SUDÁFRICA EN EL CORAZÓN (JULIO 2015) ✏️ Blogs de SudáfricaUn viaje recorriendo parte de Sudáfrica y una pequeña parte de Swazilandia. Un viaje lleno de sensaciones que ha hecho que nos enamoremos de este maravilloso país.Autor: Davovo Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (48 Votos) Índice del Diario: SUDÁFRICA EN EL CORAZÓN (JULIO 2015)
01: PREPARATIVOS: Información general y presupuesto.
02: Un día en Estambul
03: Ciudad del Cabo I: Llegada y toma de contacto.
04: Ciudad del Cabo II: de Table Mountain a Signal Hill.
05: Ciudad del Cabo III: recorriendo la Península del Cabo
06: Ciudad del Cabo IV: paseo por la ciudad y Robben Island.
07: Hermanus: emocionándonos con las ballenas.
08: Gansbaii: el gran blanco y Cape Agulhas
09: Garden Route I: Mossel Bay-Knysna
10: Garden Route II: de Knysna a Tsitsikamma
11: Garden Route III: de Tsitsikamma a Port Elizabeth
12: Santa Lucía: hipopótamos al atardecer.
13: Cape Vidal y Hlane NP (Swazilandia)
14: Hlane NP y Kruger National Park: Pretoriuskop
15: Kruger National Park: de Pretoriuskop a Skukuza
16: Kruger National Park: de Skukuza a Lower Sabie
17: Kruger National Park: Lower Sabie
18: Kruger National Park: de Lower Sabie a Satara
19: Kruger National Park: de Satara a Olifants
20: Blyde River y llegada a Johannesburgo
21: Soweto y fin de la aventura
22: Conclusiones
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Etapas 4 a 6, total 22
Como el día anterior no había podido ser decidimos ir a desayunar a la conocida Charles Bakery, así que fuimos paseando por las vacías calles del centro de Ciudad del Cabo.
Cuando llegamos justo estaban abriendo la puerta así que allí que entramos; Si alguno de vosotros conoce el programa de televisión, reconocerá a estas dos chicas hijas de los dueños de la pastelería. A nosotros nos hacía mucha ilusión conocerlas y hablar con ellas; fueron muy amables y accedieron a charlar un rato con nosotros y hacerse alguna foto. Tomamos un buen desayuno por 95 rands que además como al inicio de la mañana la temperatura era fresca hizo que entrásemos en calor. El día estaba completamente despejado así que no lo dudamos ni un momento: era hora de ir a conocer uno de los símbolos de la ciudad, la Table Mountain. Volvimos a por el coche, y tras perdernos una vez (no cogí bien un cruce) y meterme por el carril contrario con los consiguientes pitidos; llegamos a la zona de aparcamiento. Al tener la tarjeta de parques nacionales (Wild Card) nos hicieron un 20% de descuento en la entrada, así que pagamos 180 rands cada uno. Un rápido teleférico te sube arriba y ya puedes ver desde el mismo (ya que va girando sobre sí mismo) las vistas tan espectaculares. La Table Mountain es una meseta de unos 3 kilómetros de lado a lado que domina toda la ciudad y que se ve desde casi todos los puntos de la misma. Símbolo de la ciudad y de gobiernos locales, en 2011 fue declara como una de las siete maravillas naturales del mundo. Una vez arriba hay caminos determinados para pasear y hacer pequeños paseos, unos más largos y otros más cortos. Os aseguro que las vistas que hay desde allí de la ciudad y de toda la península del Cabo te quitan la respiración. Allí pudimos tener nuestro primer contacto con la fauna local con estos simpáticos animales. Después de un par de paseos nos sentamos tranquilamente a tomar algo fresco en la terraza del restaurante que hay arriba disfrutando de nuevo de unas vistas inigualables. Seguimos nuestro camino por allí arriba hasta que prácticamente dimos toda la vuelta haciendo multitud de fotos divisando Lion’s Head y Signal Hill. Volvimos al hotel y como aun no teníamos hambre y estábamos al lado, fuimos a visitar el barrio Bo-Kap o barrio malayo de la ciudad; característico por sus casas pintadas con llamativos colores. Este barrio musulmán cuenta con unas diez mezquitas y al parecer la mayoría de sus casa