Islandia Agosto 2015 ✏️ Blogs de Islandia

Amanece (a las 2 de la mañana o así) otro día precioso. Decidimos poner gasolina en la gasolinera N1 que hay en Borgarnes. Al depósito le quedaba bastante, pero queríamos ir sobre seguro. Las N1 nos parecieron las más baratas y sencillas de usar. Pagas directamente en el surtidor con la tarjeta de crédito/débito.


Nuestra primera parada ese día es la playa de Ytri Tunga, para ver a las focas y otros animalillos. Las focas disfrutaban del sol sobre las piedras mientras los curiosos las observábamos y les sacábamos fotos. El viento huracanado que soplaba parecía no afectarles.


Después de la parada zoológica, proseguimos nuestro camino por la Península de Snaefellsnes, donde nos encontramos por casualidad con una cascada encajonada en la piedra. No os puedo decir el nombre porque no lo sé, sólo sé que está en algún punto entre Ytri Tunga y Hellnar.


Nosotros lo descubrimos porque había un parking a los pies de la ladera y algunas personas caminando por la misma. Aquí hacía sol, pero mucho mucho aire, aunque luego sería aún peor. En Hellnar, donde paramos a comer nuestro bocatita, tuvimos que hacerlo dentro del coche ya que fuera era imposible con las rachas de aire que había.

Aprovechamos para ver el centro de interpretación de este pueblito, donde entre otras cosas puedes probar varios tipos de algas. Además hay mapas de la península que informan del estado de las carreteras que suben a Snaefellsjökull a los que conviene hacer caso, no como nosotros, que los ignoramos inconscientemente.

La península también ofrece acantilados y campos de lava plagados de líquenes, que hacen que las rocas luzcan mulliditas. Fue cerca de uno de esos acantilados donde a punto estuvo el aire de llevarse una de nuestras puertas. Afortunadamente todo quedó en un susto y no tuvimos que lamentar nada (la puerta nos podía haber costado 600 euros).


Y muy aventureros nosotros, iniciamos entonces nuestro camino hasta Snaefellsjökul. Pusimos el GPS hacia Grundarfjödur y nos mandó atravesar la península por una carretera F500 y algo que subía hacia el volcán. Cuanto más subíamos, más viento hacía y más cerca estábamos de las nubes. Pero seguíamos optimistas e incluso nos paramos en algún punto para disfrutar de las vistas.


La pista de tierra, empeoraba por momentos al tiempo que la niebla nos engullía. A ambos lados iban apareciendo enormes lenguas de hielo y el coche se dividía entre los que se mostraban altamente ilusionados con la aventura y los que estaban a punto de sobrepasar el umbral del pánico. Ver las máquinas quitanieves y acordarnos de que por la que íbamos era una de las carreteras cortadas señalizadas en el centro de interpretación fue todo uno. Así que con las mismas que subimos, bajamos el Snaefellsjökul y dimos la vuelta a la península.

Entre los pueblos que pasamos de camino a Grundarfjödur, nos llamó mucho la atención Hellissandur, que parece el pueblo de la película de Hitchcock “Los Pájaros”. En la carretera que lo atraviesa hay cientos de pájaros muertos en el suelo, entre los que se estrellan contra los coches y los que estos atropellan. De hecho, hay carteles que advierten de que conduzcas con cuidado. Resulta que estos pájaros, en la época de cría que coincidió con nuestro viaje, anidan en las proximidades a la carretera, y muchos mueren intentando defender sus nidos de los coches. De hecho, si te acercas a ellos, se lanzan sin dudarlo sobre ti, tenemos documentos gráficos.


Aprovechamos para comprar algunas cosillas en el ultramarinos del pueblo, ya que aquí no hay Bonus ni nada que se le parezca. Desde allí ya sí que sí, nos fuimos directos al albergue, donde llegamos justo cuando empezó a llover.

Nos alojamos en la planta de arriba de una pequeña casita diferente a aquella en la que haces el check in pero muy cercana. Compartimos la cocina y los dos baños con otros 5 inquilinos. En general, la gente que encontramos en todos los albergues eran muy amables y muy cívicos (pocos ruidos, dejaban todo limpio después de usar las instalaciones, etc).

Volvimos a preparar una de nuestras ricas cenas y a jugar a algunos juegos que llevábamos y a una hora muy prudente nos fuimos a dormir después de disfrutar de un precioso atardecer con el pico de origen volcánico Kirkjufell de fondo.


GASTOS DEL DÍA
Gasolina en gasolinera N1 de Borgarnes 7391 ISK (51 euros)
Compra en Hellissandur 1058 ISK (7 euros)
Grunddarfjördur Hostel 1 habitación doble y 1 habitación cuádruple 180 euros

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Aunque madrugamos, Dios no nos ayuda nada, y hace un día de perros. Llueve, aunque lo peor está por llegar. Nos ponemos en marcha hacia Ósar, donde está nuestro siguiente albergue, en la península de Vatnsnes.


Hoy el coche se hace muy pesado. Primero, el camino hasta Hvammstangi, donde pensamos que podría haber un Bonus. Pero nos equivocamos. Es un pueblo pesquero, que al menos tiene un supermercado donde hacemos una compra más grande.


