Salimos temprano de Luxemburgo para no llegar muy tarde a París. De camino, paramos en Reims para ver su catedral, otro de los mayores exponentes del estilo gótico. Está en proceso de restauración.
De nuevo en París. Habíamos reservado un apartamente en Les Halles, con un pequeño problema, que era un sexto sin ascensor (el anuncio decía quinto, pero una vez allí que íbamos a hacer). Lo reservamos cuando estábamos en Ámsterdam, y con tan poco tiempo, no pudimos elegir mucho. Eso sí, teníamos parking privado y la ubicación era muy buena, junto a la calle Montorgueil. Conducir por el centro de París es de locos (y vivimos en Madrid, que también tiene lo suyo, pero no es comparable).
Era mi tercera vez en París (Cecilia ha estado muchas más), y teníamos algunas visitas ineludibles que habíamos aplazado en otras ocasiones por distintos motivos. La mayor parte de los edificios y museos emblemáticos de la ciudad ya los habíamos visitado, y teníamos 3 días para disfrutar de París sin prisas ni agobios. Nuestro primer destino fue la Sainte Chapelle. De camino vimos los edificios de la Samaritaine, y de nuevo, el Sena.
La Sainte Chapelle está en obras, las vidrieras verticales del fondo están tapadas, lo que desmerece un poco la visita, pero aún así es uno de los lugares más bonitos de París.
Otra vez en Notre Damme, la iglesia más bonita que he visitado.
Continuamos paseando hasta el museo Pompidou, donde empieza el boulevar Les Halles, el mayor boulevar peatonal de París y de los mayores de Europa. Acabamos en la calle Montorgueil, muy animada todos los días a cualquier hora, con bares, restaurantes, tiendas de quesos, vinos, panaderías.
El jueves comenzamos paseando por el barrio del Marais, desde la plaza de la República hasta la Place des Vosgues, viendo sus calles e históricos hoteles. En la plaza está la casa de Victor Hugo.
Continuamos hasta Ile Saint Louis. Cruzamos el Senna hasta el instituto del mundo árabe, y desde ahí fuimos al barrio latino, desde el antiguo anfiteatro hasta la plaza del Panteón, donde se encuentra la bonita iglesia de San Esteban del Monte. En el Panteón, el reconocimiento de la patria a los grandes hombres, están las tumbas de personajes ilustres de la historia francesa.
Cruzando los edificios de la Sorbona llegamos a la zona comercial del barrio latino, donde las estrechas calles están repletas de tiendas y restaurantes, y los famosos Bouquinistes junto al río.
Por la tarde visitamos el barrio de San German des Pres, fuimos hasta los jardines de Luxemburgo, donde está el Odeón y el Senado, y visitamos la iglesia románica de San German des Pres. La iglesia de San Sulpicio estaba completamente en obras.
Teníamos pensado hacer un paseo en barco, e hicimos tiempo por los alrededores del Louvre, es magnífica la armonía de los edificios de esa zona.
El barco salió antes de anochecer, y pudimos ver la Torre Eiffel en el momento que la iluminaban.
Comenzaba nuestro último día en París, y nos dirigíamos a la Place de la Ópera. Como este año no fuimos a Monmartre, nos tuvimos que contentar con verlo a lo lejos.
Junto a la Ópera están las galerías Lafayette, merece la pena entrar a ver el majestuoso edificio donde se encuentran. En esta zona de la ciudad se puede apreciar perfectamente la arquitectura de Haussman, donde la altura de los edificios es proporcional al ancho de las calles, y los edificios presentan balcones en la primera y última planta y una cubierta con tragaluces. La plaza de la Ópera es uno de los mejores ejemplos.
Continuamos por la Place Vendome hasta la iglesia de la Madeleine.
Después de un descanso en la Concordia, donde ya no está la noria, continuamos caminando hasta la Torre Eiffel. Ahora sí, no nos quedó más remedio que volver en tren, las piernas ya no aguantaban más.
Pasamos la tarde comprando algunos recuerdos por Notre Damme y Les Halles, agotando las últimas horas de las vacaciones. Lo bueno de París es que cada vez que te apetece un gofre o un crepe tienes alguien que te lo ofrece.
Con esto finaliza nuestro viaje después de 22 días y 5.300 km. al volante por 6 países, 10 alojamientos diferentes y algunos kilos de más. Al día siguiente nos tocaban 1.300 km. entre París y Madrid, recordando los mejores momentos de este maravilloso viaje y con el subconsciente trabajando ya en la próxima aventura.
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