Safari Kenya y Zanzibar. Agosto 2007 ✏️ Blogs de Kenia

Esta mañana hemos vuelto a quedar con los beach boys para ir al sur de la isla a bañarnos con los delfines. Karembeu se ha ido a otra excursión y con nosotros ha venido Chiquito. El chico es muy divertido, es un humorista nato, está todo el rato hablando y contando chistes e historias, pero como guía me gusta más Karembeu, más serio y responsable, nos explica más cosas importantes y no tanta chorrada, aunque nos lo hemos pasado muy bien con él.
Esta excursión ha sido la que menos nos ha gustado, aunque no haya estado del todo mal. El caso es que para ver los delfines hemos ido en barca a alta mar, cuando los hemos visto nos hemos tirado con las gafas y el tubo para bañarnos con ellos, pero se asustaban y salían corriendo, así que teníamos que ir subir a la barca ( lo que era bastante complicado) y volver a buscarlos. Cuando los veíamos, otra vez a tirarnos, se asustaban y se iban, y así todo el rato. Encima la barca cuando estaba parada se movía un montón y nos hemos empezado a marear todos, uno a uno. Alguno que otro hasta a vomitado y le hemos dicho que nos llevara a la playa, que ya teníamos bastante por hoy.


En la playa nos hemos recuperado tomando el sol y bañándonos un rato y en la orilla hemos visto lo más interesante del día: 3 tiburones muertos en la arena que acababan de pescar. Nos hemos quedado de piedra… y pensar que allí donde hemos estado bañándonos con los delfines también podía haber tiburones!!! Aunque Chiquito decía que esos tiburones no atacan pero solo ver esa dentadura acojona. Sobretodo uno impresionaba un montón porque medía casi 2 metros, era enorme y gordo, lo hemos tocado y tenía la piel suave por un lado y por el otro parecía papel de lija. La barriga estaba blandita y tenía una boca enorme.
Después de comer en otro restaurante a pie de playa hemos ido al bosque de Jozani a ver los monos colobos rojos, una especie de monos con el lomo rojo típicos de la isla. La excursión esta del bosque ha sido un poco flojilla porque solo hemos visto los monos en un árbol haciendo monerías, sobretodo una mamá con su cría colgada en su lomo pero en 10 minutos lo hemos visto.

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Este ha sido un día un poco triste aunque especial, ya que era nuestro último día completo en Zanzíbar. Nos hemos pasado el día en el hotel, de la playa a la piscina, de la piscina al bar, etc. Dando un paseo hemos llegado al poblado de al lado del hotel a ver que cosas vendían. Hemos comprado un cuadro de 2 masais saltando a uno que los estaba pintando allí mismo y nos lo ha dedicado. Caminando por la arena hemos podido ver otros hoteles probablemente más lujosos que el nuestro pero estaban todos vacíos, no había casi nadie. En cambio el Kiwengwa tiene mucho ambiente, con los poblados al lado y un montón de gente en la playa para venderte de todo. Aunque se hacen un poco pesados por venderte algo son gente muy maja y agradable.


Cuando hemos vuelto al hotel han empezado un partido de fútbol los españoles (nosotros) contra los beach boys y algún masai, ha sido divertido aunque hemos perdido.
Al finalizar el partido nos hemos ido todos a comer al buffet del hotel. Después de comer he ido a ver a la Pepa, una mujer que se dedica ha hacer trencitas y tatuajes de henna. La pobre llevaba toda la semana llamándome para que me hiciera un tatuaje y le dije que me lo haría el último día, no puedo romper mi palabra, así que me ha hecho en el pie uno muy chulo por 5 dólares. Después hemos comprado en la tienda del masai Bonifacio unas pulseras porque la verdad es que hemos pasado muy buenos ratos charlando con él toda la semana y se lo merecía.
Así hemos ido pasando la tarde hasta la hora de cenar que teníamos cena romántica en el Pontile, el restaurante de la playa que después es la discoteca.


Es una cena que nos invitaba el hotel a todas las parejas que estábamos de luna de miel, aunque nosotros llevamos un año casados tenemos la suerte que en nuestra agencia de viajes siempre nos ponen como recién casados y la verdad siempre recibimos algún detalle del hotel.
La cena consistía en marisco de todo tipo, vino, pastel, música chill out y un ambiente muy romántico, pero en cuanto hemos acabado nos hemos ido a la playa a despedirnos de Karembeu y Chiquito que organizaban una fiesta de despedida con cantantes africanos y todo. Allí hemos pasado el rato despidiéndonos de todo el mundo, de los masais, de los beach boys y de toda la gente que hemos conocido. La verdad es que daba mucha pena la despedida porque en este viaje hemos tenido mucho contacto con la gente del lugar. Me ha sorprendido África, sus paisajes y sobretodo su gente. Nunca había estado tan a gusto charlando con la gente del lugar. África engancha!!!!

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Por fin estamos en el avión, aún no ha despegado pero ya estamos dentro. Nos han levantado a las 5 de la mañana porque decían que el avión se había adelantado a las 9:30h, pero después de estar 4 horas en el aeropuerto esperando todos como borregos, apilonados, sin aire acondicionado ni sitio para sentarse, el avión sale como estaba previsto al principio, a las 11:45h. Lo fuerte es que ya nos lo avisó Karembeu que era mentira, siempre hacen lo mismo para sacarnos pronto del hotel y que les dé tiempo a limpiar las habitaciones para los que llegan.
Encima en el aeropuerto te piden pasta por todos los sitios, y eso que hay carteles que pone que no se aceptan propinas para los trabajadores, pero aún así te piden para no abrirte las maletas, para no registrarte, para todo. Yo he dado una vez pero cuando han seguido pidiendo me he negado y cabreada he dicho que no le pensaba dar nada, que hiciera lo que le diera la gana. Mi marido se ha enfadado conmigo por no darle nada porque dice que podrían haber metido algo en la maleta como droga y decir que era mía. Yo no había pensado tan mal como mi marido y por suerte no pasó nada de nada.
Para colmo cada vez que tenías que ir al lavabo tenías que pasar otra vez el control con su respectiva cola, la cual tuvo que hacer mi marido varias veces porque justo el último día le entraron diarreas, creemos que fué del marisco de la última cena aunque a mí no me afectó. Finalmente he tenido que pegarme una carrera hasta el avión para coger 2 asientos juntos porque no estaban numerados y mi marido no estaba como para correr. Así que por lo menos toda esta experiencia del último día nos hace echar de menos nuestra casa por primera vez en todo el viaje, lo cual es positivo ahora que estamos a punto de regresar a nuestra monótona vida.

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