Éste viaje ha sido nuestra primera experiencia con una empresa de viajes sorpresa. Para quien no conozca este tipo de empresas, pagas un precio fijo, en nuestro caso 150€/persona, eliges las fechas del viaje (3 o 5 días) y tienes varias ciudades de Europa a las que te pueden enviar y el destino lo conoces 48h antes de salir de viaje. Ese precio incluye el hotel y el vuelo.
Teníamos ganas de hacer algo entre amigos, y nos pareció divertido esto de no saber dónde íbamos a ir, a pesar de que yo soy una persona muy organizada y para mi un viaje comienza en su planificación, lo disfruto mucho.
Ciudad: De todos los destinos que nos podían tocar, nos tocó el que menos nos atraía, Lyon. Pero hemos vuelto enamorados de esta ciudad, nos ha sorprendido mucho y la gente es muy amable.
Hotel: nos asignaron el Hôtel Axotel Lyon, un 4 estrellas muy céntrico y moderno, a 5 min caminando de la estación central de Perrache y el tranvía a 2 min.
Conexión con el aeropuerto: el aeropuerto de Lyon tiene allí mismo una estación de tren lanzadera (RHÔNEXPRESS) que te deja en el centro de la ciudad en menos de 20 min. El precio es de los mas caro que hemos visto hasta ahora, si no recuerdo mal, 23 – 25€/ pers. ida y vuelta. Pero sin duda es la opción más cómoda y rápida.
Como moverse en la ciudad: el transporte público es económico, puedes coger una bicicleta todo el día por 3€ o un ticket de bus y tranvía de 24h por 5€ aprox. Aunque lo mejor es callejear para descubrir cada rincón.
El avión salió de Barcelona con 1h de retraso, llegamos a Lyon a las 13.30h. Fue fácil encontrar el tren lanzadera (saliendo del aeropuerto a la derecha, siguiendo las indicaciones de los carteles, está a 5 min.) cuando bajamos a la vía estaba allí esperando la lanzadera. Sólo hace 3 paradas, y nos bajamos en la segunda, tenia conexión con la línea de metro que llegaba hasta Perrache, así que compramos nuestro primer ticket de 24h para aprovecharlo bien ese día, el trayecto en metro duró casi una hora.
Fuimos a hacer el chek-in en el hotel y dejamos las maletas. Nos dieron dos habitaciones dobles muy completas, para lo poco que estaríamos, eran perfectas. Comimos en un restaurante hindú cerca del hotel, eran casi las 16h y estaban cerrados casi todos los restaurantes. Nos llamó la atención que nos pusieron patatas fritas dentro del durum (no nos terminó de gustar la idea
), pero los camareros fueron muy atentos y simpáticos, uno de ellos había estado viviendo en España y nos estuvo explicando alguna historieta.
Fuimos caminando hasta el centro comercial Confluence, desde allí salían los barcos para pasear por el río Saona, el barquito valía 4€, pero si te registras en la web del centro comercial, te dan un código y cuesta 2€ (consejo práctico
). Llegamos y tuvimos que esperar sólo 5 min, tuvimos mucha suerte, fue entrar nosotros y no dejar pasar a nadie más, estaba lleno y el siguiente no pasaba hasta 1h después.
El paseo duró unos 10 min, nos bajamos en la primera parada, al otro lado del puente de la catedral Saint Jean. Aprovechamos allí mismo para hacer algunas fotos, las vistas eran increíbles.
Cruzamos el puente, vimos la catedral, luego el Palacio de la justicia y fuimos desde la Plaza Saint Jean subiendo para encontrar unas buenas vistas de la ciudad.
Pasamos por el Théâtre Gallo Romain (entrada gratuita y muy recomendable)
Y ya bastante cansados llegamos a la Basílica de Notre Dame de la Fourvière, increíble, a 5 min del teatro romano.
Para volver al casco antiguo, cogimos allí mismo un autobús, lo enlazamos con el funicular y lo que tardamos en subir en 1h lo bajamos en 10 min. Si lo hubiéramos sabido antes, hubiéramos hecho el recorrido al revés, subir con el transporte y bajar andando. El funicular se coge en la misma plaza Saint Jean, pero nosotros no lo vimos al subir.
Como ya estaba atardeciendo, fuimos paseando con el objetivo de encontrar una cervecería y refrescarnos un poco, cruzamos el rio y llegamos a la bonita plaza Bellecour pero allí no encontramos nada…
así que bajamos toda la Rua Victor Hugo tranquilamente, las tiendas ya estaban cerradas y no había mucha gente. Cada vez nos estaba gustando más esta pequeña ciudad, sin grandes multitudes.
