No empecé a disfrutar de Florencia hasta que olvide de que estaba en Florencia. Y fue gracias a la lluvia, Una suave lluvia al final de la tarde que alivió la ola de calor y limpió de turistas las calles y sobre todo el puente viejo. Entonces fue cuando miré con otros ojos. Me olvidé del “tengo que ir , tengo que ver, tengo que visitar” …¿Sabes? el atardecer desde cualquier punto de la ciudad es hermoso. Desde la repleta plaza de Miguel Angel , desde los jardines de Boboli, desde las orillas del Arno, desde…
Para los que dudáis entre haceros con la Firenzecard os diré que me fue útil. Tiene sus pegas como el querer exprimirla y dejar de disfrutar de la gratitud y gratuidad de las calles. Tiene sus ventajas como la de minimizar las esperas. Y yo, que viaje a final de Agosto, lo agradecí. De hecho subí el primero a la cúpula del Duomo. Antes de ascender hay que ir a una oficina para que te den una tarjeta para el complejo – no hagáis fila en la puerta de la cúpula sin ella porque la espera habrá sido en balde –
La subida a la Cúpula la esperaba peor. La bajada si me resultó más farragosa al ir cruzándote con gente. Las vistas maravillosas. Subid al campanario y al Duomo si podéis. Y si debéis elegir hacerlo al Duomo.
Cuando aterrices en el menudo aeropuerto de Florencia, tal como sales, camina hacia la derecha y encontraras al final una parada de taxis, y frente a ella, otra del autobús que os llevará directo en media hora a la estación de Sta María de Novella .
Me hospedé en el Hotel Balcony. Muy cerca de la estación. Como todos los hoteles que contrato, funcional, sin lujos, buen internet, en esta ocasión desayuno justito, trato fantástico, céntrico, y bien valorado por otros viajeros. Curiosidad: tiene una terracita desde donde se ve el Duomo bien bonito. Sin ascensor. Volvería.
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Lo primero que hice fue irme al centro comercial Rinanceste , en la Plaza de la República. Allí, en la última planta, tienen una terraza con maravillosas vistas al Duomo. Recomendable.
No tranquilos, no os voy a hacer una cronología de todo lo que hice y deje de hacer . Ni tan siquiera lo recuerdo. Os voy a ir contando cómo me sentí y qué me gustó. Antes de nada comentaros que soy un auténtico ignorante en cuanto a arte.
Vamos con el que será sin duda epicentro de vuestro viaje:
La Plaza de la Signoria por lo visto ha sido desde (según leí en algún sitio) el neolítico un lugar de reunión. La que hoy conocemos proviene del s xv. El Palacio viejo , La Logia, sus esculturas son las que dan personalidad a la bella Plaza. Tanto como el David me cautivo Perseo. Victorioso reusando mirar a Medusa. El patio de entrada al Palacio es precioso y las vistas del Arno desde su torre son majestuosas.
Tuve la suerte de encontrarme con una exposición temporal del belga Jan Fabre . Creo que entre el David y la Fuente de Neptuno habían colocado a un tipo de bronce subido en una escalera , regla en mano, intentando medir las nubes. La idea me cautivo. Mucho más que la gigantesca tortuga cabalgada a la que llamó Utopía. Encontré más obras de Fabre por Florencia. Sobre todo en los jardines de Boboli.
La Signoria es un buen lugar para tomar el pulso a la ciudad. Y más sentado tranquilamente con un bocata de All antico Vinaio. Maldita sea lo buenísimos que están. Yo que ando recuperándome de una fascitis plantar, que comenzaba a correr con mis sufrimientos y kg de meses parado… malditos sean esos deliciosos panini. Tienen bien ganada su fama. 5 eu el panini y 2 eu la bebida.
Algo más caros, pero con menor espera, son los panini en La proscuittteria. A unos pasos de Al antico. Buenísimos igualmente , pero me quedo con sus vecinos.
Comer en Florencia me ha resultado barato comparado con otros destinos.
Sigamos con cosas que me gustaron…. La Capilla de los Medici . Me sobrecogió el complejo en sí. La biblioteca – con su escalera de acceso diseñada por Miguel Angel - , la iglesia … – soy oscense y aunque no muy devoto siempre hay que hacerle aprecio a mi patrón – , la cripta donde podéis ver el sepulcro de Cosme el viejo sosteniendo el pilar del presbiterio de la Iglesia de San Lorenzo .
