Nueva York en Navidad. Diciembre 2019 ✏️ Blogs de USA

Hoy comenzamos el día con un plan un poco más alternativo, nos vamos al barrio de Bushwick. Este barrio era bastante humilde y creo que incluso algunas zonas un tanto peligrosas, pero poco a poco, también presa de la gentrificación como muchos barrios de moda, empezó a recibir artistas y llenarse de street art hasta llegar a lo que es hoy. Aún así, no esperéis encontrar un Williamsburg todavía, pero supongo que se seguirá modernizando en el futuro.

Nos bajamos en Montrose Avenue y lo primero es desayunar, así que nos vamos a una cafetería que habíamos visto recomendada por sus donuts veganos, Dun-Well Doughnuts. No estaban mal pero nos decepcionaron un poco, tal vez demasiadas expectativas. Nos cuesta 15 dólares.


Buscamos información por internet para hacernos una ruta de las calles más importantes, aquí os dejo la imagen.


Aunque tengo que decir que las primeras calles son algo más prescindibles, las mejores zonas son alrededor del metro de Jefferson Street, al menos para nosotros, lo que aparece entre el punto E y G en la imagen. También es cierto que en la primera zona, entre que era temprano y no había absolutamente nadie, y la limpieza era bastante escasa, parecía que estábamos en una ciudad fantasma.



Llegamos a la zona que os comentaba y aunque no había gente, si que hay muchos más graffitis y comercios (aunque la mayoría están cerrados)



Nos encontramos también la imagen del famoso cuadro de Los Cazafantasmas 2, y bastantes graffitis del rapero Notorius BIG, que era de Brooklyn.



También entramos en una especie de mercadillo pequeño, hay zonas que están cerradas pero parecen interesantes, como un “Street art Beer garden”, en el que seguro que habrá ambiente por las tardes.



Queremos seguir explorando Williamsburg, y antes de volver a la zona principal, cerca de donde nos alojamos, aprovechamos los viajes ilimitados en metro para hacer una parada literaria intermedia, la biblioteca pública Leonard Branch, que por si os interesa, es a la que va la protagonista del libro Un árbol crece en Brooklyn, que uno de mis libros favoritos, hay una placa conmemorativa.



Volvemos a Bedford Street, la zona más hipster del barrio, y comenzamos a callejear por la zona, llena de tiendas, casas pequeñas, algún que otro graffiti y cafeterías chulas. De hecho, llevaba anotada una, Butler Cafe, pero resulta que tenía solo una barra fuera porque dentro es una barbería… Hay otra Butler en Dumbo y esa si que tiene mesas dentro.



Esto resultó ser una suerte, ya que decidimos buscar otra, y entramos en una que se llama Martha's Bakery, y ya os adelanto que se ha convertido en nuestra cafetería preferida de Nueva York jeje. Tienen villancicos de Michael Bublé, una decoración preciosa y un mostrador enorme lleno de tartas. Decidimos probar la tarta de calabaza, un clásico americano que ninguno de nosotros había probado nunca, y está… ¡Deliciosa! Además, aunque las tartas no son baratas, vemos que tienen ofertas para desayunar, así que ya decidimos volver a desayunar otro día. Un café, un té y una porción de tarta nos cuesta 16 dólares.


Con la tripa llena seguimos la ruta por Williamsburg para visitar el mercado de Smorgasburg. Este mercado es exterior en verano, y en 2019 lo han hecho también en invierno por primera vez en un edificio cerca del río.

Esta zona está a medio construir, por decirlo de alguna manera, y todo tiene un aire industrial, y hay varios hoteles y bares con azoteas aprovechando las vistas a Manhattan, nosotros no fuimos a ninguna porque hacía frío, pero en verano podéis aprovechar.



Dentro del edificio del mercado, también hay unas vistas muy chulas a Manhattan.



El mercado es pequeño, pero tiene cosas chulas, hay antigüedades, alguna cosa de bisutería, decoración…

Y también tiene zona de comidas, algunas muy típicas de este mercado que yo ya había visto por internet como los cupcakes de pizza o los donuts de spaguetti. Aunque me dio la impresión de que en la versión de invierno hay menos sitios para comer. Íbamos con intención de comer allí, pero con el tema de la tarta no teníamos hambre, así que después de dar una vuelta, decidimos irnos ya hacia Manhattan y comer allí.

