![]() ![]() Milán, Bérgamo y un poco de Como en noviembre 2024 ✏️ Blogs de Italia
Relato de un viaje de tres días a las ciudades de Milán, Bérgamo y Como.Autor: Lou83 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (4 Votos) Índice del Diario: Milán, Bérgamo y un poco de Como en noviembre 2024
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Etapas 4 a 6, total 6
30 de noviembre de 2024
Otra vez a las 7:30 saliendo del Biocity Hotel rumbo a la Estación Central para subir a un tren. Está claro que esta escapada no se caracterizará por hacerse el perezoso por las mañanas. Esta vez vamos con menos temores a perder trenes al haber finalizado la huelga general, así que no esperamos a llegar a destino para desayunar. Lo hacemos en el Starbucks de la propia estación… puede que hacerlo en un país tan sibarita del café sea un sacrilegio, pero cada cual tiene sus filias y el Toffee Nut Latte es una de las nuestras. Los 16€ que pagamos por cafés y bollería duelen mucho más que los 11€ que nos cuestan los billetes de tren a la estación de Como San Giovanni. Usamos el Sephora junto al andén para perfumarnos, enseñamos nuestra identificación a los dos miembros de la Polizia que están comprobando la documentación de todo el que accede al tren y subimos a uno de los ya bastante repletos vagones de segunda clase. Por delante nos queda aproximadamente una hora de trayecto hacia el noreste cuyas miradas fugaces por la ventana acompañamos de una tras otra partida de Balatro y Candy Crush en el teléfono. ![]() ![]() Son alrededor de las 9:30 cuando damos con nuestros pies en la ciudad de Como, conocida por el homónimo lago junto al que reposa y que se ha convertido en una inevitable parada para todo turista del norte de Italia. Nuestro plan es hacer una visita rápida a la ciudad y proceder a navegar por el lago en busca de alguno de los pueblos más interesantes de sus orillas, pero más adelante veremos que dicho plan tenía bastantes lagunas. ![]() Tras un desembarco masivo de viajeros en la estación damos nuestros primeros pasos hasta el Duomo de Como, bonito y rodeado de paradas del mercado navideño. Al igual que en Bérgamo, hace más frío aquí que en la “capital del norte”. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Tras atravesar de lado a lado la ciudad alcanzamos la estación del Funicolare a Brunate, una opción cómoda para ganar varios cientos de metros en altura y con ello conseguir generosas vistas a esta parte del lago. Por 6,60€ ida y vuelta accedemos a una modesta estación en la que varios turistas, muchos de ellos españoles, subimos al funicular que 10 minutos después nos deja en la estación superior. Tras descender a pie apenas unos metros, alcanzamos el mirador hacia Como. Guau. Aunque solo podamos ver una ínfima parte del Lago las vistas son espectaculares. Y lo son gracias a que tenemos prácticamente todo Como a nuestros pies. Son perfectamente distinguibles el Duomo, el Estadio Giuseppe Ginigaglia en el que juega sus partidos el equipo de futbol local… y también, por fin, varias cumbres alpinas nevadas. De nuevo coincidimos con una hora en la que el sol no regala la mejor visibilidad posible, pero aún así merece la pena. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Antes de tomar el funicular de vuelta vemos señales del camino a tomar para llegar al Faro Voltiano, ya sea tras un paseo de media hora o mediante un bus lanzadera. Lo descartamos creyendo que necesitaremos todo el margen de tiempo posible para nuestro plan original, siendo una decisión que posteriormente lamentaremos. Consumimos el viaje de vuelta con la única compañía a bordo de un barrendero y, tras ver acercarse el Duomo a través de la ventana izquierda del funicular, nos dirigimos a los embarcaderos. ![]() ![]() Varenna, Lecco, Bellagio y Brienno. Esas eran las cuatro opciones que traíamos apuntadas como paradas interesantes a las que podíamos acceder mediante el sistema de ferries. Y apuntadas quedarán, porque cuando alcanzamos los embarcaderos vemos que nuestros intenciones no van a ser más que eso. Varios motivos nos llevan a abortar la misión de navegar por el Lago Como. El primero y más inmediato, que