Hemos llegado pronto y el Lago nos recibe con niebla, silencioso y gris, es “temporada baja” y somos los únicos visitantes. Supongo que la imagen del Lago cambiara mucho en verano, pero creo, aún sin conocerlo, que prefiero este silencio….
Si pudiéramos remontarnos unos 100.000 años atrás estaríamos contemplando un impresionante glaciar con lenguas de hielo de muchos kilómetros. Hoy contemplamos un precioso lago de más de tres kilómetros y una profundidad de 50 metros.
Sin embargo, dice la leyenda que su creación se debe a un castigo divino sobre el desaparecido pueblo de Valverde de Lucena.
Os cuento……
Una noche muy fría, próxima a la festividad de San Juan, pasaba por el pueblo de Valverde de Lucerna un peregrino pidiendo pan y cobijo para pasar la noche. En todas las casas le dieron la misma respuesta: “continua tu camino….déjanos en paz…vete por donde has venido ….”
El misterioso peregrino solo fue socorrido por unas mujeres que vivían en la afueras del pueblo. Después de darle cobijo y calmar su frío y su hambre, pronuncio esta frase “Aquí clavo mi bastón, aquí brote un gargallón” y en ese lugar empezó a brotar agua de forma violenta. En pocas horas el pueblo de Valverde de Lucerna quedo inundado y solo una pequeña isla, donde vivían las solidarias mujeres, quedó sin cubrir.
La leyenda continúa diciendo que la noche de San Juan se oye el repique de la campana de la iglesia de Valverde de Lucerna que reposa en el fondo del lago.
Leyendas…..
Después de un pequeño paseo por la orilla del Lago, nos dirigimos al monasterio románico de San Martín de Castañeda donde pudimos visitar el Centro de Interpretación del Parque Natural. En él se ofrece una interesante muestra sobre la formación del Lago ,flora ,fauna, la comarca y la forma de vida de sus gentes, además pudimos ver un documental que nos acercó más al Lago y su entorno.
La iglesia anexa al monasterio estaba cerrada y solo pudimos admirar la fachada y en ella la puerta principal con la figura de San Martín de Tours, su patrono.
Ya fuera del Centro y paseando alrededor del monasterio pudimos contemplar el Lago, aún había algo de niebla pero la vista del Lago era excelente.
Continuamos camino para acercarnos a la Laguna de los Peces. Una pequeña laguna que todavía conservaba los restos de las últimas nevadas. Desde el aparcamiento hay una senda accesible para personas con movilidad reducida y el pequeño paseo merece la pena.
Seguimos….
En nuestro primer día teníamos la intención de llegar a la casa rural que habíamos alquilado para el fin de semana y después de preparar unos “bocatas” algo de fruta y agua, hacer una pequeña ruta de senderismo, pero empezó a nevar y decidimos comer en la casa y esperar acontecimientos.
Hay un refrán que dice “Mañanitas de niebla, tardes de paseo” y así pasó. La niebla de la mañana se fue disipando y mientras comíamos empezó a salir el sol.
Decididamente las Cascadas del Sotillo nos esperaban.
La ruta comienza en el Área Recreativa del pueblo de Sotillo.
Por un camino, al principio empedrado, se va ascendiendo a través de un precioso bosque de robles, castaños y avellanos.
Durante la subida, necesite hacer alguna que otra parada y la excusa de “hacer fotos” a los arroyos que de vez en cuando atravesaban el camino, creo que no convenció demasiado a los demás…..
No sin cierta dificultad, la ruta nos pareció más larga de lo que esperábamos, llegamos a las cascadas. Lastima que el sol de la tarde, bienvenido, al principio fuera “algo molesto” para las fotos.
Poco después de intentar hacer alguna foto sin reflejos iniciamos la bajada; una fuerte pendiente, en ocasiones algo resbaladiza nos acercó al río Truchas y al final en un agradable paseo cerca de la orilla, llegamos al Área recreativa donde teníamos el coche.
De vuelta a casa nos acercamos nuevamente al Lago, queríamos ver el Lago con los últimos rayos de sol de la tarde. Cuando llegamos, una nube inoportuna nos privó de la imagen soleada del Lago.
Habrá que intentarlo mañana ¿No?
Nuestro segundo día en Sanabria amaneció tal y como esperábamos, claro y soleado.
El Lago nos debía una imagen menos fría y más amable .Fuimos a buscarla y la encontramos.
La vista del Lago fue magnífica: cielo profundamente azul salpicado de alguna nube, montañas reflejadas en aguas cristalinas……Una imagen para recordar.
Después de despedirnos del Lago y hacer las últimas fotos con un cielo azul precioso, continuamos viaje hasta una ciudad de ineludible visita: Puebla de Sanabria.
Declarada Conjunto Histórico-Artístico sus empinadas calles empedradas con casas solariegas y escudos entre sus balcones que nos hablan de antiguas noblezas, invitan al paseo.
Subiendo llegamos a la Plaza donde se encuentra el Ayuntamiento y la iglesia de Nuestra Señora del Azogue.
Un edificio de origen románico que solo conserva de esta etapa sus dos portadas. En la fachada meridional se encuentra quizás la mejor de ellas. Una portada con cuatro estatuas representando nobles personajes ,tres arquivoltas con decoración de hojas y helechos y arriba un óculo con un desgastado ajedrezado.
