Hacía tiempo que queríamos ir a Córdoba en el AVE, y por fin el fin de semana del 27/28 de enero de 2018 lo hicimos realidad.
Los billetes más económicos eran salir a las 7 de la mañana y regresar en el tren de las 21:49, pero esto no iba a ser impedimento, así disponíamos de 2 días completos para visitar esta maravillosa ciudad.
Como siempre me había estudiado todos los monumentos, excursiones, curiosidades y leyendas de la ciudad, así que una vez más lo llevaba todo preparado y ya desde casa había cogido con “Getyourguide” las excusiones guiadas a realizar y reservado en el “Hotel Córdoba Centro”, después de leer todos los buenos cometarios a su favor, conocer su situación céntrica y saber que entraba el desayuno. Cuestión esta importante para nosotros ya que no queríamos estar el domingo buscando una cafetería donde desayunar.
SABADO 27/01/18
A las 7 de la mañana salíamos de la estación de Atocha con el madrugón a nuestras espaldas y solo una mochila con lo imprescindible para pasar noche. A las 9:10 ya nos encontrábamos en la Cordoba Califal.
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CALLE CAIRUAN
Dando un paseo nos dirigimos hacía la estatua de Averroes en la calle Cairuan, donde a las 10:30 daría comienzo nuestra visita guiada “Judería / Alcazar de los Reyes Cristianos / Mezquita Catedral”.
Por el camino ya fuimos viendo algunos monumentos como el Mausoleo Romano, la Puerta de Almodobar, la muralla de la Judería y las estatuas de Seneca y Averrores. También pasamos delante del Mercado Victoria, pero aún no había abierto sus puertas.
Aun nos dio tiempo de tomar otro desayuno. Nos bebimos un café y luego nos fuimos a comprar unos típicos “jeringos” que son como churros pero con otra masa. Nos dijeron que los podíamos haber comprado y luego comérnoslos en los bares cercanos, pero no era cuestión de tomar otro café.
A las 10:30 comenzamos el tour, acompañados de nuestra guía Gemma, una cordobesa simpática donde las haya, que nos fue amenizando todo el recorrido con curiosidades, anécdotas y un montón de datos históricos.
La Sinagoga, fue imposible visitarla ya que por lo visto se encuentra en restauración, en principio hasta el mes de junio.
La ruta duro más de 3 horas, finalizando en el interior de la Mezquita para que pudieras pasar dentro el tiempo que desearas.
Pero ya era la hora de la comida, así que siguiendo los consejos de un compañero que pasa gran tiempo en Córdoba y del deseo de mi marido de comer el típico rabo de toro, nos dirigimos al Mesón San Basilio, en el barrio del mismo nombre y que es típico por sus patios, a los que fuimos echando un vistazo desde fuera, ya que no es época y estaban cerrados.
Comimos comida típica cordobesa: salmorejo, berenjenas, rabo de toro y flamenquín, muy bueno todo y nada mal de precio.
Una vez terminada la comida nos dirigimos hacia el hotel, muy cercano a la plaza Tendillas, considerada la más céntrica de la ciudad.
Tras descansar un rato dirigimos nuestros pasos al Palacio de Viana para visitar sus 12 patios y posteriormente recorrer la zona próxima: Cristo de los Faroles, Cuesta del Bailío, Torre de la Malmuerta, monumento a los patios…
Por cierto, nos resultó curioso ver como ensayaban para Semana Santa, dos pasos cargados de ladrillos pero acompañados hasta por su música.
Después nos dirigimos hacia la plaza de la corredera, donde pretendíamos pararnos a tomar algo, pero nos resultó sorprendente que apenas ser las 7 de la tarde ya estuvieran cerrando, así que continuamos camino pasando por el ayuntamiento y el Templo Romano que se encuentra a su lado, para acabar en una cafetería de la plaza Tendillas.
Aunque no era demasiado tarde, el madrugón había sido importante y llevábamos casi todo el día en pie, así que decidimos y a tomar unas tapas y retirarnos pronto a dormir.[/align]
DOMINGO 28/01/18
A las 10 de la mañana tras haber desayunado en el hotel, ya nos encontrábamos en el punto de encuentro indicado para tomar el autobús que nos llevaría hacia nuestra próxima visita guiada: Medina Azahara.
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Medina Azahara
Tres horas que se nos hicieron cortas. Las explicaciones de nuestro guía ocasional, ya que su verdadero oficio era de arqueólogo, llenaron de vida las ruinas de esta ciudad palaciega, a la vez que también nos indicaba como era posible el reconstruir algo que había sido saqueado hasta los cimientos.
A las 13:45 nos encontrábamos de regreso, así que siguiendo nuevamente los consejos de mi compañero cordobés nos dirigimos a la zona del río para buscar uno de sus restaurantes recomendados, en esta ocasión “La Tinaja”, de cocina más elaborada que la del restaurante del día anterior y un poco más caro, pero con una estupenda relación calidad precio. Aquí pudimos degustar la mazamorra, desconocida para nosotros y que nos encantó.
Después de comer paseamos por los alrededores para pasar por la plaza del Potro, la calleja del Pañuelo, la Cruz del Rastro y cruzar el rio por el puente de Miraflores “el oxidao” como es conocido por los cordobeses.
Justo en la orilla opuesta se estaba celebrando un mercadillo medieval, así que caminando entre sus tenderetes pusimos rumbo al puente Romano vislumbrando la maravillosa ciudad de Cordoba desde otra perspectiva.
Tras pasar por la Torre de Calahorra cruzamos nuevamente el puente teniendo en nuestro frente la Puerta del Puente y los Triunfos del Arcángel Rafael, custodio de la ciudad y presente en muchas partes de la misma.
Nuestras piernas ya acusaban los dos días de caminata intensa, así que tras hacer un alto justo en esta parte del camino, descubrimos una señal del Camino Mozarabe de Santiago, justo en el lugar en el que se podía ver un esquinazo de la Mezquita y el triunfo de San Rafael de la Puerta del Puente, curioso cuanto menos.
Terminado nuestro breve descanso, caminando nuevamente por la ribera, para ver las ruinas del Molino de la Albolafia y su gran noria de madera, pusimos rumbo a la Judería para pasear nuevamente por sus callejas, esta vez por nuestra cuenta.
Al ser domingo por la tarde poca gente nos encontramos, ya que los cordobeses debían encontrarse en sus casas y muchos turistas iniciando el regreso a sus domicilios. Nosotros realizamos una nueva parada en “Los Patios de la Marquesa”, en plena Judería y aprovechamos para tomar un café y hacer tiempo a que llegara la hora de nuestra partida.
Decidimos dirigirnos ya a la estación de trenes, pero dando un rodeo, pasando nuevamente por zona de la Mezquita, ya cerrada, subir hacia Tendillas, donde nos compramos unos bocadillos para la cena, pasamos nuevamente por el Cristo de los Faroles para poder verlo de noche con las luces encendidas y ya terminar nuestra visita haciendo tiempo en una cafetería de la estación.
El AVE, puntual, en poco más de dos horas nos trajo de vuelta a la Estación de Atocha cargados de imágenes para el recuerdo.[/align]