varios paneles y carteles informan de que muchas de las líneas de ferry están ya agotadas hasta bien entrada la tarde o incluso para todo el día. El segundo, que la cantidad de gente que aguarda su turno en la cola de las taquillas para ver qué trayecto pueden pescar augura pasar aquí mucho rato. Y el tercero, que hemos subestimado la duración de alguno de los trayectos -hasta 2h para alguno de ellos- y con las horas de sol de un solo día de noviembre no parece que vayamos a poder ver gran cosa. En resumen: lo de navegar por el Lago Como es un sindiós y no hemos sido lo suficientemente precavidos durante la planificación. Lo más recomendable para visitar la zona es hacerlo en épocas de más horas de luz natural y pernoctando alguna noche para exprimir el tiempo, pero eso hay que pagarlo. Entre gansos y patos que se dejan fotografiar por los turistas nos sentamos un momento y móvil en mano el plan para la jornada de hoy da un giro de 180 grados. Tenemos claro que regresaremos a Milán en breve, ya que aquí no nos queda mucho más que ver. En Milán, por otra parte, ya hemos visto prácticamente todo lo que queríamos en nuestro primer día de recorrido. Y sin embargo, uno de nosotros es aficionado al fútbol y se da la casualidad de que Milán no solo tiene un estadio y dos de los equipos más emblemáticos de Europa, si no que además uno de ellos juega esta tarde en casa un partido de la Serie A. Entrar en la web del AC Milán y comprobar que las entradas más baratas para el partido contra el Empoli apenas rondan los 20€ son el empujón final que necesitaba. Yo lo tengo decidido, y como L es un amor que lo hace todo fácil decide acompañarme en la experiencia. ![]() ![]() ![]() Compramos nuestras entradas y nos queda por delante algo más de una hora antes de tomar el tren de regreso a la ciudad. La invertimos en dar un paseo, chocolate en mano, hasta el Life Electric, una escultura contemporánea en pleno lago accesible mediante una pasarela. Es un sitio agradable que ofrece vistas a la orilla. ![]() ![]() ![]() ![]() Ahora sí, de regreso a la estación y tras la inevitable parada en una tienda de souvenirs para sumar otro dedal a la colección de mi madre, el tren se pone en marcha a las 12:36 para devolvernos a Milán. Nos acompaña durante el viaje una niña que parece haberse tomado cinco red bulls para desayunar… pero se explica viendo como más adelante los padres son todavía más irrespetuosos con el resto del pasaje hablando a gritos y enseñándose videos en el móvil con el volumen al máximo. Sobra gente. ![]() El inesperado orden del día nos ha llevado a estar de vuelta en nuestro barrio, al mediodía, y con el tema de almorzar todavía pendiente. Pendiente como la cuenta que tenemos en San Giorgio, en el que vimos en la carta un risotto a la milanesa y un cuscús de cordero que deseábamos tener la ocasión de poder probar. El camarero ex-residente de Magaluf me reconoce y procedemos a quitarnos esa espina clavada. La comida bien, aunque no excelente. Definitivamente “a la milanesa”, consistente en condimentar con azafrán, no es mi variante favorita de risotto. Al pasar por caja nos ofrecen un chupito de limoncello que me recuerda que tengo en casa dos botellas sin abrir y algo habría que hacer al respecto. ![]() ![]() ![]() Tenemos margen como para disfrutar de una siesta de una hora en la habitación mientras el Barça pierde sorpresivamente en casa contra Las Palmas. De nuevo en pie, volvemos a la calle para localizar la parada de metro de Zara. Por el camino, sucumbimos al segundo Toffee Nut Latte del día en otro local de Starbucks. Al igual que en el de Milano Centrale, aquí tampoco aceptan la app para sumar puntos por fidelidad. ![]() El andén de la línea M5 se llena pronto de bufandas y gorros rossoneri. Muchas paradas después, los repletos vagones del tren se vacían en la estación y se presenta ante nosotros el Estadio de San Siro… o su espíritu, quizás. La invasiva niebla lo ha cubierto todo y no podemos ver más que las luces de las torres entre la penumbra. El sistema de puertas y accesos es algo caótico y vemos peligrar poder llegar a tiempo para el pitido inicial, pero tras varios rodeos y una