Pues aquí estamos de nuevo. Nuestra aventura comienza de forma similar a la anterior, viernes de curro, acabar de trabajar, maleta al hombro y camino a Heathrow. Esta vez va todo mucho más tranquilo, checkin y control rápido y con tiempo para mirar alguna tienda y hacer primera parada en el “bar de los pilotos”. Un gin tonic después ponemos rumbo a la puerta de embarque, cola vacía y voilà! En el avión, aunque seguimos yendo en la categoría de los pobres :). Primera vez con British Airways en un vuelo internacional tan largo, y bastante contentas, el avión no era el más grande que hemos viajado, pero si bastante cómodo. Conseguimos dormir unas horas, ver alguna película, alguna que otra comida de avión y al final, tras casi 14 horas allí dentro, aterrizamos. Nuestra primera parada es Kuala Lumpur, donde pasaremos la tarde/noche y cogeremos el siguiente avión por la mañana.
Compramos los Tickets del KLIA express, el tren que conecta el Kuala Lumpur International Airport (KLIA) con el centro de la ciudad. En 30 minutos estamos allí, conseguimos cambiar dinero para hacernos con unos Ringgits Malayos y ponemos rumbo al hotel. Nos alojaremos en unos apartamentos pertenecientes al hotel The Face Suites, que hemos escogido principalmente por la piscina y las vistas, y… Maaaaadre mía! Que piscina! Que vistas! Nos quedamos alucinadas y nos pegamos un buen baño mientras vemos atardecer y ver como empiezan a iluminarse los edificios de KL mientras anochece. Las torres Petronas y la menara tower se llevan la palma. Aprovechamos para hacernos el primer photobook del viaje.
Podíamos habernos quedado horas en la piscina, pero queríamos ver un poco de la ciudad en el corto tiempo que teníamos. Eran casi las nueve de la noche hora local y decidimos ir a Jalan Alor, el principal mercado callejero nocturno de Kuala. Muchos restaurantes con terrazas, mucha indecisión, pero al final decidimos ir al que tuvieran Laksa en la carta, una sopa malaya que me encanta, y ya que estaba en el país tenía que probarla. Los chicos de la mesa de al lado se iban y nos regalaron el cubo de cervezas que le quedaba, así que, muy a nuestro pesar, tuvimos que aceptar, porque quién quiere cerveza gratis? Comimos genial mientras veíamos pasar a la gente. Nos pedimos un laksa, unas brochetas satay (una salsa hecha a base de cacahuetes), un poco de arroz salteado con piña y broccoli con gambas. Tras la cena y un paseo, fuimos a un bar que nos habían recomendado, que durante el día es el helipuerto en la azotea de un edificio, y por la noche se convierte en una de las mejores terrazas chill out con vistas que jamás podrás ir. El lado negativo es que nos obligaron a pedir una botella de vino para poder subir, pero nos la bebimos muy plácidamente a la luz de los rascacielos.
Y claro, cervezas y vino después, siendo medianoche y estando en Kuala Lumpur, ¿que podiamos hacer más que ir a hacernos un reportaje fotográfico a las torres Petronas? Pues allá que nos fuimos, muchas risas mientras rechazabamos a los que intentaban vendernos fotos de su móvil con las torres enteras de fondo. ¿No saben que nuestras dotes fotográficas nos permiten hacerlas por nosotras mismas? ¿Pero quien se creen que somos? Jajajaja. Eran ya la 1.30am, y teniendo en cuenta que teníamos que despertarnos a las 6, creímos que era tiempo de poner rumbo al hotel. Primer día superado, y superado las expectativas inmensamente.