MÉXICO 15 DÍAS ✏️ Blogs de Mexico

Uno de los Cenotes de los que más habíamos oído hablar antes de ir a México, es el Gran Cenote, es el más "famoso" de Tulum y hoy comprobaremos si es tan impresionante como dicen.

El día amanecio lloviendo mucho, desayunamos con calma a ver si paraba, y esperamos un rato hasta que aflojó un poco y decidimos salir, pensábamos ir en bici pero como el tiempo estaba raro y teníamos que devolverlas temprano decidimos ir por la tienda y entregarlas antes de irnos al Cenote. Para ir al cenote teníamos que coger la camioneta que va a Cobá, el problema es que no la utiliza mucha gente y ellos esperan a llegar a unas 6 personas para salir, por lo que perdimos casi una hora esperando que saliera, costo 20 pesos el trayecto y eran 5 kilómetros o sea que en 10 minutos estábamos ahí.
La entrada al cenote cuesta 300 pesos, al igual que con el Cenote Calavera nos dijeron que hace unos meses costaba la mitad de lo que cuesta ahora, es un poco caro en comparación con todos los demás cenotes que hemos conocido.

Al entrar lo primero que hay que hacer es ducharse, bajamos las escaleras y ya estaba el cenote, impresiona mucho al verlo el agua es de un color azul súper bonito, con una decoración muy cuidada con plantas y puentes.
No hay mucho sitio donde dejar las cosas, ni donde sentarte alrededor del cenote, nosotros dejamos las cosas en un lado y nos metimos a disfrutar de esta maravilla.
A la izquierda tiene una cueva cerrada con el techo lleno de picos, luego tiene una parte abierta con rocas debajo y tortugas pequeñas nadando alrededor de la gente, acaba esta parte en un tipo muelle.


Luego nos metimos por el otro lado, empieza en una cueva abierta tipo un túnel que acaba en una zona abierta con el suelo de arena, que hace que el agua se vea muy clarita y transparente. Esta parte es la más fotogénica, tiene unas barandillas muy bonitas de madera, varios árboles que lo rodean y el agua apenas nos llegaba a la cintura. Por suerte no había mucha gente y pudimos meternos varias veces, disfrutarlo mucho y sacar muchas fotos.


Fuimos a comer a la zona de césped de la entrada que hay una palapa con mesas y sillas, habíamos llevado comida y fue un acierto porque no había nada para comprar ahí.

Después de comer empezó a llover muchísimo, nos resguardamos en unas palapas pequeñas que habían al otro lado del cenote, pero después de casi una hora al ver que no iba a parar decidimos irnos a la entrada en busca de algún transporte que nos devolviera al centro. Nos dijeron que ya no pasaban camionetas y la única opción que quedaba era coger un taxi. Preguntamos a un taxista que estaba ahí aparcado y nos dijo que nos llevaba por 150 pesos, compartimos el taxi con un chico que estaba ahí y nos costó a 50 cada uno.

Pensábamos ir a algún otro sitio este día pero como el tiempo estaba malo, no pudimos hacer mucho más. Las calles estaban inundadas, el agua cubría las aceras, así que fuimos al súper a comprar algo para cocinarnos en el Hostel así no teníamos que volver a salir si volvía a llover como antes.

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Elegimos Valladolid dentro de nuestro itinerario por ser el pueblo más cercano a Chichén Itzá, cogimos el primer bus desde Tulum a Valladolid, con la compañia Oriente, cuesta 110 pesos y tarda 1 hora y media aproximadamente.
Nuestro Hostel quedaba a un par de calles de la Terminal de autobús, dejamos las mochilas y salimos a recorrer.
El pueblo nos sorprendió gratamente, es muy bonito, con casitas de colores y las calles con un estilo colonial, además es el primer sitio de los que estuvimos que era como muy local y con apenas unos pocos turistas.
Primero visitamos la catedral que es enorme y muy llamativa, se ve desde todas partes y nos servía como punto de referencia cuando estábamos medio pérdidas, ya que las calles parecen todas iguales.


Frente a la Catedral hay una plaza enorme también llena de bancos, donde se llena de gente por la tarde y noche, hay puestitos que venden todo tipo de cosas dentro de la plaza.

