Ios, Sikinos, Sifnos, Serifos: 14 días en blanco y azul ✏️ Blogs de Grecia

Un verano más, nos disponemos a emprender nuestro viaje de verano por las hermosas islas griegas. Comencé a preparar este viaje en el mes de octubre de 2015. Tenía ganas de Cicladas, pues el año pasado habíamos visitado el Dodecaneso, así que la elección fue bastante fácil, pues nos quedaban pocas Cícladas por conocer. Sifnos y Serifos, seguro, y si teníamos días suficientes, las combinarla con alguna más.

Finalmente, los vuelos directos desde Bilbao de Vueling, me dieron la idea: entrar por Santorini y salir por Atenas, pasando por Ios, Sikinos, Sifnos y Serifos. Ios o Sikinos fueron la gran duda, y al final, decidimos que iríamos a las dos, para empezar a ambientarnos, siendo el plato fuerte Sifnos y Serifos. Compré los billetes de avión con Vueling, por 170€/persona, Bilbao-Santorini y Atenas-Bilbao, en el mes de Noviembre.

Pero mis amigos de Vueling cancelaron esta ruta justo un mes después de que yo los comprara, ofreciéndome devolución del dinero o vuelos con escala en Barcelona y cambiando un poco las fechas. Puesto que no encontraba vuelos a precio mejor que el que había conseguido hacía un mes, esta segunda opción fue la elegida y con las fechas que me ofrecía Vueling y la combinación de ferrys entre islas, el reparto de islas quedó así:

Ios 3, Sikinos 2, Sifnos 5, Serifos 4.

Dos adultos y una niña de seis años. Para ella el quinto viaje a Grecia, para nosotros el séptimo. Y todos, como siempre, muy ilusionados y con ganas de conocer nuevas islas.


3 de julio, domingo

Desde el día 1 se informa en los medios de comunicación acerca del caos ocasionado por Vueling en el aeropuerto de Barcelona, así que estoy alerta esperándome algún retraso o cancelación. En efecto y desafortunadamente, la mañana del 3 de julio me despierto con un email de Vueling que me informa de la cancelación de nuestro vuelo. Este vuelo tiene dos partes, pero Vueling no me comunica cuál de ellas es la afectada; únicamente me ofrece un vuelo el lunes por la mañana de Bilbao a Barcelona pero, ¿y cómo llego yo a mi destino final, Santorini, si a esta isla solo hay vuelos los domingos y los jueves? Puesto que en las webs de Vueling y de Aena indica que el Barcelona-Santorini está en hora, optamos por ir en coche hasta Barcelona y allí montarnos en la segunda parte de nuestro vuelo, que se supone que está en orden. Muchos nervios y más viaje, hasta Barcelona, pero llevábamos meses esperando este momento y había que conseguir llegar a Grecia como fuera.

En efecto, cuando llegamos al aeropuerto de El Prat, podemos comprobar que el avión va a salir rumbo a Santorini y en hora, por lo que nos tranquilizamos del todo. Aunque la aventura no ha terminado, pues al ir a montarnos en el avión, no nos dejan pasar porque nuestros asientos se han asignado a otras personas. Vueling ha cancelado nuestro vuelo completo, a pesar de que la única parte cancelada era la primera, y nos ha quitado de la lista de viajeros en la segunda, Barcelona-Santorini. Por suerte llevo impresas las tarjetas de embarque, ya que el check-in on line estaba hecho unos días antes, y ahí aparecen nuestros nombres y asientos. Así que, tras consultarlo con la central y hacernos pasar un mal rato, nos dejan pasar al avión, a los asientos que quedaban libres en la fila 1, donde viajamos cómodamente con espacio y almohadas hasta Santorini, en un vuelo que dura tres horas escasas, una verdadera comodidad ya que vamos todo el viaje dormidos y ni nos enteramos.

