POR ZIMBABWE Y BOTSWANA, DE NOVATOS EN EL AFRICA AUSTRAL ✏️ Blogs de Africa SurViaje distinto a todos los demás que hasta ahora habíamos realizado. Un viaje sobre el que teníamos ciertos temores pero que nos fue enamorando día por día, asombrándonos a cada poco. Un viaje dinámico y cambiante pese a lo repetitivo de algunas actividades. Lleno de vivencias y sensaciones no experimentadas anteriormente. Nos ha creado otros puntos de vista de viaje y expectativas de viajes futuros.Autor: Alejandria Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (20 Votos) Índice del Diario: POR ZIMBABWE Y BOTSWANA, DE NOVATOS EN EL AFRICA AUSTRAL
01: INTRODUCCION
02: Viaje y llegada al PN de Hwange
03: Safari diurno y nocturno en Parque Nacional de Hwange
04: Nos vamos al PN Matobos
05: Explorando el Parque Nacional de Matobo
06: Cruce de Zimbabwe a Botswana. Nata, santuario de aves
07: Makgadikgadi Pans: entre boabads, suricatos y noche en Ntwetwe Pan.
08: Parque Nacional de Makgadikgadi. Migración en el río Boteti
09: Traslado a Maun. Nos adentramos en el Delta del Okavango
10: En el corazón del Delta del Okavango. Safari a pie, mekoro, poblado Xaxaba
11: Vuelo sobre el Delta del Okavango. Llegamos a Moremi.
12: Dejamos Moremi y nos vamos a Savuti, (Parque Nacional de Chobe)
13: PN Chobe. De Savuti a Kasane. Crucero río Chobe.
14: Victoria Falls. Vuelo en helicóptero.
15: Cataratas Victoria. El humo que truena nos envuelve.
16: EL LARGO VIAJE DE VUELTA A CASA
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Etapas 16 a 16, total 16
EL LARGO VIAJE DE VUELTA A CASA11 de agosto. Volvíamos a casa. Previsto llegar el día 12 muy de mañana. LLegamos un día después, el 13 de agosto. Repetimos desayuno casi con el mismo ritual del día anterior. Casi la misma hora, el mismo clima, las vistas sublimes…. Últimos vistazos al hotel, sus terrazas, su vegetación….. A las 10 estaba previsto que nos recogieran. Con gran puntualidad todos con las maletas en la puerta del hotel, incluso antes de la hora prevista. Viene a recogernos el camión con todo su equipo. Nos volvemos a reencontrar con los chicos y nos alegramos de ello. A la par que nos trasladan al aeropuerto ellos se dirigen al mismo porque están listos para recibir a un nuevo grupo. Grupo que llega en el mismo avión en el que nosotros tenemos que embarcar. Llegarán con mucha ilusión, al igual que nosotros el primer día que también nos estaba esperando el camión. Despedidas de los chicos y de nuestra guía, también de Jorge que ha venido a acompañarnos. Este viaje es más largo que cuando vinimos pues después de esta parada en Vic Falls tiene que llegar a Gaborone. Así que nos toca bajar por el mapa de África y luego volver a subir hasta Addis Abeba, donde se hace trasbordo y cambio de avión. Lejos estamos de imaginar, mi marido y yo, de la odisea que nos queda que afrontar en dicho aeropuerto. Despegamos con media hora de retraso. Vuelo en un avión pequeño, sucio y antiguo. Escala de una hora en la que la tripulación cambia y limpian el avión. Realmente el vuelo de ida es Gaborone – Addis Abeba. Volvemos a salir con retraso. En este vuelo nos habían dado los asientos de la última fila del avión. Por tanto somos los últimos en salir del avión. Vamos deprisa por la terminal detrás del grupo y los vemos ya en una larga cola para pasar el control que hay para acceder a las puertas de embarque. Si ya hemos pasado el control en el aeropuerto de Vic Falls y estamos de tránsito es incomprensible que te vuelvan a hacer otro control para acceder a las puertas de embarque. Son las normas del aeropuerto y así les va, y a los pasajeros de rebote. No había visto en mi vida un aeropuerto tan caótico. Y lo que nos quedaba por ver. Como el grupo estaba en la cola del control, que avanzaba lentamente, en ningún momento se me ocurrió mirar los paneles de los distintos vuelos. Craso error que pagamos muy caro. Si lo hubiera hecho las cosas hubieran sucedido de otra manera. En ningún momento tuvimos sensación de prisa. Yo tenía el papel que nos había enviado la agencia con el horario del vuelo, a las 11:20 y veía a parte de los compañeros en la cola. Cuando nos tocó pasar el control a nosotros, la chica que lo atendía me hizo pasar el bolso tres veces y luego se puso a registrarlo. Sin decir nada. Ya enfadada le pregunté que qué buscaba y con cara de acelga nos dijo que adelante. Fueron unos minutos preciosos en los que dejamos ya de ver al último de los compañeros del viaje. Nos fuimos directos a la puerta de embarque y no encontrábamos la puerta con la indicación de Madrid, pese a que estábamos delante de ella. Habían ya quitado el letrero, pero alguien de la puerta del al lado, un vuelo a Zurich, nos lo indicó. Ya no había ningún pasajero en la puerta, ni lanzadera esperando para llevarnos al avión. Cuando le enseñamos las tarjetas de