En el interior de la iglesia pudimos disfrutar de las explicaciones y el entusiasmo de su guía que nos acompaño en nuestra visita. Nos explicó, entre muchas cosas, que el crucero es gótico y la iglesia acababa de ser restaurada, y que salieron a la vista tumbas con escudos nobiliarios. Lo más interesante: una pila bautismal románica de granito labrada en una única pieza, decorada muy toscamente pero con unas figuras enigmáticas.
Cerca de la iglesia se alza el castillo de Puebla.
Sus muros guardan el recuerdo de hechos históricos notables. Se comienza a edificar con el mandato del tercer Conde de Benavente, en la Guerra de Separación de Portugal el castillo acaba en ruinas y en la Guerra de la Independencia las tropas españolas, tratando de evitar que el castillo cayera en manos francesas, quisieron incluso demolerlo. Cedido al ayuntamiento de Puebla por la reina regente María Cristina en 1895, sirvió como cárcel y hasta llegó a convertirse en almacén de paja.
Afortunadamente en el día de hoy esta instalada en él la Biblioteca Municipal, una Sala de Exposiciones y un Salón de Actos. Y en el centro del castillo donde se encuentra la torre conocida popularmente como “El Macho” alberga hoy el Centro de las Fortificaciones. En su terraza un centinela vigilante otea toda Puebla.
Después de admirar la vista de la ciudad desde su terraza, continuamos viaje para visitar Toro.
Ya tarde para visitar la ciudad decidimos comer. En nuestra comida estuvo presente, como no podía ser de otra manera, el vino de Toro y a mi me pareció un vino con un color intenso ,muy aromático y con una graduación algo alta para lo que yo estoy acostumbrada …
No entiendo nada de vinos pero me pareció : !Buenísimo!
Se cuenta que estos vinos formaron parte de las provisiones de víveres en las despensas de las carabelas que acompañaron a Colón en uno de sus viajes al Nuevo Mundo y que Fray Diego de Deza, toresano de origen ,amigo de Colon y confesor de la reina Isabel, bautizó a una de las carabelas con el nombre de Pinta en honor a su tierra.
Quedaba un par de horas antes de que comenzara la visita a la Colegiata, sin duda su monumento más representativo, por lo que recorrimos, dando un paseo, la ciudad.
Os cuento lo que vimos….
La Torre del Reloj, de la que la leyenda cuenta que para fabricar la argamasa que fue necesaria en su construcción, se empleo en lugar de agua, vino de Toro, ya que resultaba menos costoso utilizar vino que subir el agua del río.
Otro monumento destacable es la iglesia de San Salvador, de estilo mudejar.
Se dice que perteneció a la Orden de los Caballeros del Temple. Es el actual Museo de Arte Sacro de la ciudad y lo visitamos.
En nuestro recorrido llegamos al Palacio de las Leyes.
En realidad lo que se conserva de él es solo la fachada de estilo gótico, un incendio en 1923 destruyó el edificio quedando solo en pie la fachada. En este palacio en 1505 se leyeron las disposiciones del testamento de Isabel la Católica donde se proclamaba heredera a su hija Juana. Y aquí también fueron promulgadas las 83 leyes que posteriormente fueron la base del Código Civil.: “Las Leyes de Toro”.
Pasamos por el Palacio de los Marqueses de Alcañiz, el Arco del Postigo que pertenecía a la antigua muralla de Toro, la Puerta del Mercado y al final entramos al Palacio de los Condes de Requena. Este Palacio es ahora sede de la Denominación de Origen del Vino de Toro.
Antes de visitar la Colegiata bordeamos el Paseo del Espolón para llegar al Alcazar y desde donde se disfruta de una precios vista del río Duero.
Llegó la visita a la Colegiata.
Desgraciadamente la Portada Norte estaba en proceso de restauración y creíamos que no la podríamos ver ….estábamos equivocados. Luego sabréis porqué.
Deciros que la construcción de la colegiata se inicio en el siglo XII y se terminó en el siglo XII. Fuera nos sorprende el volumen del edificio y sobre todo su cimborrio, parecido al de la catedral de Zamora y al de la Catedral Vieja de Salamanca.
Tiene cuatro torres adosadas y tiene como todo el edificio una elaborada decoración.
Dentro visitamos la Sacristía, donde pudimos ver el cuadro de “La Virgen de la Mosca” donde y en honor a su maestro, un maestro flamenco apodado “el mosca” el autor Fernando Gallego pinta sobre el manto de la Virgen con mucha precisión una mosca. Muy curioso. Lastima que no se podían hacer fotos, porque me hubiera gustado ensañároslo
Otra pieza importante del interior de la Colegiata es la Portada de la Majestad, diseñada en estilo románico y terminada en estilo gótico. La policromía se ha conservado muy bien y es muy interesante su iconografía. reyes, ángeles, Cristo en majestad, músicos, vírgenes……Preciosa.
Cuando creíamos que nuestra visita se terminaba nos sorprendió la invitación de poder seguir de cerca los trabajos de restauración de la fachada Norte. Y no lo dudamos, provistos de cascos para nuestra seguridad (estábamos muy graciosos) un guía de la Colegiata nos mostró sobre distintos andamios como se llevaban a cabo esos trabajos.
Es impresionante tener tan cerca un rosetón o ver el deterioro de figuras y esculturas de la portada. Vimos la Portada Norte y además muy de cerca. Fue muy interesante.
Esta fue nuestra última visita en Toro. Ya solo nos quedaba regresar a Madrid.
Una “escapada” tranquila, llena de paisajes increíbles, ciudades que no conocíamos, románico del bueno……en dos palabras: Naturaleza y Arte.
¿Qué más se puede pedir para disfrutar de un fin de semana?