VISITA A PAPÁ NOEL. UNA SEMANA POR FINLANDIA Y ESTONIA ✏️ Blogs de FinlandiaINCLUYE VISITA A HELSINKI, ROVANIEMI (CASA DE PAPÁ NOEL), OULU, SAVONLINNA, PORVOO Y TALLIN (ESTONIA)Autor: Ruth81 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (13 Votos) Índice del Diario: VISITA A PAPÁ NOEL. UNA SEMANA POR FINLANDIA Y ESTONIA
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Etapas 7 a 9, total 9
Después de sacar partido al desayuno del albergue, cogemos el coche y ya que estamos allí, exploramos la ciudad de Lappeenranta. Básicamente vemos la iglesia que está en el centro de la localidad porque llueve bastante, pero hemos leído que en verano la ciudad está bastante animada, hay un castillo de arena gigante y también hay cruceros por los lagos. De hecho, el lago más grande de Finlandia se extiende ante el puerto de Lappeenranta.
Desde allí teníamos todavía un buen trecho (150 km) hasta nuestro siguiente destino: Porvoo, una encantadora ciudad medieval. Mucha gente hace una excursión de un día desde Helsinki hasta Porvoo (está a unos 40 minutos en coche). A nosotras nos pillaba de camino, aunque en algunos tramos tuvimos que ir a 80, 70 o incluso 60 km/hora por los radares y por el tráfico, que ya de por sí la gente conduce despacio. Lo más emocionante del viaje fue cuando un alce de casi dos metros de altura se cruzó por la carretera, a pocos metros del coche. ¡Vaya bicho más grande...! Afortunadamente, la gente allí está acostumbrada y gracias a un camionero que nos dio las luces largas ya íbamos advertidos de que algo pasaba!! Llegamos a Porvoo y aparcamos en zona azul (1 hora- 2 euros), no había otro remedio. La ciudad, la segunda más antigua de Finlandia, es muy bonita, merece la pena acercarse hasta allí. El casco antiguo está repleto de casas de madera de diferentes colores y de calles adoquinadas. Uno de los puntos turísticos de Porvoo es su catedral de piedra y madera. Allí las catedrales no tienen nada que ver con lo que estamos acostumbrados en España, pero bueno, tiene su encanto, sobre todo porque sufrió un incendio en 2006 y se percibe cómo algunas zonas se han reparado y otras se continúan restaurando. Justo enfrente nos hicimos otra foto con un monumento en el que se puede leer 'follo for finland'. Imaginamos que el significado no tiene nada que ver con lo pensabamos, pero nos hizo gracia. Lo que no hay que perderse en Porvoo son las casitas de color rojo que están junto al lago. Es la imagen más típica de la ciudad, aunque ese día el tiempo no acompañaba mucho para sacarlas el mejor partido. El tiempo se nos echaba encima y teníamos que regresar a Helsinki, dejar el coche y coger el ferry a las cinco de la tarde rumbo a Estonia, a Tallin. Así que nos pusimos en marcha... y echamos gasolina al coche, que allí es carísima. 36 litros nos costaron 50 euros. Estaba a 1,37 euros/litro aunque también la vimos a 1,44. El diesel estaba entre 1,11 y 1,14 euros/litro. El billete del ferry lo reservamos a través de internet. Hay varias compañías, como Linda Line o Vicking Line, y también varios precios y horarios, por lo que conviene comparar. Mucha gente cruza desde Helsinki a Tallin a hacer las compras semanales en el supermercado porque allí todo es muchísimo más barato, aunque el chollo se les acabará pronto ya que Estonia va a entrar pronto en la zona euro. El tiquet ida/vuelta nos costó 43 euros a cada una, aunque si vas y vienes en el día sale algo más barato. El viaje dura 90 minutos y aunque no nos mareamos, había tramos en los que parecía que el mar se iba a tragar el catamarán. En Tallin también nos alojamos en un hostel, en uno que encontramos por internet que estaba situado en el casco histórico (en la calle Uus), a menos de 15 minutos andando desde el puerto. La verdad es que acertamos de pleno porque estaba genial y era muy acogedor. Nos dieron una habitación para las cinco. ¿El precio? 