Frente a iglesia de San Lorenzo tenéis una serie de tiendas para curiosear. Recuerdo una que los amantes de rock y heavy no debéis perderos. Espectacular. Además se accede desde la acera bajando varias escaleras como si fuesen un sótano. Escaleras al infierno.
Junto a las capillas mediceas y San Lorenzo encuentras el mercado. Comí un día allí y lo tenían muy bien montado. Siempre me ha gustado visitar los mercados de los lugares que visito. Recomiendo un bar de un viejo aficionado al equipo de la Fiorentina con buenos precios y simpatía garantizada.
No me entretuve demasiado en el mercado exterior destinado a productos de cuero.
No me peguéis; Santa María de Novella ni fu ni fa. Sí es bonita, pero…vamos que no maravilló. Santa Croce sí. Ya de por sí impresiona simplemente por contemplar las tumbas de Galileo, Miguel Angel , Dante y Maquiavelo.
Por muy preparado que vayas en el Museo de la Academia el David embarga. De nuevo tuve la suerte de entrar de los primeros y poder huir unos minutillos de la multitud.
Y voy a hilar el David de Miguel Angel con su plaza y el atardecer. Subí a pie a la plaza de Miguel Angel. Todos esperábamos a que se encendiese el alumbrado. Con las cámaras listas, preparados como cuando vas a comerte la primera uva en nochevieja. Es hermoso. Muy hermoso. Contemplas la ciudad y te alegras de estar allí. Yo en cierto modo me retrotraje un año antes al Bastión de los Pescadores , y pensaba en que aunque me cuesta mucho juntar unos euros para viajar, por momentos como esos valía la pena. Mucha gente pero sin sentirte agobiado.
Luego sí. En la plaza me embutí en un autobús para regresar a Sta María de Novella. Y digo bien, embutí.
Me apetecía visitar el Claustro de los descalzos. Esto ya otro día. Desde la Plaza de San Marcos caminaba sin encontrarlo. “No puede ser, el mapa me marca aquí”. Pregunté a una señora que había salido a tirar la basura. Y así es la vida… esa señora trabajaba en el Claustro y aunque estaba cerrado ese día me dejo mirar un sg. Me sentí un “vuayer”. Pero no solo eso, sino que también me aconsejo que fuese al ladito al Cenáculo de Santa Apollonia. Y en Florencia haz lo que los florentinos te dicen que hagas. Fue una de las mejores visitas. Estuve solo. Unos frescos de la última cena de Andrea Castagno de antes de 1450. Una joyita.
Me gustó una tienda de madera dedicada a Pinocho. Cerquita de la plaza de la Signoria. La atención amabilísima, con cosas simpáticas. Una tienda para dejar volar la imaginación. Imperdible si viajáis con niños… yo viajo solo solito y aun así disfruté de lo lindo.
El Duomo lo vas a contemplar desde todos los ángulos ,desde todas las luces. Es precioso. Impone.
Cada cual elige en qué gastar su tiempo. Todos sacamos fotos en el Baptisterio de la puerta del Paraíso. No está de más asomarse al museo del Duomo para ver las puertas originales. También custodia una Piedad de Miguel Angel y una escultura de María Magdalena de Donatello. ¡Ahí lo dejo!.
En el Museo de los Ufizzi me sentí extraño. Desde luego para cualquier amante del arte es imperdonable no ir. Pero yo no lo soy. Iba de sala en sala sacando fotos a obras que ni conocía ni tenía el interés en hacerlo. Alienado. Y sí claro, llegas a ver a Boticelli, Da Vinci, Rafael, Velazquez ,Goya o Rubens y piensas.. ”sí joder” pero durante mucha parte del recorrido vas simplemente donde te lleva la marea. Y me odio cuando me dejo llevar por la marea. Es quizá por eso que comencé diciendo que sentí Florencia cuando deje de pensar en las obligaciones y simplemente caminé.
Por eso el último día cuando llegue muertito muerto al Palacio Pitti y tuve que elegir entre jardines Boboli y los museos del Palacio no lo dude; jardines.
Los florentinos en su trato amabilísimos. Los helados para chuparse los dedos.