Etapa 3
Después del largo trayecto con Norway in a Nutshell, llegamos sobre las 9 de la noche a
Bergen.
Nuestro alojamiento estaba en una zona de antiguas casas de madera que se asomaban al puerto de Bergen, en el barrio de Stransiden.
Nos alojamos en la casa de un chico que encontramos a través de la página web del ayuntamiento de Bergen. Es una buena opción para quedarse en la ciudad y más económica que muchos hoteles. Además tienes una cocina para poderte preparar la comida.
Noruega es uno de los países más caros en el mundo, y poderse preparar un plato de comida sin tener que ir a un restaurante te permite ahorrar mucho dinero.
La casa era muy bonita y amplia, compramos un par de pizzas y cenamos. Luego salimos a dar el primer paseo por la ciudad. Eran las 11 de la noche y todavía había luz. Fue una experiencia rara. El sol no estaba pero no oscurecía.
Una cosa que nos sorprendió a lo largo de toda noruega, fue que en los grandes ventanales que tienen las casas no ponen cortinas o persianas que te permiten oscurecerlas. Durante el verano austral hay luz casi todo el día y dormir con luz no es muy agradable. Aconsejo llevarse mascarilla para los ojos.
Parece que en esta latitudes la gente echa tanto de menos la luz del sol que cuando llega no desechan ningún minuto de tiempo para empaparse en ella.
El día siguiente empezamos el recorrido por la ciudad. Dicen que Bergen es la ciudad más hermosa de Noruega, y lo confirmo. Vale la pena pasar un tiempo aquí…
Unas de las primeras cosas que nos dijo nuestro huésped fue que estábamos afortunados porque justo el día antes de llegar había terminado de llover, y que habían batido un nuevo record de lluvia. Llovió 100 días seguidos sin parar. ¡Increíble! Luego nos dijo el chiste que a todo turista cuentan. Es sobre un turista preguntándole a un niño si en alguna ocasión para de llover. "No lo sé," responde el niño, "sólo tengo 12 años".
Empezamos nuestra ruta por la ciudad bajo el sol y el calor…
Bergen es la segunda ciudad más grande de Noruega, y está rodeada por siete montañas. Es el puerto más importante del país y es la puerta de entrada a los principales fiordos noruegos.
Una de las partes más antiguas de la ciudad es el Bryggen. Una serie de antiguas casa de madera del siglo XVIII que se construyeron después de un incendio que destrozó los antiguos edificios medioevales.
Muchas de estas casas están en peligro de caerse y están punteadas con estructuras de acero que las mantiene en pies. En la parte inferior hay tiendas y bares.
Después del Bryggen, pasamos por el Mercado al aire libre del Puerto. Uno de los más importantes de noruega. Aquí se pueden comprar pescados de todo tipo. El famoso salmón noruego, las gambas de Bergen e incluso carne de ballena. Comimos aquí con un bocadillo de gambas… riquísimas.
Bergen es fácil de visitar y te puedes mover caminado por sus características calles, con las clásicas casas de madera de Noruega, sin problemas. Es una ciudad verde y las casas tienen muchas flores en las ventanas.
Uno de los puntos más visitado por los turistas y los habitantes de Bergen es la parte alta, la Montaña de Floyen. Se puede subir con una funicular o dando un paseo por un hermoso parque. Aconsejaría dar un paseo por el parque, siempre si el tiempo lo permite. No se tarda mucho en subir, y es un agradable paseo muy recorrido por los “Bergenianos”.
Una vez arriba se puede admirar una espectacular vista de la ciudad y del Fiordo de Bergen. Para bajar, lo mismo, o paseando o con la funicular que en pocos minutos te lleva hasta abajo. Lo interesante del paseo es que a parte del parque pasas también por zonas de la ciudad muy guapas.
Pasear por Bergen es muy lindo, te puedes perder por sus calles y puedes siempre descubrir cosas muy bonitas y sorprendentes.
