Dicen que recordar es volver a vivir, así que aquí voy… Les cuento mi viaje para poder revivirlo a través de sus ojos, y al recordar cada lugar, cada detalle, cada momento…
Después de tener la horrible experiencia de ser presionada por un grupo y tener el tiempo muy limitado para hacer lo que me da la gana en cada cuidad, esta vez decidí hacerlo todo por nuestra cuenta, totalmente libres, sin presiones y a nuestro ritmo. Y aunque a veces fue un poco estresante, fue absolutamente genial! Eso sí, reserve todo, absolutamente todo desde México. Soy un poco obsesiva en ese sentido, así que todo estaba en perfecto orden, y tengo el orgullo de comentar que mi presupuesto inicial fue casi perfecto, gastamos como 80€ menos de lo planeado.
Salimos de México en un vuelo de Iberia, a las 12 de día… Totalmente emocionados y con muchas expectativas. Fue un vuelo muy largo hasta Madrid, donde hicimos una escala de 5 horas en Barajas.
Tengo que comentar que nos perdimos terriblemente. Hay letreros muy confusos que señalan hacia todas las salas y en direcciones contrarias. Tratar de salir a fumar después de un vuelo de más de 12 horas nos llevó una eternidad y a las 5am no había quién nos diera direcciones. Finalmente lo logramos, pero para volver a entrar fue más complicado todavía. Consejo: dejen de fumar!
El segundo vuelo Madrid-Roma se fue relativamente rápido, considerando que estábamos cansadísimos y ya no podíamos esperar por llegar a Roma.
Después de recoger las maletas en el aeropuerto, el traslado al centro lo hicimos en un autobús. Es muy fácil tomarlos, están todos estacionados afuera de la terminal de llegadas internacionales, y todos cuestan entre 3 y 6 € dependiendo el destino final.
Tomamos el Terravisión por 4 € y nos dejó justo en la estación del metro/Tren Termini, de ahí tomamos el metro hacia el Vaticano, donde se encontraba nuestro hotel.
El B&B donde nos hospedamos merece una mención especial. Después de buscar como loca un lugar céntrico y económico (el clásico bueno, bonito y barato) sin mucha suerte, de casualidad (gracias a google maps) me encontré con este. El precio fue muy justo (68€) para la calidad y ubicación (desde la ventana de la habitación se ve parte del Vaticano) y el desayuno sencillo pero delicioso.
Una vez instalados, nos dimos un baño rápido y salimos a iniciar nuestra aventura!Saliendo del hotel (a la vuelta del metro Octaviano) nos dirigirnos a la parte más céntrica para dar un paseo por la Plaza de España, para variar estaba atascada de gente. Nos fuimos caminando con calma, perdiendo entre las callecitas, hasta toparnos con la Fontana de Trevi.
Sobre este lugar en especial había leído en los foros que hay que tener cuidado con los vendedores de rosas. Son tipos que se acercan a las mujeres y les ofrecen una rosa “gratis”, solo por su belleza o cualquier tontería por el estilo. Obviamente después se la cobran al acompañante masculino, quien se ve obligado a desembolsar unos euros para que su pareja conserve la rosa. Ayy que romántico!!! No?
Después de luchar contra las masas de turistas para lograr una foto más o menos presentable de la fuente sin ser arrastrados por las olas de gente, decidimos ir caminando por calles más tranquilas hacia el Panteón.
También en los foros, había leído que cerca de ahí estaba una de las mejores heladerías de la visa (o al menos eso le pareció al forero en cuestión). Encontré la famosa heladería y comimos nuestros grandes helados frente al Panteón. Chocolate extremo, se llamaba este negro de la foto.
Seguimos caminando y tuvimos la “buena” idea de caminar hasta el hotel en lugar de tomar el metro. Aunque el paseo fue bonito, nos cansamos terriblemente y eso afecto nuestra capacidad de caminar los siguientes 3 días. Personalmente, prefiero ahorrar fuerzas, sobre todo si es un viaje largo.
Llegamos cansados y decidimos descansar un rato. Más tarde salimos de nuevo a caminar por la Plaza de San Pedro de noche para vela iluminada.
Es muy diferente que de día, sin todos los turistas haciendo fila!
Al día siguiente fuimos de nuevo al Vaticano. Esta vez teníamos reservada una visita muy especial.
La necrópolis vaticana. No hay que confundirla con las “grutas vaticanas” que hay inmediatamente debajo de la basílica, que más que grutas es simplemente un sótano donde están las tumbas de los Papas.
La necrópolis es mucho más interesante. Se trata de excavaciones hechas un nivel más debajo de la gruta vaticana, donde hay un cementerio romano muy bien conservado. Tuvimos un grupo pequeño de 8 personas (solo admiten 250 visitantes al día y no hacen publicidad). De hecho tuve que escribir directamente al Vaticano para solicitar la visita. El costo fue de 23€ por persona, pero vale cada centavo. Conocimos partes del Vaticano que no están abiertas a las masas. En fin, fue una de las visitas más interesantes de todo el viaje.
Un detalle a mencionar es que mientras esperábamos para entrar a la visita, por estar tomando fotos en lugares no permitidos, con las prisas de guardar la cámara se nos cayó y se rompió el lente EL PRIMER DIA!!!! La cámara la había comprado para el viaje y hasta el día de hoy todavía me llegan las mensualidades sin intereses a la tarjeta de crédito, para hacerme recordar ese bonito momento!
Después de comer, tomamos el metro (esta vez ya no caminamos) hacia el Coliseo. Todo lo que dicen sobre las colas terribles es verdad. Desde afuera no lo parecía y decidimos formarnos, pero una vez adentro tardamos años en llegar a la taquilla.
El coliseo es impresionante, una de las mayores atracciones de Roma y por lo tanto una visita imprescindible. Hay gente que decide no entrar y verlo desde afuera, pero a mi me pareció mucho más bonito y mucho más grande desde adentro.
Como ya era tarde, regresamos al hotel para pedirles ayuda sobre un buen lugar para comprar una cámara de emergencia, ya que teníamos todo el viaje por delante y la cámara era imprescindible.
Nos comentarios que obviamente era recomendable comprarla fuera de la zona turística, para que no se aprovecharan con el precio. Finalmente nos recomendaron una tienda de electrónicos ubicada en dentro de la estación de Termini, que aunque estaba dentro de nuestra ruta, tenía precios bastante normales.
Ya con la nueva cámara comprada, abordamos nuestro tren hacia Florencia.[