68 euros por dos noches; es decir, a menos de 7 euros la noche cada una. No pudimos evitar echarnos a reir cuando nos dijeron la cantidad...acostumbradas a los precios que manejan en Finlandia esto está tirado de precio!! Vamos, que la habitación te cuesta casi lo mismo que un cubata! Para cenar, nos habían aconsejado ir a uno de los restaurantes medievales que hay por el centro, al OLDE HANSA. Reservamos por teléfono y hasta allí fuimos caminando, descubriendo una ciudad que nos dejó desde un principio con la boca abierta y que tenía un ambiente y una fiesta que no vimos ningún día en Finlandia. También hay que decir que coincidió que era sábado y la gente estaba animada. Os recomendamos también este restaurante. Después de la comida de OULU, este fue el segundo y último capricho que nos dimos en este viaje. La carta la tienen en castellano y los camareros también lo hablan, así que por ahí no había problema. El problema estaba en qué elegir porque la carta era enorme, y todo era muy apetitoso. Al final nos decidimos por probar oso (sabía como la carne guisada normal), salmón preparado de dos maneras distintas, arenque, un plato vegetariano...Vamos, que nos pusimos las botas. Lo acompañamos con cerveza negra con miel, que estaba deliciosa. Al final sobró algo de comida y nos gastamos unos 20 euros cada una. Ah! Por cierto, la moneda de Estonia es la corona (1 euro- 15 coronas), aceptan euros en la mayoría de los establecimientos, aunque a veces el cambio te lo dan en coronas. De todos modos, para ir solo un día conviene pagar con tarjeta de crédito para no tener que cambiar dinero. Etapas 7 a 9, total 9
Dedicamos el día completo a visitar Tallin, la capital de Estonia, una ciudad que bien merece la pena una visita. Es más, probablemente algún día repitamos y volvamos a aparecer por allí. Si la primera impresión, viéndola de noche, ya fue buena, por el día también nos quedamos maravillados con su casco viejo. En el centro de esta zona antigua se sitúa la plaza del Ayuntamiento (Raekoja plats), muy amplia pero a su vez acogedora. Es el centro vital de Tallin. Su Ayuntamiento es el único de estilo gótico que queda en el norte de Europa. Al parecer se puede visitar por dentro, pero como fuimos en domingo, estaba cerrado.
Vista la plaza del Ayuntamiento, lo que nosotras aconsejamos es perderse por sus calles, repletas de edificios históricos que, en general están bien conservados. Además de visitar la farmacia del Ayuntamiento (abierta desde 1422) también nos acercamos a la iglesia del Espíritu Santo y a la iglesia de San Olaf. Allí, hay que subir 258 peldaños hasta llegar a la parte alta de la iglesia. La verdad es que cuesta subirlos, terminamos agotadas, pero las vistas de Tallin (parte moderna y parte antigua) desde la parte de arriba hacen que merezca la pena ese esfuerzo. La entrada para poder subir cuesta 2 euros (con carné de estudiante, 1 euro). Cerca de la iglesia está también la antigua jefatura de la KGB (calle Pikk, 59). Allí por supuesto no pone nada y nos costó encontrar el sitio. Lo curioso es que en el edificio las ventanas de los sótanos están selladas, y esto se hacía para mantener la privacidad de los interrogatorios. Nos acercamos también a otras iglesias, como la católica de San Pedro y San Pablo. También visitamos la zona de Toompea y para pasar, atravesamos la puerta de la torre. Se sube por una calle empedrada que se llama Pierna larga. Cuando llegas arriba, te das cuenta de dónde el curioso nombre. Justo detrás de la imagen de la pierna larga se enceuntra la catedral de Alejandro Nevski (ortodoxa rusa). Nos encantó por fuera y por dentro nos impresionó bastante, la verdad. Había mucha gente rezando y era curioso. Mucha gente que visita Finlandia aprovecha que cruza a Tallin para hacer las compras del viaje. Aunque vimos todo (también hay ropa cara, como en todos los sitios) la mayoría de las cosas están allí más baratas. Ese día fuimos a un mercado a hacer las compritas (básicamente gorros) y como se nos hizo tarde acabamos comiendo en un Hesburguer. Es una cadena de comida rápida finlandesa que también ha llegado Tallin, y comimos un menú estupendo por 3,48 euros. ¿Alguien da algo más barato? En la guía que llevábamos nos recomendaban visitar el parque Kadriorg, que está bastante lejos del centro. Como no teníamos prisa, echamos a andar pero a medio camino nos dimos la vuelta porque estaba demasiado lejos. Se puede coger el tranvía 1 ó 3, pero como era domingo, justo esos tranvías nos funcionaban. De todos modos, por el camino vimos unas plazas muy chulas. El resto de la tarde lo dedicamos a seguir paseando por el centro, tomar un chocolate calentito en una cafetería del centro (3 euros, nos pareció caro), hacer unas compras en el super y preparar la cena en el albergue. Etapas 7 a 9, total 9
El viaje poco a poco está llegando a su fin. A las diez de la mañana cogemos el ferry de regreso a Helsinki. En esta ocasión, el catamarán está mucho mejor que el de la ida, es más grande, no se movió nada durante el viaje y encima tenía wifi gratis, aunque sólo en la zona de Estonia. Fue llegar a aguas finlandesas, y desapareció la conexión!
