Youssef nos esperaba con la mesa puesta para desayunar, banquete bereber:
Estaba todo delicioso: tortitas de distintos tipos, mermeladas variadas, zumo de naranja natural, leche, café, colacao, yogur,...y hasta una tortilla que nos hizo al momento!!
Después de desayunar le pedimos a Youssef que nos cambiase euros por dírhams, él no esperaba colas y conocía los sitios con mejor cambio.
Que conste que le recompensamos cada recadito que nos hizo...
Cometimos el primer error, y fue desayunar tarde (a las 9), pensamos que sería más fácil orientarse por las calles de la medina y nos permitimos el lujo de dormir un poquito más.
Y claro, desayunar y arreglarse 8 chicas lleva su tiempo, así que ya salimos tarde del riad.
Nos fijamos como primer destino las TUMBAS SAADÍES (Rue de la Kasbah), y ya llegar a ellas fue toda una odisea...el mapa que llevamos cuadra entre poco y nada con las calles; muchas de ellas no tienen nombre...a esto añádele que te van parando a cada paso para ofrecerte de todo, y ten cuidado para ir esquivando burros y motos. Total que tardamos muchísimo en llegar.
La entrada está un callejón lateral, así que es difícil encontrarla.
Aquí yacen enterrados miembros de la familia de la dinastía sadí, y merece la pena aunque la visita es rápida. Destaca la Sala de las Doce Columnas y los detalles arquitectónicos de la cámara principal, donde está enterrado Al Mansour
El precio es muy asequible...10 dirhams...un euro más o menos...
A la salida nos liaron con que visitásemos la Cooperativa de las Mujeres, que solo abre los sábados y estaba allí cerquita, así que nos dejamos llevar y la visitamos. Nos invitaron a un té con menta mientras una chica muy agradable nos contaba en qué consistían sus productos: nos mostró cremas, el famoso aceite de Argán, nos pintó los ojos con khöl, nos perfumó,...y después cada una compró lo que le pareció. Fue un rato agradable, la verdad, aunque prescindible, y más si vas con el tiempo muy escaso como nosotras
Desde aquí y en vistas de lo complicado que era moverse por la ciudad decidimos ir a la PLAZA JMAA EL FNA, y dedicar unas horas a los zocos.
En esta plaza empieza y termina la vida de la ciudad, es el lugar perfecto para una toma de contacto con Marrakech, siempre es un hervidero de gente; pero cuando llega a su momento más asombroso es al atardecer...Así que la cruzamos en dirección a los zocos, ya le dedicaríamos su momento por la tarde.
Para mi, donde radica la magia de Marrakech es en lo pequeño, en lo simple: en los zocos, donde se comercia igual que hace siglos, y sin darte cuenta te adentras en un túnel del tiempo...Son un festín para la vista y para los sentidos, un laberinto de babuchas, de baratijas, de telas, de frutas, de olores y de sabores...Y donde, por cierto, el arte del regateo resulta agotador.
Fuimos empalmando un zoco con otro, ya que se organizan por gremios, como en el medievo; kilómetros y kilómetros de estrechos pasillos, con una media de 100 establecimientos cada 100 metros, y es que con razón la palabra zoco significa en árabe "gran desorden".
La verdad es que para mi fue todo un festín...y eso que apenas compramos nada, simplemente nos dejábamos llevar por las callejuelas, hacía muy buen día y nos apetecía vivir el momento.
En el zoco de las especias decidimos para y comer, hacía sol, y después del frío que habíamos pasado durante la noche nos apetecía comer al calorcito. Elegimos el CAFÉ DES ÉPICES (75 Derb Rahba Lakdima), mítico en el zoco por ser uno de los cafés pioneros en Marrakech que con el tiempo ha terminado dando comidas también. La terraza estaba a tope así que nos pusieron en una mesa en la primera planta, junto a unas grandes cristaleras desde las que se ve la plaza. Más arriba, en la azotea también se podía coger mesa.