Llegamos al aeropuerto de Santorini a la hora prevista, 3:30 de la madrugada, y tomamos un taxi directo al puerto de Athinios, 20 €. A esas horas en el puerto hay más ambiente del que yo esperaba. Las cafeterías están abiertas y hay gente tomando algo e incluso comiendo. Nosotros nos tumbamos en la parte donde se espera para coger los ferrys e intentamos seguir durmiendo un rato más, o al menos descansar, tapados con las toallas de la playa. A las 5:30 llega nuestro Blue Star, pero aún no nos dejan montarnos. Comienza entonces a percibirse la llegada del amanecer, y se observa cómo ha aumentado la luminosidad, y empieza a llegar más gente al puerto. A las 6:00 abren la agencia de compra de tickets de ferry, y vamos a sacar los nuestros, que había comprado por internet dos meses antes, y enseguida nos montamos en el ferry. El Blue Star sale puntual, a las 6:45, destino Ios. Este ferry es una gozada, enorme y cómodo. Ya es totalmente de día y salimos a cubierta a ver la caldera de Santorini: Fira, Firostefani, Imerovigli y Oia, se ven perfectamente y nos hace ilusión aunque esta vez solo haya sido de paso. Es una bonita manera de comenzar nuestro viaje.

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4 de julio, lunes

Poco antes de las 8:00 llegamos a la isla de Ios, y nada más bajar del ferry vemos nuestra agencia de alquiler de coche, “Acteon Travel”, donde nos reciben amablemente y nos entregan nuestro Fiat Panda para tres días completos, por 105 €. En el puerto de Ormos vemos un Carrefour a aprovechamos a hacer la primera compra para nuestro apartamento (principalmente desayunos y meriendas para la niña, además de crema solar y champú): 36 €. De allí nos vamos directos a la playa. La idea es no alejarnos mucho hoy, pues venimos cansados del viaje, así que elegimos playas de la zona del puerto. En primer lugar vamos a la playa de Koumbara, aprovechando que es pronto y con miedo a que se llene.


¿Llenarse? Pasamos la zona de arena y el puente y nos vamos a las calas que hay más adelante, donde estamos solos. Increible. La playa es muy bonita. Allí desayunamos unas galletas, nos damos un baño, y sobre las 11 de la mañana, nos vamos a buscar la playa de Valmas, a la que se accede por un camino que sale de Chora. Valmas mejor aún, una playa de aguas cristalinas con un bar-taberna y hamacas gratis. De nuevo estamos solos en la playa. Sopla el meltemi pero se lleva bien. Se está de maravilla.



Miramos en la taberna pero es más bien bar; tienen muy poco de comer, y tenemos hambre, ya que el desayuno ha sido de aquellas maneras. Así que optamos por ir al hotel, dejar nuestras maletas y comer en Mylopotas. De Chora al hotel se llega en un momento. Nuestro hotel es el “Ostria Villlage”, que está apartado de la zona de ambiente de Mylopotas, donde está la única playa con movida de la isla.

El hotel es muy tranquilo, con bungalows independientes y una piscina infinita preciosa. Nuestro bungalow nos ha costado 70 €/noche; en total 140 €, pero lo bueno es que vamos a estar en esta isla 3 días. Nuestro apartamento no es demasiado grande, pero perfecto para dos noches, con cocina y zona de estar con cama para la niña, y dos terrazas. Este es nuestro bungalow.


Nos acomodamos y vamos a comer directamente a la taberna Drakos, recomendada por mi amiga Indialuna y un gran acierto. Excelente comida y excelente su ubicación junto al mar.


- Drakos: dakos, mussels saganaki, pulpo al grill, Fix y agua. Tres helados pequeños de regalo. 30,50 €.

Volvemos al hotel a descansar, la niña a la camita y nosotros a la piscina, donde se está de lujo.


