Os voy a contar el periplo de una semana que hicimos tres amigos recorriendo parte de Cuba en coche.
LLEGADA A LA HABANA
Después de un largo viaje llegamos a La Habana, mis amigos venían de hacer escala en París con Air France y yo en Madrid con Iberia, pero ambos vuelos llegaban por la noche con media hora diferencia.
Lo primero tras pasar la aduana donde te piden la visa es recoger las maletas. Por cierto, el seguro médico obligatorio ni nos lo pidieron, de todos modos hay que tenerlo a mano.
Tras recoger la maleta lo primero que hay que hacer es cambiar dinero en las oficinas que están justo saliendo a mano izquierda, depende el dia puede haber cola, nosotros tuvimos suerte.
Como en los próximos días estaríamos recorriendo el interior de Cuba y La Habana la dejaríamos para el final, decimos cambiar todo el dinero allí. Por la mañana tampoco tendríamos tiempo y así un problema menos.
Os cuento que entre los tres nos manejamos todo el viaje con un bote común, va muy bien porque así no hay que ponerse a hacer cuentas cada vez ni ponerse a contar dinero delante de nadie y como llevamos un ritmo de gastos similar, fue la mejor y más práctica opción.
Luego de cambiar dinero, a buscar taxi, de ser posible oficial. La mayoría de los que están en la parada del aeropuerto lo son y el precio hasta el centro de La Habana es fijo, 25 CUC (pesos convertibles cubanos).
Cogimos un taxi y nos fuimos para la casa particular donde teníamos reservada una habitación triple en Centro Habana (el barrio se merece un capítulo aparte que ya os contaré más adelante).
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Desde el taxi ya te empiezas a dar un poco cuenta de lo que nos esperaba a la hora de conducir en Cuba: de noche es una aventura un poco peligrosa, casi nula iluminación de las calles, gente y animales caminando por la calzada pero no por un costado, te los cruzas andando por el medio, carretas, el olor del carburante de los coches antiguos, casi no hay semámoros, etc.
Por fin llegamos a la casa, un segundo por escalera sin ascensor, obviamnente. Nos alegró mucho encontrar gente muy servicial, la habitación muy limpia y con aire acondicionado, el baño pequeño pero limpio.
Caímos rendidos...mañana será otro dia y el veradero comienzo de nuestra aventura.
Después de nuestra primera noche en La Habana, desayunamos en la casa particula de Habana Centro y charlando con los dueños de la casa, nos dijeron una frase que iba a definir el resto del viaje. Nos marchábamos para recoger el coche de alquiler a las 10 h como habíamos pactado en el contrato, cuando nos comentan:
Quote::
Esto es Cuba, no se preocupen por llegar puntual, no les darán el coche a las 10 h
Dicho y hecho. Después de llegar puntuales, nos dicen que nos pasaran a buscar en coche porque nos han cambiado el punto de recogida (ya lo habían hecho antes de llegar a Cuba respecto al sitio reservado por internet). Tras esperar mas de media hora, nos pasan a buscar, de nuevo a esperar hasta que nos atienden...Finalmente tenemos el coche y nos proponemos salir de La Habana. Primer contacto con el tráfico y el asfalto cubano.
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Respecto al
tema conducir en Cuba me gustaría hacer un par de comentarios, ya que he leído todo tipo de opiniones antes de salir y la verdad que estábamos un poco preocupados:
- Es casi imposible perderse hoy en dia, gracias a los GPS y mapas offline. Las carreteras están poco señalizadas, pero lo están y las indicaciones son suficentes para llegar a destino.
- Los semáforos son escasos, especialmente fuera de La Habana, pero a pesar de ello y de que casi nadie respeta eso de ir por la derecha (supongo que por el estado de la calzada que te obliga a ir por donde se pueda), hay cierto "civismo". Conduciendo con precaución es bastante improbable tener sorpresas.
- El estado de la calzada, calles, carreteras y "autovías" es bastante lamentable, carriles sin pintar, alfalto en pésimo estado (también es cierto que va a tramos).
- Cuando circuléis por la autovía no espereís encontrar lo que nosotros llamamos por tal. Te puedes encontrar cualquier tipo de transporte, carros, bicicletas, camiones, gente andando por el "arcén", animales!
- Todo el mundo nos ha repetido lo mismo y ratificamos: No conduzcais por Cuba de noche.
No me alargo más con el tema coche para no aburrir, simplemente contaros que a pesar de todos estos "contra" creo que el coche es la mejor manera de recorrer Cuba por tu cuenta. Una vez abandonada la gran ciudad de La Habana, es cuando comienzas a ver la verdades Cuba, tomas contacto con la gente y la vida rural que caracteriza mayoritariamente este país, la vida tranquila y poblerina y el viaje se hace totalmente una aventura que no cambiaría por nada.
Cuando abandonas la autovía que va hacia Viñales, la zona de plantación de tabaco cubano por exelecia, comienza la parte más amena del viaje por carreteras sinuosas entre un paisaje verde tropical exhuberante. Es impresionante y totalmente soprendente.
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En Viñales hicimos una noche, el pueblo tiene mucha más vidilla de lo que esperábamos pero la verdad que nos hemos quedado porco allí. Luego de dejar nuestras cosas en la casa particular donde alquilamos habitación, cogimos de nuevo el coche y nos fuimos a comer al paladar "El balcón del Valle", un sitio muy rústico que a pesar de salir en varias guías de viaje, guarda su caracter humilde y local. La comida buenísima y casera, probamos la primer "ropa vieja" del viaje y pudimos admirar la gradiosidad del paisaje.