En la plaza Carnot hay mucho ambiente, la gente sale con el buen tiempo a tomar algo y cenar. Nos tomamos unas cervezas en la happy hour por 5€ cada una, lo vimos caro, pero es Francia... no podemos pedir más y nos sentaron genial. Estábamos tan cansados que decidimos coger unas pizzas en una pizzería a dos calles del hotel, estaban de aniversario y todas las pizzas estaban al 50%, nos las comimos tranquilamente en la habitación.
Planeando que hacer el día siguiente, vimos que no nos quedaba mucho por ver en Lyon y tres días era mucho tiempo, así que decidimos mirar cuanto nos costaría un bus a Annecy o Ginebra, ciudades cercanas, a unas 2h y encontramos unos billetes de ida y vuelta a Ginebra por 31€ con Flixbus, ¡así que sin pensarlo dos veces los cogimos!
Eran las 24h y el autocar salía a las 6.15h de la estación de Perrache, poco pudo durar la emoción, descargamos mapas sin conexión para ubicarnos en Suiza (no podemos usar los datos móviles) y nos fuimos a dormir rápido, que nos quedaban pocas horas para estar de nuevo en pie.
El despertador sonó a las 5.15h, aun era de noche, pero la emoción de ir a otro país hizo que no nos costara mucho madrugar, preparamos cuatro cosas y nos fuimos a la estación, la teníamos a 5 min caminando y a esa hora sólo estaban en la calle los que volvían de pegarse una buena fiesta o los que iban a trabajar en domingo.
El autocar llegó con 20 min de retraso, pero los conductores eran dos españoles muy simpáticos
. Nos hizo mucha gracia, no lo esperábamos. El viaje duró poco más de 2h y fuimos todo el camino durmiendo. Amanecimos en el centro de Ginebra a las 8.30h de la mañana y con ese ratito de sueño, ya estábamos como nuevos.
Yo ya había estado en esta ciudad hace unos años, me acordaba bastante, así que buscamos un Starbucks que había a 2 min. de la estación de buses nos tomamos un buen café y a comenzar la aventura!!
Primero fuimos a ver el gran Jet d’Eau a lo lejos para hacer unas cuantas fotos, el monumento Brunswick y la estatua en recuerdo a la Emperatriz Sisi.
Desde aquí cruzamos por el puente du Mont-Blanc para ver el famoso reloj de flores y llegar hasta el famoso chorro de agua para verlo de cerca y refrescarnos un poco, a pesar de ser abril, vamos en manga corta y hacia mucho calor.
Una vez vistos los alrededores del lago, vamos caminando hasta la plaza Bourg-de-Four Square
y seguimos hasta la famosa Catedral de San Pedro de Ginebra.
Eran las 12h y algo y comenzábamos a tener hambre, pero los precios de la zona eran intocables
, así que seguimos ruta hasta encontrar algún sitio con precios medio decentes.
Fuimos a ver el banco mas largo del mundo, no tiene nada especial, pero ya que estábamos allí nos pareció curioso.
Paseamos un poco por el parque de la universidad de Ginebra y como por allí no había sitios para comer, fuimos de nuevo al punto de partida, donde nos había dejado el autobús y comimos en el Burger King (15€/pers.) no es la mejor opción, pero el hambre y el precio ganaron.
Allí mismo está una de las estaciones centrales, decidimos coger un ticket de transporte publico de 1h por 3€ aprox. la idea para esa tarde era ver las naciones unidas y quedaban bastante lejos.
Ésta es una opción muy recomendada si no quieres gastarte mucho en transporte, el lago y el centro histórico está bastante cerca todo y en una mañana tranquilamente lo puedes ver paseando.
El tranvía nos dejó en la misma puerta de las naciones unidas, justo delante de la famosa silla de tres patas.
Aprovechando que estábamos allí, nos acercamos al museo Ariadna, que es gratuito y se ve rápido.
Aun nos quedaban 3h para coger el autobús de vuelta y teníamos tiempo para usar el transporte, cogimos el tranvía que nos dejó en la puerta del Jardín Botánico (gratuito también) es una opción muy muy recomendable en la época de primavera, es precioso.
Lo vimos tranquilamente, no había casi nadie, en general hemos tenido mucha suerte con las grandes multitudes, todo estaba tranquilo.
Cogimos de nuevo el tranvía y de vuelta a la estación central de Ginebra, el rato que nos quedaba hasta coger el bus, lo pasamos en un puesto de helados tranquilamente, ha ultima hora se puso a llover, incluso lo agradecimos por el calor.
El autocar llegó puntual, vuelta a Lyon en 2h20 min lloviendo todo el camino. Al pasar la frontera de Francia, nos paró la policía e iban pidiendo DNI o Pasaporte,
es importante llevarlo.
En Lyon también llovía, creo que había hecho mal día, fue un acierto irnos fuera. Pasamos por la pizzería de nuevo, con la lluvia no nos apetecía buscar otras opciones. Las pedimos para llevar y cenamos en el hotel viendo una película, hasta que nos quedamos dormidos, fue un día intenso, pero bien aprovechado.