Llegó el día de visitar la parte española de Los Arribes. Había amanecido despejado y con buena temperatura, así que después de desayunar nos pusimos en camino hacia nuestra primera parada del día: la presa de la Almendra
El trayecto desde Miranda hacia la presa discurre por pueblos típicos zamoranos, de piedra, con casas bajas, con fincas cercadas con piedra también. Muy bonito. El paisaje es muy bonito.
Llegamos a la presa y paramos en uno de los sitios habilitados para ello. Cuando bajamos notamos un frío de salero, y vimos que sólo estaba abierta una de las compuertas, así que hicimos unas fotos y continuamos nuestro camino.
Íbamos en dirección a Masueco para, desde allí, bajar hasta la cascada Pozo de los Humos.
Lógicamente, y al igual que la cascada de Faia da Agua Alta que habíamos visitado, pues no tenía agua. Pero aún así queríamos verla.
Cuando entras en el pueblo hay que girar a la derecha en una calle ancha y allí te encuentras las indicaciones a la ruta. Si vas en coche hasta el parking habilitado para bajar a la cascada tienes que seguir por el desvío de la derecha. Por el contrario si vas a pie debes dirigirte hacía la izquierda.
Nosotros nos decantamos por ir en coche hasta donde pudiéramos. Y ahora os voy a dar un consejo, por si se me olvida después.
El camino que se realiza en coche tiene una buena bajada, es decir, que el camino está en buenas condiciones y, aunque estrecho, no te vas a encontrar coches de cara pues la vuelta se realiza por otro camino.
La subida, en cambio, se realiza por un camino igual de estrecho, pero con muchísimos socavones, al menos así lo encontramos nosotros en el mes de diciembre. Se llega al pueblo, pero con mucho tiento y dependiendo del coche, si es muy bajo como era nuestro caso, puedes llegar a pegar en algunos sitios.
Mi consejo: hacedlo caminando. Nosotros nos arrepentimos después de ver por dónde iba ese camino. Pero bueno, otra experiencia más que nos llevamos
Bueno, dicho esto, llegamos al parking habilitado para los coches. Y comenzamos a descender caminando.
Había calor, nos sobraba la cazadora, así que no queríamos pensar en la vuelta
Es un agradable paseo con unas vistas maravillosas.
Fue un poco decepcionante llegar abajo y no ver nada de agua aunque ya contásemos con ello, pero bueno, era lo que tocaba.
Nos asomamos a los miradores que hay y las vistas son muy bonitas, con agua tiene que ser impresionante.
Emprendimos la vuelta hacia el coche de nuevo y la subidita después no fue tan dura como pensamos en un principio
Nuestra siguiente parada sería el mirador Picón de Felipe en la localidad de Aldeadávila de la Ribera.
Siguiendo las indicaciones que se ven desde la carretera no tendréis problemas en encontrarlo.
Dejamos el coche en el espacio destinado a ello y comenzamos el recorrido hasta el mirador. El paseo no tiene ninguna dificultad especial hasta que llegas a la zona más rocosa en la que hay que ir con cuidado. No es peligroso, pero hay que ser precavido.
Ese montón de piedras que veis en la última foto es el comienzo de la zona más "peligrosa" del camino.
Las vistas desde el mirador son impresionantes, de verdad. Para muestra, un botón,
Se nos había echado encima la hora de comer, y aunque todavía nos quedaba acercarnos hasta el mirador del fraile, el cual se encuentra un poco más adelante del de Picón de Felipe, decidimos no ir ya que las vistas serían similares.
Emprendimos el camino de vuelta por el mismo sitio por dónde habíamos ido e intentamos comer el en el restaurante "El Zebadero" en Masueco, pero vimos que no tenían mesas fuera y no nos gusta dejarla en el coche. Después de pensar un poco nos inclinamos por ir a Fermoselle y buscar un sitio para comer allí.
La carretera se las trae
Después de dar una vuelta por él pasamos por delante del restaurante medieval. Uno de los que pensamos sería el dueño nos dijo que le preguntaría a la gente que estaba comiendo a ver si les importaba que subiésemos con la perra.
No hubo problema, así que como no teníamos otra opción comimos allí.
El restaurante no está muy bien decorado que digamos, y la comida... rica, pero para lo que pagas tampoco está exquisita.
Unas patatas revolconas (o machaconas) para compartir, lechazo para mi marido, lomo a la plancha para mí, dos postres, una botella de vino de la tierra y una de agua nos costaron sobre 50€. Normalito, la verdad. Eso sí, nos regalaron una botella de vino
Después de comer nos acercamos hasta el mirador del castillo. En la entrada hay un escrito que te pide una pequeña contribución para el mantenimiento del mirador, ya que por lo que pudimos leer, es un particular el que se encarga de su cuidado.
El mirador en si me pareció muy bonito, ya que además del Duero se ve mucho paisaje.
Desde ahí emprendimos la vuelta hacia Miranda. Por el camino nos pasó una cosa muy graciosa
Cuando llegamos al camping dejamos a Abril en la cabaña y nos fuimos a hacer unas últimas compras. Nos cogimos unas toallas y unos paños para la cocina (sí, lo sé, turistada total
Ya de vuelta preparamos la maleta, recogimos y cenamos.
Al día siguiente madrugamos para regresar y llegar a comer con mis padres. Se acababa nuestra escapada hispano-lusa.