Una cosa interesante y diferente que pudimos hacer en Bergen fue visitar el interior de un submarino. En los días que estuvimos allí estaban dos submarinos, uno alemán y otro ruso, que estaban descansando y repostando. Una tarde dejaron que la gente entrara en ellos para visitarlos. Fue una experiencia curiosa, sobretodo ver el interior de un submarino y ver como la tripulación puede vivir muchos meses en un espacio tan reducido.
Nos quedamos en esta hermosa ciudad sólo un par de días porque teníamos poco tiempo para hacer todo el recorrido de Noruega que pensábamos hacer… pero nos hubiésemos quedados más tiempo.
Etapa 4
Después de quedarnos unos días en Bergen, alquilamos un coche y partimos para recorrer la zona de los Fiordos Noruegos. La idea era salir de Bergen y llegar hasta Trondheim en 4 días recorriendo aproximadamente unos 800 km entre fiordos. Una vez en Trondheim devolver el coche. El alquiler de choces en Noruega es bastante caro, además el hecho de devolverlo en una ciudad diferente del origen nos salió bastante más caro. Nos salió 600€ para 4 días más gasolina. Categoría del coche: la más barata! Pero en esta forma evitamos volver a Bergen perdiendo tiempo y dinero. La idea era llegar hasta el lejano norte.
También hay que decir que para visitar los fiordos tienes que tener un coche. Sin un coche es muy complicado moverte por estas zonas.
Las etapas o lugares donde pernotar los veríamos durante el camino, aunque ya teníamos planeados los probables lugares de parada.
Primer día llegar hasta el Glaciar Jostedalsbreen, segundo día hasta Geiranger, tercer día hasta Alesund y el cuarto y último día llegar hasta Trondheim.
PRIMER DÍA
Salimos de Bergen hacia el norte. Después de salir de la ciudad en seguida nos encontramos con el increíble paisaje natural que nos acompañaría durante los siguientes días. Verde por todas partes, y agua. Agua que caía de las montañas, agua de los fiordos, agua de los ríos, agua de la lluvia… agua y más agua.
En Noruega no hay autopistas grandes, y sobre todo en la zona de los fiordos las carreteras normalmente siguen las curvas naturales de la geología del lugar. Esto implica que la velocidad que se puede alcanzar es muy reducida, además que hay múltiples controles de velocidad por todas parte. Mejor no superar los límites, las multas resultarían muy saladas.
El tiempo nos acompañaba, hacía sol y nada de frío. Después de unas bonitas horas recorriendo valles verdes al lado de pequeños lagos, llegamos a Aurland.
Desde aquí se entra en el Túnel Laerdal. Este es el túnel de carretera más largo del mundo y mide 24,5 km.
Para quien sufra de claustrofobia es una experiencia interesante...
El túnel es bastante ancho y en su interior tiene plazas y bastantes sitios para poderte parar. La cosa curiosa es que la luces en su interior son azuladas... Probablemente para relajar al conductor.
En esta zona de fiordos hay muchísimos túneles que te permiten recortar las distancias pasando por debajo de las muchas montañas.
Llegados al otro lado, en Laerdal, cogimos cogimos el primer ferri que nos permitiría cruzar nuestro primer Fiordo, el Sognefjorden, uno de los más grandes. Los ferris que te permiten cruzar los fiordos los hay muy a menudo, normalmente es uno que va y vuelve, y para cruzar un fiordo se tarda unos minutos. Hay que pensar que no hay prácticamente puentes que cruzan los Fiordos, y los noruegos usan los ferri en todo momento. Eso sí, hay que pagar cada vez que cruzas, y el trasborde te puede salir una media de 13 €, coche y dos personas.
Llegamos a Helia y desde allí seguimos la carretera hacía Fjaerland.