De paso que vamos hacia el metro, empezamos a ver un poquito el barrio de Greenpoint, una zona muy residencial y tranquila.



Decidimos comer un Poke, ya que tenemos un sitio apuntado en la calle 43. Se llama Red Poke y la verdad es que está bastante bien, aunque he de decir que posteriormente nos hemos aficionado mucho a esta comida y los he comido mucho mejores. Estos nos costaron 29 dólares.


Después nos vamos a Times Square, en este viaje pasamos bastante de esta zona, pero vamos para para cumplir de noche y de día jeje.


Después empezamos una tarde cargada de Navidad en Bryant Park, es domingo, y se nota en la cantidad de gente que hay en la plaza, hay muchos puestos y en algunos cuesta ver las cosas, yo estoy en caza y captura de unos adornos para nuestro árbol, aunque lo que veo no me convence. Luego llegamos al árbol, el primero de los importantes que vemos, la verdad es que es una preciosidad de árbol, aunque hoy hacerle fotos bonitas es misión imposible.



Damos una vuelta por la zona y nos quedamos un buen rato cotilleando puestos, mirando la pista de hielo…



Me hizo mucha gracia que al cabo de un rato, vaciaron la pista para pulir el hielo, y la pulidora llevaba un cartel que ponía, Powered by Hot Chocolate. Estos americanos no pierden detalle jeje…


Va anocheciendo y la plaza se va poniendo cada vez más bonita, el hecho de que esté a rebosar de gente puede ser incómodo a ratos, pero el ambiente navideño es total.

Para descansar un ratito del frío visitamos una librería que está al lado de la plaza, Kinokuniya, especializada en manga y productos de merchandising japoneses, es muy chula y tiene cafetería.

Teníamos intención de visitar la biblioteca, pero en invierno cierra temprano, a las 5 si no recuerdo mal, así que nos queda pendiente para el último día.

Donde si entramos es en Grand Central, sobriamente decorada pero preciosa como siempre, tenía la idea de que había puestos navideños dentro pero los que encontramos nosotros eran pocos y no había nada interesante.



Después, por fin, vamos a ver ÉL ÁRBOL, por supuesto, el de Rockefeller Center, que desde que vi de muy pequeña Solo en Casa II soñaba con ver.

La verdad es que el primer momento de vislumbrar la zona es como entrar en una película, la fachada de Sacks, los ángeles, la pista de hielo y como corona el árbol… No tengo muchas fotos de este momento porque con la cantidad de gente que había era complicado que salieran bien, pero volveremos varias veces a lo largo del viaje.



Alucinamos con el tamaño, y es que se utiliza un abeto que mida al menos 22 metros de alto, y que esté en los últimos años de su vida, creo que el récord de altura está en los 31 metros, se adorna con 50.000 luces led y se corona con una estrella Swarovski de casi 3 metros de altura, como para no impresionar… Eso sí, al ser domingo es muy complicado moverse, y se nos hace imposible bajar a la zona de la pista de hielo por el colapso que hay. Pero da igual porque la emoción de verlo por primera vez es inigualable.

Después de un buen rato, seguimos caminando hacia el Radio City Music Hall, que también es una fachada mítica, que ya me encantó la primera vez que estuvimos, nos emocionamos por saber que en un par de días estaremos ahí dentro…


Justo enfrente del Radio City hay también dos decoraciones típicas de la ciudad, las bolas rojas y las luces de árbol.



Después de un buen rato paseando por la zona, entramos también al edificio del Rockefeller, donde hay una tienda de la NBC que está cerrada pero a la que fijo que volveremos…

Estamos totalmente agotados, después de unos cuantos kilómetros y muchas emociones, así que decidimos irnos a Brooklyn a cenar. Como os contaba al principio, las obras en el metro se hacen aún más patentes hoy, debe ser por ser domingo y ya algo tarde que tardamos un montón en llegar a Williamsburg, así cogemos comida de un carrito de falafel y nos lo subimos a la habitación. Además cogemos unas bebidas en un supermercado, y ya constatamos que nos hemos adictos al Snapple de melocotón, una bebida sin gas tipo nestea.

