Hoy nos pegamos el madrugón del viaje. Nuestro tren salía para Vladimir a las 7:15, cogimos el primero pues había que aprovechar el día, nuestra intención era ir a Súzdal y a la vuelta ver algo de Vladimir antes de regresar a Moscú a las 17:57. Desayunamos en el Hotel y cogimos metro hasta la estación de Kurskaya . Allí caminamos hasta la estación de tren, sin ningún problema localizamos el andén de nuestro tren en la pantalla y nos dirigimos a él para buscar nuestro vagón. En la entrada al igual que en San Petersburgo un revisor pidiendo el pasaporte el cual pasa por una máquina pequeñita como un datáfono y para dentro.
A las 8:55 llegamos a Vladimir, salimos de la estación cruzamos la calle y entramos en la estación de bus. Compramos los ticket para ir a Súzdal precio 86,50 rublos persona, con asiento los cuales iban numerado según nos dijeron después dentro el bus cuando nos sentamos en otro. Una vez llegas a Súzdal se para en las afueras, en la estación de bus, nadie se baja del bus y ahí cobran un suplemento de 14 rublos para que te lleve hasta el pueblo.
En la estación debes esperar el bus bajo éste cartel
Ticket de bus, el número 1 era el asiento.
El paisaje por el camino pura estepa cubierta de nieve. Se tarda aproximadamente en llegar unos 50 minutos, hace algunas paradas en medio de la nada para dejar a gente y mientras se bajaban me preguntaba, como contra pueden vivirán esas personas ahí, en invierno debe ser mortal.
Llegamos a Súzdal, allí se nos acercó una chica Rusa para preguntarnos de donde éramos, hablaba español pues lo estaba estudiando, aprovechamos para preguntarle donde teníamos que coger el bus para regresar y nos indicó la parada, era un poco antes de donde nos dejó. Tras despedirnos nos acercamos a la plaza del pueblo donde había un mercado, y tras beber una bebida caliente típica de allí para entrar en calor.
Nos acercamos a la catedral de Súzdal, hermosa con sus cúpulas azules un contraste tan hermoso con el blanco de la nieve , que vamos, nuevamente caí enamorada del paisaje que estaba frente a mi . Cruzando el río se tienen unas vistas hermosas, en ésta época podía ser una pista de patinaje perfectamente.
Visitamos el museo de madera al aire libre, que recrea como vivía la gente antiguamente, un conjunto de casas de madera, iglesia, molinos, muy muy bonito, el precio 250 rublos por persona.
Ya se nos estaba echando el tiempo encima, habíamos perdido mucho observando el paisaje, es que era todo tan idílico, que no podíamos controlar el tiempo, en cada rincón nos parábamos a hacer fotos y simplemente disfrutar del momento. Atajamos camino por un campo, o río o no se que era , donde se veían huellas de gente y pensamos, que diablo por aquí ha pasado gente así que sea lo que sea tiene que ser sólido , los nervios me comían por dentro pero se veía muy estable, ahora mirando el Google Earth veo que es campo con algún que otro charco, así que íbamos bien encaminados . Desde el otro lado sacamos unas fotos increíbles del pueblo con la catedral. Se veían muchas cúpulas por el pueblo, sin duda me hubiera quedado un día por allí. Visitamos lo que pudimos del pueblo, nos adentramos por sus calles, y disfrutamos de la paz que por allí había, de la tranquilidad y del fresquito que hacía .
Visitamos también el Kremlin de Súzdal, no recuerdo el precio pero lo visitamos a las prisas pues se nos había hecho muy muy tarde , íbamos ya con el tiempo justo para llegar a Vladimir y coger el tren a Moscú.
Regresamos a la parada y cogimos nuevamente el bus hasta la estación de bus, pero esta vez nos tuvimos que bajar para comprar el ticket a Vladimir, esperamos un poco y al rato salió el Bus, asientos numerado, si no eres de los primeros en comprar toca ir de pie.
Llegamos a Vladimir, nos comimos un perrito en la estación y a coger el tren para Moscú, aquí empezaron a caer unos copos de nieve que fue el broche perfecto de despedida de Súzdal . Una pena no haber visto la catedral de Vladimir , pero sinceramente, había disfrutado tanto el día de hoy que ya no me importaba nada.
Estos dos últimos días habían sido perfectos, hermosos, divinos, paisajes idílicos, no sabría cual elegir, Súzdal más salvaje, apenas nadie en las calles supongo que era también la época, disfrutamos mucho de esa soledad y paz. Serguiev Posad precioso, pero sin duda alguna hay que ir a los dos sí o sí.