Fjaerland es un pequeño aglomerado de casas que está entre el principio de un pequeño fiordo y el Glaciar Jostedal y está rodeado de montañas nevadas. Aquí estamos en el Parque Nacional de Jostedal. El glaciar Jostedal es el glaciar más grande de la Europa continental. Desde aquí se llega en poco tiempo al glaciar y a las varias rutas que te permiten caminar por encima de sus lenguas de hielo.
Nos alojamos en una de las múltiples pequeñas cabañas de madera típicas noruega. El alojamiento decidimos buscarlo una vez llegados en el lugar sin reservar con anterioridad.
Las cabañas tienen cocina, y normalmente son para 4 o más personas.
Dejamos el equipaje y dimos un paseo por el pueblecito. Fjaerland es el pueblo de los libros y librerías. Había pequeñas librerías prácticamente en cada casa del aglomerado, además tenían libros expuesto en estantes en el exterior de las casas.
Para comer había muy pocos lugares, nosotros paramos en un supermercado antes de meternos en las aisladas carreteras de la zona. Era final de Mayo y no había nadie en el pueblo…
Etapa 5
SEGUNDO DÍA.
El siguiente día el tiempo empezó a empeorar, estaba todo nublado y llovía de vez en cuando.
Nos acercamos a los puntos de entrada al paseo por encima del glaciar, pero en este periodo no había nadie para poder acceder al glaciar, además el tiempo no lo permitía.
Como siempre es increíble ver un glaciar. Los colores azulados del hielo, las conformaciones nevadas y los sonidos del glaciar que se mueve. Como ya nos pasó en otras ocasiones nos quedamos fascinados por el espectáculo.
Después de volver al coche nos dirigimos hacia el norte. Nuestra nueva meta era llegar hasta el Fiordo de Geiranger.
Rodeamos las montañas y el gran glaciar hasta llegar a Olden, uno de los puntos más importantes para visitar el glaciar con excursiones guiadas.
Pasado Olden y Stryn nos dirigimos hacia el este para coger la carretera del Águila.
Mirando el mapa parece que los lugares están bastante cerca uno del otro, pero el mapa engaña, se tarda más de lo previsto para recorrer estas carreteras llenas de curvas.
La Carretera del Águila es un paso entre montañas nevadas. Este paso por muchos meses del año está cerrado al tráfico por nieves. Empezamos a subir por la carretera prácticamente desierta (en general en Noruega no hay mucho tráfico en ningún lado), incluso tuvimos que esperar que un grupo de ovejas se quitaran de ella. Llegamos a un punto de parada donde nos dijeron que ya más adelante no se podría seguir. La carretera parecía estar bien y decidimos seguir explorando la zona.
Estábamos rodeados de montañas nevadas, y ríos helados. Nos metimos unos kilómetros hacia el valle entre montañas, hasta que empezó a nevar con viento helado… decidimos entonces volver atrás y recorrer la carretera principal. Fue una pena no poder seguir, seguro que hubiese sido un camino increíble.
Volvimos por nuestro camino y después de unas horas de coche llegamos a Geiranger, el fiordo más bonito.
Aquí buscamos alojamiento en una de las cabañas de la zona con una increíble vista al fiordo.
Geiranger es un pequeño pueblo adosado a las montañas. Aquí termina uno de los fiordos más bonitos de Noruega. Por nuestra experiencia por los fiordos, la forma más espectacular para verlos es desde arriba. Desde abajo pierde un poco el sentido de las dimensiones y formas del fiordo.
En la parte baja del pueblo hay un pequeño puerto donde atracan los cruceros que cada día visitan el Geirangerfjord. El pueblo es muy pequeño y no hay mucho que hacer.
Nos alojamos en unas fantásticas cabañas con vista al fiordo, jardín por delante e incluso una barbacoa para cocinar. Las Cabañas de este tipo pueden salir unos 50-60 € la noche. Pero tienen cocina, fundamental en Noruega, y varias camas.
Después de visitar el pueblo nos relajamos en nuestra cabañita admirando el verde paisaje.