Lisboa-Cascais; llegada y primeras impresiones ✏️ Travel Journeys of Portugal

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Somos una pareja de 33 y 37 años que vivimos en Barcelona.
Como cada año, pensando donde podíamos escaparnos este verano y tras varios años de grandes viajes, Cancún, Nueva York…y el ultimo verano en la India, este año tocaba un plan mas tranquilo para nosotros y para nuestros bolsillos; era el momento de relajarse en Portugal: playa, buen clima, buen comer y buenos precios. Nuestra idea inicial era ir a la famosa zona del Algarve, aún desconocida para nosotros, pero los precios se disparaban y finalmente encontramos una buena opción por Internet de 6 días con vuelo y hotel en Cascais.

Nuestro vuelo aterrizo en Lisboa cerca de las 12h del mediodía, hora perfecta para hacer un poco de tiempo y aprovechar la hora de comer en la ciudad.
Tras hacer cola un buen rato en el aeropuerto para recoger el coche de alquiler que habíamos reservado para una semana, nos dirigimos al centro de Lisboa pretendiendo aparcar. Pronto nos dimos cuenta que la cosa estaba complicada y acabamos buscando parking.

Tened en cuenta que Lisboa esta repleta de empinadas y soleadas callejuelas por las que perderse y si el sol aprieta hace falta ir bien fresco y con la cabeza cubierta. En el centro hay muchas tiendas donde comprar sombreros y souvenirs de última hora. También muchísima gente.

Tras callejear por el centro durante un rato entre las masas de turistas, decidimos ir a comer a La Cervejeria Trinidade, de la que guardábamos muy buen recuerdo de nuestra primera visita a Lisboa hace ya años.

La Cervejeria, imita un antiguo convento en el que los mismos monjes sirven las mesas de madera con bancos sin respaldo. Hay varios salones y también una terraza, aunque el más bonito para nosotros es el principal, que esta decorado con azulejos típicos portugueses. Sirven medianamente rápido y ofrecen menú entre semana a 16€+ 23% Iva, así que acabamos pagando unos 36€ para dos personas incluyendo dos menús y dos cervezas a 3,70€+iva cada una. Sinceramente, mas caro de lo que recordábamos y demasiado caro para el menú que nos sirvieron, en el que lo que más me sorprendió fue cuando nos trajeron una croqueta en un platito de cortado correspondiendo al pastel de bacalao que había pedido de primero en el menú. Aún así, estaba todo muy bueno y creo que es el típico sitio que se esta convirtiendo en turístico, pero que si se sabe elegir, todavía se puede comer muy bien. Para el postre preferimos esperar a la Confeiteria Nacional en Praça da Figueira 18B. Esta pastelería de dos plantas esta situada en pleno centro y parece ser que es la mas antigua de la ciudad. Su atmósfera tradicional le dan un encanto especial y invitan a degustar sus buenísimos pastelitos de Nata a unos precios muy razonables.


Con la barriga ya llena y tras callejear un rato más, decidimos coger el coche para dirigirnos a Cascais, a unos 30 km, una media hora en coche por autopista.

El Guincho Wind Factory, nuestra guest house, estaba a unos 10-15 min en coche de Cascais centro. Es fácil de encontrar siguiendo las indicaciones de la Playa de Guincho, muy conocida entre los surfistas. Efectivamente y como era de esperar, el propietario de la guest house tenia también una tienda al lado de surf que fue donde recogimos tres llaves; la de la entrada, la habitación y la del lavabo que a diferencia del resto de habitaciones el nuestro era privado pero estaba fuera de la habitación. El hotel era bastante acogedor, moderno y sobretodo limpio, con un comedor y cocina como espacios comunes y unas 6 habitaciones. Alrededor no había nada para ir a pie, así que era imprescindible poder tener coche. Muy fácil encontrar aparcamiento cerca. Otra cosa a tener en cuenta en este hotel, es que la puerta principal cuesta de abrir hasta que se le encuentra el truco y que algunas veces la tienda donde encontrar el propietario esta cerrada, con lo que debes acordar con antelación donde devolver la llave el último día.

Dejamos nuestras cosas y como nos habían recomendado, rápido fuimos a la playa de Guincho a unos 5 km-10min en coche. Su acceso es por una carretera sin asfaltar donde se indica Bar do Guincho y se llega al parking de la playa que a partir de una hora es gratuito. Después hay que bajar un caminito y pasar una pequeña tienda de surfistas hasta llegar a un bar con una terraza perfecta para ver la puesta de sol. Es un poco mas caro de lo habitual, dos Coca-Cola unos 5€. La playa es pequeña, pero encantadora y bastante salvaje, para mi, la mejor que he visto en Portugal, pero imposible bañarse ya que el agua esta bastante fría y hay muchas corrientes. Encandilados con la puesta de sol y abrigados con nuestra sudadera, al final optamos por marcharnos por culpa del frío en las piernas.

Decidimos ir al casco antiguo de Cascais. Tened en cuenta aquí, que si vais en coche es bastante complicado aparcar y que la mayoría de calles son de pago. Hay mucha afluencia de coches, todos intentando aparcar a la vez, por lo que vale la pena armarse de paciencia. Una vez superada la prueba del aparcamiento, andamos por el pueblecito y pudimos comprobar como se trata de una población completamente turística, con calles repletas de tiendas de souvenirs y restaurantes con camareros incansables ofreciendo menús a los pasantes, pero si se busca, hay sitios con bastante encanto. Terminamos por cenar unos crepes en un pequeño restaurante de una callejuela, muy tranquilo y agradable. Crepes & Grill, rua Marques Leal Panoa, 18. Un personal muy amable y buen servicio. 2 crepes, 2 postres, 2 cafés y 1 agua nos salió por 29€.
De vuelta al hotel y todavía con pantalones cortos, recordamos el frío que del que no estamos acostumbrados en el mes de Agosto y agradecimos meternos rápido en el coche para volver a nuestra Guest House a descansar.

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