Tocaba levantarse temprano si queríamos ir a ver el mercado de Rialto, de los días que pasaríamos en la ciudad sólo teníamos éste ya que el resto estaría cerrado.
Los primeros en entrar a desayunar nosotros y recuerdo que pensamos…”si que se levanta la gente tarde con todo lo que hay por ver…”
Después de un buen desayuno nos dirigimos hacia la primera visita del día.
El PONTE DI RIALTO (1) dónde a esas horas pudimos echar las fotos tranquilamente sin demasiados turistas…
Lo cruzamos para ir hacia el mercado de Rialto y LA PESCARIA (2), abierto de 08.00 a 12.00, de martes a sábado, cerrado los domingos y lunes, justo llegamos que estaban montando las paradas de pescado, eran poco más de los 8h.
Aquí vimos el primer traghetto del viaje, más adelante lo utilizamos!
La Erberia, mercado de frutas y verduras, con una preciosa variedad de productos y colorido ya tenía sus paradas listas.
En el camino pasaremos por delante de la Iglesia de San Giacomo, la iglesia más vieja de Venecia (sin contar Santa Maria dell’Assunta en la isla de Torcello) con su pórtico y fachada antiguos, y un reloj de 24 horas que se dice que es poco fiable, pero que ese día marcaba la hora exacta.
Allí encontraremos a Il Gobbo (jorobado) di Rialto (de 1541), propiamente un campesino, personaje típico de las comedias jocosas, algo así como el tonto del pueblo, en cuya plataforma se leían anuncios oficiales o se denunciaban abusos e injustícias. Un jorobado o Gobbo que arrodillado sostiene con su espalda los peldaños de unas escaleras que servían a los oficiales para leer desde lo alto las condenas y la lista de imputados en cargos contra la República Serenísima. En la Edad Media este Gobbo era la meta de una durísima “carrera de palos” que llevaba a los condenados desde San Marco hasta Rialto pasando entre dos hileras de venecianos que les daba golpes de látigo y los golpeaba. Al parecer no fueron pocos los que al llegar a la figura la llenaban de besos y abrazos para festejar el fin de esta autentica tortura. Hacia el siglo XVI el jorobado fue utilizado como “cartel de anuncios” ya que en él se colgaban cuartetos satíricos para denunciar las costumbres disolutas del clero y del gobierno, algo parecido a lo que se hacía con la estatua de Antonio Rioba que puede encontrarse en Campo dei Mori.