Nos vamos a dormir felices y deseando seguir explorando lo que nos ofrece Nueva York.

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El día de hoy la predicción de tiempo es la peor de la semana, y se cumple para nuestro disgusto, ya que está lloviendo bastante, pero hay que ponerle buena cara y que mejor que empezar el día con un bagel…


Desayunamos al lado del metro, dos cafés, un bagel y un muffin por 14 dólares y enseguida ponemos rumbo a Manhattan, hoy tenemos la visita de The Vessel.

La verdad es que no puedo negar que me dio un pequeño bajón al ver que seguía lloviznando y había un cielo totalmente encapotado, pero bueno, es lo que toca, compramos unos paraguas en el Hudson Yards y esperamos usarlos lo menos posible…

El Vessel, a pesar de ser exterior, con la forma que tiene hace que estés un poco resguardado de la lluvia, y lo bueno es que hace bastante menos frío que los otros días, así que nos animamos un poco.

Como os decía en la introducción, la entrada es gratuita pero hay que reservar cita para entrar. Justo en la entrada hay una luz azul en la que te puedes hacer un selfie curioso, y como veis, se ven los edificios, en nuestro caso, se vislumbran entre la niebla…


Empezamos a subir por la estructura del Vessel y la verdad es que es super curioso y fotogénico.



Después de un buen rato recorriendo el edificio de arriba a abajo vemos que para de llover así que bajamos y aprovechamos este rato de alivio para recorrer el High Line.
Este parque, que se construyó encima de las vías del tren que recorrían la zona cuando era un matadero, me encantó la otra vez que estuvimos en Nueva York, así que no podíamos dejar de incluirlo.



Somos muy fans de esta zona y la verdad es que queremos volver a visitarla en verano.



Nos bajamos a la altura de la calle 20 para ver un graffiti que ha hecho el artista Kobra, (tiene varios por Nueva York), encima del Empire Diner, un diner de aspecto muy clásico que ya habíamos visto la primera vez ya que sale unos segundos en Solo en Casa II.


Y fue genial bajarse en esta calle, ya que nos topamos de casualidad con el hotel The High Line, que tiene una decoración preciosa de Navidad, no tenía ni idea la verdad, además tienen una cafetería dentro de un autobús de dos pisos londinense…



A mi Chelsea me encanta, he leído en muchos diarios que, puestos a pensar en vivir en Nueva York sin que el dinero fuera un problema, elegirían el Greenwich Village, pero yo sin duda en Manhattan me quedaría con Chelsea, ese aire inglés con el rollo urbano de Nueva York me alucina y es de mis zonas preferidas de la ciudad.


Volvemos a subir al parque para seguir hasta el final del recorrido.



La lluvia nos ha ido respetando hasta ahora, pero como vuelve a llover un poquito aprovechamos para visitar dos mercados que hay al final del High Line, el archiconocido Chelsea Market, que era antigua fábrica de galletas y ya habíamos visto en nuestra anterior visita y, el Gansevoort Market, no tan conocido y que no habíamos visto la otra vez. Al lado se encuentra un edificio que se conoce como el Little Flatiron, ya que tiene la misma forma.


El Gansevoort Market es muy bonito, eso sí, es pequeño y sólo tiene puestos de comida, como es muy temprano y no tenemos hambre terminamos rápido la visita.


El Chelsea Market si tiene alguna tienda, entre ellas una librería muy chula en la que nos tiramos un buen rato. El mercado no es que tenga muchísima decoración navideña, pero la que hay es bonita.



Aprovechamos también para tomarnos un café y descansar un poco.

Nos apetece comer hamburguesa, así que decidimos ir caminando hacia Union Square, ya que vamos a ver algunas tiendas en la zona por la tarde, y como hay un Five Guys cerca queda adjudicado.

Pasamos por algunas calles con mucho encanto antes de llegar.


