Me he decidido a escribir mi relato de las vacaciones para dar ideas a otras familias con niños pequeños que quieran visitar el País Vasco de una forma más relajada y acorde con las necesidades infantiles. Me centraré en las actividades relacionadas con los niños, ya que la información general de las visitas está ampliamente descrita en otros diarios.
Mi marido y yo viajamos con nuestros niños de 9 y 4 años del 21 al 31 de julio del 2016 a visitar el País Vasco. La temperatura en esa época del año es ideal, te permite ir cómodo en pantalón corto y camiseta sin pasar calor, pudiendo visitar tranquilamente un pueblo a las tres de la tarde sin necesidad de buscar la sombra.
Decidimos repetir la idea general de viaje que otras veces habíamos probado y siempre funcionaba muy bien: un lugar fijo desde el que hacer excursiones durante el día y al que regresar a media tarde para poder descansar y jugar.
Preferimos que sea apartamento con cocina propia, y que tenga un atractivo extra (piscina, granja o parque infantil) y, si es posible, que sea de tipo rural, pero, a la vez, no muy alejado de un pueblo o ciudad.
Después de mirar en varias webs de opiniones, nos decidimos por una casa rural con apartamentos, que cumplía todas las condiciones. Fue una gran elección, solo puedo decir maravillas de la casa y de la familia que la lleva. Eso sí, hay que reservar con mucha antelación, ya que hay pocos apartamentos.
La casa se llama Jesuskoa
www.jesuskoa.eus, y se encuentra en Zumaia, cerca de Zarautz. Nosotros elegimos un apartamento con una gran sala con dos camas de matrimonio, cuarto de baño, cocina y porche privado. Tienen una granja con gallinas, cabra, un ternero, una burra, y todos ellos hacer las delicias de los más pequeños. A mis hijos les encantó ir a buscar los huevos de las gallinas y alimentar a los animales. También tienen una amplia zona de juegos y, para los mayores, espacios de relax y gimnasio. Ofrecen desayuno y cenas. Nosotros desayunábamos en nuestro apartamento, pero sí que cenamos alguna noche y estaba todo buenísimo. El trato por parte de los anfitriones fue excelente. Nos hicieron sentir como en casa y nos dieron muchísimas ideas y trucos que no te dan en información turística.
Salimos de Tarragona en coche bien temprano y llegamos a medio día a Jesuskoa. Después de comer nos fuimos a visitar Zumaia, que estaba a un par de km de nuestro apartamento.
Visitamos varios enclaves de la película “8 apellidos vascos”, como la Iglesia de San Telmo o la plaza donde tiene lugar la manifestación.
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Lo más interesante de Zumaia es, quizás, el flysch, unos espectaculares acantilados. Cuando hay marea baja, se pueden observar en todo su esplendor. Existen muchas actividades relacionadas con el flisch, como salidas en barco o trekking por los acantilados. Nosotros no las realizamos, pero pueden ser interesantes.
A los niños les encantó un parque de juegos muy céntrico. En todas las ciudades y pueblos encontramos zonas infantiles de juego muy originales y bien cuidadas.
Compramos provisiones para los días que íbamos a estar y volvimos al apartamento. Aquella noche cenamos en el restaurante de la casa rural (reservado para los huéspedes) y pudimos probar las maravillas de la cocina vasca.
En Jesuskoa nos recomendaron ir a San Sebastián en tren y nos dieron un listado elaborado por ellos mismos con los mejores bares de pinchos y la especialidad de cada uno.
El tren se coge en Zumaia y te deja en 40 minutos en el centro de San Sebastián. Paseamos por el Paseo de la Concha y al poco rato empezó a llover. Nos dirigimos a la Parte Vieja de la ciudad, donde están la mayoría de bares de pinchos. Nuestra experiencia con niños no fue muy buena, ya que a ellos prefieren comer tranquilamente sentados, cosa bastante difícil en este tipo de establecimiento.
La lluvia no cesaba y decidimos volver al apartamento y regresar a San Sebastián otro día más soleado.
Por la tarde el cielo se despejó y los niños pudieron disfrutar de los animales y conocer otros niños con los que jugar. Y mi marido y yo le sacamos rendimiento al gimnasio de la casa. Como nos vieron deportistas, los anfitriones de Jesuskoa nos facilitaron información sobre senderos cercanos para salir a correr o caminar.