Senderismo por España. Mis rutas favoritas: emblemáticas, paseos y caminatas ✏️ Blogs de EspañaRecopilación de algunas de las rutas de senderismo que mi marido y yo hemos hecho por toda España a lo largo de un montón de años. Las hay de todo tipo, longitud y duración; y, casi siempre, asequibles para todas las personas acostumbradas a caminar por el campo.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (16 Votos) Índice del Diario: Senderismo por España. Mis rutas favoritas: emblemáticas, paseos y caminatas
01: Intención del diario.
02: Índice por Comunidades Autónomas y Provincias (I).
03: Índice por Comunidades Autónomas y provincias (II).
04: Rutas de senderismo por la Comunidad de Madrid.
05: BASE PICO URRIELLU (NARANJO DE BULNES) DESDE PANDÉBANO (Asturias).
06: LA CATEDRAL DEL SENDERISMO Y SUS 6.000 ESCALONES. LA VALL DE LAGUAR (ALICANTE).
07: RUTA DEL CARES (ASTURIAS-LEÓN). UNA CAMINATA EMBLEMÁTICA Y CONCURRIDA.
08: EL CAMINITO DEL REY (Málaga). Sus vertiginosas pasarelas y alrededores.
09: RUTA RÍO BOROSA. SIERRAS DE CAZORLA, SEGURA Y LAS VILLAS (JAÉN).
10: EL CAÑON DEL RÍO LOBOS (SORIA/BURGOS).
11: CONGOST MONT-REBEI (LLEIDA) A PASARELAS MONTFALCÓ (HUESCA). UNA RUTA DE VÉRTIGO
12: NACIMIENTO DEL RÍO CUERVO: espectacular y con nieve. SERRANÍA DE CUENCA.
13: NACIMIENTO DEL RÍO MUNDO (Albacete). CASCADAS Y CUEVA DE LOS CHORROS.
14: NACIMIENTO DEL RÍO VINALOPÓ. SIERRA MARIOLA (VALENCIA).
15: LAGUNA GRANDE DESDE LA PLATAFORMA. SIERRA DE GREDOS (ÁVILA).
16: POR LA CALA DE LA GRANADELLA, XÀBIA/JÁVEA (ALICANTE).
17: LOS CAHORROS (MONACHIL). SENDERISMO EN LA PROVINCIA DE GRANADA (1).
18: VEREDA DE LA ESTRELLA (Guéjar-Sierra). SENDERISMO EN LA PROVINCIA DE GRANADA (2)
19: EL PARRIZAL DE BECEITE (TERUEL). PASARELAS DEL RÍO MATARRAÑA.
20: NACIMIENTO DEL RÍO PITARQUE (TERUEL). CASCADAS Y CÁRCAVAS.
21: BARRANCO DEL INFIERNO (TENERIFE).
22: SENDERO DEL PIJARAL O BOSQUE ENCANTADO. PARQUE DE ANAGA (TENERIFE).
23: LOS ROQUES DE GARCÍA. PARQUE NACIONAL DE LAS CAÑADAS DEL TEIDE. (TENERIFE)
24: CASCADAS DE PUENTE RA. SIERRA CEBOLLERA. VILLOSLADA DE CAMEROS (LA RIOJA).
25: SENDERO DE LOS ESTRECHOS. MONTANEJOS (CASTELLÓN).
26: ESTACIÓN TELEFÉRICO EL CABLE-PUERTOS DE ALIVA-FUENTE DÉ. CANTABRIA.
27: SUBIDA A URKIOLAMENDI Y LARRANO. FUENTE POL-POL. PARQUE NATURAL URKIOLA (ÁLAVA).
28: CASCADAS DE LAMIÑA (CANTABRIA). BONITA RUTA CERCA DE RUENTE Y SU FUENTONA.
29: MUNIELLOS (ASTURIAS). RUTA CIRCULAR. UN BOSQUE INMENSO Y ETERNO A CONTRARELOJ.
30: DESFILADERO DEL RÍO PURÓN (BURGOS/ALAVA).
31: CASAS DE IRATI-EMBALSE KOIXTA-CASAS DE IRATI. CASCADA DEL CUBO (NAVARRA).
32: FARO DEL CABALLO DESDE EL MIRADOR DE LA VIRGEN DEL PUERTO. SANTOÑA (CANTABRIA).
33: VALLE DE LAGO A LAGO DEL VALLE. PARQUE NATURAL DE SOMIEDO. ASTURIAS.
34: EL CASTAÑAR Y LAS CHORRERAS DE CALABAZAS. LAS VILLUERCAS (CÁCERES).
35: PICO DE SANT JERONI DESDE ESTACIÓN SUPERIOR FUNICULAR DE MONTSERRAT (BARCELONA),
36: NACEDERO DEL RÍO UREDERRA CON SUS POZAS Y CASCADAS AZULES. NAVARRA.