embarque a la chica de la puerta, la cara le cambió y tartamudeando nos dijo que el vuelo estaba cerrado. Cerrado???? . Le enseño el papel con el horario y se encoge de hombros. No eran aún las 10:40. Instantes después llegó una chica que también iba en ese vuelo. Entre las dos intentamos convencer a un señor que estaba en la puerta con un walky de que el vuelo no podía estar cerrado porque nosotros estábamos allí y nuestro equipaje estaba en el avión. Y que teníamos anotado otro horario de vuelo. Llama a una furgoneta, (han pasado ya casi 10 minutos), que a todo correr nos lleva por las pistas en busca de nuestro avión. Nos para a los pies de la escalinata de un avión, nos quita la tarjeta de embarque y subimos rápidamente por la escalinata. Pero se han equivocado, es el vuelo que va Zurich… De nuevo a la furgoneta y más vueltas por las pistas. Ni idea de dónde estaba localizado el avión a Madrid… Cuando lo localiza el avión está ya en pista y no se puede hacer nada…. Habían adelantado, sin previo aviso, el vuelo y no nos habíamos enterado y por una vez en la vida el vuelo despegaba puntual… Para quitarnos de encima nos dijeron que había otro vuelo a Madrid que salía a las 12:30. A mí me sonaba que solo había un vuelo al día a Madrid…., pero salimos a toda pastilla a intentar averiguarlo. En las oficinas de atención al cliente hay cinco o seis ventanillas… todas con colas enormes…. Como no podemos esperar a que nos toque nos colamos dentro de las oficinas. Y efectivamente no hay otro vuelo hasta el día siguiente…. El techo que se nos estaba derrumbando, acabó de caerse sobre nosotros. Momentos de pánico y desaliento de pensar que estábamos atrapados en un aeropuerto tan horrible. La chica que nos acompañaba en nuestro infortunio era también española y venía de hacer un viaje por Etiopía, su grupo había embarcado completo, menos ella que pensaba, al igual que nosotros, en el horario que tenía en sus documentos. Ella no había tenido poco tiempo en el trasbordo, sencillamente pensaba que iba con tiempo de sobra. Había llamado a alguien de su grupo cuando estábamos en la puerta de embarque para contarles nuestra situación, pero se ve que no quisieron decir nada en el avión o no pudieron impedir que despegara. Estaba llamando a su guía, el cual le dio muy buenas palabras pero al final se desentendió del problema. Yo llamé a la agencia de nuestro viaje, a su teléfono de emergencias y tampoco me resolvieron nada, sencillamente decían que ellos no habían recibido la notificación del cambio de horario del vuelo. Menuda factura de teléfono me llegó al mes siguiente, porque también tuve que llamar después para cambiar el traslado desde Madrid. Nos consolamos mutuamente e hicimos una piña. Aquello había que encontrarle una solución. De primeras nos dijeron que teníamos que comprar un nuevo vuelo para el día siguiente, y vía online pues allí no vendían pasajes. La de idas y venidas que fuimos dando desde las oficinas de atención al cliente a un mostrador de la planta de arriba, en dónde están los controles a las puertas de embarque, en el que casi nunca había nadie. Las colas seguían siendo enormes en las oficinas de atención al cliente, pero nos colábamos dentro de las oficinas y hablábamos con los que estaban en las mesas. Varias veces. Hasta que pedimos hablar con el jefe que fue el único que intentó resolver el tema. Serían ya casi las tres de la madrugada cuando una asistente del mostrador de arriba nos estaba haciendo las tarjetas de embarque para el vuelo del día siguiente. Con muy pocas ganas y con cara de pocos amigos. Ella nos había indicado que teníamos que comprar otro vuelo y el jefe tuvo que decirle en tono fuerte que procediera a darnos las tarjetas. Hasta le tuvo que decir que el asumía la responsabilidad y que ella se tenía que limitar a obedecer. Tardó casi una hora en hacer los trámites e imprimir las tres tarjetas de embarque. Cuando las tuvimos en nuestro poder…. Un suspiro de alivio…. Volvíamos a casa, aunque fuera un día después. Lo de proporcionarnos un hotel para la noche fue otra ardua lucha. Después de varios intentos, nos dijeron que no había camas disponibles hasta las 6 de la mañana. Nos mandaron a una sala VIP (categoría plata) que estaba atestada de gente. A todo esto, los asientos y bancos de todos los pasillos de la terminal, incluso en el suelo, estaban ocupados por personas. Aquello era un ir y venir de gente que no aminoraba ni en altas horas de la madrugada. Casos como el nuestro a puñados, con similar o distinto problema. La de historias que pudimos contemplar en todo ese tiempo. Una señora italiana, que viajaba sola, que vivía en Sudáfrica y llevaba atrapada en el aeropuerto horas y horas. Una señora muy educada que al final estalló y acabó gritándoles. Al día siguiente la volvimos a ver por las puertas de embarque cuando