provienen de la llegada de inmigrantes y esclavos entre los siglos XVII y XIX; muchos de sus habitantes son descendientes de los esclavos que llevaron los holandeses y durante el periodo del apartheid se declaró a este barrio como una zona exclusiva para musulmanes, por lo que todos los habitantes que no lo eran fueron expulsados de esta zona obligándolos a abandonar sus casas. Bajamos a visitar la animadísima y bonita Long Street donde tras un pequeño paseo nos metimos a comer en la terraza superior de un bonito restaurante. Sin duda esta calle es una de las zonas que más nos gustó de la ciudad; con un ambiente juvenil y lleno de zonas de restauración y tiendas de todo tipo. Para muchos, es la calle principal de la ciudad, donde está el meollo digamos; y es donde nosotros volvimos todas las tardes-noches. Hay locales y bares para todos los gustos y bolsillos, desde comida africana a europea pasando por cocina norteamericana o india. Cuando terminamos de comer seguimos calle abajo y tomamos unos cafés antes de volver a coger el coche para ir a Signal Hill. Fuimos allí porque me habían recomendado encarecidamente que si el día estaba despejado que no dudase en subir para ver el atardecer y así lo hicimos. Cuando llegamos ya había decenas de personas esperando a que cayese el sol. Gente con picnics, con botellas y copas de vino, parejas, familias… Os aseguro que el momento fue mágico, uno de los atardeceres más bonitos que hemos podido ver; era el colofón a un día perfecto en un lugar perfecto. Volvimos al hotel a dejar el coche y fuimos a tomar unas cervezas a Long Street, esta vez a un local que habíamos visto por la tarde, una cervecería con multitud de tipos de cerveza, un local atestado de gente joven que ya estaba cenando y tomando cerveza; un local que nos gustó muchísimo y al que volveríamos sin duda alguna. No teníamos mucha hambre así que tan solo picamos algo antes de volver al hotel. El día había sido largo, pero sin duda muy satisfactorio. Etapas 4 a 6, total 22
Nos despertamos temprano de nuevo para aprovechar bien las horas de luz ya que al ir en invierno, a partir de las 17.30 el sol empieza a caer.
Después de desayunar en un local cercano al hotel (y comprobar que quizá habíamos salido demasiado pronto) cogimos el coche y pusimos rumbo a conocer la increíble Península del Cabo de la que tanto había escuchado hablar. Descubrimos además que menos mal que habíamos ido el día anterior a Table Mountain porque hoy estaría cubierta por una espesa capas de nubes y seguramente no dejarían subir. La primera parada del día sería la espectacular Camps Bay Beach. Un entorno increíble en el que pudimos comprobar que los que tenían la suerte de vivir eran unos privilegiados por poder levantarse y ver eso todos los días. Los 12 apóstoles estaban cubiertos también de nubes, lo que hacía la vista un poco más especial; además la luz era muy bonita. Estuvimos un rato paseando por la playa y tuve la oportunidad de hablar con una chica que estaba practicando pilates en una roca. Le dije que era un sitio muy bonito para hacerlo y me contestó que se sentía muy agradecida de poder hacerlo. Nos dirigimos hacia Chapman’s Peak por una carretera escarpada de ensueño y viendo algunos carteles que ponía que se divisaban ballenas. No fue el caso. Hicimos un par de paradas en Noordhoeck y estuvimos un buen rato paseando tranquilamente y sin prisa en Kometjie, donde la gente desafiaba el agua fría haciendo surf. Estábamos completamente entusiasmados con los paisajes que estábamos viendo; realmente la fama que tiene la península es de sobra merecida. Hicimos otra parada, esta vez en Scarborough donde estábamos completamente solos y pudimos disfrutar de un bonito paseo por la playa. Y llegamos por fin al Cabo de Buena Esperanza; lugar de leyendas y fantasmas. Punto mágico y cargado de energía para muchos y sin duda, uno de