37: COLA DE CABALLO POR SENDA DE LOS CAZADORES. P.N. ORDESA Y MONTE PERDIDO (HUESCA)
38: CASCADA DEL MOLINO VIEJO Y BARRANCO DE LA HOZ. SIERRA DE ALBARRACÍN (TERUEL).
39: LOS IBONES AZULES DESDE BALNEARIO DE PANTICOSA. VALLE DE TENA (HUESCA).
40: DANDO LA VUELTA AL ISLOTE DE LOBOS. (CANARIAS).
41: LAGOS DE SALIENCIA Y PICOS ALBOS DESDE LA FARRAPONA. SOMIEDO (ASTURIAS)
42: EL SORPRENDENTE ESTRECHO DE LA ARBOLEJA (ALEDO). SIERRA ESPUÑA. (MURCIA).
43: RUTA DEL PUENTE DE LOS PAPÚOS DESDE JERTE (CÁCERES).
44: LOS PILONES Y LA GARGANTA DE LOS INFIERNOS. VALLE DEL JERTE. CÁCERES.
45: RUTA DE LAS CASCADAS DE LA GARGANTA DE LAS NOGALEDAS. VALLE DEL JERTE. (CÁCERES)
46: RUTAS A PIE POR EL PARQUE NACIONAL DE GARAJONAY. ISLA DE LA GOMERA (CANARIAS).
47: CASCADAS Y MOLINOS DE ONETA. VILLAYÓN (ASTURIAS).
48: RUTA DE LOS PANTANEROS, PUENTES COLGANTES Y CHARCO AZUL. CHULILLA (VALENCIA).
49: LOS IBONES DE ANAYET DESDE EL CORRAL DE LAS MULAS. VALLE DE TENA. (HUESCA).
50: FARO DE L'ALBIR. SERRA GELADA. L'ALFAZ DEL PI (ALICANTE).
51: Forau d'Aiguallut y Coll de Toro, Benasque (Huesca).
52: SENDA DEL DUERO: TRAMO PESQUERA DE DUERO A PEÑAFIEL (VALLADOLID)
53: LA RUTA DE LOS VOLCANES. ISLA DE LA PALMA (CANARIAS).
54: CASCADA XORROXIN (ERRATZU). SENDERO EMBLEMÁTICO DEL VALLE DE BAZTÁN (NAVARRA)
55: SENDERO ARTIKOMENDIA (ISABA, NAVARRA): CASCADA DE BELABARZE Y CUEVA DEL IBÓN.
56: Ruta por el Hayedo de la Tejera Negra (Guadalajara). El otoño al poder.
57: Las Gorgas de Alba, Baños de Benasque (Huesca).
58: RUTA DEL CHORRO GRANDE DE LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO (SEGOVIA).
59: AGUAS TUERTAS DESDE GUARRINZA (HUESCA). PIRINEO ARAGONÉS.
60: SALTO DE POVEDA Y LAGUNA DE TARAVILLA (GUADALAJARA). LA BELLEZA DEL ALTO TAJO.
61: NACIENTES DE MARCOS Y CORDERO (ISLA DE LA PALMA, CANARIAS). EL CUBO DE LA GALGA.
62: DE SARVISÉ A BROTO Y LA CASCADA DE SORROSAL (HUESCA).
63: SENDAS POR LAS HOCES DEL RÍO DURATÓN (SEGOVIA).
64: RUTAS P.N. AIGÜESTORTES Y LAGO SAN MAURICIO, ACCESO BOHÍ (LLEIDA).
65: SENDA DEL RÍO CABRIEL EN COFRENTES (VALENCIA). EL AGUA COMO ESPEJO.
66: SENDA DE LAS HOCES DEL RÍO RIAZA (SEGOVIA).
67: PASARELAS DEL RIO MAO, RIBEIRA SACRA (OURENSE).
68: CÁRCAVAS PONTÓN DE LA OLIVA Y CERRO NEGRO, ALPEDRETE DE LA SIERRA (GUADALAJARA).
69: ALTO TAJO: HUNDIDO DE ARMALLONES, OCENTEJO (GUADALAJARA)
70: RUTA DEL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA HOZ, CORDUENTE (GUADALAJARA). ALTO TAJO.
71: Chorreras del Cabriel, Enguísanos (Cuenca): una estampa de película.
72: CATEDRALES, EL ESCALERÓN Y LA RAYA, UÑA (CUENCA). 2 RUTAS ESPECTACULARES UNIDAS.
73: Subida al Moncayo (Zaragoza) por la vía clásica.
74: LAGUNAS DE NEILA (BURGOS).