Despertamos a la niña y estamos un rato los tres en la piscina, hasta que nos preparamos para ir a Chora. Vamos en coche pero se tarda 5 minutos desde nuestro hotel de Mylopotas. El pueblo es encantador, típico de las cícladas, construido en forma de anfiteatro, con sus calles laberínticas en cuesta y algunos molinos. Paseamos por las callejuelas y subimos hasta las iglesias de la montaña, desde donde las vistas son preciosas. La puesta de sol desde Panagia Gremiotissia es sencillamente preciosa.


Bajamos de nuevo al pueblo y buscamos las tabernas que llevo apuntadas en mi guía, quedándonos finalmente en Phitari, donde nos sentamos a cenar en la terraza.

- Phitari: Greek salad, pasta con bacon-pollo a la mostaza y crunchys de queso, Fix. 29,60 €.

Los platos enormes y todo muy muy bueno. Recomendable totalmente.

Un paseo para bajar la gran cena y regreso al hotel a dormir.


5 de julio, martes

Nos levantamos y desayunamos en nuestra terraza fenomenal. Hoy nos dirigimos a la playa de Manganari, al sur de la isla, y el lugar más alejado de Mylopotas; tardamos 40 minutos por carretera montañosa y con curvas, pero muy llevadera. Se trata de una amplia bahía con varias playas, las más céntricas con sombrillas y algunas más apartadas y vírgenes; a una de estas últimas vamos nosotros.


La playa es preciosa y el agua increíble, además se respira total tranquilidad. Pasamos toda la mañana solos en esta playa, que tiene un fondo estupendo para hacer snorkel. Sobre las 13:30 vamos a la playa central de Manganari, a comer a una de las tabernas, muy bien.

- Antonios: dakos, mousaka y pastel de verduras y queso del pueblo. Fix y agua. Tres helados pequeños de regalo. 23,50 €.

Volvemos al hotel, tarde de siesta y piscina. Hoy nos quedamos a cenar en Mylopotas, pues nos encantó la taberna Drakos y no vamos a tener más ocasiones de cenar allí. Vamos prontito y nos sentamos junto al mar, mientras se va poniendo el sol, ¡qué bien se está!

- Drakos: taramasalata, calamares fritos y flores de calabacín (la mitad cocidas rellenas de arroz y la otra mitad rellenas de queso y rebozadas, excelentes), Alpha. Tres helados pequeños de regalo. 25 €.

Nos encanta la cena en Drakos junto al mar. Vamos a pasear por la playa de Mylopotas que se ha vaciado totalmente y encontramos unas hamacas con sombrilla que parecen camas, donde nos sentamos a terminar de ver esconderse el sol. Así termina nuestra segunda noche en Ios.



6 de julio, miércoles

Tras desayunar en la terraza y dejar las maletas en el bar de la piscina del hotel que ya dejamos, nos disponemos a conocer la costa este de Ios, aunque no tenemos claro si podremos quedarnos en estas playas, por el viento norte. La idea es ir a Psathi y después a Aghia Theodoti, pero cuando llegamos vemos que el mar está movido, así que continuamos ruta hasta el sur. Esta vez vamos a la playa de Try Klises, que está justo antes de la bajada a Manganari. Hay que dejar el coche y bajar andando un camino de montaña pero bastante cómodo y se llega en 8-10 minutos. La playa también preciosa y vacía. Merece mucho la pena pasar la mañana en esta playa, solos de nuevo.


Como hoy no podemos ir a echar la siesta al hotel, pues ya hemos dejado la habitación, tenemos que elegir una playa para la tarde. La playa de Try Klises no tiene taberna, pero tenemos muy cerca Manganari. Decidimos probar otra de las tabernas de esta playa, para conocer el otro extremo de esta playa, y comemos bien, pero nos gustó más la de ayer.

- Christos: mussels saganaki y espaguetis frutti di mare, Fix. 32 €.

