Nos levantamos tempranito y amaneciendo damos un paseo por la playa, que está desierta.
Una vez desayunados, reservamos mesa para cenar y ver el espectáculo polinesio. Si quieres reservar para cenar fuera y ver el espectáculo en el restaurante Pure, hazlo por la mañana. Hay otro restaurante pero es más caro y de carta. Ya preparados a las 8:30 nos recogen para hacer la excursión por el interior de Moorea. Dude mucho si coger excursión, coche y al final me decidí por el quad y no me equivoqué. Fue un día divertidísimo y alucinante, y las vistas increíbles. En el aeropuerto de Tahiti, hay un mostrador pasada la facturación. Allí la chica nos ofreció un tour en quad con Dammon´s tour, duraba más de 4 horas y nos costó 16000 francos los dos, mucho más barato que en otros sitios. El dueño, Dammon, es un chico genial, no hablaba español pero mi marido que no habla inglés, hizo malabares para entenderse con él. Además teníamos suerte, fuimos un grupo pequeño, nosotros y una familia con dos chicas, en total sólo 3 quads. Para esto necesitaréis el carné de conducir y una tarjeta de crédito, pero si queréis podéis conducir los dos, nosotros nos cambiamos durante el recorrido varias veces. Después de darnos una botellita de agua, enseñarnos el funcionamiento de las motos y practicar un poco,
Ya dentro del valle,
pasamos por plantaciones de piñas,
Una vez arriba, y después de un escarpado camino a pie. El final tiene su recompensa, de las mejores vistas de Moorea.
Cuando llegamos a la cochera, nos regaló una piña y unas mandarinas, la piña estaba buenísima. Desde allí nos acercamos andando al centro comercial, bueno cuatro tiendas y ya está. Estaba ni a 5 minutos, dimos una vuelta, compramos en el super algo de agua, una hinano para probarla y también me llevé un pareo de una tienda. En Tahiti son más baratos pero aquí los había preciosísimos. Me costó 2500 francos. Muertos de calor, volvimos a la cochera y tras pagar a Dammon, se puede pagar con tarjeta, su mujer nos acercó al hotel. Ya que íbamos camino del hotel la dije que nos dejara en el mirador encima del sofitel, así nos evitamos la subida, así podíamos hacer fotos. Su mujer se ofeció para esperarnos mientras hacíamos las fotos, pero la dijimos que no, que bajaríamos dando un paseo. Las vistas son una pasada del hotel