75: SUBIDA AL MONCORBISÓN, VIELHA, VALLE DE ARÁN (LLEIDA). UN PANORAMA ESPECTACULAR
76: BOSQUE DE CARLAC, BAUSÉN: VALLE DE ARÁN (LLEIDA).
77: CARRIL DE LOS GALAYOS, GREDOS (AVILA). NOGAL DEL BARRANCO A REFUGIO VICTORY.
78: LAGOS DE GERBER DESDE EL APARCAMIENTO DEL CLOT GRAN. (LLEIDA)
79: PRAT DEL CADÍ DESDE ESTANA, LLEIDA.
80: EL ESPECTACULAR VALLE DE NURIA (GIRONA). SUBIDA EN TREN Y BAJADA ANDANDO.
81: Ruta de los siete lagos de Colomers (Lleida). Valle de Arán y P.N. Aigüestortes.
82: Camino de Hierro, La Fregeneda (Salamanca). Túneles, puentes y paisajes.
83: SUBIDA AL PEÑÓN DE IFACH, CALPE (ALICANTE).
84: El Cerro del Hierro, Parque Natural de la Sierra Norte (Sevilla).
85: Rutas por Alicante: Senda del Pantano de Relleu y su vertiginosa pasarela.
86: Subida al Castillo de Chirel, Cortes de Pallás (Valencia).
87: Portillón de Benasque (Huesca): Espectacular brecha entre España y Francia.
88: 2 Rutas desde Cerler (Huesca): 3 Cascadas; Rincón del Cielo y Pico Cogulla.
89: Ruta del agua, Aspe (Alicante). Paisajes semiáridos y acueductos históricos.
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LOS IBONES DE ANAYET DESDE EL CORRAL DE LAS MULAS. VALLE DE TENA. (HUESCA).Ruta de los Ibones de Anayet desde el Corral de las Mulas, a un par de kilómetros de Formigal.
LOS IBONES DE ANAYET.
Otra de las rutas que hicimos durante nuestras vacaciones en el Valle de Tena (Huesca) fue a los Ibones de Anayet, cuyo relato paso a hacer a continuación. Por cierto que durante este viaje se me estropeó la cámara de fotos, así que algunas de ellas dejan bastante que desear, sobre todo teniendo en cuenta los maravillosos paisajes que contemplamos in situ.
Situación de la ruta en el mapa peninsular según Google Maps.
Datos de la ruta. Duración: unas cuatro horas ida y vuelta, más el tiempo que se quiera estar arriba).
Dificultad: media (hay algún tramo duro por la subida continuada pero sin peligro alguno, al menos en verano. Desnivel: 600 metros. Esta excursión salía de muy cerca de nuestro hotel en El Formigal. Sólo tuvimos que acercarnos con el coche un par de kilómetros dirección Francia hasta el lugar llamado “Corral de las Mulas”. Hay que dejar el coche en el aparcamiento que está junto a la carretera porque la pista que sube hasta el telesilla (cerrado en verano) está cortada por una cadena, lo cual es un latazo, ya que obliga a caminar más de media hora extra por una pista asfaltada. Y menuda cuesta... Por fin dejamos a un lado los remontes y tomamos el sendero GR11 por la parte de la derecha. En nuestro camino nos fuimos cruzando con un arroyo que iba formando preciosas cascaditas.
Iniciamos el ascenso del Barranco de Culibillas, por el cual fuimos ganando altura:
De frente parecía que el final de la ascensión estaba justo ahí, pero cuando creíamos que lo íbamos a alcanzar, nos dábamos cuenta de que no era cierto, que faltaba otro tramo, y luego otro, y así se iban sucediendo, cada vez más empinados y duros (o eso pensábamos cuando nos empezaban a flaquear las fuerzas, jeje). Menos mal que a nuestra espalda dejábamos unos imponentes panoramas que nos parábamos a contemplar, lo que,de paso, también nos permitía descansar.
Unas dos horas después alcanzamos la explanada junto a la que se encuentra el Pico y el Ibón mayor de Anayet a una altitud de 2.227 metros. El paisaje era espléndido y compensaba con creces del esfuerzo de la subida. Curiosamente, el primero que apareció fue un ibón pequeño, con el onmipresente y precioso Midi D'Osseau (siento debilidad por este pico), coronando el panorama:
Aquí, por fin, ya pudimos distinguir el Pico Anayet, que guarda cierto parecido con el Midi D'Osseau.
Una vez allí no pudimos si no maravillarnos con el paisaje de roca y agua que nos rodeaba. La imagen que iba surgiendo ante nosotros según nos acercábamos a la ladera vertical que baja hasta el valle era sobrecogedora:
Había pocos senderistas y sentimos el silencio, roto solo por el gemido del viento y el correr del agua. Pudimos pasear por las orillas de los ibones y acercarnos al precipicio desde el que se observaba el verdor inmenso del valle, el llamado Canal Roya con la guinda del Midi D’Osseau.
