VIAJE A CUBA II -- Enero 2019 ✏️ Blogs de Cuba

10/01 – El día de hoy merece un párrafo especial. Nos levantamos 5,30 hs y luego de desayunar salimos a tomar a guagua que sale a las 6,30 hs. desde el restaurante para llegar a Belic (oficina de Ernesto) y desde allí partir hacia una sendero del Parque Nacional llamado Morlotte y Fustete.
Los cubanos, como la mayoría de los países latinoamericanos, no usan el concepto de “cola” u ordenamiento para usar el transporte público. El vehículo para y todos se arremolinan y empujan para entrar. En este caso intentan ordenarse en filas de hombres y mujeres y deberían entrar uno de cada fila (no entiendo ese orden cuando debería respetarse a los que llegaron primero) pero se empujan y entran como pueden, incluidos nosotros. Cuesta 1 CUC para el viaje de 30 km. parando en Las Coloradas (lugar donde desembarcó Fidel), Belic (donde está la oficina de Flora y Fauna del Parque Nacional) y Niquero como destino final.
Le pedimos al chofer que nos avise en Belic. Se llenó de pasajeros rápidamente y se renovaron en cada pueblo. En un momento dado, calculado en tiempo, le preguntamos a una mujer por Belic y nos dijo que estábamos en la última parada. Le avisamos al chofer (que se había olvidado de avisar). Bajamos y buscamos la oficina de Ernesto; al llegar nos dicen que salieron en tractor a buscarnos por lo que volvimos a la ruta y en algunos minutos llegó un empleado a decirnos que en minutos llegaría lo que se cumplió casi inmediatamente. Se trataba de un tractor con un acoplado de un eje con sillas de madera y cuero de chivo en asiento y respaldo. Salimos por la ruta y enseguida entramos a caminos rurales donde recorrimos poco más de 3 horas hasta llegar a la entrada del sendero. A lo largo del camino paramos en estaciones biológicas de campo para sumar gente al recorrido y organizar tareas con los distintos encargados en el lugar. Ernesto nos había pedido compartir nuestra experiencia en educación ambiental con los presentes entre los que se encontraba el capacitador de los docentes. Llegamos al lugar y apenas empezado el recorrido aparecen las “terrazas”, ambiente característico de la región. Son gigantescos escalones de carbonatos (diente de perro) entre 10 y 30 mts. de altura que se presentan en tierra y bajo el mar hasta los 300 mts. de profundidad.
Abundan los caracoles (varias especies), entre los cuales hay una familia que frente a condiciones adversas cierra el opérculo y segrega una sustancia que lo adhiere a la superficie que elige (generalmente hojas de árboles o troncos) hasta que las condiciones cambien.
También son abundantes diferentes especies de lagartijas de diversos diseños y colores, algunas muy tranquilas y otras de movimientos vertiginosos. Ninguna sobrepasa los 15 cm. En Cuba no hay especies animales venenosas ni grandes mamíferos.
Las hierbas y árboles son muy diversos, casi todos de hojas pequeñas porque hay una temporada mus seca y hay sectores de gran abundancia de líquenes y cactus.
La primera sorpresa fue la Furnia u Hoyo de Morlotte, se trata de un gran “hueco” de 55 mt. de diámetro por 78 mt. de profundidad originado por el derrumbe del suelo (carbonatos). En otros lugares se forman por las mismas causas y el agua los cubre originando los cenotes. Al fondo crecen plantas y árboles, algunos de gran tamaño formando pequeños bosques y una pequeña laguna con agua del manto freático con peces, camarones y cangrejos. Fue descubierto por un francés de apellido Morlotte mientras volaba con su avioneta y divisó desde el cielo un accidente cárstico de grandes dimensiones. Eso ocurrió en 1938 y en 1941 se descendió por primera vez; posteriormente se realizaron expediciones de estudio e investigación por grupos universitarios. Esas zonas son poco transitadas por distancia y la dificultad propia de piso (diente de perro).
Durante el regreso entramos en la Cueva de Fustete (término semejante a los restos de un árbol que ha sido talado). Tiene 5 km. de largo en sus diferentes pasadizos y presenta formaciones de estalactitas y estalagmitas, formaciones con cuarzo y otros minerales. Para recorrer la mayor parte hay que venir con equipos especiales por la falta de oxígeno y luz; allí vive una importante colonia de murciélagos frugívoros y en el suelo se ven cucarachas silvestres que se alimentan de sus heces (mucho menos desagradables que las domésticas) y también encontramos una boa (serpiente no venenosa) llamada Majá de Santa María, (Epicrates angulifer) de 1,5 mts. de largo que espera pacientemente la salida de los murciélagos en su errático vuelo para estirarse y con el envión capturar alguno al vuelo y satisfacer su apetito.
Todas las escaleras que tuvimos que bajar para cubrir los desniveles de las terrazas, hubo que subirlas y caminar un rato hasta el tractor y emprender el regreso. Volvimos por otro camino para poder conocer el monumento de Alegría de Pío, lugar donde se produjo el primer enfrentamiento del ejército revolucionario con las tropas de Batista. Si bien los revolucionarios perdieron sólo a 2 hombres el problema fue que se dispersaron en distintas direcciones y pasaron semanas hasta reencontrarse los que sobrevivieron a una persecución feroz ya que los que eran capturados eran torturados y asesinados en su mayoría. También están las tumbas de los dos soldados que murieron por la explosión de una granada.
En el camino paramos en una estación biológica donde nos convidaron arroz con frijoles y subieron algunas personas que iban hacia otra comunidad (pueblos pequeños o caseríos). También algunas baterías de los equipos solares fotovoltaicos para ser reparadas. Pasamos por varias comunidades ya atardeciendo y paulatinamente se bajaban las personas que nos acompañaban cerca de sus casas y también descargaron las baterías. Estas viviendas, generalmente pequeñas y de distintos materiales tienen un aspecto en común que es su prolijidad y orden en sus frentes y jardines.
Casi 3 hs. más tarde y de noche llegamos a Manzanillo a casi 16 km. de Belic y 30 km. de Cabo Cruz para buscar conexión de internet ya que en Cabo Cruz no hay posibilidades de conexión. Pudimos avisar a la familia que estábamos bien y sin señal. Retomamos el viaje hasta Belic cruzando más tractores que vehículos y varios carros a caballo y bicicletas. Sigue sorprendiéndome el respeto a todos los vehículos menores que recorren las rutas, frenando lejos y avisando antes de pasarlos. Cerca de Belic se bajó Ernesto y le preguntamos cómo podíamos llegar a Cabo Cruz a esa hora desde el pueblo y nos dio que el tractor y otro acompañante nos llevarían hasta nuestra casa porque a esa hora no hay transporte; agregó: Mañana vengan a la misma hora que vamos a otro sendero. Nos atendieron de una forma inolvidable y comparten sus conocimientos al mismo tiempo que nos piden compartir nuestras experiencias en educación ambiental. En varios momentos hemos conversado sobre la posibilidad de trabajar conjuntamente en capacitaciones a docentes, alumnos y personal del Parque Nacional.
En el viaje nos acompañó un ingeniero agrónomo que se encarga de la recolección de semillas de las especies que están en riesgo y las desarrolla en un vivero para luego ocupar los espacios más favorables para su repoblación.
Llegamos alrededor de las 19,50 hs. y la casa estaba cerrada y oscura; a esa hora ya es tarde y casi todos han cenado. Seguimos hasta el restaurante para buscar algo de comida y estaba cerrado mientras Sandra les avisaba a los dueños que habíamos llegado para que nos abran la vivienda. Llegaron enseguida y les pedimos disculpas ya que no sabíamos que terminaríamos tan tarde y no les avisamos antes; preguntamos si tenían “algo” para cenar ya que no habíamos planeado nada por supuesto sin compromiso dada nuestra falta de prevención. Nos duchamos y al bajar nos armaron una cena espectacular con restos de un pescado a la parrilla (Berraco), malanga y ensalada de tomate y repollo y limonada casi disculpándose por no tener otra cosa…
Muy cansados nos fuimos a dormir mientras disfrutábamos del oleaje y la fresca brisa.