Recorrimos las calles que están alrededor, llenas de tiendas y gente, para lo pequeño que es el pueblo, estaba muy animado, puede ser que porque era fin de semana.
Luego de la vuelta de reconocimiento por el pueblo fuimos al mercado que esta justo en frente a la plaza, esta muy bien tiene montón de puestos de comida y a buen precio, puedes comprar lo que quieras y sentarte en las mesas que están en el centro. Nos pedimos un mix de carnes que nos recomendaron en un puesto, que vienen con las tortillas de los tacos y en otro puesto nos pedimos arroz para acompañarlo, estaba muy rico todo.

Desde aquí nos fuimos al Cenote Zaci que esta muy cerca del centro, nos lo habían recomendado, es el más barato de todos los cenotes en los que estuvimos, cuesta solo 30 pesos la entrada y es de los más espectaculares, no tiene nada que envidiarle a los demás.
Bajas unas escaleras y después de una cueva te encuentras el cenote visto desde arriba, es increíble el agua de un color verde intenso, cubierto la mitad por una cueva y la otra parte abierta, lleno de vegetación alrededor.


Hay que bajar muchos escalones para llegar al cenote, una vez abajo hay algunas rocas y bancos donde puedes dejar las cosas para bañarte. Hacía muchísimo calor, así que dejamos las cosas y lo primero que hicimos fue bañarnos, el agua estaba muy fría, nos metimos un par de veces y sacamos muchas fotos. Pero al salir las zonas donde puedes sentarte y apoyar las cosas estaban llenísimas de gente, por lo que después de un buen rato disfrutando del sitio, nos fuimos otra vez al centro, suponemos que había mucha gente por ser domingo también.

Nos compramos por el camino un café y un pastel de dulce de leche y volvimos a la plaza central a comerlo en sus bancos, como unas locales más.

Seguimos recorriendo por la Calzada de los Frailes, una calle peatonal preciosa muy colorida y con farolitos de estilo colonial.


Por esta calle se llega al Convento de San Bernardino, ahí se encuentran las letras de Valladolid, con pinturas muy originales y coloridas, detrás se encuentra el convento muy bonito también.


Volvimos al Hostal a ducharnos y salimos otra vez a cenar al Mercado que nos había gustado mucho. En esta región hay toque de queda, nos dijeron que era a las 11.30 de la noche, pero no andaba casi nadie por la calle, así que comimos algo y nos fuimos a dormir temprano.

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Este día lo habíamos reservado para una de las visitas más esperadas del viaje, para Chichén Itzá, al llegar nos enteramos que estaba cerrado por tres días a causa del equinoccio, al entrar la primavera ocurre un singular efecto de luz. Al atardecer, debido a la posición de la Tierra respecto al Sol, se proyectan sombras sobre la cara norte de la Pirámide de Kukulcán. Según cuentan: "Comienza a vislumbrarse como desciende la Serpiente Emplumada en Chichén Itzá hasta tocar la cabeza en la base de la pirámide que representa al Dios Kukulcán". Por la gran afluencia de público que se concentra cada año en estas fechas, decidieron cerrarlo este año con motivo del Covid.

A nosotras nos tocó cambiar la visita para el próximo día, ya que no queríamos irnos de Valladolid sin conocer esta maravilla.

Decidimos dedicar este día a conocer algunos cenotes, primero iremos temprano al Cenote Ik Kill, para encontrarlo con poca gente.
Fuimos en el bus de la compañia Oriente que va en dirección a Mérida, este mismo sirve para ir a Chichén, el inconveniente es que el primero sale a las 9.30 de la mañana. También hay unas camionetas que hacen este recorrido, pero hasta que no consigan varias personas no salen, esperamos media hora y preferimos irnos en el bus que tiene horarios más precisos, aunque no son muy puntuales.