Exploramos esta zona de la playa y vemos que nos gusta más la de ayer, así que volvemos a nuestro rincón de Manganari, donde a pesar de ser las 15:00 horas, no hay nadie, de nuevo. Excelente lugar para despedirnos de Ios, una isla que se vende como centro de marcha y a nosotros nos ha parecido un lugar tranquilo y encantador, con una zona de marcha muy localizada que se puede obviar totalmente y playas preciosas y solitarias.

A las 5 de la tarde vamos al hotel a darnos un baño en la piscina y ducha. Recogemos las maletas y nos vamos al puerto, donde devolvemos el coche. Nuestro ferry sale a las 19:30 y mientras lo esperamos, me acerco a comprar la cena que tomaremos en Sikinos, ya que no sabemos si en esta nueva isla encontraremos supermercado a mano en condiciones. El ferry, de Zante, llega con 20 minutos de retraso, pero el viaje es cortísimo, y en otros 20 minutos estamos en Sikinos.

Al llegar nos espera Margarita, la dueña de nuestro apartamento, quien nos acerca con el coche, más que nada por llevar las maletas, pues el apartamento está al lado del puerto. El apartamento es el “Ostria studios (at Spilia)”, ya que la dueña tiene otros en otras zonas de Alopronia. Nos ha costado 60 €/noche, en total 120 €. Tenía unas ganas tremendas de asomarme a esa terraza que tantas veces había visto en fotos, y es tal y como lo imaginaba, un lugar encantador. La terraza es enorme y sobresale al mar. Y allí es donde cenamos, totalmente relajados.

- Terraza del apartamento. Gran ensalada de tomate y feta, 2 gyros, Fix. 10 €. De lujo.

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7 de julio, jueves

Hemos dormido fenomenal en nuestro apartamento, que a pesar de ser algo viejito, resulta un lugar muy entrañable. Tiene una pequeña cocina y junto a ella la cama de la niña. Y lo mejor, abrir la ventana que hay junto a nuestra cama, y ver el mar.


Desayunamos encantados en la terraza y después me acerco al puerto a informarme sobre los horarios de barcas y autobuses, ya que en esta isla no hemos alquilado coche. Sikinos tiene una única carretera que comunica el puerto de Alopronia con Chora, y otra que se acerca a la playa de Agios Giorgios, pero al resto de playas se accede por barca o caminando, por lo que no hemos visto la necesidad de alquilar coche.

En el puerto hay varios carteles con los horarios, y compruebo lo que me había dicho Margarita, la dueña del apartamento: tanto los buses como las barcas a las playas salen a partir de las 11:00. Para nosotros es muy tarde, así que nos disponemos a ir a la playa de Dialiskari andando, por una pista, ya que nos han dicho que se llega en 30-40 minutos. Al ir con la niña son 40 minutos pero el camino se hace bien, por pista. La playa es muy bonita y estamos muy agusto.


Sin embargo, queremos descubrir más playas hacia el norte y nuestra idea es quedarnos en Dialiskari hasta las 11:15, hora a la que suponemos que pasará la barca que va a las otras dos playas del norte. En efecto, llega la barca y se acerca porque una chica de un grupo que hay allí de acampada le hace señas, lo que nos demuestra que la playa de Dialiskari no es parada obligatoria de la barca, pero esta vez lo hace por necesidad. Tan contentos al ver a la barca acercarse a la orilla, nos acercamos para montarnos, pero hay un problema: la barca no puede atracar en la orilla y nos pide acercarnos por una zona de rocas en un acantilado que hay en uno de los laterales de la playa. La chica enseguida se acerca a dicho acantilado, pero nosotros, al acercarnos, no lo vemos factible con la niña. Nos ponemos un poco nerviosos pensando qué hacer, yo propongo que uno de nosotros vaya nadando con la niña hasta la barca y otro por el acantilado con la mochila, pero no lo tenemos claro, y el barquero se va. Me quedo planchada y con mucha impotencia, pero ya que estamos en marcha, decidimos ir caminando pues sabemos que hay un camino que comunica Dialiskari con Agios Giorgios. El camino es por la montaña y más complicado con la niña, pero lo vamos haciendo poco a poco. Lo bueno es que podemos parar donde queremos, y nos damos un bañito en una de las calas, tan a gusto.