Sacamos nuestros bocatas y nos sentamos junto al curso de agua que se derramaba en torrente varios cientos de metros en una hermosa cascada a nuestros pies. Tumbarse en semejante pradera es un auténtico placer para la vista y los sentidos.
Lo ideal hubiera sido bajar al valle y completar la marcha subiendo a Canfranc, por donde también se accede a Anayet. La duración hubiese sido similar y la dificultad parecida, pero no habíamos previsto el asunto del coche para el regreso y por carretera hay muchos kilómetros, así que, por si no encontrábamos un taxi al llegar que nos devolviera a nuestro hotel, preferimos asegurar y volver por donde habíamos venido. Antes paseamos por las orillas de los Ibones y divisé a uno (mi marido, jeje) que se sentía pequeño frente a la naturaleza, pero también feliz por tener la suerte de estar allí y poder contemplarlo.
Cada vez había más nubes y a cada paso más negras y amenazantes. Por fortuna, empezó a gotear cuando ya estábamos en la pista asfaltada que lleva desde la carretera al remonte. A paso ligero, todavía pudimos deleitarnos con las pequeñas cascadas que corrían a nuestro lado y descubriendo glaciares muy al fondo:
Preciosa marcha, la recomiendo de verdad, y si es posible con el añadido que nosotros no llegamos a hacer.
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FARO DE L'ALBIR. SERRA GELADA. L'ALFAZ DEL PI (ALICANTE).Una ruta muy fácil para ver los bonitos colores del mar Mediterráneo en las proximidades de Altea y Benidorm. Pese a haber estado muchas veces en Alicante, no fue sino hace poco menos de un mes que me enteré de la existencia de esta caminata, casi más un paseo largo que una ruta de senderismo propiamente dicha, puesto que transcurre por la carretera del faro de la Punta de l’Albir y que actualmente está cerrada al tráfico. De modo que su dificultad técnica es nula; incluso vimos a una persona en silla de ruedas eléctrica haciendo un tramo. Solamente hay que estar dispuestos a caminar (o a pedalear) cinco kilómetros (ida y vuelta), superando una pendiente no demasiado acusada, que se inclina más al final, al encarar el faro. Se trata de una visita a tener en cuenta si se está de vacaciones en torno a Benidorm, Altea o Calpe, ya que cuenta con varios miradores que ofrecen unas vistas espléndidas de la costa, además de poder contemplar los restos de una antigua mina de ocre. Y también es posible bajar a bañarse en una recóndita cala. Como única precaución, algo de sentido común por otra parte, conviene evitar las horas centrales del día en verano pues, si bien hay sombras, algunos tramos se hacen en zonas de solana. Claro que para predicar con el ejemplo, nosotros la hicimos a las cuatro de la tarde porque nos pillaba de paso justo entonces. Menos mal que no hacía un calor excesivo .Situación de la ruta en el mapa peninsular según Google Maps.
Esta ruta se desarrolla en la comarca de la Marina Baixa, concretamente en el Parque Natural de Serra Gelada, que comparten los términos municipales de Benidorm, Alea y l’Alfàx del Pi, declarado en 2005 y que cuenta con 5.564 hectáreas, de las que 4.920 son marinas, incluyendo las bahías de Altea y Benidorm. De la zona terrestre, forman parte cuatro pequeñas islas y la costa litoral (Serra Gelada), cuya cota máxima es el Alt del Gobernador (438 metros) y cuyos imponentes acantilados se encuentran entre los más altos de la Península Ibérica.
Datos de la ruta. Distancia: 5 kilómetros (recorrido total de ida y vuelta por el mismo camino) Duración: una hora y media, aproximadamente. Desnivel: 50 metros de subida en la ida y 50 metros de bajada en la vuelta. Grado de dificultad: muy fácil, ya que transcurre por la carretera que iba al faro, ahora cerrada al tráfico de vehículos a motor. Se puede ir en bicicleta hasta el faro. Para empezar la ruta hay que llegar al aparcamiento del Far de l’Albir, al final de la calle Neptuno, en Alfaz del Pi. Hay unos seis kilómetros desde Altea y 7,4 desde Benidorm. Dejo la ruta desde ambas localidades, aunque no tiene pérdida porque está bien indicado y figura en Google Maps.