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Desde allí nos fuimos a ver el "Mural de la Prehistoria", un sitio particular, para mi con poco encanto, pero que supimos aprovechar. Justo atravesando la puerta de salida a mano izquierda hay un sendero que tras un pequeño recorrido muy accesible de 20 min nos lleva a un rancho-bar con vistas panorámicas de todo el valle donde te puedes refrescar y admirar la vida de campo de los vecinos entre animales y naturaleza, creo que éso valió la pena la visita, al menos para mi.
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Luego del primer contacto con vida rural cubana en Viñales, que a pesar de ser un destino turístico, realmente no está explotado para tanto, decidimos madrugar y partir para nuestro siguiente destino, la ciudad colonial de Trinidad, Patrimonio de la Unesco.
El viaje sería largo ya que no hay manera segura de llegar directamente desde Viñales sin pasar por la periferia de La Habana, todo a través de la única autovía del país.
Algo que ya nos había llamado la atención en el primer trayecto, era la cantidad de gente que hace autoestop en la autovía. El trasporte público casi no existe y es de muy mala calidad. La gente se debe trasladar de un pueblo a otro y la mayoria de las veces un simple viaje de 15 minutos puede significar perder horas, encima muchas veces, bajo el sol y el calor sofocantes.
Fue por ellos que al comienzo del trayecto decidimos subir a un chico que nos había ayudado con unas indicaciones y lo llevamos hasta el pueblo siguiente, un corto trayecto de 10 minutos. En el interín, charlamos un rato, lo típico que ya habíamos escuchado, todo el mundo en Cuba conoce alguien o tiene familiar en España, jajaja. Nos pidió el teléfono y por no hacerle un feo, yo que estaba desocupada le di mi número. Aún me arrepiento, porque un mes después de volver de viaje, aún recibía llamadas a cualquier hora desde su número. No sé que quería pero he pasado un poco la verdad. Así que os recomiendo no dar datos personales a nadie.
Ya en Trinidad, pudimos dejar nuestras cosas en la casa particular donde nos alojábamos, un poco lejos del centro pero más tranquilo y nos fuimos a pasear.
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El centro de Trinidad tiene mucho encanto, la ciudad no es muy grande y se puede recorrer a pie. La parte antigua se encuentra sobre una loma, las calles empedradas van subiendo hasta llegar a uno de los centros neurálgicos, la plaza donde esta la Casa de la Musica.
Trinidad sí que es muy turística, el centro esta bastante explotado, tiene encanto pero ha perdido cierta autenticidad, más allá del entorno arquiotectónico. Se suceden restaurantes y bares, y cada uno con su banda de música tocando una y otra vez los mismos clásicos de siempre, donde Buena Vista Social Club se convierte en la banda sonora de la ciudad.
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Justo volviendo ya para la casa, nos abordan un par de chicas cubanas, de hecho te aborda todo el mundo ofreciendo algo pero estas chicas nos ofrecieron algo que mis amigos ansiaban hacer allí: un tour de un día a caballo hasta el Parque Cubano y todo por la módica suba de 19 CUC (unos 16 €).
Quedamos para salir pronto al día siguiente, fuimos a buscar los caballos (que estaban de aquella manera) y salimos. Eran apenas las 10 de mañana y ya estábamos empapados de sudor, pero la exitación de ir por el campo a caballo y con estas dos chicas que eran un show, hacían que todos los contras se atenuaran un poco (y los contras eran unso cuantos).
De camino al supuesto parque que ya pensábamos visitar antes de quedar con ellas, hicimos una parada en una chabola estratégicamente ubicada en el recorrido donde un supuesto agricultor de la zona, te convida por la módica cantidad de 3 CUC a un café de la tierra que el mismo siembra y te obsequia con un habano "artesanal". Paramos, hacen todo el paripé, música incluida y después de pagar y convidar a las guía seguimos.
Llegamos hasta la supuesta entrada del parque donde deberíamos haber pagado los 9 CUC de la entrada, dejamos allí los caballos y luego de un camino bastante accesible de unos 20 minutos llegamos a cascada, uno de los atractivos del parque.
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El sitio hay que reconocer que es muy bonito y luego del sofoque del recorrido a caballo bajo el sol, apetece muchísimo quitarse la ropa y bañarse. Por suerte llegamos bastante pronto y pudimos disfrutar de un buen baño refrecante antes que el sitio se volviera impracticable de turistas.
Después de la cascada tocaba volver pero con una parada técnica para comer en un rancho de la zona, donde probamos nuevamente la cocina criolla, muy rúctica pero exquisita.
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Al llegar a la casa, ya eran cerca de las 4 de la tarde, increíblemente aún teníamos energía y como al dia siguiente muy pronto partíamos para los cayos, decidimos coger el coche e ir a conocer las playas en la zona de Ancón, a unos 20 minutos de Trinidad.
Por suerte nos habían advertido de que Playa Ancón no merecía mucho la pena y decidimos para en las calas que entán un par de km antes de llegar.
Nuestro primer contacto con el mar del caribe y las playas de arena blanca! Que felicidad!
A pesar de estar un poco nublado, se avecinaba una típica tormenta eléctrida vespertina, nos bañamos en un mar más cálido de lo que esperábamos.
Un final de lujo para una etapa del viaje con más aventuras de lo esperado.
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