Luego de desayunar en el albergue , partimos con las primeras luces del amanecer, guiándonos por las conchas (vieiras) de bronce ubicadas en el pavimento .y luego por las flechas amarillas .
Al poco tiempo de ingresar al bosque del Monte Jaizkibel recogimos unos palos que funcionaron como bastones , ayudándonos a desplazarnos por el desparejo camino en ascenso . Mientras caminábamos escuchamos cánticos religiosos provenientes del Santuario de Guadalupe, donde se estaba realizando un oficio que congregaba muchos feligreses que hasta allí habían llegado en autos y ómnibuses . Nos dirigimos al Mirador , desde donde pudimos apreciar en la lejanía al rio Bidasoa y las poblaciones de Hondarribia ( España) y Hendaya ( Francia) .
Continuando el Camino fuimos superados por el corredor que tenía como destino Orio y nos encontramos con Alexandra , una letona que venía desandando el camino y que nos sugirió acompañarla por una variante del Camino para peregrinos alpinistas, que es más panorámica , lo que desestimamos dada la dureza del mismo . Luego nos alcanzó Cesareo un gallego de Santiago con quien nos encontraríamos en otras etapas , lo acompañamos un trecho , pero lo dejamos ir cuando llegamos a un desparejo camino de calzadas romanas ( patrimonio de la humanidad) que nos obligó a enlentecer el paso . Luego encontramos bastante barro formado por la lluvia del día anterior. Finalmente descendimos Jaizkibel por un tramo de escaleras que nos condujeron a Pasai Donibane ( Pasaje San Juan) donde atravesamos la ria en una barca motorizada , desembarcando en Pasaje San Pedro , donde almorzamos unos bocadillos que transportábamos descansando unos 20 minutos .
Luego debimos ascender una escalera de unos 300 escalones al inicio del Monte Ulía , con muy bonita panorámica de los acantilados vascos ( el Mar Cantábrico nos da su bienvenida) , al final se encuentra el Faro de la Plata .
Con menos calzadas romanas , atravesamos senderos y carreteras secundarias hacia el Monte Urgul , desde donde divisamos San Sebastián , ingresando por la playa de la Zurriola , luego de atravesar el puente sobre el rio Urumea . Esta hermosa ciudad de 187000 habitantes estaba aún en temporada de verano con gran número de turistas , al punto que durante nuestra estadía no pudimos ver peregrinos .
Nos dirigimos a la Pensión San Juan ( donde habíamos reservado una habitación con baño compartido por 70 dólares) , dado que el Albergue para peregrinos cierra desde el 30 de agosto . Nos duchamos , lavamos toda la ropa que llevábamos puesta y nos dispusimos a conocer la ciudad .
Visitamos la Iglesia de Santa María y el Ayuntamiento , encontrando gran jolgorio en las calles , incluyendo el ensayo de una comparsa de mujeres ( con mucho ritmo y con instrumentos de percusión similares a los nuestros) .
Compramos bastones de trekking en una rebaja de las tiendas "Forum Sports" , a lo que se agregó un 20% menos por llenar un formulario para clientes asiduos ( ¿¿¿¿) .
Nos surtimos en un super para el desayuno y luego decidimos ingresar a un baño público . Primero ingresé yo , de inmediato Susana , sin percatarse que el baño tiene un novedoso sistema de limpieza automática entre usuario y usuario , para lo cual hay que dejar el baño vacío unos minutos . En resumidas cuentas la limpieza incluyó a Susana , la que por suerte estaba calzada con sus Crocs y con pantalón de rápido secado .
En la noche reinaba gran bullicio en los bares de pinchos vascos , abarrotados .
En una calle lateral encontramos un restaurante tranquilo con un menú a precio accesible , cenando aros de calamar con fritas , tinto de verano y torta helada .
No muy tarde nos retiramos a la Pensión . Revisamos los pies , solo con algunas molestias menores , todavía sin ampollas e iniciamos la rutina diaria de tratar de dormir a las 22 horas , para reponerse adecuadamente , pues el Camino espera muy temprano. Que no es lo misma la noche del turista que la del peregrino .
Dormimos plácidamente , no sintiendo los dolores musculares del Camino Primitivo , el entrenamiento previo fué eficaz .