Ahora, más frescos, seguimos hasta Agios Giorgios, donde llegamos pasados 40 minutos de caminata; ya son más de las 12:00. Ya ha ido a esta playa el primer bus y se nota, pues hay gente, pero la playa es bonita y el agua estupenda.

Yo prefería haber llegado a Malta, la playa más al norte que tengo entendido que es muy bonita, pero no llevamos comida y en Malta no hay taberna, así que ni nos molestamos en esperar al barquero.

Tras darnos un baño nos sentamos en la única taberna que hay en esta playa, donde comemos bastante bien.

- Agios Giorgios taberna: dakos, pulpo al grill, saganaki, Fix y agua. 27,50 €.

Después de comer me aseguro de la hora de salida del siguiente bus al puerto, y en efecto, me indican que sale a las 17:15. Nos vamos al final de la playa, donde padre e hija se echan la siesta bajo un árbol, tan contentos. Yo me voy a bañar y tomar el sol a las losas del final de la playa, y cuando terminan su siesta, vienen a bañarse conmigo. El lugar es el más íntimo, además de ser precioso con las rocas, pues parece una piscina, y estratégico, ya que es allí donde paran las barcas.


Aunque pensábamos volver en bus, aparece el barquero a las 17:00, que ya va de regreso al puerto de Alopronia, y nos montamos, pues nos apetece más esto que el bus, que antes de llegar al puerto pasa por Chora y da más vuelta.

Además, nos viene bien para hablar con el barquero de los planes para el día siguiente. En este momento, nos damos cuenta de cómo funciona el asunto de las barcas. Solo hay un barquero, que acude al puerto a las 11:00 y según esté el día y lo que quiera hacer la mayoría de la gente y lo que mejor le venga, decide a dónde va y a qué hora recoge al personal. Vamos, algo muy griego, a su ritmo y sobre la marcha. Nos cobra 5 € por el trayecto a los tres y nos dice que mañana a las 11:00 veremos a dónde vamos.

Vamos al hotel a ducharnos y prepararnos para ir a Chora en bus. Hay uno a las 17:45 pero andamos muy justos para coger ese, así que tranquilamente cogemos el siguiente, a las 19:00. Chora está muy cerca y el bus nos deja en menos de 10 minutos, por 3,60 € los tres (1,80 /persona, pues la niña no paga). Confirmamos las dos posibles horas de regreso, que son las 20:00 y las 22:00.

Chora tiene dos partes, una deshabitada y otra con algo más de vida, pero también muy tranquila.


De esta se sube por unas escaleritas hasta el monasterio de Zoodochos Pigi, siendo el camino encantador durante la puesta de sol subiendo la montaña junto al mar. El monasterio merece la pena, sobre todo por lo bonito de su entorno, y lo vemos solos. Hay una religiosa que nos ofrece agua y dulces, que están buenísimos.


Nos encanta haber subido a verlo y hacemos hambre para cenar en una de las tabernas del pueblo (solo hay tres). Buscando las tabernas entre las calles vemos una fiesta griega donde hay un grupo de gente bailando, y nos parece super-auténtico. Nos quedamos un rato viendo el ambiente y a continuación nos sentamos a cenar.

- To steki tou garmpr: greek salad, souvlaki de 3 carnes (pollo, cerdo y ternera) con tomate, tzatziki y patatas fritas, Fix. 19,50.

La taberna está llena de gente y cenamos super-bien. Damos un paseo y hay muy buen ambiente, pues hay un concierto popular en la plaza principal, y vemos un poco hasta que se acerca la hora de coger el bus, las 22:00. Enseguida llegamos al apartamento y a descansar, que hoy no hemos parado.


