Estambul en 6 días con niño ✏️ Blogs de Turquia

La compañía aérea elegida fue Turkish Airlines, no había una gran diferencia de precio con Pegasus y los horarios eran mejores.El avión de ida muy moderno con sistema de entretenimiento en el asiento. La comida que nos dieron buena y con las películas el vuelo se hace corto.
Llegamos al nuevo aeropuerto de Estambul (1 hora más que en España) y como hacía poco que se habían trasladados íbamos con un poco de miedo en cuanto al transporte. Finalmente, gracias a las indicaciones del Foro, nos decidimos por el bus. Eso si, desde que aterrizamos, fuimos al servicio, pasamos los controles y llegamos a la salida con los autobuses; se nos fue una hora. Si llevas la App del aeropuerto instalada y te das de alta, te dan 1h de Wifi gratis en el aeropuerto.
Para el bus se necesita la Istanbulkart, nosotros hicimos cola en las primeras máquinas que vimos, pero resultó que había bastantes más a lo largo de las paradas de autobuses. Llevamos algo de dinero cambiado para comprarlas, ya que solo aceptaban billetes. El coste del billete es de 18 TL por persona.
Preguntamos por el bus a Sultanahmet y nos dijeron que el número 20, que paraba al final de las paradas. No nos cuadraba con la información de Internet, pero le hicimos caso al chico que estaba con las maletas en el primer autobús. Tras recorrer unas 20 paradas encontramos el bus 20 con el letrero de Sultanahmet. Dejas las maletas y te dan un resguardo para luego poder recuperarlas.
El autobús era bastante nuevo, pero el sistema de entretenimiento no funcionaba. Eso si, podías cargar el móvil. Salimos del aeropuerto a las 18:40 y llegando a Estambul había bastante tráfico. No llegamos hasta las 20h a Sultanahmet. Antes hizo una única parada en Eminönü. Nos dejó en la puerta de Santa Sofía, que nos recibió iluminada por la noche. Al igual que la mezquita Azul.
Desde ahí fuimos andando hasta nuestro hotel: Katelya Hotel. Donde desde el momento que llegamos nos atendieron muy bien. Dándonos todo tipo de explicaciones de la ciudad y ofreciendo cualquier cosa que necesitáramos.
Temiendo que los horarios de comidas fueran a ser muy restringidos, nos fuimos a comer a un sitio cerca del hotel. Luego descubrimos que los horarios de comidas son tipo España, se come tarde y se puede cenar hasta las tantas. El sitio fue La Romántica, más que nada porque como no teníamos mucho dinero, nos confirmaron que se podía pagar con tarjeta. En general en el momento que muestras interés por la carta de cualquier restaurante, saldrá a hablar contigo en tu idioma y no pararán hasta que entres. Eso sí, con mucho respeto y gracia.
En el caso de La Romántica la chica que nos atendió no sabía español, pero hablaba un inglés perfecto y con una atención de 10. El pollo a la "cacerola" estaba muy bueno. Tomamos 3 platos por 160 TL. Nos invitaron a un baklava y un te de sabores. Música de fondo en español. Todo el personal es muy amable y el responsable habla español perfecto.
Nos fuimos para la cama pronto que teníamos experiencia en las llamadas al rezo de madrugada y en esta parte se oían mucho. Sobre las 5:30 la primera y a las 7:30 la segunda. La toma de contacto con Estambul fue muy positiva