CAMINO AL FARO. Dejamos el coche en el aparcamiento habilitado, que cuenta con bastante sitio. Cuando llegamos estaba casi vacío, pero hay que tener en cuenta que cuatro días después del final del confinamiento no había demasiada gente. No sé cómo estará todo esto en pleno verano, con la zona a tope. Así que mejor acudir muy temprano o al atardecer, con lo cual se evitará el calor. A las cuatro de la tarde, la ventaja que tuvimos fue que los colores del mar eran maravillosos. Además, todavía no hacía mucho calor y, salvo algunos chavales que se dirigían a una cala cercana, apenas vimos a cuatro o cinco personas, la mayoría que subían corriendo hasta el faro para hacer deporte . Ya desde el aparcamiento, pudimos ver unas panorámicas muy bonitas de la Bahía de Altea. Allí mismo nos encontramos con un área recreativa y varios paneles informativos, uno de los cuales nos anticipaba lo que íbamos a encontrar en el recorrido, para el que nos proponían doce paradas con sus explicaciones correspondientes. La primera parte de la ruta va entre pinos, con lo cual resultó muy agradable por la sombra que proporcionaban.
Tras un suave ascenso, llegamos al primero de los tres miradores seguidos con que nos topamos. El primero lo anunciaban con mucho bombo, es amplio y está muy bien preparado con barandillas de madera, pero los árboles deslucían un tanto el panorama; así que no nos entretuvimos demasiado. Se contemplaban vistas bastante mejores desde la propia carretera, allí donde podíamos esquivar las copas de los árboles, eso sí. Pero el agua tenía un color… ¡Qué bonito! Con esos colores se perdona todo, hasta las abigarradas edificaciones de la línea costera parecen diluirse en contrate con el mar.
Un nuevo panel explicativo nos contó la leyenda de una brecha en una gran roca (el Puig Campana), que yo ya había observado varias veces desde la N-322 y que, sin saberlo, había relacionado con la famosa Brecha de Roland, en los Pirineos. Y, sí, se trata del “Tajo de Rolando”, el mismo Rolando, en efecto. Según se cuenta, el comandante de Carlomagno llegó a estas tierras y se enamoró de una doncella. Pero la historia de amor se truncó a causa de un maleficio que predijo que la joven moriría cuando el último rayo de sol tocara su piel. Rolando, desesperado, subió a la cima y dio un tremendo golpe con su espada para abrir la piedra y prologar el paso de los rayos del sol y, con ellos la vida de su amante. Por supuesto, pese a sus esfuerzos, la noche llegó, lo que produjo la muerte de la chica y la furia de Rolando, quien, roto de dolor, cogió el trozo de roca que había cortado y lo lanzó al mar, creando así la isla de Benidorm. Bueno, bueno. Me encantan las leyendas
Desde este punto pudimos apreciar bien el tajo en la montaña, de la que veíamos su silueta en sombra. Sin embargo, es mucho mejor la foto que capté desde la carretera, ¿verdad?.
Según íbamos subiendo, los árboles iban quedan a nuestros pies y las panorámicas, al abrirse y extenderse, resultaban magníficas. Y, sí, soy un poco pesada, pero ¡qué colores más bonitos tiene el Mediterráneo cuando está bañado por el sol!
Justo antes de entrar en un túnel, apareció a la izquierda, un estupendo mirador, con otro panel informativo informándonos de las cimas pétreas que podíamos admirar sin ningún problema en aquel estupendo día, luminoso y completamente despejado. Se apreciaba casi con todo detalle la Iglesia de Altea y, por si fuera poco, a la derecha del todo, se distinguían perfectamente Calpe y el Peñón de Ifach.
Un nuevo panel informativo nos contó que el túnel y la pista que estábamos recorriendo se construyeron en 1961, pues el camino anterior que utilizaban los fareros desde 1863, cuando se construyó el faro, era una senda recóndita y muy peligrosa incluso para los animales de carga. Al parecer, aún se conservan en algunos puntos las marcas de los taladros que se hicieron con barrenos para introducir los explosivos que se utilizaron para dinamitar las rocas.
Seguimos en ascenso y, poco después de pasar el túnel, ya fuimos capaces de vislumbrar la Barreta de les Mines y el Faro, en lo alto de un acantilado, a cuyos pies aparecía una cala tan escondida que apenas conseguíamos localizarla.
Continuamos ganando altura, ahora por la zona de solana con muy poca agua, donde la vegetación era sobre todo de matorral, con espartales y tomillares, así como lavanda y un endémico rabo de gato.
La carretera dio un pronunciado giro a la izquierda, que nos hizo poder contemplar el camino que habíamos traído dibujado en la montaña y tener el faro ya casi de frente. Las vistas seguían siendo fantásticas hacia Calpe y el barranco, junto al cual vimos un sendero que anunciaba la bajada a la cala que habíamos venido observando.