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11/01 –Empezamos otra salida que duraría 15 horas. Después de tomar un café y algunas galletas salimos a las 6,30 hs. en la guagua (mismo caos para subir que ayer) hacia Belic. Esta vez nos bajamos en la parada más cercana a la oficina porque reconocimos los refugios para esperar los colectivos. A los pocos minutos de arribar a la oficina llegó Ernesto con el tractor. Luego de 2 ½ hs. a través del mismo camino una parte y por uno nuevo la otra llegamos a un Centro Operativo donde se unieron 2 mujeres y 2 hombres que cumplen distintas funciones en el Parque Nacional. Nos explicaron que en las tareas más esforzadas desde el punto de vista físico generalmente ocupan a hombres y en actividades menos exigentes a mujeres principalmente. En ambos casos priorizan a personas de las comunidades cercanas ya que consideran más importante prepararlas y capacitarlas que traer especialistas de otros lugares porque a la larga se van y nuevamente “quedan solos”. La gente local se capacita y se queda en la zona porque es su tierra. Para su contratación deben pasar un período de prueba y luego son confirmados. Ante los problemas se suceden apercibimientos, suspensiones, descuento de sueldo y finalmente despidos.
Luego de ½ hora llegamos a la entrada del sendero llamado “Cueva de Samuel” donde hay que bajar los desniveles igual que ayer y caminar en un diente de perro más filoso por menos desgaste. Hay un mirador muy bien ubicado para observar la estructura de las terrazas, las cuales siguen elevándose lentamente.
Ayer mis zapatillas llegaron con las suelas casi cortadas y hoy perdí la mitad de cada una. En la caminata no se puede observar el entorno salvo cuando nos detenemos porque quitar los ojos del suelo equivale a caerse y cortarse con el diente de perro.
La cueva es diferente a la de ayer, tiene algunas chimeneas que permiten la entrada de luz y genera colores y tonos muy interesantes, casi artísticos. Tiene algunas bocas al exterior, alguna de las cuales coincide con un escalón de 50/60 mt. aproximadamente y al asomarse estamos colgados de un paredón con un imponente bosque de 500 has. a nuestros pies (casi virgen) y el mar un poco más lejos con su color turquesa inolvidable.
También hay estalactitas y estalagmitas, algunas unidas por el paso del tiempo. Pocos murciélagos ya que entra luz en varias partes y formaciones muy extrañas por los tonos de los minerales y por cómo le llega la luz del exterior. En otra parte encontramos una raíz que bajaba desde el exterior de alrededor de 8/10 mts de largo y 5/7 cm. de diámetro que penetraba el piso calcáreo de la cueva en busca de nutrientes.
Lejos del acceso, en sectores sin luz, han documentado pinturas rupestres de pobladores originarios. El nombre de la cueva está relacionado con una visión que tuvo una persona muy religiosa y que la pintó para recordarla y que fue una coincidencia cuando la cueva fue descubierta.
Cada vez que nos detenemos Ernesto comenta y sugiere acciones a sus empleados relacionadas con la colecta de semillas para repoblar, mantenimiento de la escasa infraestructura y conceptos relacionados con la conservación del lugar.
Regresamos por un camino más corto hasta el Centro Operativo bajo una corta llovizna que nos mojó y al llegar (15,30 hs.) nos esperaban con un plato de arroz y frijoles con patitas de cerdo tibio pero muy rico. Al salir el centro se cerró y el personal volvió con nosotros en el tractor dejándolos en las comunidades vecinas donde pertenecen.
Al llegar a la casa de Ernesto nos invitó a descansar un rato, tomamos café, intercambiamos ideas y material que habíamos llevado en el pen drive y él nos grabó un programa de actividades educativas en el Parque Nacional y nos pasó con total desinterés todas las fotografías que había sacado con su máquina (Sony con muy buen zoom) durante las caminatas.
Le dejamos/donamos dinero para compensar los gastos que no quería recibir.
Al volver el tractor viajamos hasta Cabo Cruz y llegamos 19,30 hs. fuimos directamente al restaurante para ver si estaba abierto y como lo estaba nos quedamos en el lamentable estado en que estábamos a cenar. Pescado combinado con arroz congrí, ensalada y chatines por menos de 2 CUC y 4 gaseosas y 2 cervezas para tomar y llevar por 3,50 CUC.
Volvimos cansados disfrutando de la tranquilidad y el sonido del mar, ducha fría y a dormir.