los sitios más espectaculares de la Península. No pagamos entrada ya que la teníamos incluida en la Wild Card. Nos dirigimos directamente a Cape Point, donde nada más llegar pudimos comprobar como los babuinos (babooms) pueden llegar a ser peligrosos y literalmente robar cajas de pizza a los turistas. No es broma, hay que tener mucho ojo con ellos, son mucho más grandes de lo que pensaba y como os digo nada amigables. Lugar de grandes tempestades; antiguamente el Cabo de Buena Esperanza era llamada el Cabo de las Tormentas, y fue Carlos II el que lo rebautizó con el nombre actual. Es un lugar tan escarpado y con unas mareas y corrientes tan fuertes que aun hoy los barcos con las tecnologías más modernas le tienen cierto temor. Nos dirigimos al que erróneamente se le conoce como el punto más austral de África. Muchos se creen que en el cartel de Cabo de Buena Esperanza se encuentra dicho punto; pero no es así, sino que es en Cape Agulhas, en el inicio de la ruta jardín. Pero eso ya formará parte de otra etapa… El sitio es espectacularmente bonito lo mires por donde lo mires; eso sí, algunas olas daban mucho miedo ¡! Dejamos el Cabo de Buena Esperanza y nos dirigimos hacia uno de los sitios a los que más ganas le teníamos de la Península: Boulders Beach, para ver la gran colonia de pingüinos africanos. De nuevo teníamos la entrada incluida con la tarjeta de parques nacionales (Boulders está incluido en el Table Mountain National Park). Una vez dejas el aparcamiento comienzas a ver a estos simpáticos animales mientras caminas por unas pasarelas de madera. En ningún momento bajas a la playa (y menos mal, porque con la cantidad de gente que lo visitamos sería un desastre). La playa Boulders donde se encuentra esta colonia es preciosa, con esas rocas redondeadas tan características. El pingüino del cabo mide entre 45 y 70 centímetros y como máximo pueden llegar a pesar unos 5 kilos. Nos parecieron super majos, son como señores pequeños y torpes. Desgraciadamente; desde el año 2010 se les considera como especie en peligro de extinción debido a la gran disminución que han sufrido en número durante el siglo XX. Actualmente están haciendo una gran labor de conservación y reproducción porque se teme que si de aquí a 15 años esta disminución del número de pingüinos no se para; hablaremos de ellos como animales extintos. Se nos había ido un poco el tiempo así que volvimos al coche y nos fuimos directos a Simon’s Town, un precioso pueblo pesquero situado a orillas de False Bay. Durante casi dos siglos, se ubicó aquí una de las bases navales más importantes de la Royal Navy. Tan solo teníamos tiempo de disfrutar de la famosa calle con las bonitas fachadas de hierro; pero me consta que tiene una playa espectacular. Aprovechamos para comer allí (en uno de los pocos sitios que había abierto) antes de salir hacia nuestra última parada del día. Terminábamos nuestro recorrido por la Península en Muizenberg Beach. Realmente no tiene mucho de especial el sitio en sí… pero las casetas de madera de colores tan características y que dan imagen a esa playa, le dan un encanto especial. Estuvimos un rato haciendo decenas de fotos desde diferentes encuadres hasta que se nos hizo casi de noche y el ambiente por allí no parecía demasiado recomendable. Volvimos ya de noche (las 18.00) a Ciudad del Cabo y después de descansar un poco en el hotel y poner en orden las notas, nos fuimos a Long Street al bar de las cervezas (en el que ya éramos conocidos y del que nos compramos hasta la sudadera del bar) donde ya aprovechamos para cenar. No cabe duda de que la Península del Cabo merece la pena; sus paisajes y carreteras son preciosas y aunque no nos pudimos bañar en las preciosas playas solamente haberlas visto ya merecía la pena. Etapas 4 a 6, total 22
Comenzaba nuestro último día en Ciudad del Cabo, día que aprovecharíamos mejor que bien.