larga subida a pie llegamos a nuestros asientos 5 minutos antes de que el balón eche a rodar. ![]() ![]() El estado es imponente y el ambiente es tremendo. Desde nuestra posición no acertamos a ver dónde están resguardados los aficionados más acérrimos, pero sus incesantes cánticos resuenan y toda la grada los acompaña. Vuelvo a sentirme como el adolescente al que fascinaba ese Milán arrollador que puso fin al Dream Team de Cruyff y me acuerdo del mayor futbolero que jamás he conocido, que no es otro que mi difunto padre. Tras 20 minutos con un inicio fuerte seguidos de un juego algo irregular, Álvaro Morata marca el primer gol de la noche en la portería más cercana a nuestra lejana posición. ![]() ![]() ![]() Al filo del descanso, ante un Empoli que opone poca resistencia y de nuevo en la meta más cercana llegaría el segundo tanto, obra del Reijnders. Cuando llega la media parte la visibilidad ha empeorado hasta una situación límite, en el que tenemos dificultades para distinguir la acción en nuestra mitad del césped y ya es un ejercicio de absoluta imaginación en la otra mitad. Con el descanso y la mayoría de aficionados refugiándose del frío y buscando alimento en las tripas del estadio, todo ese vapor de agua se disipa y volvemos a distinguir el verde. Pero empieza la segunda parte, vuelve el vaho del público y en pocos minutos solo sabemos que el Milán se aproxima al área contraria por el griterío de la gente. ![]() La experiencia alcanza cotas tan ridículas que tomo una decisión inaudita: a falta de media hora de juego le digo a L que por mí la broma ya está hecha y podemos marcharnos cuando quiera. Y según iniciamos el descenso por las escaleras hasta el vomitero más cercano, mejora la visibilidad del área lejana y Reijnders marca desde fuera del área el tercero y que acabaría siendo último gol de la noche. Así que pese a todo, no nos perdemos nada. ![]() No somos los únicos que hemos pensado lo mismo, ya que en el camino de regreso a la estación de metro nos acompañan no pocos aficionados que también creen que no vale la pena seguir pasando frío y penurias. Atravesamos la zona de pizzas, hamburguesas y merchandising oficial -a 25 euros los gorros y 20 las bufandas se me pasa rápido la tentación- y nos metemos en el subsuelo en busca de temperaturas más agradables. La notificación del móvil nos avisa de que el partido ha terminado tal cual lo habíamos dejado cuando ya estamos a medio camino del regreso a casa. El plan perfecto. ![]() Nuestra última cena en Milán, sin ganas de volver a sentarse en un local ni alejarnos de hotel, no podía ser en otro sitio. Efectivamente, otra vez hacemos gasto en San Giorgio esta vez para subir a la habitación sendas pizzas de atún y diavolo, y una nueva porción de ese cheesecake del demonio que disfrutamos anoche. En la comodidad de nuestro cuarto hacemos desaparecer la comida y nos metemos en la cama, con la tranquilidad que da saber que tenemos toda la próxima mañana libre para ducharnos, recoger nuestras cosas y abandonar la habitación. Una tranquilidad así debería venir acompañada de un relajante descanso, pero las elevadas voces que se oyen hasta las 3 de la madrugada en alguna habitación cercana no opinan lo mismo. Menos mal que mañana no hay que madrugar. ![]() Etapas 4 a 6, total 6
1 de diciembre de 2024
Bien está lo que bien acaba. Y esta escapada por ahora ha cumplido las expectativas, así que para qué arriesgarse a que se tuerza. Hoy despertamos en nuestra habitación del Biocity Hotel con el único objetivo de llegar a tiempo al Aeropuerto de Malpensa y coger nuestro vuelo de vuelta de las 15:25. Y menos mal que tenemos todo ese margen, porque ayer dormir supuso todo un reto hasta las 3 de la madrugada debido a unos ruidosos vecinos que decidieron que la noche es para levantar la voz. En lo que L se despereza, bajo al cercano Carrefour Express a por un par de bebidas para el mediodía y visito la cafetería cercana con mejor aspecto para llevarme dos latte macchiato “a portare via”. Sigue el frío tras el que respiro aliviado cuando regreso al ascensor del hotel. No nos aguantamos las ganas de esperar hasta la noche para saber qué ha ocurrido