Estados Unidos de costa a costa (22 días, 17 estados y 8.500 KM). Roadtrip 2017. ✏️ Blogs de USA

Este pedazo de viaje finalizaba en Nueva York. Iba a poder estar del veintidós de agosto al veinticuatro que es cuando salía el avión de regreso a las 23:00.
En NY no preparé las etapas como sí hice en Los Ángeles o Las Vegas con un itinerario que cumplir a rajatabla. Encontré tanta información que me saturé y preferí visitarla a mi aire, descubriendo cosas por mi mismo. Lo único que hice, para llevar un orden y no perder tiempo, fue dividirla en sectores y pasear por ellos.
Solo subí al One World Trade Center. En la anterior visita ya había conocido tanto el Empire State como el Rockefeller y preferí no repetir.
En Nueva York solo usé el metro y mis pieses. El metro es “de aquella manera”. Es un poco complicado. Hay que fijarse bien en las bocas del mismo porque no están conectadas entre sí y a lo mejor te metes en tu línea pero la que va en la otra dirección, etc es fácil desquiciarse. Tampoco vi puntos de información con mapitas para no andar perdido. Así que ojocuidao, que no es el metro de Madrid.
Como dije en etapas anteriores, con la aplicación para móvil MOOVIT es imposible perderse. La app me situaba en el mapa, le marcaba a donde quería llegar y ella se encargaba de mostrarme las diferentes opciones en forma de ruta. Me chivaba la dirección exacta de la boca de metro que debía utilizar, así como la línea, dirección o parada final. Un lujo. Y ya digo que es “pa´ tontos”.

La primera mañana bajé hasta Battery Park para coger el ferry a la Estatua de la Libertad. Era agosto pero no había mucha cola. Lo peor fue que amaneció con muchísimo bochorno y se llegaron a temperaturas de 35 grados. Estar al sol era una tortura. Me embajoné un poco creyendo que era la temperatura normal en esta época del año y para caminar iba a ser un agobio. Sin embargo fue algo pasajero, al día siguiente bajó casi 10 grados que debe ser la temperatura habitual en esta época del año.

En la isla no estuve mucho rato. La rodeé, hice unas cuentas fotos y regresé a tierra. El barco hizo una pequeña parada en Ellis Island pero yo no me bajé.
*** Imagen borrada de Tinypic ***

El trayecto de vuelta es espectacular viendo Nueva Jersey y todo el skyline neoyorquino.
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Una vez en tierra recorrí toda esta zona minuciosamente. Wall Street con su famoso torito que se ha convertido en un show. No exagero si digo que había cerca de 50 personas rodeándolo haciéndose fotos. Yo ni lo fotografié porque las personas lo tapaban. Aquí ya se nota el turismo de masa que no guarda fila o un orden, cosa que no me había ocurrido en todo el viaje. Hasta el One World Trade es un paseo en el que no paras de hacer fotos, pero en realidad es una ciudad disfrutable 100x100 estés donde estés.
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Toda la zona de las antiguas torres gemelas es muy bonita y emotiva. Yo había estado en 2005 y todavía estaban los restos de las torres así que esta parte era totalmente desconocida para mi. Guardé cola de unos 45 minutos bajo un sol abrasador y para arriba.
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Un pequeño truco es que pillen las entradas por internet en la misma cola porque los que se encargan de la seguridad les cuelan. Yo me enteré cuando ya estaba a un metro de la entrada porque una de las chicas de seguridad se puso a gritarlo. Lo curioso es que nadie lo hizo. No se si porque no entendían o como yo iban despistados, pero todos hicimos la cola como primos.

Muy bonita la vista desde arriba, estuve bastante rato porque además se estaba muy agustito con el aire acondicionado.
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Una vez finalizada la visita a la torre continúe mi paseo por Lower Manhattan; Visité el centro de Calatrava, la zona del Soho, Little Italy, Chinatown. Dediqué el resto del día a pasear por estos barrios. Un paseo espectacular. El hambre me dio en pleno Little Italy así que me metí en un restaurante que me pareció decente. Se llamaba “De Gennaro”, en la esquina de la calle principal. Era pequeño con las mesas prácticamente pegadas unas a otras. Me pillé unos espaguetis con marisco que me quedé cantando bajito.
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Cuando el sol empezó a caer me dirigí nuevamente al sur hacia el Brooklyn Bridge porque quería ver el atardecer mientras lo cruzaba y NY iluminada. Esto es otro “must” de esta ciudad.
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Pedí un helado en la famosa heladería y me senté en un banco a disfrutar del anochecer. La anterior vez estas cosas no podía hacerlas porque la sensación térmica durante todos los días que estuve fue de -15 grados y era terrorífico estar paseando por la calle, sin embargo a 25 grados estaba como pez en el agua. La climatología invitaba a estar todo el día danzando por la ciudad.
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La pena es que por la noche, con la ciudad completamente iluminada, las fotos del móvil pierden mucha calidad, así que no merece la pena subirlas. Mejor véanlo en directo