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12/1 – Día de tranquilidad y recuperación. Desayunamos a las 8 donde conocimos a Lucía, una española que está viviendo en Guadalajara, México por un intercambio estudiantil y desde allí se cruzó a conocer Cuba. Estudia Antropología y se quedará por una noche camino a Bayamo.
Recorrimos la playa y conocimos dos cuevas cercanas mucho más chicas que las visitadas los días anteriores, una con gran parte con agua donde vimos cangrejos y algunos murciélagos en las partes oscuras del techo.
Al volver, cerca del mediodía, estaba Ernesto; había viajado para hablar con Elesey para coordinar la visita de algunos especialistas el día lunes que vienen a hacer un trabajo con palmeras.
Nos comentó que el domingo tendría una reunión en Niquero, ciudad distante unos 15 km. de Belic, su casa. Es notable su pasión por el trabajo que desarrolla ya que no importa si es sábado o domingo él sigue organizando y avanzando con reuniones.
Almorzamos con Yudi en la casa y probamos un pescado similar a nuestro surubí, sin espinas, con vértebras y aletas cartilaginosas. Su tamaño no era grande, alrededor de 12 cm. de diámetro y resulto muy rico.
Le hicimos probar el “mate” a Ernesto (no muy contento), al chofer del tractor (cara de asco a pesar de ser dulce) y a Yudi (Yudelkis) que le gustó y lo asoció a un té que beben en Cuba para la digestión.
Dormimos la siesta por 1º vez y alrededor de las 17 hs. fuimos al mar; estaba revuelto por el fuerte viento pero la temperatura era muy agradable. En las partes más profundas se veían peces, en el resto muy poco por el material en suspensión y restos de algas flotando.
Durante el atardecer aparecieron un grupo de 6/7 gaviotines cazando y un par de auras tiñozas o jote cabeza colorada (Cathartes aura) planeando sobre nosotros.


De vuelta en la casa, nos duchamos y conversamos unos minutos con una pareja de alemanes que pasarían la noche allí (en la habitación de abajo) y que están recorriendo la isla en bicicleta durante 6 semanas. Fuimos a cenar al restaurant a las 18,30 hs. y comimos filete de pescado frito, chatines, arroz y ensalada por 1,20 CUC y una gaseosa y una cerveza por 1,50 CUC. Volvimos a la casa y nos quedamos un rato en la terraza disfrutando del mar, sus olas, el cielo despejado y el viento. Más tarde leímos un rato y a dormir… a las 21 hs.

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