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A la hora del desayuno, también el hotel tiene horarios españoles: 7:30 a 11h. Elegimos este hotel por tener el desayuno más variado de los similares por la zona y no defraudó. Incluso nos hacían tortillas al momento.
Como no encontramos una oficina de cambio por la zona, nos fuimos al museo de arte islámico para comprar las Museum Pass Istambul (185TL) con la tarjeta de crédito. En este museo no hay colas, eran las 11 de la mañana. Dimos un paseo rodeando Santa Sofía y esperamos la cola para pasar el control de seguridad en la puerta imperial. Ahí vimos lo impacientes que son los turcos y como se colaban. Más tarde pudimos comprobar que la mejor opción es entrar por el donde está el museo arqueológico, que no hay arcos de seguridad. Esto también demuestra lo caótico de Estambul, había arcos de seguridad en una entrada, cuando por otro lado puedes entrar libremente.
Para entrar al palacio, nuevo control de seguridad y accedes al primer jardín. Para nosotros lo más bonito del palacio fue el Harén, donde puedes ver las instalaciones y habitaciones.
Lo que es la visita al palacio, solo se ven los jardines y varias edificios diseminados por ellos. También se pueden disfrutar las vistas del mar del Mármara, zona asiática, Bósforo y Cuerno de Oro.
Tras la visita era la hora de comer y fuimos hacia la zona la calle Yerebatan para buscar una casa de cambio de dinero. Pero cuando llegamos al Hotel Adamar, un hombre nos preguntó que buscábamos y al decírselo nos dijo que no bajáramos por Yerebatan. Nos dijo que fuéramos hacia el Gran Bazar, que el cambio era mejor y solo eran 10 minutos andando. Le hicimos caso y fue cierto. En cuanto te alejas de la zona turística el cambio mejora.
Pasamos por la puerta del restaurante Sefa, en el cual había solo turcos comiendo y tenía buena pinta y como eran las 14h, entramos. Tienes que acercarte al mostrador, elegir la comida y luego sentarte en una mesa. Los camareros luego te traen el plato de comida a la mesa. No preguntan por la bebida, directamente te ponen botellas de agua en la mesa. Albóndigas, ternera y cordero, acompañado de arroz y puré de patata. Por los 3 platos más el agua pagamos 110 TL.
A las 14:30 nos fuimos hacia Santa Sofía, al tener el pase de museos entras directamente saltándote la cola de la taquilla. Eso si, para pasar los arcos de seguridad y los tornos hay que esperar la cola.
A las 15h estábamos entrando. Aunque estaba en obras una de los laterales centrales, es impresionante situarse bajo su cúpula y ver el espacio descomunal bajo ella. Más sabiendo que fue terminada de construir en el 537. En la parte superior se pueden ver algunos de los mosaicos de cerca y son espectaculares. En su su máximo esplendor debía de ser algo espectacular. A las 16h estábamos saliendo.
Tras un descanso para comer un bagel con nutela, nos fuimos a la Mezquita Azul. Mientras leíamos el cartel de los horarios, un turco se acercó a preguntarnos que buscábamos y nos dijo que en ese momento estaba cerrada para visitantes. Nos ofreció un tour por el Bósforo y al decirle que no nos interesaba se fue a buscar a otros turistas.
Decidimos aprovechar para ver la Cisterna Sumergida, esperamos la cola que. iba rápida. Se acercan guías para ofrecer sus servicios con la excusa que con ellos no se espera cola, pero no nos interesó. También estaba en obra y sin agua, pero creo que merece la pena ver el espacio que ocupa e imaginársela llena de agua.
Tras la visita de la Cisterna nos fuimos a la Mezquita Azul (17:25). Antes de entrar las mujeres tienen que ponerse un pañuelo en la cabeza, hay fotos donde indican que no se puede entrar con capuchas. Los visitantes pasamos por una entrada separada donde te descalzas y metes los zapatos en unas bolsas de plástico. Actualmente está toda tapada por obras, se ve una pequeña parte de los azulejos. Por lo que la visita, actualmente es totalmente prescindible.
Al salir, bajamos las escaleras para ver el bazar y el Museo del Mosaico. Estaba totalmente vacío, no debe ir mucha gente. Se puede ver los mosaicos del Gran Palacio de los emperadores Bizantinos.
Nos retiramos al hotel para que descansara el peque, que menudo día. Esa noche llovía bastante y fuimos a cenar a Sirvan Sofrasi. Comida turca con una atención estupenda. Probamos el durum de cordero y para nuestro gusto estaba un poco seco. Tiene una terraza para fumar narguile o tomar cervezas.

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Como era domingo, decidimos que era el día de ir hacia la zona de Ortaköy y ver el ambiente de su mercadillo. Fuimos en el tranvía T1 hasta Karaköy, luego subimos andado hasta la torre Galata.
Como había mucha cola, decidimos subir a la terraza del Galata Konak Café. Como estaba el día muy nublado y con frío no nos sentamos a tomar algo, simplemente hicimos unas fotos y nos fuimos. De hecho los camareros no nos hicieron ningún caso.
Tras pasar de nuevo por la torre Galata, subimos por la calle Galip Dede, que tiene un encanto especial. Llena de comercios, gente y mucha vida en la calle. Visitamos el museo Galata Mevlevihanesi Müzesi donde se puede ver como es la vida de los derviches. Está incluido en el pase de los museos.
A continuación recorrimos la calle Istiklal, con mucho ambiente y tiendas abiertas en domingo. Al llegar a la plaza Taksim, se puso a llover, por lo que corrimos a coger un bus hasta Ortaköy. Seguimos las indicaciones del Maps y teníamos que coger el DT1. Nos fue complicado encontrar la parada porque no había marquesina. Vimos unas chicas esperando en la carretera y les preguntamos, pero no nos contestaron. Al momento apareció el bus y paró. Pasamos por el estadio del Besiktas y nos bajamos en la parada indicada por la App.
En Ortaköy había mucha gente curioseando por el mercadillo. Nos acercamos a los puestos de patatas y aunque nos gritaban desde todos, nos decidimos por el que había más gente. Pedimos un Kumpir con casi todo (25TL). Estaba muy rica, pero la verdad que para uno solo debes acabar harto de patata.
Empezó a llover y tuvimos que refugiarnos debajo de los toldos del mercadillo. La verdad que la mejor opción hubiese sido sentarse en un restaurante y pedirla allí, porque el precio era el mismo que en los puestos callejeros.
Como teníamos más hambre, nos metimos en el primer sitio que vimos: Destan Meydan. Sitio con comida mexicana y turca. Buena opción para comer la famosa patata rellena (kumpur). Ideal para días de lluvia.
A las 15h salía el tour corto por el Bósforo de la compañía Sehir Hatlari. Cuesta 12 TL los adultos y 6 TL los niños. La ventaja era que podíamos desembarcar en Üsküdar o en EMİNÖNÜ. Disfrutamos del paseo en barco y decidimos desembarcar al final en EMİNÖNÜ. Coger el tranvía T1 e ir a descansar un poco al hotel.
Para cenar decidimos ir a Üsküdar, al mercado de pescado. Como cerraban a las 21h elegimos ir en tranvía a Sirkeci y coger el tren bajo el Bósforo. Pensábamos que sería más rápido, pero la verdad es que hay que bajar tantas escaleras mecánicas que se debe tardar lo mismo que en ferry.
Llegamos antes de que cerraran a Derya Deniz Balik Lokantasi. Hay que comer los boquerones fritos, muy buenos. Los calamares están también muy ricos. El mejor y más barato para comer pescado en Estambul.
Mientras íbamos al puerto para coger el ferry, las llamadas a la oración de las mezquitas se iban contestando unas a otras. Luego de nuevo el tranvía y al hotel.

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