Después de una larga búsqueda de vuelos baratos, mi novia y yo encontramos Madrid-París ida y vuelta por unos 80€/persona así que nos decidimos a pasar las vacaciones de verano en la ciudad del amor.
Nosotros somos de Écija (Sevilla) así que decidimos pasar unos días en Madrid con unos parientes.
Día 20 de Agosto de 2008, apenas quedan 15 horas para coger nuestro avión en Barajas cuando comienzan a escucharse sirenas por Madrid y de repente en TV: "accidente en Barajas. Un avión de Spanair se estrella".
Sobre las 3 de la madrugada, sin dormir nada, ya estábamos en Barajas para coger el vuelo de las 5.45am con el panorama del accidente.
Gracias a este foro aplicamos el truco de Ryanair de montarnos los últimos en el bus que nos lleva hacia el avión para ser de los primeros en salir del mismo, siendo por lo tanto los primeros eligiendo los mejores asientos. Digamos que simplemente en la cola para embarcar no hay que ser de los primeros.
Sobre las 8 am aterrizamos en Beauvais tras un vuelo sin ningún incidente. Para ahorrar la cola del billete de bus lanzadera hasta París, mi novia fue a por las maletas y yo fui a por los billetes tal como indicaban otros viajeros del foro.
Después de una hora y media de autobús llegamos a Porte Maillot (París) y todos los turistas nos dirigimos en manada hasta el metro más cercano, totalmente señalizado.
Me impactó ver la cantidad de motos que circulaban en la periferia de París pasando entre los coches. Estos últimos circulaban pegados a la izquierda para dejar paso a l@s motoristas. También fue curioso ver el verdor que lo inundaba todo aun siendo Agosto.
Llegamos a nuestra parada de metro Blanche y al salir nos topamos con el Molino Rojo y subiendo por Rue Lepic hasta nuestra calle (Rue des Abbesses) vimos el café de Amelia “café des 2 moulins”.
Tras esperar unos 10 minutos apareció Yvon, el dueño del estudio que alquilé por
www.homelidays.com. Nos comunicamos lo que pudimos en “francenglish” y fue muy amable al no cobrarnos la fianza. El estudio nos salió por 24€ la noche por persona. Estaba bien, con cocina, un pequeño cuarto de baño, una mesita para comer y un sofá cama.
Ya que no dormimos en toda la noche, decidimos echar una pequeña siesta antes de lanzarnos a conocer París. Al levantarnos fuimos al supermarche a por quesos, pates, baguettes y vino, comimos algo y nos fuimos a conocer nuestro barrio: Montmartre.
moulin de la gallete
Vimos el cementerio de montmartre, moulin de la gallete, place du tertre (masificada pero merece la pena) y llegamos hasta el Sacre Cour. Me sorprendió gratamente el interior de este ya que no me esperaba nada del otro mundo. Tiene un estilo Bizantino y romano de los historicismos del s. XIX. Mosaicos dorados con un gran cristo situado en el centro de la basílica. Nos resulto realmente bonita.
Después bajamos por las escalinatas del Sacre Cour donde nos sentamos a observar París anocheciendo.
Bajamos hasta el carrusel de Amelie y tuvimos que esquivar a los negritos pesadísimos que te ponían pulseras para después cobrártelas. De nuevo este foro nos advirtió de su presencia y salimos del aprieto, no sin reírnos cuando uno de ellos nos decía “catalán, vasco, campeones de Europa”.
Paseamos por el Boulevard de clichy (barrio de mujeres malas y sexshops) hasta el Moulin Rouge, donde nos acercamos a comprar un par de crepes. La simpática tendera nos mira y nos dice en un perfecto castellano “¿que queréis?”, “un creps de chocolate y otro de jamon york y queso. Eres española?”… “Si asturiana”. …
Llegamos a casa, cenamos los crepes, nos duchamos y nos fuimos a la cama.
El viernes 22 de Agosto amaneció lloviendo así que decidimos cambiar las visitas exteriores que teníamos programadas por algún museo. Finalmente elegimos el Louvre.
Antes de salir de nuestro estudio tomamos un delicioso croissant, con su textura insuperable, un batido de chocolate y un brioche.
Salimos de casa hasta el metro de Abbesses entre la lluvia. Llegamos a la concordia y atravesamos los jardines de las tullirerías. No se si fue la lluvia, pero este lugar no me pareció demasiado interesante.
A las 9,30 am penetramos en la pirámide del Louvre con unas colas casi inexistentes. Con las París Pass (100% recomendable) nos ahorramos incluso la pequeña cola de los tickets.
A pesar de mi tendencia innata a rechazar los tópicos, la Mona Lisa me sorprendió gratamente.
Lo que más me gustó del Louvre: La Victoria de Samotracia y la sección egipcia.
Llegó la hora de comer así que volvimos al estudio atravesando de nuevo las tullerías bajo la lluvia.
Comimos una rica baguette acompañando una tortilla de queso de obeja y embutidos, con vino francés.
Después de una siesta reparadora nos dirigimos a les jardin des plantes (jardín botánico) lleno de una sorprendente variedad de flores y animales. Recomendable para pasear relajadamente.
Después vimos el Panteòn desde fuera ya que cerraba bastante temprano (sobre las 18.30h).
Los jardines de Luxemburgo.
Y por último la Torre Eiffel, el edificio más famoso del mundo con una fama más que merecida. La verdad es que en mis 25 años de vida ningún monumento me había impresionado tanto. Fue espectacular verla desde lo lejos e ir acercándonos.
Hicimos 3 horas de colas interminables, para subir a la 2ª planta, otra para subir a la 3ª, otra para bajar a la 2ª y otra para bajar a tierra firme. No compensó demasiado y además el ticket (12€) no lo cubría la París Pass.
En la planta superior nos hizo un frio y viento insoportables en pleno agosto.
Al bajar la torre estaba totalmente iluminada de tonos azulados preciosos.
Eran ya las 23h así que nos fuimos a casa, comprando de camino una baguette de pollo, queso y tomate y una creppe de azucar.