Día 6: Burdeos y Saint-Émilion ✏️ Travel Journeys of France

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Teníamos reservada una visita a una bodega (Chateau de Ferrand) a las 16:00, en Saint-Émilion.

Decidimos pasar la mañana en Burdeos, a ver si pillábamos algunas tiendas más abiertas y un día un poco mejor, e ir después de comer directos a la bodega.

Dejamos el coche en un parking en el centro, 2.50 euros la hora, y nos pusimos a callejear. El día estaba muy bueno y los niños (y los adultos también) jugaron (y jugamos) un rato en el Miroir d’Eau. No había muchas más tiendas abiertas que el día anterior, ya que es bastante habitual que cierren los lunes, o el día entero o por la mañana.

Repetimos comida en la pizzería, por petición de todos los niños. Hay que decir también que queríamos haber ido a una crepería en la Place du Parlement (Creperie La Fromentine) con muy buena pinta y menú genial de precio, pero nos dijeron que lo tenían todo reservado. Nos comentaron que los lunes ellos eran la única crepería que estaba abierta (eso parecía verdad) y que por eso estaba completa. No nos gustó nada que intentamos reservar para por la noche y nos volvió a decir lo mismo, le dijimos entonces que para el día siguiente y entonces nos dijo que no tenía sitio para 8 personas, que sus mesas eran muy pequeñas. Lo entiendo, éramos 4 adultos y 4 niños con 2 carritos, pero al final nos quedamos con la sensación de que antes nos había estado dando largas.

Después de comer, cogimos los coches y tiramos para la bodega. ¡Qué bonito el paisaje! Todo lleno de viñedos y chateaux.
El GPS se lió un poco para llegar a la bodega, pero la verdad es que estaba bastante escondida. Muy bonita y muy interesante la visita. Hicimos también una cata de 3 vinos.

Luego nos fuimos a Saint-Émilion. Llegamos tarde para los estándares franceses, sobre las 6 de la tarde, y se notaba que ya mucha gente se estaba yendo del pueblo. Aun así, aparcamos en la carretera, en la entrada al pueblo. No quiero ni imaginar cuánta gente habría habido por la mañana.
El pueblo es precioso, entero de piedra. Subimos la Torre del Rey y desde allí había unas vistas muy bonitas, aunque las escaleras para subir me parecieron un poco claustrofóbicas.
No nos dio tiempo a visitar la iglesia monolítica, ya que la última visita era antes de las 19:00.

Volvimos a cenar a Burdeos, a French Burgers, en Allée de Tourny. Dejamos el coche en el mismo parking que por la mañana, pero como ya eran más de las 20.00, tenía tarifa plana de 4 euros.
La cena bien, las hamburguesas ricas, pero tardaron una eternidad en servirnos. Como una hora estuvimos esperando y las fieras estaban ya imposibles.

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