Salimos de Barcelona el viernes por la tarde, a las 20:50h salió el vuelo y llegamos a Ginebra a las 22:30h. Al llegar al aeropuerto, antes de salir en la zona de llegadas hay una máquina que te ofrece gratuitamente el ticket para coger el tren para ir hacia la ciudad de Ginebra, los trenes pasan a menudo y del aeropuerto a la ciudad de Ginebra el trayecto son 6 minutos, hasta la Gare Cornavin.
Llegamos a la estación central de Ginebra y de ahí nos fuimos a nuestro hotel, al Hotel Geneve, un hotel rústico de madera, bastante céntrico, económico, con habitaciones con baño privado y con desayuno incluido. En los hoteles te ofrecen una tarjeta que te permite utilizar gratuitamente el transporte público de la ciudad, tranvías y autobuses.
Aunque Wengen era nuestro destino para este día, hasta llegar nos quedaba casi todo el día por delante. Alquilamos un coche en Ginebra para ir de ruta, en un principio queríamos ir a la ciudad de Berna, Gruyeres y llegar a Lauterbrunnen para coger el tren, pero ya se sabe que cuando vas de viaje los plantes a veces van cambiando sobre la marcha, y así fue. Llegamos hasta Gruyeres, un pueblo medieval en la cima de la montaña, con un encanto especial.
Decidimos pasear y disfrutar del pueblo, de sus casas decoradas con flores, de las calles adoquinadas y llegar hasta el castillo que culmina el pueblo, y de saborear nuestra primera foundue suiza, que estaba riquísima!
De Gruyeres teníamos pensado ir a Berna, pero nos saltamos la capital y continuamos el trayecto por la carretera que cruza el puerto de montaña del Jaunfross, una carretera secundaria verde, con un paisaje alucinante. Llegamos hasta Lauterbrunnen, dónde teníamos que dejar el coche en el parking de esta ciudad y coger el tren hasta Wengen, ya que en Wengen no se puede acceder en coche privado, sólo en tren. La verdad es que mereció mucho la pena, el trayecto en tren son 20 minutos con una maravilla de paisaje y con el majestuoso Jaunfrau de fondo. El tren tiene un coste de 6,60 francos suizos, unos 5euros.
Llegamos a Wengen, y teníamos la reserva en el Hotel Bernerhof, un hotel que era una casa de madera, sencillo pero bonito, como todo el pueblo de Wengen. Este pueblo es tranquilo, rodeado de majestuosas montañas, aun nevadas en el mes de junio, y verde muy verde y colorido por las flores que decoran las ventanas y balcones de las casas del pueblo.
[align=justify]
Salimos por la mañana de Wengen, volvimos a Lauterbrunnen en el tren para coger de nuevo el coche y volver a Ginebra por la tarde, ya que teníamos que devolver el coche que habíamos alquilado.
De camino a Ginebra, visitamos el pueblecito de Grindelwald, este pueblecito se caracteriza por ser la base de muchas excursiones y rutas por la zona de los Alpes, nosotros estuvimos paseando por las zonas verdes cercanas al río y disfrutando del paisaje típico suizo, casitas de madera, flores rojas, vacas y montañas nevadas de fondo, impresionante!
De bajada a Ginebra paramos en Thun, una ciudad medieval con un castillo en lo alto, que para subir hay un montón de escaleras, tuvimos la mala pata de que el castillo estaba en obras...aun así paseamos por la zona adoquinada y luego bajamos hasta la zona del río y de los puentes. Sobretodo hay que visitar y cruzar el puente de madera con jardineras floreadas , bonito como el solo!
Continuamos el trayecto hasta llegar a Ginebra a la hora prevista, dejar el coche de alquiler y pasar por el hotel para dejar las maletas y ponernos a pasear por la ciudad.
Estuvimos por la ribera del lago Lemman, un paseo maravilloso contemplando desde cualquier punto el Jet d'eau, el chorro de más de 140metros que tanto caracteriza la ciudad.