Vamos paseando hacia Union Square y vuelve a llover un poco, así que enseguida nos vamos a comer. Habíamos probado Five Guys en Madrid y nos había gustado mucho, así que vamos sobre seguro, la verdad es que está muy buena la hamburguesa, y me cuesta decidir entre Shake Shack y Five Guys, pero por cantidad casi me quedaría con esta última, para mi el mayor defecto de las del Shake Shack es que son muy pequeñas. Todo cuesta 30 dólares.


Después de comer, como el tiempo sigue bastante lluvioso nos dedicamos a visitar unas cuantas tiendas que hay en los alrededores, la librería The Strand, la tienda friki de Forbidden Planet, el Barnes and Noble… La verdad es que a nosotros en este tipo de tiendas se nos pasa el tiempo volando.

La tarde no mejora así que armados con nuestros paraguas nos acercamos para ver el Madison Square Park, ya que en esta plaza tenemos un árbol, el edificio Flatiron y una exposición artística temporal.

Al llegar a esta zona, tenemos más que nunca la sensación de estar en Gotham, una oscuridad que hace que parezca que todo está blanco y negro, niebla, lluvia…


La pena es que el edificio del Flatiron está en obras, así que está tapado y sin luz y no luce nada al ser de noche, la exposición que hay debajo es bastante curiosa.



El árbol de la plaza es muy bonito también, si venís de día, los edificios de esta plaza son muy chulos.


Desandamos el camino para volver a Union Square y visitar su mercadillo navideño, con la que está cayendo apenas hay gente pero es precioso.



Aquí por fin encontramos unos adornos para el árbol que nos gustan, os recomiendo venir aquí porque me parecieron muy chulos y me costaron los dos 10 dólares, mientras que en Bryant Park llegue a ver algunos, para mi gusto bastante horteras, por 15 o 20 dólares. Mientras elegimos, empieza a caer el diluvio universal y nos ponemos pingando… Aún así, antes de subir al metro, paramos a comprarnos una Apple Hot Cider, algo parecido al Mulled Wine que se toma en Europa en Navidad, aunque nos gusta más esta versión la verdad.

Cogemos el metro, aunque solo sean un par de paradas, para ir a Herald Square y seguir con las compras… Entramos en un GameStop que tiene un montón de cosas frikis, por si os interesa está enfrente de Macy’s.


También vuelvo a pecar en el Victoria Secret y finalmente vamos a Macy's a ver un poco la decoración que tienen. Los escaparates son muy chulos y algunos de ellos son interactivos, no dejéis de pasaros por aquí si venís en Navidad.


El plan para hoy era cenar en alguno de los múltiples restaurantes del Lower East Side que tenemos anotados, pero la verdad es que día de lluvia ha roto un poco los planes y no nos apetece movernos otra vez, así que vamos a un japonés al lado de Macy’s que tenemos apuntado, el Izakaya Mew.

Tenemos que esperar unos 30 minutos, pero puedes esperar sentado en el bar así que no hay problema, esta es la única cola para comer que hemos hecho este año en Nueva York, no sé si fue suerte o que la vez anterior fuimos a sitios más típicos. El restaurante es super chulo, pero la comida nos decepciona un poco para la nota que tenía el restaurante, no es que estuviera malo pero nos esperábamos bastante más. Tomamos gyozas, tonkatsu y ramen y pagamos 34 dólares bebiendo agua, así que caro no es la verdad, y más teniendo en cuenta que está incluida la propina.



Nos vamos a Brooklyn después de un día, aunque lluvioso, muy bien aprovechado.

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Amanece un nuevo día en Nueva York, y aunque está un poco gris, en principio no lloverá tanto como ayer.

Hoy nos apetece darnos un desayuno contundente, y aunque la idea era ir a tomar tortitas a Clinton St Bakery, un sitio bastante famoso por sus tortitas precisamente, descartamos la idea por varios motivos, el primero que no cobran con tarjeta y andamos con poco efectivo, y segundo que nos queda bastante a desmano con el metro, y teniendo en cuenta el tiempo que ya nos lleva llegar a Manhattan por el tema de las obras, decidimos cambiar por un IHOP que nos queda muy cómodo. IHOP es una cadena que hay en varios lugares de USA, en la que también la especialidad son las tortitas, estaban buenas, pero tampoco fueron nada del otro mundo la verdad, me arrepentí un poco de no ir a Clinton, que además era caro pero este no se quedó atrás, nos costó 37 dólares, eso sí, es contundente.


