Japón: 24 días por libre. Marzo/Abril 2014 ✏️ Blogs de Japon

El domingo en Tokyo lo dedicaríamos a visitar el parque Yoyogi. El parque solía estar frecuentado por Rockabillies y otras tribus urbanas, pero no sé si por la lluvia o porque han cambiado de zona, no los vimos allí. Dimos un paseo hasta llegar al templo Meiji Jingu para hacernos unas fotos. Coincidimos con una ceremonia y volvimos a tener la ocasión de ver a monjes vestidos de forma tradicional.

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De aquí, fuimos directamente a la calle comercial Takeshita. Justo a la entrada compramos una camiseta de la selección japonesa de fútbol en una tienda de deportes. En Takeshita sí que vimos a un montón de chicas cosplayeras, vestidas de gothic maid o gothic lolita...¡A los disfraces no les falta detalle!
Aún lloviendo, aquello estaba atestado de gente. Nos metimos en un Daiso, tiendas tipo todo a 100 de aquí, a comprar unos souvenirs para regalar. También nos comimos un crepe con helado y hasta compramos un yukata (un kimono de algodón).

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Se acecaba la hora de comer y en el blog de japonismo había leído que por la zona había un restaurante especializado en gyozas (Gyoza Lou). Ricas y baratas, así que no queríamos perdérnoslas. Mi chica se desubicó un poco jurando y perjurando que el restaurante que tenía cola para entrar no era el que estábamos buscando. Al final, sí que era, y para cuando nos pusimos a la cola, había aumentado considerablemente. La verdad es que las gyozas estaban increiblemente buenas. Lo súper-recomendamos.

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Estábamos bastante cansados así que nos fuimos al hotel a descansar un poco y a hacer la colada. La lavadora era de las de tipo americano y la secadora de tambor, como las lavadoras de aquí. El caso es que confundimos la secadora con la lavadora, y metimos la ropa en la secadora con un kilo de jabón en polvo. La que liamos fué gorda. Porque cuando mi chica se dio cuenta, abrió la secadora en marcha y montamos una nube de jabón en polvo que inundó todo el lavadero. Cuando llegaron unos turistas italianos y vieron el desastre debieron flipar...

Por la tarde noche nos acercamos a Akihabara a comprar unas figuritas que habíamos fichado el primer día. Y de aquí volvimos a Shibuya porque la zona nos había encantado. Dimos un paseo por sus centros comerciales, hicimos algunas compras y cenamos unas hamburguesas cojonudas en un restaurante tipo americano.

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Gastos:
-Crepe: 450Y
-Yukata: 3980Y
-Gyozas: 1050Y
-Colada: 300Y
-Patatas: 98Y
-Refresco: 120Y
-Figuras: 1890Y
-Shu Uemura: 1260Y
-Cena Burger: 1900Y
-REcena Burger: 610Y
-Lawson: 431Y
Total: 30549Y=224.21€

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Para empezar a aprovehar el recién activado Jr Pass hicimos la excursión a Nikko. Nikko es una ciudad con un patrimonio cultural y relijioso impresionante que se encuentra al norte de Tokyo. Nosotros fuimos en metro hasta Ueno y de aquí cogimos el shinkansen yamabiko 123 hasta Utsunomiya, donde hicimos transbordo a la línea jr Nikko. En una hora y media larga estábamos allí.

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Desde la estación sale un bus por 300Y hasta la zona de los santuarios, pero como estábamos frescos hicimos el trayecto andando en una media hora. Lo primero que encontramos fue el puente Shinkyo cruzando el rio Daiya. Se construyó para poder llegar al Santuario Toshogu, donde están guardadas las cenizas del Shogun Ieyasu Tokugawa.

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Este fue el primero que visitamos porque el templo Rinnoji estaba de obras y completamente tapado por una lona. Lo primero que vimos fue su imponente pagoda y después de subir las escaleras pasamos por debajo de la puerta Niomon. Aquí se encuentra el establo sagrado con el famoso relieve de los tres monos de la sabiduría. Esta zona también alberga la fuente sagrada y los tres almacenes sagrados.

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Atravesamos la puerta Yomeimon que estaba completamente tapada por las obras (una pena) y por último vimos la puerta Karamon, la más pequeña del santuario, antes de subir a la tumba y torre de la tumba de Ieyasu. Aquí arriba dedicamos unas oraciones y compramos un amuleto.