De nuevo con la pista flanqueada por los pinos, llegamos hasta unas antiguas minas de ocre rojo que estuvo en funcionamiento entre mediados del siglo XIX y principios del XX. Entre los restos que se conservan están la boca de la mina, los alojamientos del capataz y los pilares que soportaban los raíles por donde iban las vagonetas que transportaban el mineral a la orilla, desde donde era transportado por barcas a navíos más grandes en la bahía. El ocre es una mezcla de arcilla y óxido de hierro utilizado como pigmento desde tiempos muy antiguos.
Un poco más adelante, vimos unas escaleras que subían hacia la izquierda, anunciando el Mirador dedicado a Alfonso Yébenes Simón, investigador y divulgador de la geología de la Serra Gelada. La verdad es que nos quedamos un tanto fríos porque esperábamos ver la línea costera hacia Benidorm, pero solo se aprecia la caída vertical de un acantilado cerrado por una gran roca.
Por enésima vez nos encontramos con un panel explicativo, referido en esta ocasión a las atalayas que se construyeron en los puntos elevados para prevenir los ataques de piratas y corsarios que amenazaban estas tierras entre los siglos XVI y XVIII. La Torre Bombarda de este lugar fue destruida en tiempos de la Guerra de la Independencia contra los franceses, aunque todavía se conservan los basamentos de mampostería maciza. En los alrededores también se encuentra un antiguo aljibe.
Apenas nos quedaban cien metros hasta el Faro de la Punta de l’Albir, pero bastante empinados. En la verja de entrada figuran sus características, entre ellas sus 8 metros de altura, una elevación de 112 metros y un alcance de 15 millas náuticas. Aunque prohíbe el paso a toda persona no autorizada, esto no es así ya que en el interior del faro se encuentra un Centro de Interpretación con entrada gratuita, cuyo horario de apertura no nos coincidió.
Desde esa parte tan elevada, podíamos contemplar unas panorámicas espléndidas mientras otro panel nos comentaba el proceso de formación de los altos acantilados de la Serra Gelada.
Detrás del faro hay un gran mirador, adonde daba gusto asomarse por la sombra y por el viento fresquito que convertía en una delicia el asomarse al mar mientras leíamos en otro panel la presencia en estas aguas de algunos de los escasos ejemplares de Delfín Mular que habitan en la Península Ibérica, siendo este faro un enclave excepcional para su observación.
Y ya solamente nos quedaba el camino de retorno, cómodo y casi todo cuesta abajo, aunque en algún punto notamos demasiado la incidencia del sol. Bonita ruta para, entre otras cosas, contemplar todas las fantásticas gamas de azules de nuestro Mar Mediterráneo.
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Forau d'Aiguallut y Coll de Toro, Benasque (Huesca).Caminata imprescindible en Benasque. El destino principal es el Forau d'Aiguallut, pero se puede continuar hasta el Coll de Toro. Después del confinamiento, decidimos preparar unas vacaciones nacionales de dos semanas, dando preferencia a destinos de naturaleza, alejados en lo posible de las aglomeraciones y en los que pudiésemos librarnos también en lo posible del calor. Con tales requerimientos, no fue difícil elegir el destino: los Pirineos. En el itinerario, incluimos dos días en el Valle de Benasque, una de las zonas más bonitas del Pirineo aragonés, pero que conocíamos muy poco pese a haber hecho alguna incursión por allí en el pasado.
Situación de nuestro destino en el mapa peninsular según Google Maps.
A la hora de buscar rutas de senderismo, encontramos varias opciones muy interesantes, aunque la recomendación unánime para una primera visita por la zona era el Forau de Aiguallut, que prometía una cascada espectacular y unos paisajes impresionantes en una caminanta en principio sencilla y no demasiado larga. Además, la excursión se podía ampliar hasta el Coll de Toro. Y eso fue lo que hicimos. Pero iré por partes.
Para hacer la ruta, desde nuestro alojamiento en Benasque nos dirigimos en el coche hasta los Llanos del Hospital, un trayecto de poco más de 17 kilómetros por la carretera A-139, que ya nos fue mostrando unos paisajes preciosos, con moles rocosas de más de 3.000 metros que incluyen al Aneto, cascadas, bosques y el curso del río Ésera. De camino cruzamos a pie la Presa de Benasque, en el Embalse del Paso Nuevo, que nos ofreció otra panorámica de postal y la impactante imagen de la suelta de agua a modo de imponente y fotogénico chorro.
En Llanos del Hospital hay un gran aparcamiento en el que tuvimos que dejar el vehículo, ya que en época veraniega y en momentos de gran afluencia turística no se permite a los particulares utilizar la pista que asciende hasta el lugar llamado La Besurta, de donde parte la caminata hacia el Forau d’Aigualluts . Recorrido desde Benasque en Google Maps.