esperábamos nuestro vuelo. A ella y a otros tantos que recordábamos de esta noche infernal. Otro caso fue el de un grupo de libaneses, de cuerpos como armarios y manos enormes. Todos enfadados y gritando en las oficinas. Nosotros estábamos en ese momento dentro de las oficinas esperando al jefe, para alguno de los temas, y entró uno de ellos tirando sillas por el suelo y haciendo gestos amenazadores. El resto dando golpes y vociferando la palabra Beirut en el mostrador de fuera. Nos tuvimos que salir de las oficinas rápidamente. Algo les pasaba con su vuelo a Beirut, nada bueno. Lo de sala VIP es un decir. Muchísima gente y la que había tenido que pasar por allí pues todo estaba lleno de envases y restos de comida. Una comida que nos ofrecieron, pero aquello tenía un aspecto lamentable. Nos conformamos con una botella de agua. Al menos encontramos un asiento en dónde relajarnos un poco. A las seis de la mañana nos dirigimos de nuevo a las oficinas. Las colas seguían siendo enormes. Es que aquello no aminoraba nunca?... Nos pusimos cada uno en una cola pues ya fue imposible colarnos dentro ya que las puertas las habían cerrado a cal y canto, después del incidente con los libaneses. Nos tuvieron que hacer el visado de entrada a Etiopía, que pagamos nosotros. Nos pusieron un transfer y a las 9 de la mañana estábamos entrando en un hotel. Hotel cuyo nombre no recuerdo, ni quiero recordar, situado junto a una barriada muy pobre. Este hotel se mantiene por y para el aeropuerto. Todos los huéspedes que tiene son damnificados de problemas con la aerolínea o con el aeropuerto. Estoy convencida de que ni siquiera cambian las sábanas. Deben de pensar que son clientes de paso y circunstanciales. En recepción nos dijeron de pasar a desayunar. Un café aguado, cuatro trozos de pan suelto y otros cuantos de algo que parecía un bizcocho. Y nada más. Al menos habíamos salido del aeropuerto y nos había dado el aire. Echamos una pequeña siesta, dándole la vuelta a la funda de la almohada y la sábana y pudimos descansar algo. Como no teníamos equipaje, seguíamos con la misma ropa. También nos incluían el almuerzo. Cutre como el desayuno. Unos spaguetti con muy mala pinta, una sopa de color indefinido y un arroz con algo revuelto. Nos comimos un poco de arroz y una infusión en la cafetería. Como ya dije, todos los huéspedes de paso, esperando la hora de su nuevo vuelo. Habíamos concertado una hora para que nos trasladaran de nuevo al aeropuerto, pero finalmente nos fuimos en uno anterior porque no nos apetecía estar en aquel hotel tan poco agradable. Y queríamos estar con tiempo suficiente en el aeropuerto para poder solventar cualquier problema con el vuelo. Ya teníamos nuestra tarjeta de embarque, pero no terminábamos de fiarnos. Por lo pronto el vuelo no salía en los paneles. No es que no llegara hasta la hora prevista en el panel, había vuelos anteriores y posteriores. Sencillamente no figuraba el vuelo. Nueva inquietud y vuelta al mostrador en donde nos habían hecho la tarjeta de embarque. El mostrador estaba vacío, para variar. Hay cosas que no cambian. Llegaron otro grupo de españoles a preguntar lo mismo. Cuando la chica llegó dijo que no sabía nada y se volvió a marchar. Al poco ya sí salía nuestro vuelo a Madrid. El grupo de españoles no salía de su asombro cuando les contamos algo de lo acontecido. Hasta se imaginaron que éramos familia, la chica de Málaga y nosotros. Y es que habíamos vivido momentos muy intensos y eso une a la gente. Aún seguimos en contacto y siempre la recordaré por su buen talante, carácter resolutivo y buena gente. El vuelo de las 10:45 salió a las 11:30 porque hubo que esperar a un grupo cuyo vuelo de enlace se había retrasado. A nosotros, como éramos solo tres, no nos quisieron esperar. Conforme he estado escribiendo he recordado toda esa pesadilla que ya casi la tenía fuera de mi cabeza. Procuraré olvidarla de nuevo, aunque a veces será inevitable que me acuerde pues va ligada a una circunstancia personal. Al volver un día más tarde no pude llegar a tiempo al funeral de un familiar muy querido. Lo que sí que tengo claro es que, salvo fuerza mayor, no volaré nunca con Ethiopian Airlines, e intentaré por todos los medios de no hacer escala en el horrible aeropuerto de Addis Abeba. Finalmente llegamos a Madrid, con 24 horas de retraso, pero llegamos. Tuvimos que esperar a que abrieran los mostradores de equipajes perdidos para localizar nuestro equipaje llegado el día anterior. No fue tarea difícil pues dos compañeras del viaje habían recogido nuestro equipaje y lo habían depositado a buen recaudo, (gracias chicas). Casi lo mismo le había ocurrido a nuestra acompañante. Nos parecía increíble estar ya camino de casa. Esta etapa la dejaré sin momentos ni momentazos. Etapas 16 a 16, total 16
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