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Una vez abajo, entramos en el santuario por un lateral el vez de atravesar la puerta Karamon y escuchamos a un monje mientras nos sentamos en el tatami. no nos enteramos de nada pero nos quedamos allí hasta que acabó la explicación. Ya por último entramos en Honji-do, conocido por en Dragón Llorador pintado en el hecho. Pero de este no tenemos fotos porque no estaban permitidas.

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Nuestra siguiente visita fue el Santuario de Futarasan, que la verdad pasó sin pena ni gloria después de haber visto el de Toshogu. De camino al Santuario de Taiyuinbyo, encontramos un puestecito que hacía las típicas galletas con forma de pececillo rellenas de chocolate o de pasta de alubia roja. Estaban muy ricas y nos saciaron hasta la hora de comer.

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Este santuario es el mausoleo de Iemitsu, tercer Shogun y nieto de Ieyasu. La puerta Nitenmon es impresionante, con sus 4 estatuas guardianas. Nos adentramos en en santuario hasta el final, hasta la puerta Kokamon que está junto al sendero que conduce a la tumba de Iemitsu.

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Era la hora de comer, así que pusimos rumbo a la calle principal en busca de algún restaurante. Nos llamó la atención una puerta roja que vimos en algún diario y nos decidimos a entrar. Era un pequeño restaurante con sus paredes y techos repletos de notas y recuerdos de otros viajeros. Compartimos mesa primero con una chica francesa que viajaba sola por Asia y luego entablamos conversación con una pareja australiana. Pasamos una comida muy agradable y aprovechamos tambíen para dejar nuestra aportación en la pared.

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Antes de viajar a Japón leímos que en Nikko había una tienda de artesanía que dibujaba dragones en papel con los colores y la leyenda que quisieras. Queríamos llevarnos uno a toda costa pero tardaron más de lo que pensábamos en realizarlo y nos quedamos tirados bastante tiempo sin nada que hacer. Fuimos a la oficina de turismo para que nos informasen qué podiamos hacer pero ninguna de las opciones nos convenció porque no disponíamos de tiempo suficiente. Simplemente descansamos al sol hasta que llegó la hora de ver como dibujaban nuestro dragón.
Íbamos con bastante prisa para coger el tren de vuelta pero al ver que nos daba tiempo aprovechamos para ir a unos baños públicos antes de llegar a la estación. Cuando estábamos a punto de llegar mi chica se dió cuenta que no llevana la cámara de fotos, ¡se la había dejado en los baños! Cagada. Fuimos corriendo a ver si seguía estando allí. Si ya íbamos apretados de tiempo, imaginaros lo que corrimos cuesta arriba. Por suerte la cámara seguía donde la habíamos dejado. Menos mal. También nos dio tiempo a coger el tren, ¡por los pelos! Os recomendamos que si queréis el dragón lo encargueis antes de visitar los santuarios o antes de comer para que cuando acabéis no tengáis que esperar.

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Llegamos a la estación de Ueno más tarde de lo que esperábamos y no teníamos plan, así que ya que estábamos allí mi chica me dijo que podríamos probar a ver si los cerezos habían florecido. Y vaya si lo habían hecho. La estampa de 5 días antes no tenía nada que ver con la de esa tarde. Vimos en hanami en todo su esplendor. Gente recién salida de trabajar, sentada en lonas, con cajas de bento y latas de cerveza. Todo preparado para disfrutar de los cerezos. Fue una maravilla, un espectáculo para la vista poder disfrutar de algo así como lo hacen ellos.

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Volvimos en metro al hotel para preparar el envío de maletas. Los siguientes días los pasaríamos en los alpes japoneses y para no cargar con ellas todo el día habíamos leído en el blog que la gente las mandaba desde el hotel a Kyoto. Nos hicieron los trámites desde la recepción del hotel. Fueron súper amables y rápidos. Paseamos por el barrio para buscar un sitio dónde cenar y acabamos en una cadena de esas que tienes de todo, sopa, gyozas, edamame... y cerveza kirin tirada de precio.

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Nos despedíamos de Tokyo, pero no era un adiós, sino un hasta luego.