Según hemos leído en la guía, a lo largo de la península hay varias playas en las que se pueden ver focas, por eso decidimos ignorar al GPS, que recomienda otra ruta más corta, y bordear toda la isla. Para empezar, el camino es una pista de tierra y hay que ir despacio. Además, el acceso a esas supuestas playas no llegamos ni a verlo. El tiempo cada vez está peor así que al final, lloviendo y sin haber visto ni una foca, llegamos a Ósar.

Hacemos el check in en la oficina-café del albergue y nos indican que la nuestra es la primera de las tres casitas de madera que hay enfrente. Son monísimas. Tienen dos habitaciones abajo, un mini baño y una minicocina y una habitación más arriba.


Preparamos la comida calentita, disfrutando de unas maravillosas vistas al mar, y nos quedamos un ratito muy agradable en la cabaña, que tenemos entera para nosotros solos. Por la tarde nos aventuramos a la playa, a intentar ver a las focas y el Hvítserkur, el troll convertido en piedra. Algunos íbamos más preparados que otros para la lluvia, pero aun así, lo máximo que pudimos hacer fue llegar a la playa y ver de lejos a las focas en su playita y a alguna que se acercó curiosa a la orilla. Fue imposible llegar al troll por que el viento y la lluvia venían de cara y no podíamos ni siquiera ver.


No fue un paseo muy agradable que digamos, pero disfrutamos mucho más la casa después. Nos dimos una duchita calentita y preparamos la cena, y por la noche, rezamos para que el viento no se llevase la casa por los aires y apareciésemos en Oz.

GASTOS DEL DÍA

Compra en ultramarinos de Hvammstangi 4931 ISK (34 euros)
Cama en casita para 10 personas 164,26 euros

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Después de que algunos pasasen una noche regulera por el sonido de la lluvia y el viento (aunque en nuestro lado de la casa no se oía nada o yo tengo un sueño verdaderamente profundo), nos metimos entre pecho y espalda un mega desayuno y emprendimos el camino hacia Akureyri, aprovechando para repostar por el camino.


Llegamos muy pronto a Akureyri y aprovechamos para comprar en el Bonus ¡Por fin un Bonus! Fue el primero en el que entramos en el viaje. Mucho más barato que el resto de sitios en el que habíamos comprado hasta entonces. Así que nos aprovisionamos bien.

Al llegar al albergue nos encontramos con que la recepción no está abierta. Cuando llamas al telefonillo, te contestan desde otro sitio. Les decimos que nos gustaría dejar los macutos por lo menos y nos dan una clave para abrir un armarito bajo las escaleras exteriores. Muy historiado pero muy práctico.


A mitad de camino a Myvatn, nos encontramos con la cascada de Godafoss. Esta es más espectacular que la que vimos el primer día en Glymur, pero tampoco es la más impresionante para mí. Hago un inciso aquí para llamar a la cordura: vimos a gente arriesgando su vida para conseguir una foto perfecta. Por favor, no es necesario. Aunque salgan personas detrás, la foto queda igual de bien si se hace desde un lugar más seguro.


Aprovechamos para comer en el parking de la cascada: unos bocatitas de embutido español y algo de fruta, que en Islandia es casi prohibitiva pero que nuestro cuerpo ya nos lo pide.

Siguiendo los consejos de otros viajeros, fuimos a los baños de Myvatn en vez de al Blue Lagoon ya que estos últimos son más caros. Rodeamos el lago por la orilla norte con el coche, llegamos a un centro de interpretación y allí compramos los tickets para los baños termales. Con el descuento por tener la tarjeta de la universidad, a cuatro de nosotros nos salió algo más barato (sin descuento 3330 ISK, con descuento 2400 ISK).

El proceso es como está explicado en muchos otros diarios. Entras, dejas tus cosas en la taquilla, te das una ducha con agua y con jabón haciendo hincapié en zonas como axilas, ingles, pies y pelo, y te pones el bañador para salir y correr hacia el agua. Es mejor ir sin toalla, ya que si la dejas colgada en la barandilla que hay junto a la piscina, lo más probable es que la encuentres mojada por la lluvia como nos pasó a algunos. Es bueno dejarla dentro y al salir tener una toalla con la que secarte esperando en el vestuario. Estar dentro de la piscina calentita (ardiendo en algunas zonas) y sentir el frío fuera es una sensación genial. Recomendable 100%.


Cuando nos cansamos de estar a remojo, nos vestimos y volvimos a Akureyri. Ese día fueron muchos kilómetros y el cuerpo lo notó. Al llegar al albergue eran las 18.30h. Hicimos el check in y preguntamos por el servicio de lavandería. Desgraciadamente nos dijeron que apagaban la luz de las máquinas a las 19.00h para ahorrar energía y que no podían ponernos ninguna lavadora. Así que tuvimos que esperar para lavar ropa, y bastante.


Nos acomodamos en el dormitorio, que compartíamos con una chica muy silenciosa que no nos dijo ni media. Y preparamos en la cocina una cena calentita a base de albóndigas y puré de patata. Y después a dormir para madrugar al día siguiente.


GASTOS DEL DÍA

Gasolina, 5000 ISK (40 euros)
Compra en Bonus de Akureyri, 10626 ISK (80 euros)
Entrada a los Baños naturales de Myvatn, 3330 ISK sin descuento (25 euros) y 2400 ISK (18 euros) con descuento de estudiante
Albergue Akureyri, 6 camas en un dormitorio de 8 personas, 164,91 euros

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