No era una visita que tuviera muy en mente, pero ¿cómo íbamos a ir a Gran Canaria y no ver la capital? Y, desde luego, no estuvo mal, una ciudad que no me disgustó para nada. Aparcamos en el parking bajo el Parque de San Telmo y bajamos por la calle Triana, bien acicalada y con sus curiosos edificios muy bien cuidados, dando buena imagen. La pena que, como en muchos sitios, acabe siendo una zona dominada por las grandes cadenas. De todas formas, mucha vida y un ameno paseo.
Desde aquí se baja a la zona más turística (o clásica). Allí hay bastante que ver, la catedral, el Mercado, el teatro Pérez Galdós, etc. Y lo que más me gustó, subir a la torre de la catedral y poder ver desde lo alto toda la ciudad de las Palmas en todas direcciones.
Tras ello, volvimos al coche, y fuimos hasta el centro comercial Las Arenas, donde aparcar gratis para poder ver el Auditorio Alfredo Kraus, dar un paseo por la playa de las Canteras (pensábamos bañarnos, pero estaba nublado en ese momento y se había levantado algo de aire, ideal para los muchos surferos que aprovechaban la ocasión). Es otra zona que me gustó bastante, con algún edificio más nuevo y otros que parece que están rehabilitando, para dejar todo aquello mucho más vistoso.
Para acabar la visita de la capital, otro centro comercial en el que aparcar gratis, el de El Muelle, para ver el parque de Santa Catalina y el propio muelle, donde ese día estaba atracado el segundo crucero más grande del mundo, y entre paseo y paseo, a comer allí (en el Vips del centro comercial, porque no vimos mucho más por la zona).
Y el final del día, de nuevo en la playa de las Burras, aunque en este caso la zona del Aserradero, una cala tranquila y con agua más caliente.
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