Gastos:
-Metro: 320Y
-Desayuno: 360Y
-Santuario Toshogu: 2600Y
-Santuario Taiyuinbyo: 1100Y
-Galletitas: 300Y
-Comer: 2500Y
-Bebidas: 320Y
-Postal: 120Y
-Dragon: 2100Y
-Pinchos: 400Y
-Metro: 320Y
-Mandar maletas: 2824Y
-Cena: 1460Y
-Total: 14724Y=108.06 €

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Los siguientes días los dedicaríamos a visitar la zona de los alpes japoneses y nuestra primera parada era Matsumoto. Queríamos que el día nos cundiese así que madrugamos para poder coger un Limited express super azusa desde Shinjuku. En dos horas y 40 minutos estábamos en la estación de trenes de Matsumoto.

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Como habíamos aprendido de la anterior vez, lo primero que hicimos antes de visitar la ciudad fue comprar los billetes de bus que nos llevarían a Takayama esa misma tarde. La oficina de la estación de autobuses está justo al lado de la de trenes, no tiene pérdida. Ibamos con la idea de cogerlos con Nohi Bus pero una vez allí la compañía que nos gestionó el traslado fue Alpico. Además la chica me preguntó si teníamos los pases de jr pass. Le dije que sí, se los enseñamos y nos hizo un descuento. ¡Qué majetona!

Con nuestros asientos asegurados, pusimos rumbo al castillo de Matsumoto. Durante el paseo nos llamó la atención que las tapas de las alcantarillas estaban decoradas con flores de colores. Nos daríamos cuenta que eso era muy habitual en el resto de ciudades.

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Llegamos al castillo, le hicimos unas fotos y entramos. Aquí no tuvimos la suerte de ver cerezos en flor, pero más adelante se nos quitaría la espinita.... Nuestra intención era haber podido visitar el de Himeji pero como estaba en obras y no nos queríamos quedar sin ver alguno por dentro, nos animamos. Es bastante chulo y tiene una exposisión de articulos bélicos de la época. Una vez visitado, también entramos en el museo de la ciudad que se encuentra justo al lado de la entrada al castillo. La entrada es gratis con la visita al castillo. Vimos objetos personales, kimonos, textos, fotos de festivales... Estuvo entretenido. Hasta las 13.05 no teníamos que estar en la estación así que paseamos tranquilamente por la calle de las ranas. Está saliendo del castillo, no tiene pérdida. Las tiendas están especializadas en artículos con forma de rana: figuritas, bolsos...

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De aquí nos fuimos a comer a la estación y seguido cogimos el bus a Takayama. El trayecto discurre entre montañas, vimos incluso bastante nieve en los montes. Debe ser precioso hacer el recorrido en otoño, cuando las hojas de los árboles se vuelven rojizas.
Nada más llegar a la estación, compramos los billetes para Shirakawago y Kanazawa (ya habíamos aprendico la lección) y llamamos al hotel para que viniesen a recogernos. El hotel (Ryokan Murayama) estaba un poco apartado del centro pero tenía un baño privado que no queríamos perdernos. Teníamos muchas ganas de probar un Ryokan tradicional, pero primero visitamos un poco Takayama.

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Como llegamos un poco tarde, el casco antiguo tenía algunas tiendas ya cerradas, pero bueno, algo de movimiento pudimos ver. El barrio está muy bien conservado, muchas casas datan del periodo Edo. Esta perfectamente ambientado. Paseamos por la zona del rio y fuimos hasta el santuario Sakurayama Hachimangu donde se guardan las carrozas que se usan en el famoso festival de primavera de Takayama. Empezó a anochecer así que pusimos rumbo al hotel en busca de algun sitio donde cenar. No encontramos nada que nos convenciese así que picoteamos algo que teníamos guardado en la habitación del hotel y disfrutamos de un relajante ritual de baño termal. Gloria bendita.

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Gastos
-Metro: 420Y
-Agua: 130Y
-Sandwich: 600Y
-Taquilla maletas: 500Y
-Autobuses: 5000Y (6200-1200Y de descuento)
-Desayuno: 635Y
-Castillo y museo: 1220Y
-Comida: 1440Y
-Monster: 200Y
-Billetes de bus: 8640Y
Total: 18785Y= 137.87€

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