Era nuestro último día en Helsinki antes de volver a casa, así que lo dedicamos a visitar lo que todavía nos quedaba pendiente. Dejamos las mochilas en las taquillas de la estación de ferries y fuimos a la terminal donde parten los barcos a la isla de Suomenlinna (está allí mismo, en la Kauppatori -plaza del mercado- a unos 5 minutos de donde nos dejó el ferry). El tiquet (ida y vuelta) cuesta 6,80 euros y hay que sacarlo en unas máquinas expendedoras que hay junto a los barcos, que salen prácticamente a cada hora. El barco iba a rebosar y te dejan salir a cubierta. Aunque hacía un poco de frío, aprovechamos para hacer unas fotos. La isla de Suomenlinna se encuentra a 15 minutos de Helsinki. Es una fortaleza situada sobre varias islas y que fue fundada en 1748 para protegerse de los rusos. Ahora, dicen, es un tesoro cultural y de hecho está declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. La isla no está mal, pero nos esperábamos otra cosa, la verdad. Quizás es que no elegimos bien la época del año para verla (en verano con sol tiene que ser agradable y en invierno con nieve también tiene que tener su encanto) y aunque existen visitas guiadas, cuando fuimos eran sólo los fines de semana. En verano sí hay a diario, pero en inglés. Así que decidimos recorrer la isla por nuestra cuenta. Es fácil orientarse porque hay rótulos en azul que te guían de un lado a otro. También hay un Centro de Información de Visitantes, varios museos, restaurantes, un supermercado y hasta un albergue de Hi Hostel. Entre otros lugares, visitamos la iglesia de Suomenlinna, el patio de armas y el Kustaanmieka, que ofrece una vista de los bastiones originales y de la línea de defensa costera. Esta zona, junto al mar, nos gustó mucho. La visita la terminamos en la Puerta del Rey, que es el símbolo de Suomenlinna. Una hora y media después de llegar allí cogimos el ferry de vuelta a Helsinki. Queríamos aprovechar nuestras últimas horas allí para hacer algunas comprillas, visitar el supermercado para llevar algo de salmón y de reno a casa y acercarnos al bar de hielo (ICE BAR), que se encuentra muy cerquita de la estación de trenes. A pesar de que ponía en la puerta que abría desde las cuatro de la tarde, eran las cinco y estaba cerrado, así que también nos quedamos sin verlo. Una lástima porque tenía que ser curioso!! ah! Coincidió que ese fin de semana había cambiado la hora... (último fin de semana de octubre) y anocheció a las 4 de la tarde!!! Esa noche también dormimos en el Eurohostel, que como os dijimos está más o menos cerca del centro y se puede ir andando perfectamente. Al dia siguiente, cogíamos el avión al mediodía (13.30 horas) así que pudimos volver a disfrutar de una nueva sesión de sauna, que nos encantó! Para ir al aeropuerto hay que coger un bus junto a la estación de tren. Es la línea 615 y te lleva directamente allí. El viaje nos costó 4 euros. Y aquí concluyen nuestras vacaciones por Finlandia y Tallin. A buen seguro que nos dejamos cosas por ver, y aunque Finlandia no era en general lo que no imaginábamos volvimos contentas. Creemos que en verano, con el calorcillo y con cruceros por la región de los mil lagos, tiene que ganar bastante y en invierno, para los que les gusta esquiar, también es un destino agradable. Pero una cosa está clara, hemos tenido la oportunidad de visitar a Papá Noel en la lejana Laponia. Y ese, junto a otros mil momentos de este viaje, quedarán en nuestra memora para siempre. Etapas 7 a 9, total 9
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