con nuestro video podcast favorito. A las 10 de la mañana y coincidiendo con su publicación, comenzamos a ver el nuevo episodio de Quieto Todo El Mundo en el que Facu Díaz y Miguel Maldonado, esta vez sin público, explican porque sus funciones en el Teatro Pavón de Madrid han sido repentinamente canceladas. Al parecer la querencia de los responsables del teatro por los actos de la extrema derecha han tenido gran parte de culpa de que se hayan ido al traste nuestros planes de atender a una nueva grabación dentro de dos semanas. Abandonamos nuestro hogar temporal y, de nuevo cargados con nuestras mochilas, caminamos por última vez hasta la Estación Central. Encontramos aquí la solución para nuestro almuerzo del día, con las riquísimas hamburguesas y patatas fritas del Five Guys de la planta superior. Previamente hemos cogido ya nuestros billetes para el Malpensa Express de las 12:55. Con la misma puntualidad de siempre y tras validar el billete a los pies de propio andén, el tren lleno hasta los topes provocando que al revisor casi no le de tiempo de comprobar todo el pasaje antes de llegar al destino. ![]() ![]() En la frenética y caótica terminal del Aeropuerto de Malpensa no nos resistimos a despedirnos con un último helado de pistacho, esta vez en los mostradores de la cadena Venchi. Luego vamos mirando con superioridad a los turistas que compran ensaimadas en el Aeropuerto de Palma. En fin, la hipocresía. ![]() El avión sale puntual y por desgracia no tenemos asientos de ventanilla, ya que de tenerlos podríamos haber disfrutado en todo su esplendor de unas cumbres nevadas a las que desde nuestras butacas de pasillo apenas nos podemos asomar. Tocamos tierra dos horas después y regresamos de nuevo al hogar de la sobrasada, la ensaimada y estos dos modestos viajeros. Se acabó Milán. Toca empezar a pensar en qué será lo siguiente. ![]() Etapas 4 a 6, total 6
Transporte
Vuelos de ida entre Palma de Mallorca y Milán con escala en Barcelona para la compañía Vueling. 43,98 € Vuelos de vuelta directa entre Milán y Palma de Mallorca para la compañía Ryanair. 47,98 € Billetes de tren del Malpensa Express entre el Aeropuerto de Milán Malpensa y la Estación Central. 26,00 € Trayecto de metro entre las estaciones de Sondrio y Duomo. 2,20 € Trayecto de metro entre las estaciones de Duomo y Sondrio. 2,20 € Trayecto de tren entre las estaciones de Milano Centrale y Bérgamo. 12,00 € Trayecto de tren entre las estaciones de Bérgamo y Milano Centrale. 12,00 € Trayecto de tren entre las estaciones de Milano Centrale y Como San Giovanni. 12,00 € Billetes de ida y vuelta para el funicular entre Como y Brunate. 13,20 € Trayecto de tren entre las estaciones de Como San Giovanni y Milano Centrale. 12,00 € Billetes de tren del Malpensa Express entre la Estación Central y el Aeropuerto de Milán Malpensa. 26,00 € Alojamiento Habitación doble para cuatro noches en el Biocity Hotel cercano a la Estación Central. 487,80 € Actividades Free tour por Milán reservado a través de la plataforma Civitatis. 20,00 € Entradas Fast Track para visitar las terrazas del Duomo. 63,00 € Visita guiada a La Última Cena de Da Vinci a través del portal VivaTickets.it. 48,00 € Entradas en la grada superior de San Siro para el AC Milán - Empoli de la Serie A. 48,00 € Restauración Dos pizzas para llevar en San Giorgio Ristorante-Pizzeria. 14,00 € Desayuno en el McDonald's de la Plaza del Duomo. 7,30 € Comida en un local de la cadena Miscusi. 34,89 € Helados en Chocolat. 7,50 € Cafés en Amaretto Caffè. 4,10 € Cena de batalla en un Carrefour Express. 11,62 € Desayuno en T-Bakery de Bérgamo. 18,10 € Menús de mediodía en T-Bakery de Bérgamo. 25,50 € Café, bollería y McFlurry en McDonald's de Milano Centrale. 6,81 € Cena en local de San Giorgio Ristorante-Pizzeria. 56,00 € Desayuno en Starbucks de la Estación Central. 16,00 € Comida en San Giorgio Ristorante-Pizzeria. 45,00 € Cena para llevar en San Giorgio Ristorante-Pizzeria. 19,00 € Comida en Five Guys de Milano Centrale. 29,15 € Helados en Venchi del Aeropuerto de Milán Malpensa. 12,70 € TOTAL (2 personas) 1184,03 € Etapas 4 a 6, total 6
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