De nuevo desayunamos muy bien en un local cercano al hotel por 78 rands los dos. El día anterior habíamos comprado on line las entradas para ir a Robben Island a las 13.30. Importante que llevéis las entradas compradas para evitar sorpresas porque los tours suelen ir llenos. Es una de las atracciones más concurridas de la ciudad. La mañana la dedicaríamos a pasear por la ciudad conociendo el centro un poco más a fondo. Pasamos por el Parlamento y dedicamos un buen rato a pasear por los gardens, un parque precioso con paseos, bancos y árboles preciosos. Fuimos dando un largo paseo hasta el Green Market para ver el bullicio de sus puestos. No nos gustó demasiado, lo vimos algo agobiante ya todos los comerciantes te llamaban sin parar y te intentan engañar de todas todas. En estos puestos la mayoría de la artesanía es bastante mala y además de ello, cara. Es preferible gastarse un poco más de dinero si queréis algo un poco mejor. Desde allí decidimos ir caminando al Waterfront, ya que el ferry que te lleva a Robben Island sale desde allí. El Victoria and Albert Waterfront se trata de un puerto turístico con un gran centro comercial y de ocio, repleto de tiendas de todo tipo y muchas opciones de restauración. Un lugar muy turístico pero también una zona donde la gente de la ciudad va a pasar sus ratos de ocio. El ferry que te lleva a Robben Island sale desde la zona de la Torre del reloj y tarda unos 45 minutos aproximadamente en recorrer los 12 kilómetros que separan el puerto de la isla. Robben Island (la isla de las focas) mide aproximadamente un kilómetro de diámetro y tiene una superficie de algo más de 5 kilómetros cuadrados. Ha sido utilizada desde finales del siglo XVII como aislamiento para determinadas personas pero también ha sido residencia de los primeros colonos o como zona de aislamiento de leprosos. Pero es famosa porque durante el siglo XX ha sido la prisión de muchos prisioneros políticos durante la época del apartheid; entre ellos el más famoso, Nelson Mandela o Mr. Mandela como allí lo llaman. De camino a la isla las vistas desde el ferry son preciosas, teniendo una buena panorámica de gran parte de la ciudad con la Table Mountain como protagonista. El tour por la isla comienza recorriendo la isla en un autobús en el que desde el mismo, el guía te va explicando zonas como la cantera en la que los presos trabajaban varias horas al día, muchos de ellos perdiendo la vista o muriendo de enfermedades pulmonares debido al polvo de la cantera. Tras varias explicaciones se hace una parada en una zona donde se tienen unas vistas espectaculares de la ciudad. El tour continua en uno de los pabellones en los que metidos en una sala, un preso de la época te explica las condiciones en las que vivían, el día a día en la prisión, lo que comían, cómo se organizaban etc. Te explicaba también por qué lo detuvieron (en su caso, lo detuvieron con 18 años en medio de unas protestas contra el apartheid), y te mostraba cómo debido a la falta de espacio muchos presos dormían en el suelo con todo lo que ello conlleva. El tour termina pasando por la celda de Mandela, y no pude hacerle foto porque nos juntamos varios grupos (y además estaban todos los grupos al completo) y no me dio tiempo… Fue una visita muy interesante; pero desde mi punto de vista, escasa… Digo escasa porque pensábamos que se visitarían más zonas por tu cuenta, y que se haría algún recorrido más a pie. Aun así, es uno de los sitios que hay que visitar y no olvidar por qué se cerró ese lugar, ahora convertido en Patrimonio de la Humanidad. De vuelta y una vez mas no me cansaba de hacer fotos a la Table Mountain más bonita si cabe, con la luz de la tarde. Ya una vez de vuelta, aprovechamos para seguir paseando por el Waterfront aprovechando para merendar dos trozos INMENSOS de tarta y dos cafés moka por 108 rands hasta que se hizo de noche y aprovechamos para pasear un poco y hacer alguna foto nocturna disfrutando de los maravillosos cielos nocturnos de Africa. Volvimos caminando al hotel; y la verdad, la sensación de inseguridad es más por la escasa o nula iluminación de algunas zonas… Tras dejar la cámara y un par de bolsas en el hotel volvimos a Long Street al Beer House, donde en la entrada ya nos conocían como los amigos españoles. Nos tomamos unas cervezas que nos recomendaron (para ir probando varias) y volvimos a cenar en el restaurante Bocca, ese que tanto nos gustó, y tomamos dos entrantes y una pizza, y con la bebida, pagamos 208 rands, y de nuevo con un servicio y una calidad más que aceptables. Volvimos al hotel y volvimos a hacer las maletas; al día siguiente dejábamos la ciudad para empezar todas las rutas en coche. Etapas 4 a 6, total 22
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