Una vez en Llanos del Hospital, durante esos periodos, las opciones son subir caminando (existe un sendero que evita la pista asfaltada) o tomar el autobús que conduce hasta la Besurta y que sale con una frecuencia de entre veinte minutos y media hora. Cuesta 4,5 euros por persona ida y vuelta, aunque también es posible hacer solamente uno de los trayectos. La decisión depende de cada cual, pero nosotros tenemos claro que, excepto en ocasiones especiales, donde sube un vehículo, preferimos no ir a pie. Así que decidimos tomar el autobús y ahorrarnos dos horas de caminata, una hacia arriba y otra hacia abajo. Ese tiempo, con su consiguiente ahorro de fuerzas, lo emplearíamos en alargar la ruta hasta el Coll de Toro, una posibilidad que nos comentaron en la caseta de información turística de Llanos del Hospital, donde nos facilitaron un completo mapa de la zona y todo tipo de información. Igualmente nos pusieron los dientes largos con otra ruta de lo más sugerente que lamentablemente no nos daría tiempo a realizar: el Portillón de Benasque y el pico Salvaguardia. De modo que nos queda pendiente para otra ocasión.
Ya en el área de la Besurta, que cuenta con un bar donde venden bebidas y preparan bocadillos, empezamos la caminata. Junto con Ordesa (en su acceso por Torla) fue el lugar en el que más gente nos encontramos a lo largo de nuestro periplo por los Pirineos, aunque en ningún caso resultó masivo o agobiante ni mucho menos y pudimos mantener las distancias de seguridad sin ningún problema. Supongo que en otros veranos menos complicados, este recorrido en ciertos momentos casi podría llegar a convertirse en una romería, con lo cual mejor evitar los picos de máxima afluencia turística (fines de semana, por ejemplo) para disfrutarlo en todo su valor . Datos de la ruta. Solamente de ida. Hay que sumarle el retorno por el mismo camino. Forau d’Aiguallut desde la Besurta. Distancia: 2 kilómetros. Duración: 45 minutos. Desnivel: 110 metros. Dificultad: fácil. Coll de Toro desde Forau d’Aiguallut. Distancia: 2,5 kilómetros. Duración: 45 minutos (mejor calcular un cuarto de hora más a la ida, al menos en nuestro caso fue así). Desnivel: 150 metros. Dificultad: fácil/media. En total, la caminata completa desde la Besurta hasta el Coll de Toro, ida y vuelta, supone unas tres horas largas (mejor calcular tres horas y media) con paradas aparte. Si se quiere subir desde Llanos del Hospital, habrá que sumar mínimo dos horas más.
Caminando hacia el Forau d’Aiguallut. El trayecto en el autobús ya nos dio una pista del precioso paisaje que íbamos a surcar y desde las montañas se sucedían las chorreras que se deslizaban desde las alturas. Una vez en el aparcamiento, vimos un bar, donde preparaban bocadillos. Así que decidimos no ir cargados, llevar solamente agua y comer a la vuelta. Teóricamente nos daba tiempo de sobra; sobre todo teniendo en cuenta que, en principio, no habíamos planeado seguir hasta Coll de Toro. Enseguida, el panorama de los bosques de pino negro nos trajo el remoto pero querido recuerdo de la infancia en forma de la famosa caja de pinturas de colores “Alpino”.
El sendero se veía claro, fácil y sin posibilidad de pérdida, además de por los indicadores, por el reguerillo de personas que lo seguían. Como he mencionado, este fue uno de los pocos lugares donde vimos mucha afluencia de gente, que nos ayudaba a no olvidarnos tanto de que estábamos en verano como de la pandemia, ya que durante unos minutos tuvimos que seguir portando la mascarilla. Luego, conforme el personal se iba dispersando, ya no fue necesario.
Dejamos a la derecha una bonita cascada y continuamos por un camino que no dejaba de picar hacia arriba. Volver la cabeza hacia atrás nos permitía gozar de unas vistas cada vez más sugerentes, con la redondeada cresta del que creo que se trata del Pico Salvaguardia, que se mantenía como espectador constante de nuestra caminata. Y cuando empezamos a vislumbrar los glaciares, el paisaje se convirtió en una hermosa postal.
Tras un cuarto de hora, llegamos a la parte, digamos, menos fácil de la ruta, con un ascenso a través de piedra rota, que de todas formas no tenía mayor complicación, dado que el suelo estaba seco. A lo lejos se nos empezaba a mostrar lo que nos aguardaba más delante, animándonos a proseguir la marcha y llegar cuanto antes. Mientras tanto, en el cielo azul las rapaces nos vigilaban atentamente, sobrevolando nuestras cabezas.
