Bueno, ya estamos otra vez con el trajín…
Después de un paseo por la escollera con Póker, que desde que ha visto las maletas está que no sabe lo que tiene, desayunamos, y subimos al coche, conectamos el GPS, que Dios nos coja confesaos… comenzamos nuestro viaje, nos quedan 800 largos kilómetros hasta nuestro destino, León.
León tiene una larga historia, su origen se remonta al siglo I con el asentamiento del campamento militar de la Legio VII, cuya misión era controlar la ruta del oro.
Tras pasar por un periodo de dominación musulmana, en el 914 Ordoño II le concedió la capitalidad del reino asturleonés, bajo el reinado de Alfonso VII se convirtió en corte imperial y 500 años más tarde, con Alfonso IX albergó las primeras Cortes Europeas.
En el siglo XIX y tras varios siglos de decadencia por su despoblación, resurgió gracias a la minería y la industria.
Tengo que decir que según nos comentaron, hoy en día la gente joven sale de León, hay pocas posibilidades.
Es una ciudad no muy grande en donde puedes llegar a pie a todos los sitios, su patrimonio histórico es impresionante, se pueden hacer varias rutas, nosotros, las hemos mezclado todas, muy a mi pesar, que soy bastante metódica, y la verdad, el tiempo no nos ha acompañado para las visitas, y bueno, el ser Semana Santa también, puesto que ha habido muchas restricciones de horarios, también hay que tener en cuenta que ha sido un viaje familiar, así que te has de ceñir un poco a las circunstancias de alojarte y convivir con la familia, con lo que no tienes la misma libertad que en un hotel.
El viaje transcurrió sin incidentes, a pesar de que el GPS insistía en ir a León por Zaragoza… gire a la derecha…
En fin, llegamos sin incidentes, hasta la misma puerta de la casa… parece raro…verdad??
Después del recibimiento y acomodarnos en la habitación, cenamos y nos acostamos pronto, el suegro ya tenía planes, mañana martes, nos íbamos al mercado de Astorga.