Salimos de Asturias, cargados hasta arriba, con los peques bien instalados en sus sillitas, con dirección a
Segovia, parando para darles de comer, así como en el
Castillo de Coca que nos pilla de paso y es magnífico (además justo al lado había un parque infantil con muchos niños, columpios etc):
Llegamos a Segovia a eso de las 20 horas; teníamos habitación reservada en el
Hotel Jaime II, con dos cunas que tenían disponibles y posibilidad de dejar la silla gemelar en consigna, la verdad que fueron todo facilidades y amabilidad con nosotros en todo momento (llamándonos incluso después de habernos ido porque nos habíamos dejado dos mantitas de las cunas); había posibilidad de reservar parking, 8€ día, pero no fue difícil encontrar sitio en zona azul, justo antes del hotel, y ya no había que poner ticket al ser mas de las 20 horas.
Como la tarde noche acompañaba y aunque los niños estaban semifritos, decidimos ponerlos en la silla y bajar a dar una vuelta, el hotel está magníficamente situado a tan solo 4 minutos del
acueducto y la concurrida Plaza del Azoguejo; tras admirar las proporciones de tan magnifico monumento cenamos en una terraza aledaña de la franquicia de los 100 montaditos, barato y variado, para que los peques también puedan picar algo de lo que comemos nosotros además de su propia comida que traemos en termos.
Sobre las 22 horas nos retiramos al hotel para que los niños duerman, ya que ya tienen bastante trastocado su horario habitual de sueño
Amanece un nuevo y soleado día y tras recogerlo todo, meterlo en el coche y poner también el ticket de parking para la zona azul (máximo hora y media por 1,40€) nos vamos a desayunar a la misma franquicia de los montaditos, ya que salía igualmente bien de precio café+tostadas+zumo.
Tras lo cual nos vamos por la céntrica calle Cervantes dando un paseo y disfrutando de la monumental Segovia, con su
Casa de los Picos, la
Plaza de Medina del Campo con la
estatua de Juan Bravo y la estupenda
iglesia medieval de San Martin, la cárcel igualmente medieval, etc, hasta llegar a la Plaza Mayor, presidida por la imponente
Catedral gótica de Segovia.
Desde aquí merece la pena perderse por las callejuelas de la Judería, todo ello con el carrito gemelar, pero sin problema, no hay escaleras , llegando a la
Puerta de San Andrés
y continuar disfrutando de las vistas por la Ronda de Don Juan II hasta el fastuoso
Alcázar ( un paseo de lo más agradable que solo te llevara unos 20 minutos).
Aquí puedes descansar en uno de los bancos del jardín, beber de las fuentes de agua potable, entrar a verlo (descartado nosotros con el carrito),
y contemplar también desde las alturas la cercana
iglesia de la Vera Cruz con su planta dodecagonal.
(Me he descargado las app del móvil para meter más dinero en la zona azul y no tener que volver hasta el coche)
La mejor vista del Alcázar se obtiene desde el Mirador de la Pradera de San Marcos:
Volvemos por otras calles hasta llegar a dar a la cercana
Iglesia de San Esteban, con su galería románica y su torre, muy bonita:
para continuar hasta la plaza mayor, en donde sacamos dinero en un banco Santander, recargamos botellas de agua y comprobamos que los peques van fritos en la sillita; deshacemos el camino por la calle Cervantes y terminamos comiendo al sol unos platos combinados en la económica
Cafetería Orly, lo único malo que esta en medio de escaleras y hay que bajar el carro pero por lo demás, estamos muy tranquilos.
Después de comer nos vamos al coche y ponemos rumbo a
Cuenca, donde haremos las próximas 3 noches, llegando sobre las 17 horas al piso que tenemos cogido con Airbnb en el cercano pueblo de
Arcas; tras bajar el equipaje y encontrarnos con nuestro anfitrión, Rubén, que nos da todo facilidades, montamos las cunas de los niños y nos vamos a Cuenca, aparcando donde nos ha recomendado nuestro anfitrión, el
Parking del Castillo, que es
gratuito y se encuentra arriba del todo. Las vistas desde aquí del
Puente de San Pablo y las Casas Colgadas ya son estupendas:
Continuamos bajando por la calle Larga y la calle del Trabuco, admirando las vistas y llevando a los peques en el carro gemelar por el traqueteante adoquinado conquense hasta llegar a la
Plaza Mayor y la Catedral, que es bastante resultona por afuera, la verdad sea dicha (entrar dentro costaba 4,80€, lo cual me parece demasiado para Cuenca pero allá cada uno…)
De todas formas no pudimos escapar a tomar algo en la terraza adyacente,
Taberna El botijo dos cervezas 5€, raciones escasas por lo que vimos y bocadillos que costaba ver algo más que pan….quizás nos pasamos de Kilómetros y nos encontrábamos tomando algo junto a Notre Dame en París….
Como hacia sol y para el día siguiente no daban muy soleado, decidimos seguir bajando hasta el
Puente de san Pablo, se baja en 5 minutos por un lateral de la catedral,
calle Canónigos, y contemplar las
casas colgadas (OJO se dice colgadas, no colgantes que les sienta mal) del S XIV, una zona muy bonita.
Como son las 20 horas decidimos ir subiendo a buscar el coche, que con el carrito gemelar, desde el Puente de San Pablo….es una ardua tarea jajaja, pero consigo llegar sudando lo mío y yéndonos a cenar al piso tranquilamente.
Para hoy tenemos pensado irnos hasta
Campo de Criptana y sus famosos molinos manchegos de viento, que
Don Quijote confundiera con gigantes, y para allá que nos vamos con algo de lluvia intermitente; hacemos una parada previa en el
Castillo de Belmonte, que nos pilla de paso, pero entre que hace mucho aire y que entrar cuesta 10 €..lo vemos por afuera y continuamos viaje.
A eso de las 13 horas estamos en la
Sierra de los Molinos, gracias al GPS de Google maps, contemplando estos molinos tan estupendamente conservados, uno de ellos museo en honor de Sara Montiel que nació en esta localidad de Campo de Criptana.
Tras hacer varias fotos con los peques y explicarles un poco el Quijote
nos vamos a comer a un restaurante que tenía mirado en
Mota del Cuervo y de paso ver también los molinos manchegos que hay aquí; el restaurante es
El Chuletero, no confundir con otro del mismo nombre en Toledo al hacer la reserva
.
Nos atienden muy bien y los peques se ponen moraos en las tronas que nos ponen (aunque siempre llevamos las de viaje por si no tienen)
El área de los
Molinos de Mota del cuervo está mejor enfocada para disfrutar con los niños, además el sol nos acompaña:
Nos volvemos hacia Cuenca sin prisa, dirección al mirador del
Cerro del Socorro, desde donde hay unas vistas magníficas y en cuya subida se nos cruzó un ciervo justo delante del coche y una ardilla más adelante
Tras cenar en el piso nuevamente y acostar a los peques nos vamos a dormir que mañana hay una nueva etapa