Después del desayuno, volvemos al metro para ir al Downtown, donde vamos a pasar la mañana.

La primera parada es la estación Occulus, que en nuestra primera visita estaba en construcción, es curiosa de ver aunque tampoco es imprescindible, la decoración navideña tampoco es mucha cosa.



Después damos una vuelta por la zona donde se encontraban las torres gemelas y echarle un vistazo al One World, cuando nosotros estuvimos en 2015 estaba terminado pero aún no se podía subir al mirador, nos planteamos subir en esta ocasión, pero al final tampoco quisimos apretar más el itinerario.



Pasamos también por Wall Street y ver su árbol de Navidad, que es bastante bonito por cierto, aquí enfrente del edificio de la bolsa también encontrareis la estatua de la niña sin miedo.



Después vamos a una zona que no habíamos visto en nuestra primera visita, el South Seaport District, en el antiguo puerto de Nueva York. Antes de llegar a la zona principal del barrio, ya veréis hay calles muy fotogénicas y lo cierto es que no tienes la sensación de estar en Manhattan.

También tenéis una foto curiosa en una esquina, donde se encuentra Delmonico’s, uno de los restaurantes más antiguos de la ciudad, en que confluyen 5 calles y si miráis hacia arriba veréis esta curiosa estampa.


En las zonas cercanas a este rincón os encontrareis las características calles empedradas y con cierto aire británico.



Callejeando llegamos al Pier 15, y por lo que se en esta zona, hasta el Pier 17 se organizan mercados, hay bares… Incluso en la pandemia cuando empezaron a relajarse las restricciones, montaron aquí un cine al aire libre que era una pasada. Como es por la mañana no hay movimiento pero aprovechamos para hacer algunas fotos con vistas al puente de Brooklyn.


Seguimos caminando y cogemos Fulton Street, ya que tenía marcada esta zona por ser las que mejor conservan el encanto histórico de esta zona, ya que muchos de los edificios están restaurados preservando el aspecto original.

Aquí nos encontramos con una sorpresa, ya que hay una placita que nos pareció preciosa, con árbol incluido, y una librería que tuvo el honor de convertirse, ex aequo con The Strand, en mi librería favorita de Nueva York, McNally Jackson, yo llevaba anotada esta librería, pero estaba en el Soho, no sabía que tenía más sucursales. Y me encantó porque era preciosa, sencilla y super acogedora, tiene cafetería por cierto.



Seguimos el recorrido por esta zona que nos está sorprendiendo muy gratamente, y al lado de la plaza no os perdáis la fachada de Bowne Printers y Bowne & Co Stationers. Que son una recreación de una imprenta tradicional y una tienda de regalos.


Terminamos la visita a esta zona muy satisfechos, si tenéis tiempo no dudéis en incluirla, tal vez si vais por la tarde habrá más ambiente, pero a nosotros también nos gustó disfrutar de su encanto casi en soledad.

Nuestra siguiente parada es, como no, una tienda friki, y es que aquí al lado hay una sucursal de Midtown Comics, así que no desaprovechamos la ocasión de pasar un rato curioseando.

Después cogemos el metro y nos vamos a la zona del Bowery, empieza a lloviznar así que paramos para descansar un poco y tomar un café.

Después paseamos un poquito por esta zona, visitando algunas tiendas frikis, como Videogames New York y Toy Tokyo, y también el mercado de comida del Bowery, aunque yo pensaba que era grande y realmente son 3 sitios…



El potente desayuno hace que no tengamos demasiada hambre, así que aprovechamos para comer más ligero, pero no por ello menos rico…

Los bagels son un vicio para mi y cualquier ocasión es buena para tomar uno, probamos el everything bagel, que lleva todos los toppings, y relleno de queso y salmón. La comida cuesta 16 dólares.


