DÍA 1: TORRE EIFFEL, INVALIDES, CAMPOS ELISEOS
Lo primero que había que ver era la Torre Eiffel (dile al niño que no…) Nos habían recomendado que fuese el primer sitio que visitásemos, pues las colas eran dignas de mención. Así que allí que fuimos. No había tales colas (aunque no se si era por el frío), no había demasiada gente. No estuvimos más de 10 min. Ahora, con el aire que hacía sólo subimos hasta la 2ª planta. Aún así las vistas impresionan bastante.
Después fuimos hacia el Hotel des Invalides, pasando por delante de l’Ecole Militaire. Allí se encuentra el museo del ejército. Fue construido como hogar para los veteranos de guerra, heridos o demasiado ancianos para servir al País.
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Después fuimos hacia el Hotel des Invalides, pasando por delante de l’Ecole Militaire. Allí se encuentra el museo del ejército. Fue construido como hogar para los veteranos de guerra, heridos o demasiado ancianos para servir al País.
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A través de la Esplanade des Invalides (menuda avenida más amplia), nos dirigimos hacia le Grand Palais y le Petit Palais, que están uno en frente del otro, a través del famosísimo Pont Alexandre III.
El puente es el más largo de París, fue construido para la exposición universal de 1900 junto con los Petit y Grand Palais y la decoración es digna de mención. El Petit Palais es el museo de Bellas Artes de París y el Grand Palais alberga el Museo Nacional de las Ciencias aplicadas.
De allí cogimos la línea 1 del metro (tenemos un niño un poco vaguete jejeje) y nos fuimos hasta la parada que te deja justo delante del arco del triunfo. Construido por Napoleón Bonaparte para conmemorar la victoria en la batalla de Austerlitz en 1805.
Ya aprovechamos y comimos en una franquicia de comida rápida que prepara unos bocadillos variados que, digamos, te quitan el hambre. Así que nos dimos un paseíto por la avenida hasta llegar a la deslumbrante plaza de la Concordia. En esta plaza fue donde se instaló la temida guillotina y es conocida por su forma octogonal, sus fuentes, diversas estatuas, el obelisco de Luxor (llamado así porque proviene del templo del mismo nombre situado en Egipto), en el cual aparecen jegloríficos auténticos y una descripción de cómo fue transportado hasta París.
Y a petición del miembro más joven del grupo, hicimos una visita a un supermercado cercano al hotel y ya nos recogimos, reconociendo el enorme esfuerzo realizado por él no era plan de aburrirlo soberanamente, pues aún quedaban 4 días y medio de visita cultural.
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