La entrada al Cenote Ik Kill cuesta 150 pesos, esta muy bien de precio para ser el más "famoso" de esta zona. También ofrecen una entrada con comida incluida pero no nos interesaba.
Esta todo muy bien organizado, primero pasas por un sitio donde te dan los chalecos salvavidas y las llaves de las taquillas. Hay que pasar por las duchas y luego ya puedes bajar el cenote, las vistas de arriba impresionan mucho, hay 25 metros hasta llegar al agua y más de 40 metros de profundidad. El agua es de un color verde fuerte y cuelgan muchas lianas desde la parte superior que llegan hasta el agua, todo esto forma un paisaje increíble.


Hay que bajar bastantes escalones, cuando llegas al último tramo, ya el agua te llega por las rodillas, por eso nos recomedaron no llevar ninguna pertenencia, tampoco hay sitio donde dejar las cosas.
El cenote desde dentro es muy espectacular, de los más bonitos que visitamos, es una cueva semiabierta y apenas le entra luz por hueco, el agua desde dentro se ve más oscura, nos bañamos varias veces, sacamos fotos, aunque debo confesar que nunca nos quedaron bien las fotos dentro de los cenotes, es mucho más bonito lo que veíamos que lo que logramos
capturar.


Nos gusto mucho el sitio y tuvimos mucha suerte de encontrarlo con poca gente, creemos que sería porque estaba cerrado Chichén y la mayoría de gente aprovecha para visitar los dos sitios el mismo día.

El siguiente cenote que queríamos visitar es el Oxman, esperamos por fuera de Ik Kill hasta que pasó una camioneta que nos dejó sobre la carretera principal, a 1,5 kilómetros de Oxman, el transporte en Valladolid es bastante malo y tendríamos que hacer este tramo caminando, no es mucho pero hacía muchísimo calor y se hizo largo el trayecto.

Llegamos justo a mediodía y no vimos nada para comprar en el camino, en la taquilla del cenote nos ofrecieron una entrada que incluía comer en el Restaurante por 250 pesos y elegimos esta, costaba solo 100 pesos más que la entrada sola (sin comida) y te dan un vale de 200 pesos para consumir ahí.
Comimos primero, estaba buena la comida y los precios eran razonables, para luego ir a disfrutar del cenote.

Desde fuera el cenote tiene un parecido al Ik Kill, pero es más pequeño y más rústico, no tiene las grandes instalaciones del anterior. La entrada esta un poco escondida, es como un hueco, con una puerta, bajas por unas escaleras bastante estrechas y llegas al cenote, aquí también es obligatorio el uso de chalecos.


Tiene mucho encanto el sitio, había poca gente, unos muros donde puedes dejar las cosas y sentarte.
Tiene lianas colgando de la parte superior de la cueva y lo más divertido del cenote es que tiene una tirolina desde donde te puedes lanzar al agua. Nadie permanece mucho rato dentro de los cenotes porque el agua esta muy fría, pero aquí entre que la gente sube las escaleras se tira por la tirolina y vuelve a salir, estas todo el tiempo en movimiento y entras en calor. El otro espectáculo es sentarte por fuera y ver cómo se tiran y se dan planchazos contra el agua, nos pareció el cenote más divertido y con algo tan sencillo como una cuerda. También se rieron de nosotras seguro, en el primer intento lo hicimos bastante mal, luego fuimos perfeccionando la técnica jeje.


En nuestra opinión la mayoría de cenotes no tienen zonas donde sentrase, ni dejar las cosas, ni entretenimientos (como tirolinas, columpios, etc.) porque quieren que la gente se de un baño y se vaya rápido. Los más concurridos quizás no podrían poner algo así porque se colapsarían aún más. Pero a nosotras personalmente nos gustaron mucho estos cenotes diferentes, que ofrecen algo más que un baño, fueron los que más disfrutamos.

Por fuera del cenote también tienen un tipo bar piscina con bebidas y hamacas paraguayas, no pudimos resistirnos a relajarnos un rato en las hamacas antes de irnos.

Aun nos quedaba un largo camino de más de 4 kilómetros caminando para llegar al centro, ya con el sol cayendo fuimos por el carril para peatones y bicis, no se nos hizo muy pesado el recorrido.
Llegamos a la plaza principal ya de noche y fuimos a uno de los puestitos a comernos una marquesita de nutella y fresa, buenísima como todas las que probamos.

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