Llegamos al mediodia, ¡qué bullicio! Y eso que dicen que en agosto Madrid está vacío. Dejé las maletas en el apartamento, y a recorrer tiendas. ¡Me iba a volver loca! Las tiendas abiertas de lunes a domingo hasta las 21.00.
Me encantó ver tanta gente por las calles, las toldetas que había para proteger del sol en C/ Preciados, la Gran Vía, la Plaza Mayor, la cantidad de gente de todas las razas que había...
Me resultó curioso el Restaurante los Galayos (cerca a la Plaza Mayor), que echaba gotas de agua en la terraza para humidificar el ambiente.
El calor es sofocante, pero me encanta. Con el cambio de temperatura (venimos del fresquito y lluvia del País Vasco), terminamos todos vomitando. Pero, es increíble, te bajas a las 23.00 a la tienda a buscar manzanilla o suero en la farmacia. ¡Encuentras de todo abierto!
Después de recuperarnos, nos fuimos a dar un paseíto por la C/ Arenal. ¡¡Cuánto matón hay en la discoteca Joy Eslava!! Si casi no entraba gente.