Unos diez minutos después, alcanzamos la pradera y el camino se volvió prácticamente llano, desde el que ya podíamos casi adivinar la mota espumosa a la que nos dirigíamos. Pero la impresión que nos llevamos al verla no se puede describir con palabras, ni siquiera con fotos, al ver el “forau” por primera vez. Se trata de un lugar idílico, que atrae sin remedio y que obliga a permanecer unos minutos mirándolo, atraídos sin remedio por una montaña retorcida en su punta como un pirindolo, los glaciares y la punta del Aneto en lontananza enmarcando las garras de agua retorcidas entre los pinos.
Y a nuestras espaldas, una inmensa pradera verde. Forau significa hoyo o agujero. Nos encontrábamos frente a la impetuosa cascada que, desde lejos, parece surgir de la nada, en medio de un bosque, y que se desparrama entre las piedras, en un enorme flujo de agua (río Barrancs) que surge del deshielo de los glaciares del Aneto y que se precipitan hacia una sima kárstica (el forau), donde desaparecen como por arte de magia y discurren de modo subterráneo para resurgir algunos kilómetros más adelante en otro valle, el de Arán, formando la bonita –y que tanto me cuesta escribir- cascada de Uelhs deth Joeu, ya en la vertiente atlántica, en el Garona, siendo las únicas aguas del Pirineo Aragonés que no desembocan en el Mediterráneo a través del Ebro.
Hay un par de miradores con protecciones de madera desde los que se puede apreciar el lugar donde se pierden las aguas. Y, resistiendo el poder hipnótico de la cascada, fuimos a asomarnos a ambos, algo muy recomendable.
Continuamos después hacia la estruendosa cascada, cuyo máximo esplendor puede contemplarse muy de cerca desde varios miradores que conforma el propio camino. En algún sitio he leído que a este lugar se le denomina “la montaña mágica”; y tienen razón, porque el sitio es precioso, casi imposible de definir.
Tras decenas de fotos por delante y por detrás, que por todas partes es bello y nunca harán honor al original, seguimos adelante hacia la pradera. El río frío y manso antes de precipitarse en cascada nos ofreció otras bellas panorámicas de un verde intenso, con las picudas montañas, el Aneto y los glaciares de frente. Un lugar propicio para hacer un alto y descansar.
Aquí es donde la mayor parte de la gente termina la excursión y se da la vuelta. Sin embargo, hay otras posibilidades, entre las que nosotros escogimos la más habitual: seguir hasta el Coll de Toro (40 minutos decía el cartel, aunque luego fueron algunos más).
Caminando desde el Forau d’Aiguallut al Coll de Toro. En primer lugar, decir que, según he podido leer, el nombre de “Coll de toro” se debe a una confusión fonética al traducir su denominación aranesa, lac deth Còth deth Hòro, que significa el Ibón del coll del forau, o traducirse por la laguna del collado del agujero (o del hoyo), por ejemplo.
Dejando a la derecha otra chorrera, cruzamos toda la pradera (plan, llaman por aquí a este tipo de llanuras), superando los pequeños meandros que forma el río, y, nos dirigimos a la izquierda por un sendero casi inapreciable hasta llegar a un arroyo, que cruzamos por un puente para afrontar por el margen contrario el ascenso del Barranco de la Escaleta a través de un camino marcado con hitos. La no muy larga pero abrupta subida, si no difícil, sí que nos resultó muy incómoda porque las rocas rotas, algunas muy afiladas y otras muy desgastadas, obligaban a ir con cuidado, sin descuidarse ni un momento. Por fortuna, el suelo estaba seco y la senda ofrecía pocas dudas.
Al final, en la Molla de la Escaleta, a 2.175 metros, las vistas eran espectaculares tanto hacia delante como hacia atrás, mostrándonos una sucesión de picos a los que lamentándolo mucho no soy capaz de poner nombre.
Tras superar varios tramos de rocas y piedras, por un sendero más cómodo y sin ninguna dificultad, alcanzamos otra gran planicie de hierba con nuevos meandros de menores proporciones, en la que contemplamos varias charcas y pequeñas simas, con el agua apareciendo y desapareciendo por aquí y por allá.
En un punto, el sendero nos hizo torcer bruscamente a la izquierda, para ascender durante unos diez minutos por un camino de tierra y gravilla hacia lo alto de un collado, desde el que pudimos ya divisar la bonita estampa del Ibón del Coll de Toro, junto a cuyas aguas decidimos descansar un ratito.
Panorámica desde lo alto del coll hacia el Aneto.
La vuelta la hicimos por el mismo camino, disfrutando de nuevo de las impresionantes perspectivas que nos habían gustado tanto a la ida. Para finalizar la excursión, tomamos unos bocadillos en el bar de la Besurta.
Preciosa ruta, imprescindible en Benasque, tanto si se continúa hasta el Coll de Toro como si se llega únicamente hasta el Forau d’Aiguallut.
Etapas 49 a 51, total 89
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