El Aranui III es un buque mixto de carga y pasaje que realiza 17 viajes anuales entre Papeete y las Islas Marquesas. En cada puerto descarga suministros y carga principalmente frutas cultivadas en las islas. Mientras tanto el pasaje visita las poblaciones y sitios arqueológicos. De camino y de vuelta de las Marquesas se visitan brevemente dos atolones de las islas Tuamotu, Fakarava y Rangiroa, con tiempo para hacer snorkel (el de Fakarava muy bueno) y una barbacoa en la playa en Rangiroa.
En el crucero que nosotros realizamos entre los 169 pasajeros la mayoría eran jubilados franceses, canadienses, estadounidenses y alemanes por este orden. También había un puñado se suizos, tres británicos, dos holandeses, algún australiano y nosotros. Había asistencia en francés, inglés y alemán y salvo algunas palabras de cortesía, el único miembro de la tripulación que hablaba algo de español era una camarera del comedor. Entre el pasaje también había gente más joven (cincuentañeros) y unas pocas parejas de viaje de novios, así como alguna pareja de nuestra edad (cuarenta). En esas fechas ni un solo niño, claro.
El crucero está muy bien organizado y las dos semanas cunden mucho. Se visitan las seis islas habitadas de las Marquesas en profundidad. Todas las visitas en tierra están incluidas, y en varios puertos se ofrecen diferentes opciones según la capacidad física y los gustos de los pasajeros. En varias ocasiones se come en restaurantes locales, se organizan barbacoas en la playa, se da la opción de realizar hiking y, además de las poblaciones en las que atraca o fondea el barco, también se visitan varios sitios arqueológicos.
Respecto al barco, el servicio a bordo es muy completo: lavandería y medico sin cargo; fuente de agua potable en todas las cubiertas de pasajeros, restaurante con menú de comida francesa en el que también se incluía el vino (francés o español); clases de danza polinesia y ukelele; y, en el crucero que realizamos nosotros, conferencias a cargo de la Doctora Sidsel Millerstrom, antropóloga de la Universidad de California, que ha estado trabajando en las Marquesas desde 1984 y que también se hizo cargo de las explicaciones en las visitas arqueológicas. Una de las cosas que más nos ha gustado es que la tripulación hacía uso del bar y de otras zonas comunes, lo que da una idea del ambiente del barco.