Después nos vamos al Midtown, y es que hoy nos toca musical. Vamos a ver a las Rockettes en el Radio City Music Hall. ¡Qué emoción!

Aprovechamos para hacernos algunas fotos con más luz y enseguida nos ponemos a la cola. Aunque hay mucha gente todo es muy rápido y enseguida nos encontramos dentro.



El edificio por dentro es muy bonito, y engalanado de Navidad todavía más, nos damos una vuelta por el vestíbulo aunque al final no compramos nada porque los precios de los snacks y las bebidas son bastante abusivos. Además ya nos llevamos de recuerdo las gafas 3D que te dan para el principio del espectáculo jeje.



Pasamos a nuestros asientos y la verdad es que se ve bastante bien, aunque nosotros somos bajos y justo delante se sienta una persona bastante alta pero bueno, vemos bien de todas formas. Por cierto, no se pueden sacar fotos ni videos una vez que empieza la función.

Prefiero no contar mucho porque es mejor no saber nada, pero lo disfrutamos un montón, las coreografías son una pasada, si vais en Navidad no os lo perdáis. He de reconocer que se me cayó alguna lágrima de emoción y salí bailando del Radio City.

Pocas cosas más Navideñas hay que salir de ver el espectáculo de las Rockettes y luego ir a ver el árbol del Rockefeller Center, así que eso es lo que hacemos. Eso sí, antes paramos en la oficina del Top of The Rock, ya que aunque tengas las entradas compradas hay que coger una hora, no recuerdo qué hora exacta cogimos pero fue sobre las 15:30 para tener tiempo de sobra para verlo de día y de noche.

Aprovechamos la ocasión para entrar en la tienda de la NBC, hay cosas chulas pero al final nos vamos con las manos vacías.

Hoy al ser día de semana sí que se nota menos gente en la zona del Rockefeller Center y podemos llegar bien hasta la pista de hielo.



Después de un rato haciendo fotos, decidimos ir hasta Central Park para hacer otras 3 visitas Navideñas, pero antes paramos en un sitio que teníamos muchas ganas de probar. Si habéis visto Seinfeld, sabréis de qué hablo. “El nazi de la sopa” es un pequeño local de sopas que se encuentra por el nombre de The Original Soup Man en la 55 con la octava avenida, y se hizo famoso gracias a la serie. Sólo tiene para llevar y además cierra pronto, a las 8 de la tarde. Ya lo habíamos visto la primera vez que vinimos a Nueva York pero no habíamos probado la sopa.



Dejando aparte el momento friki, las sopas están buenas, cuestan entre 6 y 8 dólares las individuales y vienen con un trozo de pan, un bombón y una fruta, seguro que si volvemos a Nueva York probaremos más ya que somos bastante soperos. Nos la tomamos en unos banquitos que hay cerca aprovechando que la temperatura es relativamente agradable.


Después seguimos hasta Columbus Circle para entrar en el centro comercial para ver ver las famosas estrellas de decoración que cuelgan del techo, y de paso hacemos una parada para el baño jeje.


La siguiente parada era el mercadillo Navideño que se encuentra precisamente en Columbus Circle, pero ya ha cerrado, y es que ya pasa de las 8, así que lo dejamos pendiente para mañana.

Vamos hacia la última parada, que es nada menos que el árbol del hotel Plaza, que por supuesto sale en nuestra querida Solo en Casa II, y la verdad es que es uno de los más bonitos, aunque me doy cuenta de que al final esto lo digo de todos jeje… Tenemos la suerte de que por primera vez un chico nos hace unas fotos geniales con el árbol, ya sabemos que cuando se pide hacer fotos es una lotería, pero podéis juzgar vosotros mismos…


Todo el vestíbulo del Plaza es maravilloso la verdad, no os lo perdáis.



Aprovechamos para ver también los escaparates de varias tiendas contiguas de la 5ª avenida, como el de Bergdorf Goodman aunque no me parece tampoco muy destacable.


Empieza a llover un poquito y además estamos bastante cansados, así que decidimos irnos para el hotel y comprar algo en el supermercado de al lado para cenar. Nos vamos a dormir muy felices con la Navidad en vena, y además mañana es un día muy especial para nosotros…

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