a cenar y, escogimos en esta ocasión, toda una institución en la ciudad: el Marcelino’s. Nada más entrar en el comedor encontramos un cuadro de nuestro monarca. Una foto en la pared de la reina Sofía y el rey tomada en su visita a la isla. Marcelino cocina en vivo y en directo unos chuletones con una pinta estupenda, poniendo en la plancha dos dientes de ajo hermosos, zumo de naranja y algún licor, lo flambea y listo. ¡Qué aroma más bueno desprendía! Nosotros tomamos tortilla y una ensalada porque justo después nos iríamos a dormir.

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