Cuando ya estaba cansado saqué a mi amiga MOOVIT y le marqué la dirección del hotel. Cerca del puente me encontró una boca de metro que me llevaba hasta la zona centro. Antes de ir a dormir bajé a Times Square para volver a disfrutar del espectáculo.
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A la mañana siguiente lo que tocaba era todo el Midtown Manhattan. La primera parada fue el famoso Edificio Flatiron.
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Acto seguido me tropecé con el Empire, el Madison Square Garden en cuya terracita me tomé el vermouth más caro de mi vida, 10$ lol. Y sin tapita de olivas o cacahuetes. Seguí y crucé el parque Bryant que me encantó y terminé en la Grand Central Terminal. Por aquí busqué sitio para comer y acabé en la hamburguesería “Jackson Hole” en la tercera con la 35. Se trata de hamburguesas gigantestas. Muy rica. Como curiosidad Jackson Hole fue el pueblo de Wyoming donde dormí antes de visitar Grand Teton y Yellowstone. Todo el bar está decorado en homenaje a esa zona del país.
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Con la panza a tope caminé dirección norte hasta llegar a Central Park. Vi el hotel Plaza, Dakota y me senté un rato donde el “Imagine”. Espectacular el ajetreo constante de gente para hacerse la foto. Eso, y el chiringuito que tienen montado los que cantan la famosa canción con la guitarrita. Si no viven en un ático están cerca de poder comprárselo.
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Me perdí andando por el parque que en verano es precioso. Mucho más bonito que en invierno aunque ver nevar en él, la pista de patinaje o los lagos helados también tiene mucho encanto. Me fascina esta ciudad.
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Paseando por el parque caí que se me había olvidado ver del Midtown el barrio de Chelsea y la famosa “The High Line” que es relativamente nueva. Volví andando dirección sur pasando por Times Square que según avanza la tarde empieza a coger un tono ideal para las fotos.
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La High Line está construida sobre antiguas vías de tren que han sido remodeladas para terminar convirtiéndolas en un paseo muy agradable. Espectacular el atardecer también. Me llevó un buen rato recorrerlo entero y se acabó haciendo de noche.
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Por este camino te vas cruzando con lugares que merecen una parada, como el Chelsea Market. Toda esta parte es como de copeteo para gente joven. Muchas terracita, sitios donde los ves con pintas de cerveza y poniéndose hasta atrás. En esta zona hay muchas obras, tanto de rascacielos como de locales, tiene pinta que dentro de unos años será un punto fuerte de la ciudad.

Cené por allí y subí por toda la octava avenida hasta llegar a mi hotel. Una buena caminata pero el trayecto es espectacular así que ni notaba el cansancio. Duchita y al sobre que tocaba despedirse de los EEUU.
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Preparé todo el equipaje y lo dejé en el cuartito que me había facilitado el hotel. Mi avión salía a las 23:00 desde el JFK así que tenía planeado salir hacia allá sobre las 18:00. Este día lo dediqué a pasear por la quinta avenida. Fui fotografiando todo lo que me iba encontrando. Trump Tower, ST Patrick Cathedral, Rockefeller… hasta que me cansé de andar y di media vuelta. Entre tanto compré los últimos souvenirs y comí antes de irme al aeropuerto.
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Regresé al hotel por la séptima u octava, ya no recuerdo, empecé a ser consciente que todo había llegado a su fin. Solo me quedaba recoger mi equipaje, buscar la boca de metro de la línea que conecta esta zona de Manhattan con el JFK y tirarle un beso volado a los EEUU. En una hora estaba en mi terminal. Cero problemas y muy cómodo a la par que barato.

En el aeropuerto estuve un par de horas ordenando la cabeza y todas las fotos. De la aventura poco me queda por decir. Todo el que pueda que lo haga, y si en estos momentos no es posible realizarlo, que ahorre y lo considere en el futuro, es una experiencia increíble y en mi caso vi tantas cosas que regresé creyendo que ya no necesito más, que no necesito ir a otras partes del mundo, solo me apetece regresar cuanto antes.

Chapó a los Estados Unidos, sin palabras.
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*El viaje de vuelta fue con Norwegian hasta Gran Canaria con una escala en Oslo de seis horas. Me había informado y el aeropuerto con el que opera esta compañía está a veinte minutos del centro y lo que hice fue acercarme en tren para conocerla. Todo lo principal está cerca así que en un par de horas se ve sin problemas. El itinerario lo contaré en otro diario para todos aquellos que pillen esta opción de regreso.

Saludos.

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