Es la primera vez que vamos en familia a Berlín. (2 niños 10 y 6 años)
Llegamos desde Brno (Czech) en coche, 5 horitas de carretera pasando por Praga. Muy fácil y nada de tráfico. Salimos a las 16h y llegamos a las 21h. Tengo que recomendar llenar el depósito en Czech, la última gasolinera disponible dice "LAST IN CZ" hacedlo... por moneda ya os sale mejor de precio.
Llegamos al hotel a dejar maletas decididos a salir de marcha..(llevamos canguro). nada más lejos de la realidad. Niños cansados y conductor más cansado. Plan b dos cervezas en el hotel y a descansar que mañana tenemos tour caminando en español a las 11h.
El hotel STEPS no me gustó nada, decidimos mal, buscando habitaciones amplias sacrificamos ubicación y comodidad. No lo recomiendo para ir con niños.
Tenía muchas cosas atadas ya que el tiempo era corto no podía perder ni un minuto. Peroooo no contaba con mi viejo amigo el COVID y sus restricciones, aforos, PCR, cita previa, etc. que por lo visto en Alemania sigue vivo y acechando. Aquí en Czech es un recuerdo del pasado.
Empezamos la mañana con un desayuno abundante, ya que teníamos mucho trote por delante...
Contraté un tour de 2 horas por free tour en español el tour se alargó casi hasta las 4 horas y media (para ser sincera me lo esperaba). Inicia en la puerta de Brandenburgo. Era un muchacho periodista con muchas opiniones interesantes, aunque no me gusta ser quisquillosa, mi resumen sería interesante y recomendable para la primera vez. Aunque mi hijo mayor se sabía la mitad de las cosas que él contaba, me supo un poco mal que le cortó un poco el rollo. Pero estuvo bien, aunque sobre las 15:30h el viento en la plaza de tolerancia no tuvo clemencia.
Visitamos mucho, caminamos más. Los niños unos guerreros y aunque se quejaron un poco les calmé con un vaso de leche caliente con cacao (el cacao lo pillé del bufet, lo siento es una costumbre que no puedo evitar, tengo que llevarme algo del bufet de desayunos).
-Puerta de Brandenburgo
-Memorial del holocausto
-Bunker de Hitler (es sólo un parking)
*caída de niña y pequeño chorro de sangre (llevar tiritas, una buena madre me regaló una)
-Aquí vimos un par de cosas que entre los llantos de la niña no presté mucha atención.
-Muro de Berlín (lo que queda de él) (*momento de necesidad absoluta de escuchar Scorpions)
-Iglesias gemelas y su respectiva plaza
-Universidad de Humboldt
-Plaza de la tolerancia (apunte aquí = es la escena donde Hitler quema los libros en Indiana Jones)
24mil pasos según la pulsera.
Luego tenía planeado llevar a los niños a una aventura lego, revisé la web, menos mal que no compré entradas porque aunque no dijera nada en la web. Estaba cerrado!! si señores cerrado. Y yo y varias familias con la puerta en la cara. Menos mal encontramos una tienda lego muy cerca. A los amantes del lego, es una tienda muy buena con piezas mejores y chicos muy majos. Nos dieron (cosa que nunca me han dado en ninguna tienda lego del mundo, hemos visitado más de 20) un ultimo puñado free de la pieza que eligiéramos.
Todos cansados decidimos comer en ese mall, buena decisión pero creo que todo Berlin decidió lo mismo, cacería de sitio, cacería de comida, cola de baño, pagar baño, un horror. Pero comimos bien y bien de precio. Y sin dar propina, que es que vengo de España y lo del 10-20% de propina lo llevo mal.
Finalmente decidimos salir, con los ánimos bien elevados salimos en busca de la noche berlinesa. Trazamos la ruta y en busca de un bar musical que mi marido tenía la tarea de verificar y organizar la llegada. Allí nos dimos cuenta.... Berlin no es Brno ni Barcelona. Berlín es Lima o el Cairo. Porque nos perdimos. Si muy perdidos enfadados y con frío decidimos coger una excursión al día siguiente e irnos a dormir, dos minutos después declinamos la excursión y con la mente más fría decidí que la próxima vez no le encargaría nada a mi marido.
Mi mente rápidamente trazó hoja de ruta para la mañana siguiente, tantas opciones y poco tiempo. Brontosaurio en el museo de historia natural, es mi dinosaurio favorito y luego paseo por el centro, ir a ver la cúpula de Sir Normal Foster. Y vuelta a Brno. Estaba tan cansada que decidí descansar el cerebro.
Peroooo en la vuelta al hotel, Berlín decidió que nos daría un poquito de su encanto nocturno, en un transbordo descubrimos una zona con un ambiente de fiesta y diversión así que nos lanzamos a explorar, vimos una terraza con un ambientazo, así que decidimos entrar y como la arquitectura no ayudaba simplemente buscamos por donde entrar (como dice mi marido sino hay barrera entra). Edificio difícil. Yo creo que entramos por la salida, pero no había nadie. Así que entramos cogimos la única mesa vacía, el asiento aún estaba caliente, alguien se acababa de marchar. Exito absoluto, las mejores vistas, los asientos más cómodos, unos cockteles de muerte. Glamour, alcohol y una iglesia destruida en frente. (restos de la guerra nos dijo el camarero). Hablamos, reímos, bebimos y 3 horas después a casa. Contentos y un poco ebrios. Justo al llegar a la esquino nos dió hambre y un simpático chico afgano con su perfecto inglés. Después de dos bromas comimos riquísimo, otra vez sin propina y directos casa después de ese momento.