Este verano decidimos hacer un viaje por Francia en coche del 3 al 20 de agosto. Salimos de Madrid el viernes 3 de agosto por la mañana a las 10:00 e hicimos noche en Miranda de Ebro.
Llegamos a Miranda de Ebro a la hora de comer y como no teníamos prisa decidimos ir por la nacional a partir de Burgos y ahorrarnos 22 € del peaje. Comimos en un sitio llamado
La Corrala que estaba muy bien y tenían todo tipo de platos combinados, pizzas, etc a muy buen precio. Por la tarde visitamos Miranda y subimos al castillo y al jardín botánico que están juntos y desde allí vimos las vistas de la ciudad. La visita al Castillo y al Jardín es gratuita. En el castillo había un concierto gratuito por la noche de Jazz, pero no fuimos porque queríamos madrugar al día siguiente. Cenamos en un sitio llamado Viva La Roca que era de fusión, pero poca cantidad.
Dormimos en el Hotelango Arasur (68€) habitación triple. La cama supletoria muy mala. La niña dijo que se le habían clavado los muelles, pobrecilla. El resto muy bien porque está muy nuevo, pero a considerar lo de la cama supletoria.
El sábado 4 de agosto nos levantamos pronto y salimos dirección Francia. La idea era llegar a Burdeos por la noche y pasar la tarde en la Duna del Pilat que está por el camino desviándose un poco.
Por el camino decidimos parar en
Dax, ya en Francia, para descansar y darnos una vuelta (234 km / 2h 40 min). En esta ciudad hay muchos balnearios. Dejamos el coche en el parking del Carrefour que está muy cerca del centro y nos dimos una vuelta porque había un mercadillo y estaba agradable. Bajamos al río Adour porque tiene un paseo muy bonito. También nos resultó curiosa la plaza de toros y es que es una ciudad con mucha afición taurina.
Seguimos el viaje y paramos en un área de descanso de la autovía a comer. En Francia las áreas de descanso son muy completas y tienen merenderos, baños bastante decentes, columpios, etc. Después nos desviamos a la
Duna del Pilat que se encuentra en el Bassin d'Arcachon (123 km / 1h 30 min). Aquí dejamos el coche en el parking (6€) y nos fuimos a la Duna que se extiende a lo largo de 3km y tiene una altura de 104 m. Hay unas escaleras para subir, pero luego tanto para bajar a la playa como la vuelta, hay que hacerlo por la arena. Es impresionante. Allí pasamos la tarde en la playa y nos dimos un bañito con la niña que estaba encantada. La subida costó, pero mejor de lo que me esperaba cuando estábamos bajando.
Finalmente nos fuimos a Burdeos (70 km / 1h 10 min) donde teníamos un apartamento que cogimos vía Airbnb. Antes pasamos por un E'leclerc para comprar algo y echar gasolina. El apartamento lo teníamos en la zona de Mérignac y estaba por donde entrábamos a Burdeos por lo que no tuvimos mucho atasco. Es verdad que sí vimos mucho atasco en dirección salida de Burdeos y todo el mundo nos había asustado con el tema del atasco, pero tuvimos suerte.
El apartamento estaba bastante bien y nos costó 148€ dos noches. Tiene una plaza de parking en la calle asignada al aparcamiento. La chica nos dejó un brioche, zumo y café de cápsulas para desayunar. Había de todo, incluso lavadora. El único fallo podría ser el ruido de una panadería que tenía unos compresores y al hacer tanto calor había que dormir con las ventanas abiertas. Pero la cama, y el sofá cama muy bien, y de espacio bastante grande.
El domingo 5 de agosto lo dedicamos a ver Burdeos. Nos bajamos en coche al centro (5km) y como era domingo vimos que no había que pagar en la zona hora, luego lo dejamos por la zona de los Juzgados que está bastante cerca de la catedral. También había una línea de autobus
#1 que estaba detrás del apartamento y te deja en el centro.
En Burdeos fuimos a la oficina de turismo que está cerca de la
Esplanada de Quinconces donde se encuentra el
monumento a los Girondinos víctimas del
terror. Cerca de ahí está el
Gran Teatro en la misma calle de la oficina de turismo. A la salida decidimos coger unas bicis del ayuntamiento para desplazarnos por la ciudad y para que la niña tuviera un aliciente más. Fue lo mejor que pudimos hacer porque hay bastantes carriles bicis y da mucho juego. Cuesta 1.70€ por bici y día siempre y cuando la dejes en un punto de bicis antes de transcurridos 30 min. Luego se puede coger otra con el código que te asignan y así todo el día. Si te pasas, creo que te cobran 1€ por cada media hora. Te bloquean en la tarjeta de crédito 200€ por bici de depósito, pero si guardas el número con el que coges la bici cada vez, luego por correo les contactas, hacen sus comprobaciones y te desbloquean.
Con las bicis nos fuimos por el carril junto al río Garonne y llegamos a la
basílica de St-Michel donde las dejamos y empezamos a pasear. Allí había un mercadillo y seguimos hasta la
Grosse Cloche que es de oro y pesa 7800 kg, y está en una puerta defensiva del siglo XIII. Y justo a las doce toca la campana (creo que sólo lo hace a esa hora) durante por lo menos 10 min. A continuación fuimos a la plaza de la catedral donde se encuentra el
hotel de la villa que fue el palacio del arzobispo en su momento. No pudimos entrar en la
catedral porque había misa, así que decidimos volver más tarde y estuvimos dando un paseo por el casco antiguo que es peatonal. Bajamos a la
plaza de la Bolsa donde nos mojamos los pies como todo el mundo en el
espejo del agua que dicen que es el más grande del mundo de 3.450 m2.
Luego buscamos una Crêperie subiendo por la plaza de la bolsa hacia el casco antiguo y comimos fenomenal un menú de crêpes y una ensalada. Después de comer volvimos a coger las bicis y nos acercamos al museo del vino , que no pasamos, pero el paseo por el río está bien y hay una zona comercial. La verdad que hacía un calor sofocante, así que tuvimos que parar a tomar algo fresquito. En general la bebida en Francia es bastante cara (refrescos 3-4 € y una caña parecido). Luego volvimos a coger las bicis y dimos un recorrido circular por el carril bici a lo largo del río, cruzando por el
puente de Jacque Chaban-Delmas y volviendo por el otro lado del río hasta el
puente de piedra y viendo las vistas de la ciudad por el otro lado del río.
Ya a última hora de la tarde nos compramos unas bebidas fresquitas en una épicerie (lo más parecido a un chino de los de España, aunque no hay tantas como chinos...), y volvimos a la catedral, donde tampoco pudimos entrar porque otra vez había misa. Así que nos cogimos las últimas bicis para ir al coche y cenar en el apartamento. La niña estaba emocionada con las bicis.