8 de julio, viernes

Es nuestro segundo y último día en Sikinos, por lo que tenemos que dejar libre el apartamento. Hemos quedado con Margarita a las 10:00 para que nos deje un cuartito para dejar las maletas a partir de las 12:00. Como la barca no sale hasta las 11:00, no tenemos prisa hoy, y aprovechamos para disfrutar de nuestra maravillosa terraza.



A las 10:00 llega Margarita, le pagamos, nos deja abierto el cuartito de las maletas y quedamos a las 19:00 con ella para recogerlas. Vamos al puerto a comprar en el supermercado algo para comer, pues vamos a ir a playas sin taberna y no sabemos qué horario nos propondrá el barquero. La idea era hacer bocatas, pero acaban de traer repostería recién hecha y vemos unos hojaldres de queso con buenísima pinta; solo quedan 3 y nos los llevamos; también algo de fruta para almorzar.

A las 11:00 llega el barquero y nos dice que hoy mejor a Santorinaika (al sur). Vamos solos pero cuando llegamos a la cala, hay una pareja ya allí, a la que se supone que ha llevado el barquero; entonces no entendemos nada. Lo que vemos es que, aunque en teoría empieza a las 11, si le conoces o negocias con él, te puede llevar antes. Si lo hubiéramos sabido lo hubiéramos hecho así, pero nadie nos dijo nada. La cala de Santorinaika es pequeñita y de rocas pero con un agua cristalina y clara, increíble.



El barquero nos ha dicho que nos recoge a las 14:30. Hubiésemos preferido más tarde pues el ferry sale a última hora de la tarde, pero es lo que hay. Nos cobra 10 €. Lo bueno es que llegamos al puerto a la hora de comer, y decidimos guardar los hojaldres para cenar en el ferry. En el puerto hay dos tabernas y nos sentamos en una de ellas en la que no hay carta, sino que nos “cantan” la comida que hay, en griego, y decidimos un poco al azar, pero muy bien.

- To Meltemi: greek salad, pollo al limón y pescaditos fritos, Fix. 25 €.

Como no tenemos medio de transporte, pasamos la tarde en la playa de Alopronia, donde hay arbolitos y la niña se puede echar la siesta y jugar un poco en los columpios. Después nos bañamos en esta playa que es normal aunque con muy poca gente, pero estamos muy bien y también tranquilos al saber que estamos junto al puerto. Esto de no tener coche nos ha dado un poco de impotencia en algunas ocasiones, pero para una isla como Sikinos es más que suficiente así, y se pueden apañar dos días perfectamente entre bus y barca.


A las 19:00 vamos al apartamento a recoger nuestro equipaje y Margarita nos lleva en coche al puerto. Nuestro ferry de Zante es el mismo que nos dejó hace dos días, y de nuevo viene con un poco de retraso (20-25 minutos), por lo que sale a las 20:30. Lo primero que hacemos es cenar nuestros hojaldres de queso, que están riquísimos y a continuación, nos dormimos, pues hasta las 23:00 no vamos a llegar a Sifnos. Hoy la cena nos ha salido muy barata: 5 €.

Entre cenar y dormir, el viaje se hace corto. Al legar a Sifnos, lo primero que encontramos en al puerto de Kamares es nuestra agencia de alquiler de coches, “Elmar car rental”. Tenemos un Hyundai para 5 días por 175 €. Enseguida nos lo entregan y nos dirigimos a Faros, donde un poco antes de llegar, se encuentra nuestro hotel, “Sifnos Lighthouse”. Cada apartamento es diferente; nosotros elegimos el Lavender, muy amplio, con dormitorio separado y una excelente terraza, por 80 €/noche; en total 400 €. En este hotel teníamos opción de coger desayuno y hubiesen sido 90€ pero empezaba a las 9:00 y es un pelín tarde para nosotros, así que continuaremos con desayunos caseros en la terraza, que nos encanta.

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