Nuestra terraza amanecía nevada pero no como la habíamos dejado la noche anterior, y aunque el día estaba nublado tenía pinta de despejar a lo largo de la mañana.
Preparamos las cosas y nos abrigamos porque hoy dan mucho frío y nos ponemos rumbo a
COLMAR.
Aunque hace unos años que visitamos esta preciosa ciudad en verano, le tenía muchas ganas en navidad; son las imágenes idílicas que te bombardean en las redes sociales cuando llegan estas fechas, y aunque nos hizo hacer muchos kilómetros desde Frankfurt mentiría si no dijese que era uno de mis objetivos este viaje. Y no me arrepiento, aunque fue tal el volumen de gente que había que le restó unos cuantos puntos. Quizá fue porque era un sábado, quizá porque era puente y los españoles habíamos invadido Alemania y parte de Francia y parecía que en nuestras fronteras no se ponía el sol, pero sigo prefiriendo el encanto de mercados chiquititos y familiares como el de Bernkastel Kues. Además, en cuanto pisas Francia y para mi gusto, sus mercados navideños bajan el nivel respecto a los alemanes.
Pero con todo y con eso os voy a mostrar una ciudad a la que sólo le faltaba ser de chocolate, de cuento auténtico...bienvenidos a la navidad en Colmar!!
Para aparcar nos fuimos directos a un Intermarché, al ser sábado y en pleno puente presagiamos (y no nos equivocamos) que estaría a tope, éste está en Route d`Ingersheim y a pie hasta los mercados navideños hay unos 10 o 15 minutos.
El día parecía que despejaba y nos iba a dejar disfrutar la jornada, aunque hacía un frío...
El caso histórico de Colmar se adorna e ilumina como un cuento de hadas. Aquí y allá se ven ramas de acebo y abeto adornadas con cuatro velas que simbolizan cada una de las semanas que preceden la navidad y que según la tradición protegen de los maleficios.
Y es que los habitantes y comerciantes de Colmar compiten cada año por ver quien decora más y mejor sus fachadas.
5 son los mercados que nos ofrece esta ciudad. Es fácil localizarlos, unas indicaciones con estrellas te van indicando en cual estás y la dirección hasta el siguiente:
-Place des Dominicains
-Marché des artisans Koïfhus: tiene unas escaleras privilegiadas para sacar fotos...aunque había cola para subir así que desechamos la idea...era muy agobiante. Arriba creo que estaba el museo del juguete y una maqueta de trenes, y abajo un mercado de comerciantes artesanos.
-Place de Jeanne d´Arc: aquí comimos alrededor de la fuente de Juana de Arco, es donde mayor concentración hay de puestos de comida y bebida.
-Marche Petite Venise: es donde está toda la zona infantil. Allí tienen ubicado el súper buzón de Papá Noel. Cada día sacan una carta al azar y se lleva un premio. Y aunque la nuestra no fue elegida nos llevamos sorpresa igualmente, porque justo después de Nochebuena recibimos en casa contestación del mismísimo Papá Noel!!
-Place de L´Ancienne Duoane, sus puestos recorren el canal.
Os dejo fotos de todos ellos, algunas ya de noche, que si bien adquieren una magia especial, duplicaban los turistas...
En la oficina de turismo tanto de Colmar como de Ribeauville y algún que otro pueblo más, disponen de mapas para realizar con los niños La caza del tesoro. Consiste en buscar en un mapa diferentes secretos escondidos en los mercados navideños, y al terminar les dan un premio a los niños. El precio no lo recuerdo porque no lo hicimos pero no era caro. A juzgar por cómo estaba Colmar de gente bastante teníamos con no perder a los muchachos, como para buscar secretos escondidos...
Cansados de caminar y con la hija mayor de nuestros amigos con décimas de fiebre decidimos volver al Intermarché donde nos tomamos un chocolate caliente en la cafetería. Concretamos acercarnos a ver Ribeauville solo, porque ya era tarde y nuestra chica mayor se encontraba fatal la pobre...si es que hemos tenido de todo en este viaje!!!
Conseguimos salir de Colmar sin mucho tráfico y tras darle un par de vueltas a la rotonda de la estatua de la Libertad tomamos dirección
RIBEAUVILLE
Allí...más de lo mismo...gente, gente y más gente, una locura.
Nos bajamos nosotras para echar unas fotos mientras el resto de la tropa aparcaba, algo que parecía misión imposible a juzgar por como estaba todo.
Esta villa alsaciana también la habíamos visitado hace unos años en verano, pero ahora en estas fechas, entre el halo medieval que la envuelve y los adornos navideños hace que parezca sacado de un auténtico cuento. Hacía tanto frío que había hogueras para calentarse un poco.
Aquí la navidad va acorde con lo medieval: los abetos se decoran con escudos, encuentras en la calle trovadores que narran relatos navideños, malabaristas con fuego, música de laudes entre luces navideñas...vamos que te trasladas al medievo sí o sí.
Este mercado creo que solo abre los dos primeros fines de semana de diciembre, así que aquí es complicado evitar las aglomeraciones.
Dejamos atrás la marea humana y nos vamos a nuestra casita, hace mucho frío, el mercado de Ribeauvillé está a punto de cerrar y ya tenemos hambre.
Montamos una cenita en casa todos reunidos en la mesa y a descansar, máñana salimos para Frankfurt...