Nos despertamos y bajamos a desayunar. Más que un desayuno parecía un banquete. Había de todo café, leche, zumos, croissant, magdalenas, tostadas, embutidos, queso, tomate, mantequilla, mermeladas, Nocilla....
Nos pusimos morados a desayunar (ya ni comimos) y nos fuimos a hacer una ruta. Concretamente hicimos la ruta de Ibonet de Batisielles. Llegar hasta el Ibón Escarpinosa ya fue demasiado para las niñas e incluso para mí. Hicimos 6 horas de ruta entre ida y vuelta. La verdad que las niñas se cansaron pero cumplieron. Casi más que yo podría decirse. El contraste de las diferentes tonalidades de color entre el rojo, verde, amarillo, marrón...de las hojas y los árboles que se podían ver, hacían que el paisaje fuese espectacular. La montaña al fondo, agua por todos lados. Cascadas...Naturaleza por todos lados. Increíble.
Volvimos al hotel, nos duchamos y nos fuimos a ver la cascada de Ardones. Como ya anochecía pude sacar una buena foto de los saltos de agua.
De ahí nos fuimos a cenar a un restaurante de Benasque. Nada del otro mundo. Unos canelones de Ceps, una ensalada, unas bravas, unas croquetas y a dormir.