Llegamos a Moscú poco antes de las 20:00 horas. Cambiamos algo en la estación de tren, pues fuera había una casa de cambio donde nos habían ofrecido el mejor precio hasta la fecha. Regresamos a el centro de Moscú y nos fuimos a la calle Arbat a dar un paseo y terminamos comiendo en “The Krusty Krub” de Bob Esponja, vamos, debajo del mar , que gracioso el lugar y que pena de que mi hijo no estuviera allí en ese momento, porque sería su sueño. Paseamos por la zona y regresamos a el hotel a dormir que había sido un día bastante movido y con muchos kilómetros recorrido.
A las 8:55 llegamos a Vladimir, salimos de la estación cruzamos la calle y entramos en la estación de bus. Compramos los ticket para ir a Súzdal precio 86,50 rublos persona, con asiento los cuales iban numerado según nos dijeron después dentro el bus cuando nos sentamos en otro. Una vez llegas a Súzdal se para en las afueras, en la estación de bus, nadie se baja del bus y ahí cobran un suplemento de 14 rublos para que te lleve hasta el pueblo.
En la estación debes esperar el bus bajo éste cartel
Ticket de bus, el número 1 era el asiento.
El paisaje por el camino pura estepa cubierta de nieve. Se tarda aproximadamente en llegar unos 50 minutos, hace algunas paradas en medio de la nada para dejar a gente y mientras se bajaban me preguntaba, como contra pueden vivirán esas personas ahí, en invierno debe ser mortal.
Llegamos a Súzdal, allí se nos acercó una chica Rusa para preguntarnos de donde éramos, hablaba español pues lo estaba estudiando, aprovechamos para preguntarle donde teníamos que coger el bus para regresar y nos indicó la parada, era un poco antes de donde nos dejó. Tras despedirnos nos acercamos a la plaza del pueblo donde había un mercado, y tras beber una bebida caliente típica de allí para entrar en calor.
Nos acercamos a la catedral de Súzdal, hermosa con sus cúpulas azules un contraste tan hermoso con el blanco de la nieve , que vamos, nuevamente caí enamorada del paisaje que estaba frente a mi . Cruzando el río se tienen unas vistas hermosas, en ésta época podía ser una pista de patinaje perfectamente.
Visitamos el museo de madera al aire libre, que recrea como vivía la gente antiguamente, un conjunto de casas de madera, iglesia, molinos, muy muy bonito, el precio 250 rublos por persona.
Ya se nos estaba echando el tiempo encima, habíamos perdido mucho observando el paisaje, es que era todo tan idílico, que no podíamos controlar el tiempo, en cada rincón nos parábamos a hacer fotos y simplemente disfrutar del momento. Atajamos camino por un campo, o río o no se que era , donde se veían huellas de gente y pensamos, que diablo por aquí ha pasado gente así que sea lo que sea tiene que ser sólido , los nervios me comían por dentro pero se veía muy estable, ahora mirando el Google Earth veo que es campo con algún que otro charco, así que íbamos bien encaminados . Desde el otro lado sacamos unas fotos increíbles del pueblo con la catedral. Se veían muchas cúpulas por el pueblo, sin duda me hubiera quedado un día por allí. Visitamos lo que pudimos del pueblo, nos adentramos por sus calles, y disfrutamos de la paz que por allí había, de la tranquilidad y del fresquito que hacía .
Visitamos también el Kremlin de Súzdal, no recuerdo el precio pero lo visitamos a las prisas pues se nos había hecho muy muy tarde , íbamos ya con el tiempo justo para llegar a Vladimir y coger el tren a Moscú.
Regresamos a la parada y cogimos nuevamente el bus hasta la estación de bus, pero esta vez nos tuvimos que bajar para comprar el ticket a Vladimir, esperamos un poco y al rato salió el Bus, asientos numerado, si no eres de los primeros en comprar toca ir de pie.
Llegamos a Vladimir, nos comimos un perrito en la estación y a coger el tren para Moscú, aquí empezaron a caer unos copos de nieve que fue el broche perfecto de despedida de Súzdal . Una pena no haber visto la catedral de Vladimir , pero sinceramente, había disfrutado tanto el día de hoy que ya no me importaba nada.
Estos dos últimos días habían sido perfectos, hermosos, divinos, paisajes idílicos, no sabría cual elegir, Súzdal más salvaje, apenas nadie en las calles supongo que era también la época, disfrutamos mucho de esa soledad y paz. Serguiev Posad precioso, pero sin duda alguna hay que ir a los dos sí o sí.
Llegamos a Moscú poco antes de las 20:00 horas. Cambiamos algo en la estación de tren, pues fuera había una casa de cambio donde nos habían ofrecido el mejor precio hasta la fecha. Regresamos a el centro de Moscú y nos fuimos a la calle Arbat a dar un paseo y terminamos comiendo en “The Krusty Krub” de Bob Esponja, vamos, debajo del mar , que gracioso el lugar y que pena de que mi hijo no estuviera allí en ese momento, porque sería su sueño. Paseamos por la zona y regresamos a el hotel a dormir que había sido un día bastante movido y con muchos kilómetros recorrido.