Yo opté por lo que se llamaba chicken sandwich, pero de sandwich tenía poco...era el típico pan de pita relleno de pollo a la menta, olivas, limón, tomate, lechuga...bastante grande (venían 2) y muy rico, a pesar de que el pollo estaba bastante especiado. Su precio: 50dhs...unos 5 euros.
Algunas de mis compis optaron por platos más típicos como el tajiné (6,50 euros al cambio), y a todas les gustó. La verdad es que comimos bien y barato.
Dimos un último paseo por el zoco y regresamos por donde habíamos venido, teníamos cita a las 16:00 en un Hammam...
Tanta prisa nos dimos en volver (y eso que dimos un rodeo de la leche, por miedo a perdernos si buscábamos atajos), que al final nos sobró tiempo y lo dedicamos a visitar el PALACIO DE LA BAHÍA...en Rue de la Bahía, Zitoun El Jedid.
La entrada creo recordar que también fueron 10dhs (un euro) y merece muchísimo la pena, de hecho, se puede pasar allí toda una tarde, deleitándose con los patios pavimentados que tiene, sus grandes salas decoradas y abovedadas y la multitud de palmeras.
A 10 minutos tenemos nuestro riad, así que vamos a ponernos los bikinis y rumbo al Hammam...
Teníamos claro que esta experiencia no nos la queríamos perder...nos habíamos informado que había hammam turísticos y otros tradicionales, y para los turísticos ya tenemos los de Madrid.
Llevábamos algunos recomendados de otras compañeras que ya habían visitado Marrakech, pero después de la experiencia de callejear por la medina y la locura que supone, lo desechamos.
Pedimos información a nuestro Youssef, y nos recomendó uno justo en la calle del riad. Nos dijo que era mezcla de tradicional y turístico, pero lo más importante: era nuevo, llevaba funcionando poco tiempo. Así que nos decantamos por ese: ALPHAÏS MARRAKECH, en Derb Lalla Zouina 4.
Él mismo nos hizo la reserva, elegimos hammam de 45 minutos con jabón negro y guante de crin y otros 15 de masaje con aceites esenciales...su precio 330 dhs...unos 32 euros.
Al ser nuevo las instalaciones estaban intactas, teníamos taquillas, todo estaba nuevo...súper recomendable.
Nos invitaron a un té antes de entrar, nos proporcionaron albornoces, toallas, nos regalaron el guante de crin y una botellita de agua tras el baño y tras el masaje, un jaboncito de recuerdo.
Pasamos las 8 a los baños....y hasta aquí puedo leer....solo os diré que las risas y la complicidad fueron las dueñas de las casi 3 horas que finalmente pasamos allí...inolvidable!!
Caía la tarde, así que nos tuvimos que dar prisa para llegar a la PLAZA JMAA EL FNA, y poder disfrutar del atardecer desde la terraza del segundo piso del CAFÉ DE FRANCE...
La plaza huele a naranja recién exprimida y a frutos secos tostados, suena a cánticos del almohacín y a gritos en muchos idiomas, hay artistas de la henna, juegos de habilidad, saltarines y músicos, las parrillas empiezan a echar humo y la magia llega a Marrakech...
Y aunque a vista de pájaro la imagen de la plaza te embruja, lo mejor es perderse entre sus cientos de puestos de comida, tomarse un zumo recién exprimido, probar las variedades locales e impregnarse del ambiente...y eso fue lo que hicimos...
Tras recorrer la plaza, empezar a helarnos, y un poco agobiadas de que todos los camareros nos reclamaran para cenar decidimos alejarnos de allí y buscar un sitio calentito para cenar cerca del riad.
Elegimos LA PORTE DE MARRAKECH... bastante regulero la verdad, a pesar de que anuncia a bombo y platillo una gran valoración de tripadvisor. Lo mejor...que estábamos arriba en la terraza, junto a una estufa, que probamos la famosa pastilla marroquí (bastante rica) y nos pusimos moradas a dulces árabes con un té.
El frío y el cansancio nos empezaban a pasar factura asi que nos retiramos a nuestro riad donde continuamos las risas hasta tarde...mañana toca madrugar, hemos quedado con Youssef a las 8 para desayunar e intentar aprovechar la mañana.
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